Cuba, Daryel Hernández*- Canción de Barrio: un discurso cultural para La Habana profunda ( Documental y Videos con música de Silvio Rodríguez)

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21 abril 2023

Canción - gira

 

Recuerdo aquella época preciada cuando sonaban en estéreo, en las actividades o eventos de la primaria, las canciones de Silvio: La MazaEl NecioQuién fueraOjaláCanto y arena, que nos inspiran a nunca dejar de buscar nuestros sueños.

Era un niño nacido en los 90 que no sabía lo que decían sus canciones, su significado, por más que mis padres trataran explicarme; un niño que intentaba pensar demasiado, aunque entre juegos no lo hiciera.

Creo que ninguno a esa edad sabía su pleno significado, sin embargo, se nos escapaba el perpetuo coro: «Mi unicornio azul ayer se me perdió…» y «Para Elpidio Valdés, patriota sin igual…». Era alegría, felicidad, esperanza. También, era la época cuando entre muñequitos se colaba el video oscuro realizado a «Cita con Ángeles» que entraba y se mezclaba con el ruido casi mudo de los recovecos de la casa. Ahí todos se quedaban en calma, escuchando, disfrutando, meditando la letra enlazada con las confusas imágenes del Cementerio de Colón.

 

 

Esa es la magia de la música, la magia de Silvio, que atraviesa paredes, límites y fronteras. Y como sucede con la vida, donde las historias de tus padres se vuelven tus historias, así sucedió con la música de Silvio: se hizo tan mía como para asistir a su concierto en Alamar sin importar que el disfrute fuera sin electricidad.

Aquel recital en Alamar fue el número 34 de lo que sería la Gira Interminable del trovador por los barrios de La Habana. Junto con él, Alejandro Ramírez Anderson (deMOLERMonterosHombres sobre cubierta) conformó el documental Canción de Barrio (2014); el filme de un muchacho (no tan muchacho) con arraigo bien cubano, amén de venir de cuna guatemalteca, y que siempre ha tomado la esencia personal de cada conflicto con mano dura.

El documental contó con una premiere en el Cine Chaplin. No obstante, en su año de estreno no fue muy difundido y ni siquiera hubo una promoción extendida sobre su exhibición en los cines. Este metraje expone los mensajes que los conciertos transmiten: mostrar en imágenes la ruta de Silvio y sus tocadas frente a personas que normalmente no pueden permitirse ir a teatros o conciertos organizados. Y como segundo aspecto, no menos importante que el anterior, el material atestigua las condiciones en que se vive en esas zonas vulnerabilizadas de la capital: «La Habana marginada, La Habana profunda».

 

 

La idea comenzó a raíz de los síntomas de crisis por los que pasaba el país —lejanos ya del escenario actual, en que la decadencia se ha vuelto costumbre sin una solución a la vista. Así se muestra la delicadeza de Silvio Rodríguez, del Silvio de todos los cubanos, del hombre de pueblo que consideró y considera necesario brindarle su tiempo, su música y su voz a la gente que en peores condiciones vive, conociendo la humildad con que habitan y cohabitan, y porque todo evoca ternura y compromiso.

Anderson, entonces, nos permite indagar en el impacto social, no solo traído por la visita de Silvio —que es el eje conductor de todo este asunto—, sino, en las aristas sociales y económicas de estas comunidades; haciendo suyo un discurso alejado de la superficialidad para integrarse con las necesidades de cada uno de sus protagonistas. Canción… aborda, entre otros temas, la inaccesibilidad a los servicios básicos de alimentación, electricidad o agua, vivienda y escasez de recursos vitales; de una forma severa, sin atajos ni tapaderas.

Toma como base a los sucesos y testimonios que reflejan una cruda realidad, pero no deja de ser un montaje audiovisual que sucumbe a los procesos de edición y selección de su equipo, entre ellos, las convicciones de su director. Tal vez es un tratamiento algo epidérmico de la porno miseria que refleja un entorno decadente; sin embargo, funciona como un ejercicio que aboga por la representación artística y remarca las diferencias de clases, las condiciones de los más desprovistos, las desigualdades.

A través de la representación gráfica de la pobreza y la marginación, el largometraje busca crear conciencia sobre estos problemas. La crudeza de estos barrios llamados marginales, de la naturalidad de sus participantes —personas comunes y corrientes que se muestran tal y como son— es lo que contribuye a esa sensación de realidad que trasmite la película y que termina calando en el espectador; sin luces, sin efectos especiales, sin adornos ni maquillajes. Tal y como la capta la lente.

 

 

Las letras de las canciones de Silvio son la banda sonora «en vivo» del metraje; hecha sin penas ni tristezas, transparentando la idiosincrasia y el tradicionalismo. No es una cuestión de expresión, es una cuestión de sentimientos, de moral, de vida; por eso la película evita crear un ruido más allá de la ilustración cruda. Es una muestra de crítica, de la autocrítica que se hace imprescindible cuando se enfrenta a un proceso de reconstrucción y rediseño.

Por eso no es arte contestatario, no es la expresión divergente de un «movimiento interesante» desde y para las ramificaciones sociales, políticas y económicas que solicitan un cambio, no es solo una posibilidad para dar a conocer estos problemas. Es un asunto de deterioro, amor, desesperanza, dificultad, pero sobre todo, del cubano, de su personalidad para enfrentar situaciones, donde las asperezas de la realidad no mellan del todo nuestra alegría, nuestro espíritu, un espíritu que se ha visto desgastado y se siente claustrofóbico.

También, es una manera para aliviar el alma a las personas en los profundos tiempos de crisis, estos tiempos de crisis.

Después de todo queda Silvio, que intenta propagarnos con su aliento juvenil alocado que no se detiene, esa alegría y esperanza de cuando éramos niños, dándonos la fuerza para al fin «convertir en milagro el barro», aunque se tenga que «amar el tiempo de los inventos» «porque solo el amor engendra la maravilla». Al final, culpo a la necesidad ante la misma necedad del ser humano.

 

 

*Licenciado en Ciencias de la Información. Especialista en Análisis y Gestión de Información en el ICAIC.

 

Fuente: LA JOVEN CUBA

 

 

 

 

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