Gran Chaco (Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil): un paraíso sudamericano en peligro/Ver imágenes

16.05.2023

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Autor Claudia Dehn (con Reuters)

El Gran Chaco, en Sudamérica, es uno de los bosques más amenazados. Se extiende por partes de Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil. A diario, se talan árboles para la ganadería y las plantaciones de soja.

    

Un futuro incierto

Noole y su hermano José Rolando Fernández, del pueblo originario pilagá, trabajan en una plantación de sandías y papas, en el norte de Argentina. Pasan mucho tiempo en los bosques del Gran Chaco. Los árboles son de gran importancia para ellos, porque marcan el ritmo natural de la vida para el alimento, el agua y la refrigeración, dicen.

 

Unidos a la naturaleza

José Rolando Fernández planta papas. Dice tener una relación casi espiritual con los árboles. Su hermana Noole agrega: “El bosque tiene una función que debemos valorar. Los indígenas creemos que la naturaleza es nuestro hogar. La tierra es nuestra madre, porque con ella producimos y de ella comemos“.

 

Pastoreo ilimitado

Sin embargo, este hábitat está cada vez más bajo presión. En parte, también los habitantes indígenas y las pequeñas empresas son desplazados. Un probable acuerdo comercial entre los Estados miembros del Mercosur y la Unión Europea podría hacer aumentar las exportaciones desde el Gran Chaco e impulsar la tala, a pesar de que la UE probablemente emita un reglamento estricto para combatirla.

 

Tala: ¿empleos o naturaleza?

Muchos países cuentan con reglamentos para la importación a fin de impedir la tala ilegal, como la llamada Ley de Bosques de Argentina, de 2007. Sin embargo, no todas las personas en la región condenan la tala: algunos habitantes señalan la importancia de la exportación de productos agrícolas para la creación de empleo en su región, donde la mitad de la población vive en pobreza.

 

La ganadería en peligro

Teófila Palma, una agricultora del Gran Chaco que cuida de cabras, cuenta a la agencia Reuters que la tala de los últimos años ha tenido un impacto visible en el microclima local. “Con la tumba, ha aumentado la temperatura. Y el viento nos llega desde el norte, sin que podamos impedirlo“, dice.

 

El ganado depende del pasto

Los agricultores cuentan que muchos productores locales han perdido a sus animales, como consecuencia de la tala, que ha erosionado la tierra, por lo que ya no crece suficiente pasto. “El acuerdo está diseñado para el mundo de la economía y de los negocios“, dice Noole, quien agrega que los indígenas nunca han formado parte de ningún acuerdo. “Nunca nos han tenido en cuenta“, critica.

 

Fuente: DW

 

 

 

 

 

 

 

 

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