La Ideología Socialista Soviética (Socialismo “realmente existente” como ideología)/ Ver: A medida que se acerca el aniversario de la votación de la guerra de Irak, no olvide quién fue el responsable

 

I – El discurso ideológico

 

Fernando Hugo Azcurra*

*Economista

– I –

Las etapas históricas de la elaboración del discurso fueron: a) 1917 – 1921: comunismo de guerra; b) 1921 – 1928: NEP;  c) 1930 – 1945  Concentración de propiedad y economía en el Estado; d) 1945… Economía “socialista”.

La estructura fundamental del discurso ideológico quedó asentada en la primera etapa, las posteriores sólo van añadiendo nuevos argumentos  y adecuaciones de acuerdo con las políticas económicas y necesidades que se van poniendo en práctica. Sus autores principales fueron Lenín, Trotsky, Bujarin, seguidos por Preobrajensky, Lapidus, Ostrovitianov, Stalin.

Dado el atraso bárbaro de Rusia, luego del comunismo de guerra, Lenín y con él el PCUS concluyeron que no se podían “implantar directamente” las relaciones socialistas sino proceder a la adopción de medidas que llevarán hacia ellas, de manera que se estableció la necesidad de pasar por una “antesala” a la que denominaron “transición al socialismo”; se procedió a concebir como el camino más apto y expeditivo lo que, de acuerdo con lo expuesto por Lenín, se denominó el capitalismo de Estado que a partir de 1921 se combinó con la introducción de la NEP.

De esta manera partían de una concepción de lo que es el socialismo para luego ir dando lugar a su “adaptación” de acuerdo con la realidad socio-económica rusa inmediata.

Según lo anterior, era perentorio poner en práctica los procedimientos aptos a la especificidad de la situación del país los que se fueron modificando a tenor de los resultados que se iban advirtiendo, de allí el surgimiento de las etapas. Se trataba de una experiencia social, política y económica completamente nueva.

En consecuencia  las premisas básicas de la construcción del socialismo en lo que fuera la URSS se fundaron en el pensamiento de Lenín, y éste consistía abreviadamente en la siguiente suma de concepciones y de directivas prácticas que se desprenden de sus propias obras e intervenciones en el C.C. del PCUS así como también de sus discursos e informes en diversas ocasiones ante las instituciones oficiales y obreras de la época.

La técnica capitalista + los procedimientos capitalistas de producción y organización planificados + la administración jerárquica de las empresas estatales + la alta productividad del trabajador asalariado + la férrea conducción del partido-Estado soviético como poder político en representación del proletariado y como propietario de facto de los Mp.

Esta suma constituyó la condición básica, en la situación catastrófica de Rusia en esa época, de lo que se denominó “capitalismo de Estado” que, al estar el poder político del Estado en manos del proletariado como clase dominante, según lo que se afirmaba, el comienzo de la construcción socialista. Veamos algunas breves citas interpretativas de la situación de aquella época:

La técnica capitalista: “… el socialismo es imposible sin aprovechar las conquistas de la cultura y de la técnica alcanzadas por el gran capitalismo… No. Únicamente son dignos de llamarse comunistas quienes comprendan que es imposible crear o implantar el socialismo sin aprender de los organizadores de los trusts. Pues el socialismo no es una fantasía, sino la asimilación por parte de la vanguardia proletaria que conquistó el poder, la asimilación y la aplicación de lo que fue creado por los trusts. Nosotros, el partido del proletariado, no tenemos de dónde sacar la capacitación para organizar la gran producción, tipo trust, como no sea de los especialistas altamente capacitados del capitalismo”   (XXVII; pág. 343. Énfasis Lenín)

Los procedimientos capitalistas de producción y organización: “La reorganización de las empresas del Estado en base a la rentabilidad económica está vinculada de manera inevitable e indisoluble con la Nueva Política Económica, y en un futuro próximo no cabe duda de que este tipo de empresas será predominante, si no el único. Esto significa de hecho, en una situación en que se admite y desarrolla el libre comercio, que las empresas del Estado pasarán en grado considerable a regirse por el principio comercial”. Subrayaba Lenín “… la apremiante necesidad de elevar la productividad, de lograr que todas las empresas trabajen sin pérdidas y sean rentables…” (XXXII; págs. 168-169)

La administración jerárquica de las empresas estatales: “La dirección colectiva, como forma fundamental de organización de la administración soviética, es algo rudimentario e indispensable en la primera fase, es decir, cuando hay que empezar a construir. Pero al crearse formas más o menos estables, el paso al trabajo práctico queda vinculado a la dirección unipersonal como sistema (Énfasis FHA) que asegura ante todo una mejor utilización de la capacidad humana y real, y un control efectivo, no verbal, del trabajo.

