Control social – El negocio de la felicidad: “El desarrollo personal es un instrumento para la docilidad” – Entrevista a Jean-Christophe Ribot*

La felicidad de unos es la felicidad del neoliberalismo

Entrevista a Jean-Christophe Ribot

Jonas Schnyder*

CQFD, enero de 2023

Traducción de Correspondencia de Prensa, 20-2-2023

Este verano, el canal Arte [Cadena franco alemana] emitió el documental Le business du bonheur (El negocio de la felicidad)que cuestiona el movimiento de autoayuda y su contrapartida pseudocientífica, la “psicología positiva”. El documental, revela una poderosa ideología política que, lejos de limitarse a prácticas de bienestar en el peor de los casos inútiles, es una aliada ideal del neoliberalismo.

Hoy en día, en Europa, la imagen de la felicidad se refiere casi sistemáticamente a individuos optimistas, sonrientes, voluntariosos, activos y ambiciosos. Personas siempre positivas, que ven en cada desafío cotidiano la oportunidad de expresar lo mejor de sí mismas y que encarnan en todo momento el éxito profesional y personal. Detrás de estos arquetipos caricaturescos hay una corriente de pensamiento: la autoayuda. Según ésta, la felicidad es una elección y el individuo es el único depositario de los recursos interiores necesarios para ser feliz. Así, ante las dificultades (enfermedad, pérdida del empleo, depresión, agotamiento, etc.), sólo se trata de trabajar sobre sí mismo -y no de cambiar las cosas colectivamente- y, en consecuencia, de ver cada fracaso como una responsabilidad propia y única….

Aunque esta idea no es nueva, se ha convertido en una poderosa ideología política desde el éxito de la “psicología positiva” y su proyecto de hacer del desarrollo personal una disciplina científica. ¿A qué precio y con qué consecuencias?

A continuación la entrevista con el documentalista Jean-Christophe Ribot, que escribió y realizó el documental Le business du bonheur, junto con la periodista Claire Alet. Un documental que nos cuenta que esta visión de la felicidad tiene una historia, y que esa historia es profundamente política.

-¿Cómo surgió la idea de este documental?

Los discursos sobre la felicidad y el desarrollo personal están omnipresentes en el espacio público y mediático, en las librerías y en los eslóganes publicitarios. Sin embargo, si bien tenemos a nuestra disposición todas estas herramientas que dicen ofrecer recetas para hacernos felices, constatamos, por el contrario, el aumento del sufrimiento en el trabajo, la explosión de los burn-outs, el consumo de antidepresivos… El contraste es tan sorprendente que nos planteamos si existe una correlación, un posible vínculo de causa a efecto y, en caso afirmativo, cuál. ¿Se trata de herramientas para aliviar este malestar? En otras palabras, ¿el negocio del mercado de la felicidad se basa en la desolación ambiente? O, lo que es más pernicioso, ¿podría ser que los métodos de coaching y las herramientas de desarrollo personal acompañen en última instancia a una organización social nociva para el bienestar general? Al principio, nuestra mirada crítica se centró en la naturaleza a menudo muy superficial de esos libros y de lo que proponen. Pero su gran éxito plantea rápidamente una cuestión más profunda, más política: ¿qué nos indica sobre nuestra sociedad, en qué fundamentos se basa?

-¿Qué es ese “desarrollo personal” que pretende ser la clave de la felicidad contemporánea?

En los paradigmas del desarrollo personal hay dos principios que se encuentran constantemente. Por un lado, la necesidad de expresar lo mejor de uno mismo, revelando capacidades enterradas en nuestro interior de las que podríamos no habernos dado cuenta. Por otro, la necesidad de autenticidad, de un retorno a un “yo auténtico” que sólo puede afirmarse liberándonos de las ataduras de la sociedad. Pero, ¿cuál es ese “yo auténtico” que se libraría del fardo social? ¿Un regreso a los instintos? Esta pregunta ha ocupado a filósofos y psicólogos durante siglos, pero nunca se la plantean estos libros sobre la receta de la felicidad. Nos enfrentamos a conceptos que a menudo son huecos y que no cuestionan nunca, por ejemplo, la forma en que los códigos sociales moldean a los individuos, o cómo éstos nos permiten vivir en sociedad.

