África- Sahel: con o sin Barkhane, una política contra el pueblo

DOMINGO 20 NOVIEMBRE 2022

POR PAUL MARTIAL*

En Toulon, el 9 de noviembre de 2022, el presidente francés Emmanuel Macron, en un discurso de presentación de la revisión estratégica nacional, formalizó el final de la Operación Barkhane, la operación militar francesa contra grupos islamistas en la región africana del Sahel , que había comenzado nueve años antes. Los resultados insatisfactorios de esta operación están empujando al Estado Mayor francés a reflexionar sobre una nueva política de compromiso en el Sahel.

El final de la Operación Barkhane sanciona su fracaso. Esta OPEX (operación externa) que sucedió a las de Serval en Malí y Épervier en Chad, tenía como objetivo declarado erradicar el terrorismo en la zona del Sahel.

Un balance global negativo

A la vista de los resultados iniciales, el nuevo conjunto de objetivos ha resultado menos ambicioso. El objetivo era contener los ataques yihadistas y proteger a las poblaciones. El precio que se puede cobrar sobre el terreno es un aumento de los ataques acompañado de una crisis humanitaria. Los yihadistas van ganando terreno hasta el punto de controlar el 40% del territorio de Burkina Faso y regiones enteras del norte y centro de Malí. Ahora, las ofensivas de los grupos islamistas se extienden a países costeros hasta ahora salvados como Costa de Marfil, Benín o Togo.

La incapacidad de Barkhane para acabar con la inseguridad en los países del Sahel, además de alimentar el sentimiento anti-francés ya generalizado ante la inicua política de Francia en el continente, señala un reajuste político de la intervención militar de Francia en el Sahel.

¿Una nueva dirección?

¿Qué cambia con el final de Barkhane? A primera vista no mucho, ya que las tropas francesas, unos 3.000 soldados, seguirán estacionados en la región. Están presentes principalmente en Chad, que también alberga el centro de mando, y en menor medida en Níger con una “base aérea proyectada” y tres “grupos tácticos del desierto”. El campo de acción de las tropas francesas desplegadas sigue siendo el mismo a excepción de Malí.

Por otro lado, el tipo de compromiso cambiará. El Estado Mayor habla de “una lógica de co-construcción” y de “realizar misiones asociativas operativas de combate y apoyo a pedido de los países de la región”. En definitiva, del papel de liderazgo en la lucha contra el yihadismo armado, pasaríamos al apoyo a los ejércitos locales. Una estrategia que se asemeja a la desarrollada en África por Obama, basada en los conceptos de “huella ligera” y “liderar desde atrás”.

Barkhane fue usado contra la gente. Recordamos la exfiltración del dictador burkinés Blaise Compaoré, tras la revolución de 2014, permitiéndole escapar de la justicia de su país. Se produjo la intervención en Chad en febrero de 2019 para defender a Déby de los rebeldes de la Unión de Fuerzas de Resistencia (UFR) que nada tenían que ver con los grupos yihadistas. Por último, la sangrienta represión que provocó tres muertos en Níger durante la manifestación en Tera contra el paso del convoy Barkhane.

La nueva orientación militar preconizada seguirá, sin duda, ejerciéndose contra los pueblos en lucha. El apoyo de Macron a la sangrienta dictadura del hijo de Déby es una trágica ilustración de esto.

Traducido por Paul Martial es corresponsal de International Viewpoint. Es editor de Afriques en Lutte y miembro de la Cuarta Internacional en Francia. de l’Anticapitaliste .

*Paul Martial: es corresponsal de International Viewpoint. Es editor de Afriques en Lutte y miembro de la Cuarta Internacional en Francia.

Fuente: International Viewpoint

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