Nicaragua (Dossier): “Exiliados por la dictadura, apátridas, reivindican la lucha por los derechos democráticos y su ciudadanía”/ Ver- Cuando triunfa un llamado a la liberación de Oscar René Vargas… por una ironía de la historia/ Nicaragua. “Monseñor Rolando Álvarez condenado a 26 años de prisión”/ “No he defraudado a la joven guerrillera que fui”: entrevista con la mítica guerrillera nicaragüense Dora María Téllez liberada tras 20 meses en prisión/ otras informaciones relacionadas

 

Por Sergio Ramírez*

La gran mayoría de los presos políticos que cumplen condena en las cárceles de la dictadura Ortega-Murillo, por delitos que nunca cometieron, que fueron inventados por leyes represivas dictadas al efecto, han sido liberados, en un avión chárter y enviados de madrugada. el 9 de enero al exilio [en los Estados Unidos – ver artículo más abajo sobre Oscar René Vargas]. Esto de la misma forma arbitraria en que habían sido detenidos y juzgados en juicios que nunca tuvieron valor legal. Además, fue encarcelado en condiciones inicuas en celdas de aislamiento, algunos de ellos en arresto domiciliario.

Acabo de ver el video oficial en el que un magistrado, el presidente de la Corte de Apelaciones de Managua [Octavio Rothschuh Andino], lee con voz cavernosa, en una sala desierta de público del complejo judicial [Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM)], sentencia en la que se sustituye la pena de prisión por la de destierro. Los presos también son privados, a perpetuidad, de todos sus derechos políticos y cívicos por “traición a la patria”, otro acto arbitrario, sin fundamento alguno.

Poco tiempo después, la Asamblea Nacional reunida en sesión de emergencia, cumplida y por unanimidad, aprobó un decreto para revocar la nacionalidad nicaragüense a los traidores a la patria, es decir, a los deportados, en vuelo chárter, en violación de la Constitución. Más arbitrariedad aún. Y los funcionarios electos olvidan que las leyes no son retroactivas, según un principio universal, aunque fuera una ley constitucional. Pero en Nicaragua ya no se aplican los principios universales.

Exiliado, apátrida, pero libre. El Señor escribe torcidas las líneas de la libertad, pero con mano firme. Y esa es solo la primera página. Las mejores páginas están por venir.

Son despojados de su nacionalidad para encontrar la manera de complacer los oídos de fanáticos rabiosos, militantes ciegos, paramilitares comprometidos con su sangre en la represión, que deben estar actualmente turbados, acostumbrados como están al discurso rabioso, martillado cada día, que estos traidores a la patria, terroristas responsables de un golpe frustrado en 2018, nunca verían la luz del día. Este es el discurso oficial. Traidores, terroristas, escoria, vendidos. Y lo vieron, vieron la libertad. Como todo el país verá un día.

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Todos los presos políticos de la dictadura, los que subieron al avión que los llevó al exilio -y los que se quedaron, todavía no sabemos por qué- son nicaragüenses ejemplares. Resistieron con dignidad durante largos meses en confinamiento solitario, en celdas disciplinarias, e hicieron de la prisión su trinchera de lucha, una prisión donde nunca debieron estar. Hombres y mujeres valientes, líderes políticos, obreros y campesinos, defensores de derechos humanos, líderes empresariales, periodistas, líderes estudiantiles, juristas, académicos, sacerdotes católicos y hasta un obispo, titular de las diócesis de Matagalpa y Estelí, Monseñor Rolando Álvarez, un voz profética de la verdad.

Todos, acusados ​​de un delito sacado de un sombrero jurídico, “el atentado a la soberanía nacional”; una soberanía apropiada por una pareja, una familia en el poder, un viejo partido revolucionario burlado de un sueño abandonado, destrozado.

