Estaban juntos para derrocar al gobierno civil surgido de la revolución sudanesa que acabó con el régimen de Omar al-Bashir. Casi tres años después, las rivalidades existentes entre Abdel Fattah al-Burhan, jefe de las tropas regulares de las Fuerzas Armadas de Sudán (SAF), y el grupo paramilitar Rapid Support Forces (RSF), liderado por Mohamed Hamdan Dogolo, conocido como Hemidti, se han convertido en un conflicto abierto y mortífero.
Una guerra que se extiende
Las dos facciones luchan por lugares estratégicos en Jartum, la capital sudanesa, con armas pesadas. Las RSF están tratando de apoderarse de los medios oficiales, el palacio presidencial y el aeropuerto. Las SAF, por su parte, no dudan en utilizar la fuerza aérea para bombardear los campamentos del FRL ubicados en las distintas zonas residenciales.
Los habitantes no tienen más remedio que quedarse en casa y esperar que los proyectiles no alcancen sus hogares. Ya han muerto decenas de civiles y cientos han resultado heridos.
Se confirman los temores de que el conflicto se extienda por todo el país. Los combates tienen lugar en varias otras ciudades importantes, en Port Sudan, Kabkabiya en Darfur del Norte, El Obeid en Kordofan del Norte, Zalingei en Darfur Central y también en El Geneina, la capital de Darfur Occidental.
Poder paramilitar
Los FRL se originan en los Janjaweed. Estas milicias fueron ampliamente utilizadas por Omar al-Bashir para sembrar el terror durante el conflicto de Darfur hace veinte años. Esto llevó a Bashir a ser acusado por la Corte Penal Internacional de crímenes de lesa humanidad. Bajo el liderazgo de Hemidti, los Janjaweed ayudaron a construir el grupo paramilitar RSF. Estos últimos mantienen el control de las minas de oro del país, lo que permite que su líder sea uno de los hombres más ricos de Sudán. Las RSF también actuaron como guardias fronterizos. Estaban involucrados en la trata de personas. Arrestaron y vendieron a los inmigrantes que intentaron cruzar la frontera a las milicias libias. A pedido de Arabia Saudita y los Estados Árabes Unidos, las RSF jugaron el papel de mercenarios en la guerra en Yemen contra los Houthis, a cambio de un pago.
Si Hemidti, desde hace unos meses, no deja de criticar el golpe de Estado del que es uno de los autores, y llama a la población civil a apoyarlo, nadie ha olvidado que las RSF fueron responsables de las masacres de los sentada del 3 de junio de 2019, donde más de un centenar de manifestantes fueron asesinados, y siguen en gran medida involucrados en la represión contra los opositores.
Lo que está en juego en el conflicto
Paradójicamente, fue el acuerdo de entrega del poder a civiles, negociado durante meses entre militares y parte de las fuerzas democráticas, lo que encendió el conflicto. Se había firmado un primer acuerdo marco. Este acuerdo dejó sin resolver algunas cuestiones delicadas, incluida la integración de las RSF en las SAF. Burhan proponía una integración gradual mientras que Hemidti, por el contrario, apuntaba a integrar las FRL como tales. Esto le permitió seguir siendo una figura clave en Sudán. Nunca ocultó sus ambiciones de estar al frente del país. Una especie de venganza para este antiguo comerciante de camellos de Darfur. Al mismo tiempo, parte del personal de las SAF, encabezado por el general Shams el-Din Kabbashi, no estaba contento con el proceso de negociación con los civiles. Finalmente, los oficiales islamistas nunca perdonaron a Hemidti por lo que consideraron una traición.
El desarrollo de los acontecimientos también puede verse como una confirmación de la relevancia de la posición de los comités de resistencia. Siempre se han negado a negociar con una potencia militar que no ha dejado, desde la independencia del país, de dar golpes de estado y de traicionar sus propios compromisos.
Recordemos que Burhan y Hemidti justificaron su golpe para evitar que el país cayera en el caos.
19 abril 2023
Traducido por International Viewpoint de l’Anticapitaliste .
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