El desarrollo personal es fundamentalmente una forma de pensar individualista: ¿cómo puedo arreglármelas y ser feliz? No se trata de preguntarse si mi felicidad hará infelices a los demás. Ahora bien, ésta es una cuestión esencial cuando se vive en sociedad, sobre todo en una sociedad competitiva y desigual. Si bien algunos afirman que el desarrollo personal no nos impide pensar colectivamente, esto equivale a negar rápidamente el hecho de que esos discursos reiterados constantemente, que recentran a los individuos en sí mismos y que los conminan permanentemente a buscar en su interior la solución a sus problemas, los desvían, de hecho, del pensamiento político.

-¿De dónde viene este concepto de “desarrollo personal”?

“Históricamente, podemos situar el origen de este movimiento en los WASP 1 que salieron de Europa hacia Norteamérica con la esperanza de una vida mejor. Se encontraron en un país donde tenían todo por construir o conquistar. Eran religiosos, pero no esperaban que Dios les ayudara, tenían arraigada en ellos la convicción de que cada uno tiene en sus manos su propio destino y que su nuevo país, Estados Unidos, iba a nacer de las fuerzas liberadas por cada uno de ellos. Esta es realmente la raíz de lo que llamamos liberalismo, es decir, el rechazo del estatismo y la creencia en el superpoder de los individuos.

Los primeros libros que teorizaron esta idea en el siglo XIX hablaban de selfhelp (ayudarse a sí mismo). El título del primer best seller del pastor cristiano Norman Vincent Peale 2El poder del pensamiento positivo, fue publicado en 1952 y vendió varios millones de ejemplares tan sólo en Estados Unidos. En él, explica cómo los pobres pueden salir de la pobreza y hacerse ricos, que el destino de uno está en sus propias manos. De ahí surge el mito del hombre que se ha hecho solo. Este es el mito fundacional de Estados Unidos… y del desarrollo personal. Los casos más notorios se muestran como ejemplos, son objeto de biografías, literarias o cinematográficas, en las que se cuenta cómo tal o cual individuo salió de su humilde condición social para “triunfar”.”

-Sin embargo, ese self-made-man es la excepción que confirma la regla…

En efecto, es algo muy ilusorio: por cada persona que logra subir los peldaños de la escalera, ¿cuántas fracasan? La mayoría de los pobres siguen siendo pobres y los ricos se aseguran de que su riqueza y su poder se transmitan a sus descendientes. Evidentemente, no se plantea la cuestión de si el éxito social de unos no se basa, al menos en parte, en los fracasos de otros, o incluso en su explotación.

El corolario de la idea de que “tu éxito depende de ti” nunca se explica. Pero, sin embargo, la idea de que el destino de cada persona es responsabilidad suya implica que sus fracasos también lo son: “Si eres pobre, es porque elegiste serlo o porque realmente no tuviste la voluntad de salir adelante”. Es en este punto en el que ese precepto es ideológico. Es una ideología que evacua por principio las presiones y limitaciones sociales que pesan sobre los individuos. Una ideología que tiende a legitimar las desigualdades sociales y económicas existentes.

Martin Seligman 3, el fundador de la psicología positiva, lo reivindica sin ambigüedades. Uno de los estudios emblemáticos que cita tenía como objetivo el de comprender por qué algunas personas lograron superar la Gran Depresión en Estados Unidos en la década de 1930. ¿Y cuál es su respuesta? Esas personas tenían una gran fuerza de voluntad y eran optimistas, mientras que las que no lograron salir de la pobreza eran pesimistas. La cuestión de los determinantes sociales queda así evacuada.

