Eduardo Lucita*- Geopolítica: El regreso de Brasil

 

Eduardo Lucita*

 

Primera bilateral entre Lula y Alberto Fernández: La reconstrucción de una  alianza geopolítica | En el Palacio Itamaraty | Página12

En la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP-27) reunida en noviembre en  Sharm el Sheij, Egipto,  el reciente asumido presidente Luis Inácio “Lula” da Silva pronunció una frase determinante: “Brasil está de vuelta”. Lo que es más que evidente si se repasan sus movimientos políticos en el poco tiempo en que está ejerciendo su tercera presidencia.

De la mano de Lula el regreso de Brasil a los foros internacionales es más amplio que sus justas preocupaciones por el cambio climático. Como se vio en su reciente visita a Buenos Aires –cumpliendo su promesa de que su primer viaje oficial sería a Argentina- para reunirse con el presidente Alberto Fernández  primero y luego participar de la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe (Celac). Lula busca reponer a Brasil como potencia regional con peso propio en la geopolítica mundial.

Llegó a nuestro país mostrando tener controlada la situación interna. La asonada golpista de días atrás, aún con sus peligros, terminó fortaleciéndolo, logró múltiples apoyos locales e internacionales que lo han legitimado y servido para avanzar y aislar a los golpistas, aunque el bolsonarismo sigue teniendo una base social amplia.  Destituyó al Comandante del ejército y avanza en el disciplinamiento de los militares al poder político. La interpretación general es que ahora tiene mayor margen de maniobra que el que le dieran las urnas en noviembre pasado. También mayor fortaleza para reposicionar a Brasil en el tablero mundial y regional.

 

Cumbre de la Celac

El presidente de Brasil fue la principal figura de la VII Cumbre, de la que participaron representantes de los 33  países que componen el organismo regional -que no integran EEUU ni Canadá- con las notorias ausencias de los presidentes de México, Andrés M. López Obrador; de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Ecuador, Guillermo Lasso.

 

El encuentro mostró fuertes diferencias internas entre quienes consideran que hay países “que no respetan la democracia” en clara referencia a Cuba, Venezuela y Nicaragua encabezados por el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, en tanto que el presidente Alberto Fernández había descripto a “todos los países que integran la Celac como democráticos” y junto con Lula alertaron sobre el ascenso de las ultraderechas en la región. Así el largo documento final no logró consensos en problemas inmediatos como los presos políticos nicaragüenses o la actual crisis política en Perú (1). Sí logró reconstituir el diálogo regional, y se pronunció por la defensa de la democracia y el respeto a los DDHH, la integración nacional, el multilateralismo y  el cuestionamiento a cualquier tipo de bloqueo. Esta falta de resolución dio pie a que varios analistas y periodistas calificaran al organismo latinoamericano y caribeño de intrascendente, lo condenaron a la irrelevancia y auguraron su ocaso. No pareciera pensar los mismo EEUU. El mismo día de la Cumbre el Departamento de Estado emitió un comunicado en el que sostiene que la OEA –ese ministerio del coloniaje como lo definió Fidel Castro hace años- “Es el principal foro del hemisferio occidental” y dos días después el delegado de EEUU en la OEA afirmó que “Es la única organización donde todos los países están comprometidos en defender la democracia”.

En una exposición en el Atlantic Council inmediatamente de terminada la Cumbre de la Celac, Laura Richardson, Jefa del Comando Sur de EEUU se preguntó ¿Porqué es importante Latinoamérica”? ”, por  “Todos los ricos recursos y elementos de tierras raras”, se contestó y aseguró que en Latinoamérica “tenemos una riqueza incomparable de recursos, litio, petróleo y minerales, agua dulce y los pulmones del mundo” y concluyó “Tenemos que empezar nuestro juego”…

Protección de la Amazonía

En pocos días más Lula será anfitrión de la Cumbre Amazónica, que reunirá a funcionarios del propio Brasil, de Perú, de Colombia y de Francia (por la Guyana francesa, territorio de ultramar) para tratar problemas ambientales y conexos. En su campaña electoral prometió frenar la deforestación que impulsan el sector agrario y la minería ilegal. La decisión de proteger la Amazona causó la reacción del complejo agroindustrial de Brasil que entiende deberá aumentar sus exportaciones (un objetivo explicitado por Lula) por vía de una mayor productividad del sector y no por extensión de la frontera agropecuaria como pasó con la acelerada deforestación bajo la administración Bolsonaro (2). Lula piensa compensar al sector con el acuerdo con la UE que le abre un gran mercado a los granos y a las carnes, pero al mismo tiempo ese acuerdo le abre un campo de fricción con el sector industrial que ve a futuro inundado su mercado con productos europeos. Una primera manifestación de descontento fue la remoción del presidente de la poderosa FIESP, Josué Gomes un histórico aliado de Lula e hijo de José Alencar vice de Lula en sus dos primeros mandatos, por la abrumadora diferencia de 47 votos contra 1. Resta saber cuál será la actitud de los industriales argentinos.

 

Brasil-Argentina

La intención de plasmar una alianza estratégica entre los dos países quedó sellada en un documento común, firmado por los presidentes da Silva y Fernández. Se dio a conocer un día antes del inicio de la Cumbre y constituye tanto una carta de intención como una hoja de ruta para consolidar y profundizar la relación bilateral. Ambos reafirman su compromiso con el multilateralismo, la defensa irrestricta del régimen de la democracia liberal y sus instituciones y el crecimiento con inclusión social.