Ellos nunca se inclinaron. Nunca inclinaron la cabeza ante los jueces enanos en las audiencias orwellianas. Vestían uniformes de prisioneros sin menoscabo de su dignidad. Han dado ejemplo de dignidad a un país reducido al silencio por la fuerza, que durante este tiempo ve miles de personas exiliarse, traspasando las fallas de las fronteras, huyendo de la represión, del silencio, del miedo. Un pueblo que aún no ha despertado de su larga pesadilla -después de otra dictadura aún más feroz [la de los Somoza]- pero cuando despega el avión que despegó a los deportados, celebra interiormente esa “partida”, con una alegría contenida. , aunque sabe que está lejos del objetivo final de la libertad y la democracia.

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Siempre ha estado claro que estos presos políticos eran rehenes. La dictadura, ante su creciente aislamiento internacional, quiso quedarse con esta moneda de cambio, la única posible. Prisioneros a cambio de algo: las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Suiza, Inglaterra, tanto a entidades gubernamentales como a empresas públicas y privadas favorables al régimen, así como solo a policías, funcionarios y miembros de la familia dictatorial. ¿Consiguieron algo? Todavía no está claro qué obtuvieron a cambio.

El vuelo especial en el que viajaban los rehenes tenía como destino el aeropuerto Washington Dulles, pero el Departamento de Estado se apresuró a precisar, en comunicación a los congresistas, que fue una decisión unilateral de Ortega, “su propia decisión”, y que exhorta Ortega-Murillo [1] para dar más pasos hacia la restauración de la democracia y la libertad en Nicaragua, sin reconocer ninguna transacción.

De cualquier manera, la dictadura se fue con las manos vacías. Su mejor estrategia hubiera sido negociar con los rehenes en lotes, y no liberarlos a todos a la vez, para mantener sus cartas en reserva, para ocultar su juego, una mala señal, en lo que a ella respectaba. Liberarlos no es una prueba de fuerza, sino de debilidad. Ella lo prueba declarándolos apátridas, una venganza final, cuando ya están fuera del alcance de sus garras. Esto con la idea de que sus decretos, y las sentencias y leyes de sus acólitos, los jueces y diputados, tenían valor perpetuo, y que por siempre Nicaragua continuaría bajo su dominio.

Estos exiliados son más nicaragüenses que nunca. (Artículo publicado en la web de Confidencial , 9 de febrero de 2023; traducción editorial A l’Encontre )

Sergio Ramírez, exvicepresidente de Nicaragua de 1985 a 1990, recibió el Premio Cervantes en 2017.

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[1] Según el sitio web de La Prensa  del 9 de febrero: “Apoyado en todo su aparato represor a cargo de las instituciones del Estado, el dictador Daniel Ortega declaró el jueves que tras conocer que el embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Kevin Sullivan, iría a de su país, Rosario Murillo, su esposa y copresidenta, sugirió que él [Sullivan] se ofrezca a llevar consigo a los presos políticos a los que considera “terroristas”. “¿Por qué no decirle al embajador que se lleve a todos estos terroristas con él? Dígase, le dije, a lo mejor ahí lo escuchan”, dijo el dictador en una transmisión por radio y televisión nacional, seis horas después de la llegada de las tropas 222 presos políticos en Washington”. (ed.en contra )

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Oscar René Vargas en el lobby del hotel a su llegada.

Cuando triunfa un llamado a la liberación de Oscar René Vargas… por una ironía de la historia

 

Por Charles-André Udry

La campaña por la liberación de Oscar René Vargas -y de todos los presos políticos y presos de conciencia en Nicaragua- ha encontrado una solución parcial tras la decisión de la dictadura Ortega-Murillo de exiliar a 222 presos políticos y que el legislativo apruebe una ley retroactiva de despojo ellos de ciudadanía nicaragüense, como lo señala Sergio Ramírez más arriba.