-El documental se extiende sobre la “psicología positiva”…

Cuando creó esta disciplina a finales del siglo XX, Martin Seligman quería darle un aura y una base científica a la corriente del desarrollo personal, que hasta entonces había sido practicada principalmente por “coachs” autodidactas. Seligman, que era un psicólogo de renombre mundial en temas relacionados con la depresión, consiguió vender su concepto de psicología positiva y obtener financiación, principalmente de multimillonarios filántropos. Fundó una universidad, creó becas… Ahora, se pueden encontrar licenciaturas en psicología positiva en todo el mundo. Consiguió que se reconociera institucionalmente esta disciplina. Pero aunque haya querido basar su disciplina en la ciencia para diferenciarse de los coach, las herramientas concretas son, en realidad, fundamentalmente las mismas.

No obstante, hay que reconocer a Seligman su sinceridad y convicción, lo que no es necesariamente el caso de todos los coach para los que el desarrollo personal no es a veces más que un negocio. El proyecto de Seligman es político y él lo reivindica: es un auténtico liberal a la americana que cree que la clave de la humanidad radica en la fuerza de voluntad. Según esta ideología, cuanto más libre sea el individuo para emprender y realizarse, mejor será el mundo.

-La socióloga Eva Illouz se refiere a la “psicología positiva” como la ideología soñada del neoliberalismo 4

Esta afinidad entre liberalismo y desarrollo personal es particularmente evidente en el marco de las empresas. Es una forma de pensar que promueve un individuo eficiente, que se siente bien consigo mismo y, por lo tanto, rinde bien, lo que beneficia a la dirección. Fue precisamente en el mundo empresarial donde estos métodos fueron introducidos por primera vez en Europa. La psicología en los círculos académicos estaba históricamente muy arraigada en la herencia freudiana y, por tanto, era reacia a los métodos estadounidenses.

Hacer que la responsabilidad de los problemas recaiga sobre los propios individuos, convencerlos de que deben trabajar sobre sí mismos si tienen dificultades, si no rinden bien, si están en burn-out… es una forma de no cuestionar la organización de la empresa, la competencia económica, la presión sistémica a la que están sometidos los empleados e incluso el capitalismo en su conjunto.

-Un ejemplo concreto que usted plantea es la figura del “hapiness manager”…

El Chief Happiness Officer (CHO) es una nueva profesión, con un nombre autodespectivo, pero que finalmente se ha impuesto. El CHO es algo así como la mano derecha del DRH, pero de una manera más lúdica y afable. Organiza karaokes, aperitivos y desayunos. Pretende mejorar el ambiente de trabajo mediante momentos de convivencia, de relaciones no violentas, de encuentros deportivos, etc. No se puede decir que su trabajo sea directamente perjudicial, pero a menudo es una pantalla que desvía a los individuos de cuestiones más fundamentales relativas a la organización del trabajo o al papel de la empresa en la sociedad. Llevado al extremo, y es lo que se puede observar en la Silicon Valley en particular, uno de los efectos de estos entornos de trabajo que parecen ultra agradables y divertidos es la dedicación total de los empleados a su empresa. En ese contexto, el CHO tendría casi el papel de centinela, garantizando la adhesión de todos al positivismo y al buen humor.

En el lugar de trabajo, estas políticas se dirigen principalmente a los cuadros directivos. La razón por la que los directivos destinan tanta energía a hacer felices a sus empleados es, en parte, para que rindan al máximo, pero también para retenerlos, lo que se ha convertido en un auténtico reto para las empresas. No existe ningún programa de desarrollo personal en los almacenes de Amazon, donde la rotación es muy elevada y donde no supone un problema estructural para la empresa.

-Usted habla de los “gurús” del desarrollo personal y dice que todos cuentan la misma historia…

Para hacer la película, vimos una gran cantidad de videos de entrenadores y de entrevistas con estos entrenadores. Sistemáticamente, legitiman sus discursos no con diplomas, sino relatando experiencias de vida dramáticas: estuvieron en el fondo del pozo, perdieron su trabajo, quisieron suicidarse, los dejaron… A fuerza de voluntad, consiguieron salir adelante, lo que les da entonces derecho, a aconsejar a los demás. Para algunos, se trata de un negocio, o de la expresión de un egocentrismo muy acentuado, pero para otros, existe una voluntad sincera e inocente de pensar que pueden salvar a las personas revelándoles las capacidades ocultas que tienen dentro de ellas…

