La Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia lidera a una parte de los sindicatos en la huelga «intersectorial» convocada para reclamar subidas salariales, en una protesta que extiende las que se vienen produciendo desde finales de septiembre en varias refinerías.

Concretamente, han exigido una subida del salario mínimo del 20% y una indexación de los sueldos con la inflación en una jornada de paros que afectó a servicios como la educación o los transportes, pero con un impacto limitado. Las reivindicaciones han marcado la continuidad de marcha la celebrada el pasado 29 de septiembre, que, si bien tuvo poco seguimiento, ha inspirado esta nueva movilización en la que el contexto ha empeorado significativamente para el Gobierno de Emmanuel Macron.

La sucesión de protestas ha dejado sin combustible a muchas refinerías (cerca de la tercera parte, de acuerdo con el Gobierno) y repercute en los ciudadanos que utilizan sus vehículos. El seguimiento a la centena de manifestaciones convocadas en todo el país varía de acuerdo con las fuentes. Según los sindicatos, hubo unos 300.000, frente a los 107.000 estimados por el Ministerio del Interior.

Desde la plaza de Italia, en el sur de París, miles de sindicalistas y estudiantes protestaron. Fueron hasta 70.000, según los organizadores, cifra que las autoridades rebajaron a las 13.000. «Lo que tiene que hacer el Gobierno, que finge estar interesado, es aumentar el salario mínimo hasta los 2.000 euros brutos», abogó el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martínez, en la cabecera de la manifestación y rodeado de una nube de periodistas.

La central sindical que lidera Martínez, hijo de padres españoles que huyeron del régimen de Francisco Franco (1939-1975), está en la boca de todo el mundo por ser promotora de la huelga en las refinerías y depósitos que da problemas a millones de automovilistas para aprovisionarse en carburante.

«Que la patronal negocie y que negocie a la altura de las reivindicaciones, porque en el caso de TotalEnergies, el 100% de lo que ofrece (5% de mejora salarial) se lo come todo la inflación», criticó Martínez, cuyo sindicato demanda un 10% de aumento para obreros y técnicos.

Este contexto ha alentado a una mayor presión de la la oposición de izquierdas, que el domingo sacó a varias decenas de miles de personas a la calle para exigir medidas compensatorias por la pérdida de poder adquisitivo.

En espera de datos definitivos, los paros afectaron a la enseñanza, sobre todo a la secundaria (con cerca de un 10% de los profesores en huelga); a la mitad de los trenes regionales, y a al menos a un tercio de los autobuses y cercanías de París.

La huelga también tuvo seguimiento en 11 de las 19 las centrales nucleares francesas, informó la CGT. No obstante, el gestor del transporte de la electricidad en Francia (RTE) aclaró que, en el corto plazo, no hay riesgo de abastecimiento de energía por esta protesta.

Sortear el bloqueo

En una intervención parlamentaria en pleno debate de los Presupuestos de 2023, la primera ministra, Élisabeth Borne, aludió a la crisis de los carburantes e hizo hincapié en que la situación ha mejorado, ya que de cerca de un 30% de las gasolineras desabastecidas el lunes se pasó a menos del 25% este martes.

Borne también aludió al probable recurso al artículo de la Constitución 49.3 que permite aprobar por la vía rápida determinadas leyes, como los Presupuestos, al no disponer de mayoría absoluta en el Parlamento.

«El bloqueo no viene de nuestra parte», aclaró la jefa de Gobierno, quien dijo haber tenido en cuenta algunas aportaciones de la oposición en el debate presupuestario.

Fuente: Público.es