Argentina, 1985

Por Santiago Mitre

Este domingo se entregan los Premios Oscar y Argentina, 1985 es una de las nominadas. Su director, Santiago Mitre, nos cuenta cómo fue reconstruir la lucha por llevar ante la justicia a los principales responsables de los horrores durante la última dictadura en el país.

rgentina, 1985, la película basada en hechos reales del director Santiago Mitre, dramatiza el retorno del país sudamericano a la democracia tras siete años de una brutal dictadura militar. El nuevo gobierno civil está decidido a exigir responsabilidades a los principales oficiales que llevaron a cabo la guerra sucia torturando, asesinando y haciendo desaparecer a unas treinta mil personas. El guion de Mitre, escrito en colaboración con los argentinos Mariano Llinás y Martín Mauregui, humaniza profundamente la lucha por juzgar a los generales en el mayor caso de crímenes de guerra desde los juicios de Nuremberg contra los criminales de guerra nazis.

Argentina, 1985 ha acumulado muy merecidamente elogios, ganando el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa, tres premios —incluida una nominación al León de Oro a la mejor película— en el Festival de Venecia y muchos otros premios y nominaciones, entre los que destaca su nominación al Oscar como mejor película internacional.

La apasionante obra maestra de Mitre, de dos horas y veinte minutos de duración, probablemente sea el mejor largometraje político desde Z, de Costa-Gavras, de 1969, que fue nominada a los premios de la Academia a la mejor película y a la mejor película de habla no inglesa, ganando en esta última categoría. Esta película clásica sobre el asesinato del candidato griego a la paz y el derrocamiento del gobierno por los coroneles griegos antes de que pudieran ser juzgados tuvo un gran impacto en Mitre. En entrevista exclusiva con Jacobin, el director nos revela este hecho, nos cuenta cómo construyó su recreación del caso judicial que conmovió al mundo y mucho más.

 

ER

¿Cuáles son sus influencias cinematográficas para esta película?

SM

Pensaba mucho en Todos los hombres del presidente, con Dustin Hoffman; es una película que me encanta porque trata un tema importante con grandes personajes y una gran tensión. Hubo otras películas cuya influencia no se puede rastrear directamente, pero la más importante para mí es La conversación, de Francis Ford Coppola. Por la forma en que utilizaba la paranoia y los movimientos de cámara, era una gran película.

Me encanta Costa-Gavras y esos thrillers políticos de los años 70: Z, y muchos otros. Pero también veo muchas películas clásicas de Hollywood. Pienso mucho en Frank Capra y John Ford y en cómo utilizaban el cine como herramienta para contar la historia. Es una mezcla de todo. También algunas películas argentinas sobre el tema de la dictadura fueron importantes para mí en mi formación como cineasta. Un ejemplo es La historia oficial, de Luis Puenzo, de 1985.

 

ER

Hay una secuencia en Z en la que el juez, interpretado por Jean-Louis Trintignant, acusa a cada uno de los coroneles griegos. Su película casi parece lo que habría ocurrido en Grecia si la junta militar no hubiera derrocado al gobierno y se hubiera sometido a juicio.

SM

Ese es uno de los ejemplos que los jueces y fiscales utilizaron en Argentina para construir el caso, porque no había muchos antecedentes en la historia de tribunales civiles juzgando a dictadores militares. Entonces necesitaron construirlo todo casi desde cero y tratar de ser originales.

En mi caso, el juicio real que tuvo lugar [en Argentina] fue muy importante e influyente: leer los expedientes y ver las grabaciones del juicio, hablar con todo el mundo… Pero además hay toda una tradición en el cine que también influyó. Porque aquel juicio fue una especie de acontecimiento magnífico, y el cine devuelve a la vida aquella historia , aquel acontecimiento, para que la gente de muchos lugares pueda apreciarlo y pueda debatir los temas que propone la película.

La cúpula militar al banquillo. Escena en la sala del tribunal en Argentina, 1985.
ER

Durante las secuencias del juicio en Argentina, 1985, intercaló secuencias históricas reales de los juicios, fragmentos de noticias reales…

SM

Sí. Para mí fue como trabajar en una recreación del juicio. Yo lo que quería era tener un estilo de no ficción, y utilicé distintos procedimientos para conseguirlo. Un ejemplo de ello es que todas las palabras que dicen los testigos son textuales: transcripciones exactas de lo que dijeron durante el juicio. Todas las cosas públicas que mostré durante el juicio, además, son réplicas exactas de lo que ocurrió. Al mismo tiempo, era importante para mí rodar en la sala real. Tuvimos suerte de que nos dejaran rodar allí, porque hoy en día es un edificio histórico. Estar sentado allí, en ese lugar, con los [actores que interpretan a los] testigos vestidos exactamente como iban vestidos los testigos en ese momento en el 85, fue una imagen muy intensa para mí. Había estado viendo las grabaciones del juicio original durante meses y meses.

Porque ya sabes, las grabaciones del juicio original tenían una característica, y era que los testigos solo aparecían de espaldas. Solo podíamos ver sus cuellos, con los jueces observándolos. Era una forma de proteger sus identidades… y su integridad. La mayoría de las personas que los habían secuestrado o torturado estaban libres. Fue algo de una valentía inconmensurable ir y ser testigo en ese juicio.

