Argentina ¿Trampa o retroceso?

Por Guillermo Cieza.

La discusión sobre si el DNU y el plan ómnibus, es la obra de un loco o de la política de los grupos económicos más concentrados de la Argentina y el FMI, está saldada a favor de la segunda opción. Pero en cuestiones como el fracaso de esta primera iniciativa de imponer el paquete completo en Diputados, debe agregarse al análisis la impericia, ingenuidad o inestabilidad emocional del presidente

 

Milei está convencido de que tiene razón y que está acompañado por una amplia mayoría de la sociedad argentina, y actúa en consecuencia. Actúa como un jugador que muestra de entrada todas sus cartas porque le parece imposible que puede perder la partida.

Pero la sociedad argentina es más compleja de lo que supone, y el empujón de consenso que acompaña a quienes ganan una elección en los meses posteriores al triunfo, se le ha empezado a desmoronar.  A menos de 50 días de su asunción, ya no tiene el apoyo de la mitad más uno de los habitantes de este país.

Lo de mostrar todas sus cartas de entrada, hoy puede analizarse al menos como una torpeza política, porque cuando reclama al congreso Facultades Delegadas, no queda ninguna duda sobre qué va a hacer cuando se las otorguen.

La oposición colaboracionista tenía más ganas de arreglar que el propio presidente, pero el acuerdo negociado por el mediador amateur Martin Menem, no llegó a concretarse. Las amenazas explícitas a los gobernadores realizadas por Milei y por Caputo, tuvieron el efecto inverso al deseado. Todos los gobiernos apretaron con los fondos a los gobernadores para que acompañen los proyectos del oficialismo. Pero una cosa es que se bajen los pantalones y otra cosa que lo hagan en público. Cuando el gobierno no pudo cerrar el acuerdo en diputados antes del paro del 24, todo empezó a complicarse.

El paro ya tenía el antecedente de la movilización del 20 diciembre, donde sí hubo 40,000 personas, pero fueron suficientes para romper el protocolo antipiquete y promover los cacerolazos de la noche y los día subsiguientes. El  24 de enero hubo un millón de personas en la calle. Esta movilización en el mes de enero y a 44 días de asumir el gobierno le hizo mucho daño a la negociación. Porque los diputados de la oposición colaboracionista, al igual que los mercados, advierten un futuro complicado para Milei  y no quieren quedarse pegados a su eventual fracaso.

Donde hubo más ruido en la negociación fue con dos imposiciones del FMI. Reducir el “gasto publico” rebajando jubilaciones y sumar ingresos por vía de retenciones. Gracias al impacto del paro, a los radicales les dio un poco más de vergüenza volver a quitarle pesos a los abuelos, y a los gobernadores de las provincias sojeras, les dio más pena quitarle ingresos a los sojeros. Al final, Milei pateó el tablero y, como un chico caprichoso, retiró el paquete fiscal, con la amenaza de mayores recortes a las provincias. Para hacer ese anuncio lo mandó a Caputo, que es uno de los funcionarios que responsabiliza por el fracaso de la negociación.

Que el gobierno haya tenido que retirar el paquete fiscal de la ley Omnibus es un retroceso, pero todavía puede apelar a la trampa de utilizar las facultades extraordinarias que le puede otorgar el Congreso, para imponer por decreto lo que no pudo conseguir en la negociación parlamentaria.

Lo concreto es que el gobierno ha perdido semanas valiosas y sabe que el tiempo no le juega a favor. Cuando lleguen los nuevos aumentos tarifarios y se advierta que la inflación no baja, habrá mas bronca popular y más presiones para volver a salir a la calle. Los mercados seguramente mostrarán nerviosismo por el retroceso del gobierno. Y el artículo de la cesión de Facultades Extraordinarías, quedará en el ojo de la tormenta.

Tomado de tramas.ar

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