Más de 30 presos continúan encarcelados en condiciones injustas, luego de haber sido objeto de los llamados juicios que son, para usar una frase de Dora María Téllez, “solo un pelotón de fusilamiento legal”. Entre ellos, el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, sigue en las garras de la dictadura. Rolando Álvarez se negó a abordar el avión. Previo a cualquier exilio forzoso, exigió “reunirse con los obispos”, lo que podría haber provocado un revuelo político-religioso dada la insistencia del cardenal Leopoldo Brenes quien nunca cesó, nuevamente en noviembre de 2022, de mantener un “diálogo con los Ortega-Murillo”. dictadura”, cuando Rolando Álvarez y otros sacerdotes fueron perseguidos. Sin mencionar siquiera el cierre de varias instituciones católicas.

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El jueves 9 de febrero a la 1:30 a. m., los presos pudieron volver a su ropa de civil. Se estaba gestando una transferencia. Aunque para algunos existía el temor de ser trasladados a otras prisiones, la posibilidad de un “exilio forzoso” se hizo más evidente para muchos, una vez reunidos en los autobuses que los llevaban al aeropuerto.

Oscar René Vargas estuvo recluido en régimen de aislamiento durante varios días, en una celda de 2 por 2 metros, sin alimentos ni medicinas, después de haber sido operado del corazón y de que le fallaba la vista a causa de una catarata. Ante sus interrogadores, su respuesta fue contundente: “No tengo nada que decir porque todo ya está en los muchísimos libros que he escrito y en los miles de artículos”. Hizo a sus guardias una simple pregunta: “Si este régimen continúa, definitivamente moriré. ¿Es una decisión de sus superiores? Hazles la pregunta. Porque en caso de un “accidente fatal” algún día serás responsable”. Los guardias interrogaron a sus superiores esta vez. Y al día siguiente, Oscar René Vargas fue trasladado a una celda más grande de 3 por 6 metros, en la que podía hacer ejercicios, higiene física,

A su llegada al Hotel Westin de Herndon (Virginia), en un breve video que lo puso en contacto con un presentador del canal 100Noticias -presentador que lo había entrevistado en un pasado bastante cercano- Oscar René Vargas con humor le informó que ” las entrevistas provenientes de Costa Rica en realidad fueron producidas en Nicaragua”. Continuó así, a su manera, su labor de información permanente sobre la situación de Nicaragua.

La campaña por su liberación, que recibió un notable apoyo internacional en pocos días, ha llegado a una primera conclusión exitosa. Es también una oportunidad para agradecer a todos aquellos cuya firma fue más que un gesto formal sino la expresión de un compromiso político que apoyó, de diversas formas, la trayectoria histórica de las revoluciones y contrarrevoluciones, los movimientos de emancipación y su despojo. Un apoyo que quiere guiarse por una aprehensión empírica de las evoluciones de las formaciones sociales articuladas con los principios que sustentan el apoyo comprometido con las movilizaciones emancipatorias. En ese sentido, Oscar René Vargas, reconocido historiador de Nicaragua, a quien la dictadura quiere convertir en apátrida, reitera hoy que la supresión de la ciudadanía -es decir, de los derechos efectivos, económicos, sociales, políticos y cívicos- se impone a la muy numerosa población de Nicaragua, y no sólo a los 222 presos liberados. Es esta batalla la que seguirá liderando, eso ya lo sabemos.

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Nicaragua. “Monseñor Rolando Álvarez condenado a 26 años de prisión”

Obispo Rolando José Álvarez

Por la redacción de Confidencial

La magistratura del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo condenó a monseñor Rolando José Álvarez -obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí- a 26 años y cuatro meses de prisión. La sentencia fue anunciada el viernes 10 de febrero, un día después de que el prelado se negara a abordar un avión que lo llevaría a Estados Unidos junto con otros 222 presos políticos exiliados.

