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Eduardo Lucita*

11/11/22

Juan Valdez Paz

Tardíamente me acabo de enterar que falleció el sociólogo cubano Juan Valdez Paz, uno de los intelectuales más lúcidos que nos dio la Revolución Cubana, fundador en los años ’60 del siglo pasado de la formidable Revista “Pensamiento Crítico” que supo reunir a los grandes pensadores marxistas de esa época y que nos aportó ideas y conceptos durante muchos años. Fue durante dos décadas el principal teórico del Centro de Estudios sobre América Latina, y autor de numerosos y muy leídos textos. “La evolución del poder en la Revolución Cubana” “La transición socialista en Cuba”y “L os desafíos y los límites del proceso político cubano”.

Su trayectoria intelectual y académica es conocida y hay en nuestro país muchos/as que pueden hablar con mayor conocimiento que quien esto escribe, solo quiero recordar que lo conocí a principios de los ’90, por ese mismo tiempo conocí también a Fdo. Martínez Heredia otro grande de la revolución, una amiga exiliada en Brasil y que se estableció allí definitivamente, le dio los datos para que me localizara. Desde el primer día que vino a casa hubo empatía, era muy simpático y agradable y practicaba como pocos ese oficio de la conversación. Era un gran conversador al que le agregaba la gracia y la cadencia cubanas.

Siempre que venía al país, y por esos años venia seguido, pasaba por casa y se invitaba a cenar. El ritual era mas o menos el mismo en cada oportunidad. Llegaba, los saludos de rigor y el intercambio de vivencias personales. La casa era de las viejas con grandes espacios, así que en el living comedor había un sillón de tres cuerpos y dos pequeños, el sentaba en uno de estos, siempre en el mismo, se sacaba los zapatos, una suerte de mocasines que se los quitaba directamente con los piés, estiraba las piernas y las ponía arriba de la mesa ratona, entonces una mueca de placer le iluminaba la cara y ya estaba listo para conversar. Siempre empezaba preguntándome por Cuadernos del Sur, se llevó para la isla un par de colecciones, y se interesaba por el temario del próximo número, alguna vez incluso me hizo algunas sugerencias. Luego pasábamos revista al mundo, a América latina y finalmente el se explayaba sobre Cuba, mencionaba los logros, no los históricos, sino las pequeñas cosas que se lograban en el período entre un viaje y otro, y también las críticas, muchas de estas creo las expuso años después en un trabajo que si mal no recuerdo llevaba por título “Los desafíos y los límites del proceso político cubano”. Me llevaba tres años así que fuimos contemporáneos y compartimos muchos acontecimientos, claro que el participó en una Revolución yo solo la viví intensamente… a la distancia.

En una de esas visitas, cuando ya habíamos ganado confianza mutua, me dio un texto del Che, muy mal impreso, sobre las tendencias a la burocratización en la revolución. Esa noche se explayó mucho sobre eso, creo le hablé del texto de Mandel sobre La burocracia y se lo recomendé. Muchos años después cuando fui invitado por el gobierno de Hugo Chávez a Venezuela me encontré con que el proceso bolivariano había editado miles de ejemplares de ese texto del Che “Contra el burocratismo”. Traje varios ejemplares que regale, creo que aun luego del desguace que hice de mi biblioteca me queda un ejemplar de ese folleto. Siempre pensé que Martínez Heredia estaba a la izquierda, o que era más radical en sus planteos, de Juan y que este se interesaba más por los problemas de administración de un estado revolucionario. De ahí, creo, sus preocupaciones por las tendencias burocratizantes.
En una oportunidad coincidió su estancia en Buenos Aires con la de una pareja de lingüistas y literatos cubanos, según comentó muy reconocidos en Cuba y en todo el Caribe. Juan vino a verme a la Facultad de Filosofía y Letras, donde en ese entonces era yo Secretario, para interesarme en hacer una actividad con ellos, así lo hice he interesé al decano a que participara. Estaba en la organización de la actividad cuando me cruzo con Pablo Rieznik le comento en lo que estaba y me dice invitalo a Altamira, lo miré como diciendo ¿vos querés que todo termine en un escándalo? No te preocupes saldrá todo bien.

La convocatoria fue un fracaso, no más de 15-20 personas en el aula Magna, Juan se enojó conmigo estaban el agregado cultural y el embajador, yo salí a buscar gente por los pasillos, conseguí algunos, entre ellos un par de no docentes que vinieron a hacer número. Abrió la mesa el decano y luego se retiró, no sé si realmente tenía otro compromiso o lo hizo preventivamente. Luego el agregado cultural de la embajada presentó a los expositores que hablaron a continuación, finalmente Altamira, yo había arreglado con el que comentara las exposiciones anteriores. Altamira cumplió y además se remitió al S.XIX en los orígenes de la literatura cubana. Se paseó por Martí, por Alejo Carpentier, por Nicolás Guillén y Fernández Retamar. También mencionó a Lezama Lima lo que podía ser provocador en ese momento. Estuvo brillante y culminó hablando de la importancia de la Revolución Cubana para América latina y la obligación de defenderla frente el imperialismo. Cuando terminó el embajador que estaba sentado en primera fila se levantó como un resorte y saludo efusivamente a Jorge, los otros integrantes de la mesa hicieron lo mismo y todo terminó allí, ya no daba para repreguntas ni nada por el estilo. Yo respiraba aliviado.

A la mañana temprano del otro día me llama Juan Valdés, me agradecer la actividad, me reconoció el esfuerzo que había hecho y me transmitió una invitación del agregado cultural para ir a cenar ese sábado con mi compañera a su casa. Allí fuimos, un pequeño departamento sobre Av. Libertador, totalmente despojado y austero. Nos recibió con su mujer que de inmediato se disculpó porque tenía que cocinar. Nos convidó con una copita de ron cubano y poco después la cena, una típica comida cubana La charla fue muy amena hablamos de Cuba y de Argentina, nos mencionó la contribución de los argentinos a la revolución, no solo del Che como dijo, mencionó a varios médicos y educadores, también a García Lupo, a Walsh, a Massetti, incluso al arquitecto Segre. Tal vez el no lo sabía pero Roberto Segre, ya fallecido, era el hermano mayor de mi amiga radicada en Brasil. Roberto fue uno de los primeros en ir a Cuba cuando la revolución se iniciaba y fue quién diseñó los primeros proyectos arquitectónicos de viviendas alternativas en la Cuba socialista.

La mujer cenó con nosotros si decir palabra, luego levantó la mesa y sirvió el postre, se volvió a la cocina y ya no la volvimos a ver. Cuando nos fuimos y en el trayecto de llevar a Juan hasta el hotel céntrico donde se hospedaba, le comenté mi extrañeza por el comportamiento un poco sumiso a mi gusto de la mujer, esbozó una leve sonrisa y en vos muy baja me contestó y nosotros somos así…

Tendré siempre presente esa sonrisa amplia y amable y esas charlas fraternales pero la primera imagen que se me presento cuando me enteré de su fallecimiento fue esa cara de satisfacción cuando se sacaba los zapatos, depositaba sus piernas sobre la mesa y me miraba con su gran sonrisa como diciendo ya estoy listos para hablar de los que quieras chico.

Compañero Juan Valdez que la tierra te sea leve.
10.11.2022

 

*Eduardo Lucita. Argentino. Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda)

 

 

Política económica cubana vs Marx

 

 

Venezuela: Trabajadores de Ferroven rechazan propuesta de pago de cesta navideña y demás beneficios contractuales/ Ver- Sidoristas consideran “imposibles” cifras de producción ofrecidas por la directiva para 2023

 

 

 

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