-En estos discursos, existe un marcado juicio moral contra emociones como la ira, la frustración, el miedo, la tristeza, etc. Son presentadas sistemáticamente como “negativas” pese a que son constitutivas del ser humano…

Cuando empecé a buscar en la iconografía del “desarrollo personal”, todo me recordaba al comienzo del guión de una película de terror. Entramos en la vida de una familia perfecta, siempre sonriente y feliz, amable, cariñosa. La familia ideal. Pero presentimos que esta felicidad demasiado perfecta encierra horrores que iremos descubriendo poco a poco….. Este es uno de los grandes problemas de la psicología positiva: categoriza las emociones “positivas” y “negativas” para instar a la gente a relegar o controlar estas últimas….

A propósito de estos sentimientos relegados, Eva Illouz nos recuerda que la ira es el fermento de la lucha social. Esas “emociones negativas” son también factores de emancipación que, en última instancia, permiten que la sociedad vaya mejor. Así, convirtiendo las emociones en indeseables, hacemos que quienes las sienten se sientan culpables y, más globalmente, contribuimos a una especie de pacificación social. Es algo que se puede percibir muy claramente en los open space de las empresas y las start-ups, donde el desarrollo personal se ha convertido en un instrumento para la docilidad. Si usted está enfadado, malhumorado o se muestra crítico, será visto muy negativamente y juzgado socialmente. Los trabajadores más estimados son los que no se quejan, los que siempre están a la altura, los que no critican y nunca se enojan.

-El rechazo de cualquier crítica, “negativa” en sí misma, combinada con esta continua conminación a ser feliz, es en definitiva muy violenta …

Es muy violento. Más aún para quienes se miran críticamente a sí mismos y son juzgados e incluso descartados. Este es uno de los aspectos más oscuros de la psicología positiva, que nos alienta a reprimir esas emociones llamadas “negativas” en lugar de ser conscientes de ellas y cuestionarlas. Al suprimirlas -y hacerse culpable y responsable por haberlas sentido- evitamos mirar los problemas de fondo, evacuamos cualquier crítica política y social del sistema en el que nos movemos. Los “psicólogos positivos” replicarán que no niegan las emociones “negativas”, que su método nos anima incluso a identificarlas y nombrarlas cuando las sentimos, y que han llegado a estimar que, para ser feliz, la proporción ideal entre emociones “negativas” y “positivas” debería ser de una a tres… Sin embargo, uno de los efectos de estos métodos, sobre todo a niel de la empresa, pero también en las redes sociales, es que la crítica, la tristeza y la ira se convierten en tabú. Y, una vez más, las herramientas propuestas pretenden ayudar al individuo a deshacerse de estas emociones “negativas” trabajando sobre sí mismo y no reflexionando más profundamente sobre el sistema…

-A nivel internacional, los Estados dan la impresión de haberse dejado convencer por esta corriente de pensamiento …

Lo que resulta bastante curioso es que los primeros gobiernos que adoptaron la psicología positiva son todos de derechas. Fue bajo Sarkozy en Francia, bajo Cameron en Inglaterra… Al principio, esta recuperación es una pantalla bastante práctica: hablamos de felicidad para evitar hablar de política y de economía. En el momento en que David Cameron anuncia que se va a interesar por la felicidad de la población, afirmando que a partir de ese momento va a ser evaluada durante el censo anual, lanza una política de austeridad que no tiene equivalente desde Thatcher.

El programa de reinserción de los desempleados, también en el Reino Unido bajo el gobierno de Cameron, es aún más cínico. El pago de las prestaciones por desempleo fue condicionado a la participación en cursos de coaching en los que se incitaba a los desempleados a presentarse de una forma más positiva y optimista, a dar lo mejor de sí mismos. En particular, les pedían que recitaran a gritos eslóganes de autoestima… La cuestión de la creación de empleos o de las ayudas financieras fue sustituida por una personalización del fracaso. Es la misma idea que cuando Macron dice que basta con cruzar la calle para encontrar un empleo. Bajo Sarkozy, esto desembocó en el informe de la Comisión Stiglitz, que no tuvo ninguna consecuencia práctica.

-¿Cómo miden su “felicidad”?