La sentencia fue pronunciada por el magistrado sandinista Octavio Rothschuh Andino, presidente de la primera sala de la Corte de Apelaciones de Managua (TAM), quien detalló los años de prisión por cada presunto delito:

  • Diez años de prisión por el presunto delito de “conspiración”.
  • Cinco años de prisión por el presunto delito de “difusión de noticias falsas”.
  • Cinco años y cuatro meses de prisión por el presunto delito de “entorpecimiento agravado de las funciones del Estado”.
  • Un año de prisión por el presunto delito de “desacato a la autoridad”.
  • Además, fue multado con 800 días, equivalente a 56.461 córdobas o $1.555.

El régimen ha ordenado despojar al clérigo de su nacionalidad -tras declararlo “traidor a la patria”- al igual que hizo con los 222 presos políticos condenados al “exilio forzoso” el jueves 9 de febrero.

El obispo quedaba excluido de por vida de toda función pública en nombre o al servicio del Estado de Nicaragua, así como de toda responsabilidad electiva. «De même, la perte des droits de citoyenneté du condamné est déclarée, qui sera perpétuelle, tout cela pour être l’auteur du crime d’atteinte à l’intégrité nationale au détriment de l’Etat et de la société nicaraguayenne», selon el juicio. (Artículo publicado en la web de Confidencial , 10 de febrero de 2023; traducción editorial A l’Encontre )

 

Fuente: A l’Encontre 

 

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“No he defraudado a la joven guerrillera que fui”: entrevista con la mítica guerrillera nicaragüense Dora María Téllez liberada tras 20 meses en prisión

  • Atahualpa Amerise @atareports
  • BBC News Mundo
10 febrero 2023

Dora María Téllez

FUENTE DE LA IMAGEN,ATAHUALPA AMERISE BBC

Si hay una opositora especialmente incómoda para el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua es Dora María Téllez.

Bajo el seudónimo de la “Comandante Dos”, Téllez (Matagalpa, 1955) luchó mano a mano con Ortega en la revolución sandinista que en 1979 puso fin a más de cuatro décadas de dictadura de la familia Somoza.

Tras participar en los primeros gobiernos sandinistas como ministra de Salud, la exguerrillera e historiadora se desencantó y pasó a la oposición para reivindicar los ideales de democracia y justicia social que consideraba olvidados.

Su antiguo compañero de guerrilla, que ocupa el poder desde 2007, nunca se lo perdonó.

En junio de 2021 Téllez fue encerrada en la temida cárcel de El Chipote en Managua por “traición a la patria” y más tarde se le imputó el cargo de “conspiración”.

Tras más de un año y medio en prisión, llegó el jueves a Washington DC en un vuelo desde Managua junto a otros 221 disidentes que permanecían encerrados en varios penales del país o -los menos- bajo arresto domiciliario.

El gobierno de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, deportó a Estados Unidos a los opositores, desde estudiantes hasta sacerdotes y políticos, a quienes consideró “traidores a la patria” y les revocó la nacionalidad nicaragüense.

Entre ellos destaca la figura legendaria de Dora María Téllez, a quien BBC Mundo entrevistó en la capital estadounidense 24 horas después de su llegada.

¿Por qué cree que los han liberado?

Porque resistimos más que el régimen.

Esta es una lucha de resistencia. El régimen no aguantó la solidaridad internacional, las oraciones, los ruegos que las personas hacían por nosotros en las iglesias o en sus casas, la presión de los nicaragüenses, de los gobiernos y organizaciones internacionales para nuestra liberación.

Nosotros resistimos y no hubo un solo preso que pidiera perdón a Daniel Ortega y Rosario Murillo, que les dijera ‘sáquenme de la cárcel y hablo bien de ustedes’. Ni uno.

¿Qué sintió cuando se vio libre?

Ya montada en el avión, sentí una emoción contradictoria. Es un enorme desgarramiento por salir de Nicaragua, pero a la vez la alegría de ser libre. Estamos en libertad aquí en Estados Unidos, pero tenemos derecho a estar en libertad en Nicaragua. Es nuestro derecho como personas y ciudadanos.

