El acto en la Avenida Paulista marcó el último movimiento de la extrema derecha en defensa de Bolsonaro ante las evidencias de un golpe de Estado reveladas por las investigaciones de la Policía Federal
El domingo pasado, Bolsonaro realizó su acto político en la Avenida Paulista, convocando a sus seguidores a una manifestación defensiva en respuesta a la situación que enfrentan él y sus aliados golpistas. El discurso reivindicó su gobierno, su agenda reaccionaria y contrarrevolucionaria, pidiendo amnistía para quienes estuvieron involucrados en el intento de golpe del 8 de enero (como el propio Bolsonaro, en primer lugar, el jefe de la operación). Reclamó una goma en el pasado y pidió al país que se pacifique.
Cínico y mentiroso, sólo quiere ganar tiempo y retomar con todas sus fuerzas su proyecto de muerte. El acto fue fuerte, pero no fue una sorpresa. La extrema derecha sigue con apoyo y la alianza entre bolsonarismo y fundamentalismo religioso reaccionario tiene una base social. Pero la movilización no cambió el escenario nacional y no alteró las enormes dificultades de Bolsonaro ante los tribunales porque hay muchas pruebas reunidas sobre los crímenes cometidos. El acto de hoy en Paulista está lejos de tener la fuerza para sofocar estas investigaciones o hacer que el STF, especialmente el ministro Alexandre de Moraes, y la Policía Federal se dejen intimidar por las masas bolsonaristas.
Defendemos una lucha incesante contra la amnistía a los golpistas, para que no se olvide el pasado y sus crímenes sean investigados, investigados y castigados. Para este fin, es esencial que la izquierda supere el papel de meramente exigir acciones de las instituciones de la democracia burguesa. Una verdadera izquierda es necesaria porque es en las calles, en última instancia, donde se decidirá el destino del país. Hoy no tenemos una izquierda con capacidad de movilización que esté dispuesta a llamar a la derrota real del bolsonarismo, yendo más allá de la agenda democrática y luchando por los intereses concretos del pueblo.
Para derrotar a Bolsonaro, es necesario avanzar en la lucha por mejores salarios, por un aumento del Bolsa Familia, por el fin de los recortes en educación y salud, entre otras cuestiones, enfrentando simultáneamente luchas democráticas y económicas. castigar a los golpistas y, al mismo tiempo, combatir las privatizaciones, defender la reforma agraria y adoptar una política fiscal que haga pagar la crisis a los ricos. Es necesario ocupar las calles por todas estas demandas.
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