Los estudios científicos sobre la felicidad se basan en cuestionarios sencillos y subjetivos. Se les pregunta a los encuestados en qué medida son felices en una escala de cero a diez. Después se establecen un montón de correlaciones, con preguntas o experimentos adicionales, para entender en qué se basa la felicidad. Pero, por un lado, esta pregunta básica, que se utiliza para todas las evaluaciones, plantea profundos problemas conceptuales: ¿qué es la felicidad? Si soy profundamente pesimista, pero mis condiciones materiales de existencia son objetivamente privilegiadas, ¿tengo derecho a responder que no soy feliz?

Vemos entonces que las respuestas son en realidad muy similares, independientemente de los perfiles, el estatus social e incluso los países de las personas entrevistadas. En una escala de cero a diez, la mayoría de la gente responde entre siete y ocho. Las fluctuaciones son muy aleatorias. Todos esos estudios sobre los determinantes de la felicidad se basan en un concepto básico extremadamente frágil, tanto científica como filosóficamente. Es un ejemplo de lo que Pierre Bourdieu llamó un “artefacto” carente de sentido.5

-Usted también analiza el caso de los Emiratos Árabes Unidos, que han creado el primer “Ministerio de la Felicidad” y organizan encuentros internacionales sobre el tema …

Éste es un ejemplo extremo que hemos dejado para el final. Resultó cómico ver que varios de los preceptores de psicología positiva, a los que habíamos invitado para nuestra película, eran ponentes en estas reuniones organizadas en Dubai. Es casi una caricatura, pero dice mucho de las paradojas de esta “ciencia” del desarrollo personal. Este es un país donde la crítica política está prohibida, donde no se habla de la organización del mundo, pero donde las autoridades dicen estar interesadas en la felicidad de los individuos… Es uno de los puntos cruciales que queríamos abordar en el documental: no se puede separar la cuestión de la felicidad de los individuos de la organización política en la que viven.

¿Cuáles son las alternativas a esta visión de la felicidad?

Para plantearse el mundo y, por qué no, la felicidad, creo que no podemos prescindir de la sociología y de la historia, pensar en el pasado y el futuro de forma colectiva. Sin embargo, los aspectos positivos que personalmente me quedaron al realizar esta película provienen de discursos más moderados, y quizás menos ambiciosos, como los de Christophe André, que habla de la importancia de estar presente en el mundo, atento a las sensaciones y a lo que sucede a nuestro alrededor. No veo nada malo en ello, e incluso bueno, siempre que estas herramientas no erradiquen todo pensamiento político. Pero, lamentablemente, la omnipresencia de los discursos sobre la felicidad individual parece acompañar inevitablemente la caída en desuso de la reflexión política, cuyo lugar ocupan mecánicamente en las estanterías de las librerías.

Notas

  1. De “white anglo-saxon protestant“, los protestantes anglosajones blancos, descendientes de los primeros colonos del norte de Europa llegado a América del Norte al principio del siglo XVII.
  2. Norman Vincent Peale creó el concepto de “pensamiento positivo”, basado en una fuerte fe religiosa, y publicó más de cuarenta libros sobre el tema, entre ellos El poder del pensamiento positivo, Optimista por excelencia: Claves para sobrevivir al mundo negativo de hoy, o Puedes si crees que puedes.
  3. Es un galardonado investigador en psicología, presidente de la prestigiosa American Psychological Association y autor de best sellers. Según Eva Illouz, Martin Seligman también fue financiado en gran medida por el ejército estadounidense para trabajar en el programa Comprehensive Soldier Fitness, destinado a aumentar la “resiliencia” de los soldados ante los horrores de la guerra. También por Cola-Cola, que buscaba reducir sus costos de producción y aumentar tanto su productividad como la implicación de sus empleados en la cultura de la empresa (Edgard Cabanas & Eva Illouz, Happycratie, Premier Parallèle, 2018).
  4. Eva Illouz : “Le développement personnel, c’est l’idéologie rêvée du néolibéralisme”», Usbek & Rica, 13-1012019.
  5. “L’opinion publique n’existe pas”, Les Temps modernes n°318 (enero de 1973).

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