Dicen que se vivieron momentos emocionantes en el avión.

Sí. Vi a mi pareja después de un año y 8 meses de no hablar con ella, porque estaba presa en otra galería.

Era el encuentro con las personas a quienes no habíamos visto, que no habíamos tocado, no habíamos abrazado, conversado, por mucho tiempo; los presos que estaban en la (cárcel La) Modelo, las mujeres… es una cosa muy fuerte.

¿Cómo lleva que le hayan quitado su nacionalidad nicaragüense?

Francamente a mí nadie me puede quitar la nacionalidad nicaragüense. Ni Daniel Ortega ni nadie.

Dora María Téllez

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,Téllez en 2012.

Yo nací en Nicaragua, soy hija de nicaragüenses y tengo derecho por territorio, por sangre, esas son mis raíces y nadie me puede quitar mi nacionalidad.

Y el derecho a acreditar mi nacionalidad lo vamos a recuperar junto con todos los derechos de los nicaragüenses, porque no es solo con nosotros. Los Ortega-Murillo les han quitado la nacionalidad a todos los nicaragüenses: no tenemos derecho al voto, a la libertad de expresión, de movilización, de nada.

¿Cómo eran las condiciones de la prisión donde pasó 20 meses?

El Chipote es una cárcel de máxima seguridad donde cuatro mujeres estábamos en condiciones de aislamiento, en celdas separadas individuales, sin nadie con quien conversar y con prohibición de hablar con cualquier persona. Pasé 20 meses prácticamente en total silencio.

Y yo estaba en una celda totalmente oscura. Estaba sellada con una losa de concreto arriba, y si entrabas desde el pasillo simplemente no veías. Cuando regresaba del área de sol tenía que esperar 20 minutos para ver las cosas de la celda.

¿Qué fue lo más duro?

Las privaciones totales. El régimen de esa cárcel está diseñado para que estés privado de todo: de las visitas familiares, de la conexión con tu familia, de tu capacidad para defenderte conversando con un abogado, de libros o actividad social. La socialización se reduce a cero y esa es una forma de tortura emocional y psicológica.

He tenido dos veces hambre en mi vida: una fue física, de alimentos, extrema, y esta vez fue hambre de la vida, de no tener nada para leer. Leía las etiquetas de las bebidas que me llegaban; me sabía de memoria cuántas calorías tenían, cuántos gramos de azúcar, cuanta proteína, quién las fabricaba y dónde, la fecha de vencimiento, el número de lote, todo.

¿Qué secuelas le han quedado?

Yo he salido con despigmentación en la piel, problemas en la vista, de equilibrio, problemas en los dientes, y también ciertas lagunas de memoria que una tiene que ir recuperando a medida que va contactando con la realidad.

Cada vez que salgo a la luz me voy balanceando, porque tengo una pérdida de equilibrio por los cambios de luz, de estar siempre en la oscuridad.

Hay otras personas que perdieron dientes y sufrieron trastornos de ansiedad, del sueño y problemas en la piel.

Dora María Téllez en 2008

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,Dora María Téllez en 2008, cuando se declaró en huelga de hambre después de que el gobierno de Ortega ilegalizara su partido político.

Lleva toda la vida luchando en Nicaragua. ¿Va a seguir la pelea desde fuera? ¿Qué planes tiene?

Los mismos. Los nicaragüenses tenemos derecho a recuperar la totalidad de nuestras libertades. Vamos a seguir peleando por ello hasta que lo logremos, y lo vamos a lograr. Estoy convencida de que estamos muy cerca de recuperar nuestros derechos como ciudadanas y ciudadanos.

¿Qué le hace verlo cerca?