Cuando decidí cómo rodar la película, cómo rodar la recreación, estaba claro que necesitaba mostrar los rostros, los rostros que no pudimos ver durante cuarenta años, para que pudiéramos imaginar el dolor y la rabia, y lo difícil que fue para los testigos sentarse allí y hablar con la sociedad argentina por primera vez. Pero, al mismo tiempo, tenía esas grabaciones del juicio en la cabeza todo el tiempo, así que le dije a mi director de fotografía, Javier Juliá, que también deberíamos llevar una cámara U-matic, que era el mismo [tipo de cámara de vídeo] que se utilizó para la retransmisión del juicio. Así que, mientras hacíamos nuestras escenas, íbamos construyendo planos U-matic exactamente en el mismo ángulo en el que se colocaron las cámaras en el juicio original. Hacíamos una especie de archivo falso. Podíamos hacer nuestra toma y luego cortar a una cámara U-matic, y de la cámara U-matic pasábamos a fragmentos del juicio original. Así que, durante el juicio, hacíamos eso todo el tiempo, pasando de nuestra toma a una toma U-matic y a una toma de archivo.

Para mí era muy importante, porque quería ser muy preciso en la reconstrucción del juicio. Puedes ver en la película que pasamos de las imágenes originales del 85 a nuestra recreación del juicio, y todo va muy fluido. Porque hablar de este juicio no implica solamente hablar de este juicio… Quería hablar de este momento del mundo y de la sociedad en Argentina, también. Era como un ir hacia atrás y hacia adelante en el tiempo, y esa fue la forma que quisimos darle con mi editor [Andrés Pepe Estrada].

 

ER

El alegato final del fiscal Julio César Strassera al final de Argentina, 1985 es el mejor discurso antifascista que he visto en el cine desde el gran final de Charlie Chaplin en El gran dictador, de 1940.

SM

Esas fueron sus palabras exactas. Tuvimos que ajustarlo porque era mucho más largo, claro. Todos los fragmentos que dice Ricardo Darín [el actor que interpreta a Strassera] son exactamente las palabras que usó Strassera. Alguien en Internet editó los dos [discursos] juntos. Pasas de Strassera a Ricardo, y es increíble.

Ricardo fue muy inteligente en su decisión; nunca quiso copiar a Strassera. Quería entender lo que Strassera estaba viviendo —los miedos, el coraje, la enorme responsabilidad— a través de su propia sensibilidad [la de Ricardo] e intentar vivir las cosas como si fueran sus propios momentos para dar vida a esto. No quería ver demasiadas cintas de Strassera, para no copiarle. Así que cuando vimos ese video que alguien hizo en Internet editando una junto con la otra, la imagen de nuestro Strassera y la del Strassera real… son exactamente iguales. Fue una de esas cosas mágicas que a veces ocurren en el cine y que son increíbles.

 

ER

¿Qué papel desempeñaron los jóvenes en la acusación?

SM

Para mí fueron la clave de todo. Fue la conclusión a la que llegué cuando estaba investigando y trabajando en las ideas de la película. Luis Moreno Ocampo [retratado por Peter Lanzani], el verdadero, me explicó el contexto de las personas que estaban trabajando en la justicia en ese momento: no querían participar en el juicio porque tenían miedo de que se produjera otro golpe de Estado, porque formaban parte de la dictadura o porque habían sido nombrados [designados] bajo la dictadura.

Y [la fiscalía] no tenía tiempo, necesitaba actuar con rapidez, así que se le ocurrió la idea de traer a los rangos inferiores, abogados de alrededor de veinte años de edad, o ni siquiera abogados… jóvenes que estaban trabajando en el [departamento de] justicia para ayudar. Para mí ese fue el punto de inflexión. El momento en el que me di cuenta de que esta iba a ser una película de una fuerte intervención política en estos días, porque ahora mismo vemos a muchos jóvenes que abrazan discursos antidemocráticos o que parecen no creer en la democracia porque han vivido en democracia toda su vida… se olvidan de lo difícil que fue para Argentina y para muchos países volver a la democracia. Es doloroso ver a gente de dieciocho o veinte años, adolescentes, con discursos de derecha.

Así que con esta película quería hablar directamente a las generaciones más jóvenes, que están olvidando lo difícil que fue volver de la dictadura y lo importante que es defender la democracia. Es algo muy relevante en estos días, porque vemos intentos de cercenar uno u otro aspecto de la democracia por todas partes.

 

ER

¿Qué papel desempeñaron los periodistas durante el juicio?

SM

Es una muy buena pregunta. Fue algo muy interesante. Porque, por supuesto, durante la dictadura los medios de comunicación estaban controlados por la Junta Militar. Así que los periodistas —los que sabían lo que estaba pasando— no hablaban mucho porque podían ser asesinados o desaparecidos. Era difícil difundir las noticias. Lo hacían a través de otros países, principalmente… los que lo hacían.

La mayor parte de la sociedad no sabía muy bien lo que estaba pasando hasta que volvimos a la democracia. Entonces el juicio, que duró seis meses, estaba todos los días en los periódicos, en las noticias de la radio, en la televisión… fue como un despertar para una sociedad que no quiso ver lo horrible de la dictadura mientras duró. El juicio fue un despertar para que una sociedad entendiera los horrores de lo que había pasado en Argentina. Echó las bases de lo que aun hoy continúa, esta tradición democrática que tenemos desde 1983.

 

ER

¿Qué sigue ahora para para usted?

SM

Bueno, he estado en una montaña rusa. Proyectamos la película por primera vez en agosto en el Festival de Venecia. Estoy haciendo muchas presentaciones en muchos lugares del mundo, que han sido muy interesantes. Ahora es como nuestra última parte de esta experiencia con esta película: los Oscar. Pienso disfrutar de esto y después empezaré a pensar en qué hacer a continuación, qué escribir. Soy escritor, así que disfruto mucho de mi soledad, y quiero volver a ella. Pero también esta es una gran experiencia y quiero disfrutarla. No durará mucho más.

Tomado de jacobinlat.com

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