 

La declaración describe objetivos y acuerdos a alcanzar. En principio hay dos objetivos inmediatos propuestos por Lula: recomponer el Mercosur y recuperar la Unasur. Con el primero Lula ya ha manifestado su intención de firmar el demorado acuerdo con la Unión Europea lo más rápido posible (3). La voz del presidente de Uruguay, Lacalle Pou, fue una nota discordante, planteó la necesidad de firmar acuerdos de libre comercio, ya sea país por país o de conjunto por los integrantes del mercado común y anunció que está estudiando firmar un TLC con China. Según palabras del canciller de Brasil eso sería lisa y llanamente destruir el Mercosur. Rápido de reflejos Lula da Silva viajó a Montevideo no bien concluida la Cumbre para tratar de hacer desistir al presidente uruguayo de firmar ese TLC. En su propuesta primero está firmar el Acuerdo Mercosur-UE y luego lo mismo con China, pero como grupo no individualmente.

Con el segundo, recuperación de la Unasur, afirmaría su liderazgo, perdido bajo la gestión Bolsonaro, sobre los países del sur de Nuestra América y fortalecería su interés en ser el interlocutor de la región ante EEUU. Es evidente que Lula se siente más cómodo en la Unasur que en la Celac, donde debiera disputar con el México de López Obrador, cuyo proyecto es que el T-MEC  (versión actualizada del NAFTA) se extienda a todo el continente para terminar constituyendo una comunidad económica. Lo que no es compartido por Brasil ni por Argentina.

Los acuerdos inmediatos alcanzados contemplan intereses comunes de los dos países. Brasil financiará la provisión de caños sin costura para el segundo tramo del gasoducto NK que llevaría el fluido desde Vaca Muerta (capital del shale oil y shale gas) hasta Porto Alegre a precios competitivos para los industriales brasileros, más aún cuando el gas proveniente de Bolivia está comenzando a escasear. Está planteada la revitalización del sistema de pagos en moneda local, que ya funcionó bajo los gobiernos kirchneristas; el Banco do Brasil y el Nación financiaran por un año importaciones de ambos lados mientras  cobra fuerza la posibilidad del otorgamiento a Argentina de un swap en reales de libre disponibilidad, por lo tanto no solo para engrosar reservas sino para pagar importaciones provenientes de Brasil. Esto facilitaría las compras de bienes e insumos industriales a Argentina y facilitaría exportaciones brasileras, hoy limitadas por la falta de divisas en el banco central de Argentina y la necesaria administración de sus escasas reservas. Con lo que compensaría a los industriales brasileros por el acuerdo con la UE. Probablemente Brasil buscaría propiciar el ingreso de Argentina a los Brics, un objetivo buscado por los anteriores gobiernos kirchneristas y por el actual  y probablemente brinde apoyo en las tratativas con el FMI y otros organismos multilaterales. Hay también en discusión una moneda común para los intercambios comerciales entre los dos países, que podrían ampliarse a otros de la región, pero esto más allá del interés común va para más adelante. Es evidente que para Brasil afianzar la relación con Argentina es una plataforma para desde allí proyectarse al liderazgo de la región. EEUU ha registrado estos movimientos y el presidente Joe Biden acaba de cursar una invitación a Lula para reunirse en Washington durante el próximo mes. EEUU ¿se asociará a ese liderazgo o buscará condicionarlo?

 

Posibilidades e Incertezas

Desde que asumiera su tercera presidencia Lula se ha movido rápida e intensamente. Fue notoria su presencia en la COP 27, fue la figura central en la VII reunión de la Celac; será el anfitrión de la próxima Cumbre Amazónica y ya prepara sus maletas para estar en la reunión del G20 en Nueva Delhi en septiembre próximo. En paralelo neutralizó un intento de golpe de Estado a pocos días de asumir.  Mucho pragmatismo y equilibrio en el marco del multilateralismo y también al interior de su país es su marca hasta ahora. De lograr llevar adelante sus objetivos provocará un realineamiento de las alianzas entre países en la región

 

Sin embargo son todas potencialidades. ¿Podrá la región y particularmente Brasil y Argentina superar la crisis económico-social actual? ¿La burguesía argentina aceptará disciplinarse a la hegemonía brasilera? ¿Lula logrará dominar las contradicciones internas? Finalmente ¿que posición adoptará EEUU frente a un nuevo liderazgo que busca moverse con cierta independencia en el tablero geopolítico regional y mundial?

 

La incertidumbre que recorre el mundo, también tiene su capítulo en nuestra América Latina y Caribeña.

 

*Eduardo Lucita: integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda-

 

(1) Lula afirmó que el presidente Castillo “fue destituido a derecho” porque había violado la ley, mientras que Argentina, Colombia y Bolivia denunciaron un golpe de estado y México exigió la liberación del presidente destituido y preso.

(2) Durante su gestión la tasa anual de devastación de la selva se duplicó en relación a años anteriores. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, organismo responsable de monitorear deforestaciones e incendios, esa devastación alcanzaría los 15.000 kilómetros cuadrados. Luego de la asunción de Lula Alemania y Noruega desbloquearon el Fondo Amazonía paralizado durante la gestión Bolsonaro.

(3) Según el canciller de Brasil, la última propuesta presentada alcanzaba al 94% del cuadro tarifario y se había anunciado el fin de las reuniones técnicas. Bastaba resolver problemas políticos con Argentina y Francia.

 

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