Creo que el régimen está en un proceso de descomposición que se está acelerando, y la evidencia es el exceso de control. Además, recurrir a una acción sin precedentes de expatriar forzosamente a más de 200 nicaragüenses es una muestra de su incapacidad de enfrentar la resistencia del pueblo nicaragüense y la solidaridad internacional.

¿Cómo se van a organizar?

No sabemos todavía porque es muy pronto. La cárcel es como un mareo, tienes que ajustar un poco, estabilizar, y pensar. Los compañeros están de momento hablando con sus familias y viendo qué hacer.

¿Qué queda de la Dora guerrillera?

Yo misma. Es mi pasado y yo soy mi pasado. Estoy aquí porque estuve allá.

En la cárcel uno de los interrogadores me hizo una pregunta y yo me negué a responderle sin ver a mi abogado ni a mi familia. Y él me dijo: ‘Sos una rebelde’. Y pensé, qué alegre, ser rebelde a los 14, 16 o 22 años es una maravilla, y serlo a los 65 que tenía entonces es otra maravilla.

Los seres humanos siempre queremos estar mejor, así que tenemos que rebelarnos contra lo que está mal. Si no hay rebeldía no hay progreso.

Si le hubiéramos dicho a la Dora guerrillera lo que iba a ocurrir en Nicaragua, ¿qué habría pensado?

Que alguien me estaba haciendo un mal cuento. Francamente, creía que la revolución abría puertas a una Nicaragua distinta. Siento que la convicción democrática de la revolución sandinista no era tan profunda como la de justicia social, pero no me hubiera imaginado que evolucionaba a una dictadura del estilo de la de los Somoza.

Siento que soy consecuente conmigo misma y con la joven que yo era. Me coloco frente a aquella joven guerrillera y siento que no la he defraudado.

¿Y cómo se posiciona hoy ideológicamente?

Yo soy una mujer de izquierdas, pero no de la izquierda de modelo autoritario, sino de la izquierda democrática. Creo que tiene que haber libertades individuales, libertades sociales y derechos sociales y económicos; que tiene que haber una economía de mercado pero también la preocupación por mejorar las condiciones de la mayoría de las personas de nuestros países que son extremadamente pobres. Ningún país puede salir adelante con la pobreza extrema y las carencias que tenemos.

¿Cómo ve la izquierda en América Latina?

Está evolucionando. Siento que la izquierda autoritaria de los años 60, 70 y 80, incluso la izquierda autoritaria de Chávez, viene siendo desplazada por otros modelos como el de Colombia, el de Lula en Brasil, Chile o Uruguay.

Es una izquierda que actúa como izquierda democrática y eso me hace muy feliz, porque ese desplazamiento del modelo estalinista es esencial en América Latina.

¿Y qué hay del eje de la izquierda Nicaragua-Venezuela-Cuba?

Cuba dudo que sea de izquierda y Daniel Ortega no es de izquierda; no tiene ideología. Es un oportunista político cuya única ambición es el poder y puede hacer cualquier malabar de cualquier naturaleza para sostenerse en el poder.

Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, ganaron las elecciones de 2021 con 7 candidatos opositores en la cárcel.

¿Cómo se torció el sandinismo en Nicaragua, desde luchar contra una dictadura hasta la situación actual?

Es un tema complejo. Pero lo que es un hecho es que dentro del sandinismo se engendró lo que yo llamo el orteguismo, que es el núcleo ideológico y político de esta dictadura; eso está ahí frente a nosotros. Y está claro que las dos grandes fuerzas políticas del siglo XX, el liberalismo y el marxismo, ambas engendraron dictaduras.

Usted luchó mano a mano con Ortega. ¿Cree que era un idealista que cambió con el tiempo, o siempre buscó el poder?

No sé, es algo que me interesa poco. Lo que sí me interesa es que Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen una dictadura, una tiranía sobre Nicaragua y los nicaragüenses, y que esa tiranía la vamos a liquidar. Vamos a recuperar nuestros derechos y libertades.

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