“La experiencia vivida por el poder soviético en el terreno de la organización militar no puede ser considerada como una experiencia aislada… En el mejor de los casos, la dirección colectiva implica un enorme gasto de fuerzas y no satisface la rapidez y la precisión del trabajo que exigen las condiciones de la gran industria centralizada” (XXX; págs. 307-308. Énfasis FHA)

“… el democratismo socialista soviético no está en contradicción en absoluto con la dirección unipersonal y la dictadura, el problema de que la voluntad de clase la ejecuta a veces un dictador, que en ocasiones hace más él solo y con frecuencia es más necesario ” (XXX; pág. 468)

Alta productividad del trabajador asalariado.

“La vanguardia más consciente del proletariado en Rusia (El PCUS. FHA) se ha planteado ya la tarea de elevar la disciplina del trabajo… Se debe plantear en la orden del día la aplicación práctica y la experimentación del trabajo a destajo (salario a destajo FHA), la utilización de lo mucho que hay de científico y progresista en el sistema Taylor… Hay que organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, su experimentación y adaptación sistemáticas. Al mismo tiempo, y planteándose como objetivo la elevación de la productividad del trabajo, hay que tener presentes las peculiaridades del período de transición del capitalismo al socialismo, que reclaman, por un lado, el establecimiento de las bases de la organización socialista de la emulación y, por el otro, la aplicación de medidas de coacción (!), para que la consigna de la dictadura del proletariado no quede empañada por la inconsistencia del poder soviético en la práctica” (XXVII; Págs. 254-255. Énfasis FHA)

Conducción del Partido-Estado: “En el tránsito al socialismo es inevitable la dictadura del proletariado, pero esta dictadura no la ejerce la organización que comprende a la totalidad de los obreros industriales (Los Sindicatos FHA. Énfasis FHA)… el partido, por así decirlo, recoge en su seno a la vanguardia del proletariado, y esta vanguardia ejerce la dictadura del proletariado. Si no se cuenta con una base como los sindicatos no se puede ejercer la dictadura, no se puede cumplir las funciones estatales… no se puede llevar a cabo la dictadura del proletariado a través de la organización que engloba la totalidad del mismo, pues el proletariado está aún tan fraccionado, tan degradado, tan corrompido en algunos lugares (precisamente por el imperialismo en ciertos países) no sólo en Rusia, uno de los países capitalistas más atrasados, sino también en todos los demás países capitalistas, que la organización integral del proletariado no puede ejercer directamente la dictadura de éste. Sólo la puede ejercer la vanguardia (El Partido. FHA), que concentra en sus filas la energía revolucionaria de la clase. Tenemos pues, algo así como una serie de engranajes; tal es el mecanismo de la base misma de la dictadura del proletariado, de la esencia del tránsito del capitalismo al comunismo” (XXXII; págs. 11-12)

¿Qué se consideraba como socialismo por parte de la dirección suprema del PCUS?

La concepción de carácter general que se fue plasmando decía que, siguiendo a los fundadores del socialismo científico, el socialismo era la  fase primera,  inferior, de la sociedad comunista, cuya base económica  era la propiedad social sobre los Mp en sus dos formas, la estatal de todo el pueblo, y la cooperativa-koljosiana. Con más detalles y como primera etapa de la futura sociedad comunista se enumeraban sus características centrales: i) eliminación del poder económico y político de los terratenientes y capitalistas; ii) dictadura del proletariado desde el Estado y desde la economía; iii) Ejercicio del poder político por parte del PCUS en nombre y representación de la clase obrera rusa como su fracción más consciente y revolucionaria; iv) Concentración y planificación desde el Estado de los recursos; v) Superación de las relaciones mercantiles capitalistas y del mercado privado; vi) Dominio de la planeación y de la racionalidad en la economía; vii) superación de la ley del valor y del espontaneísmo de las relaciones socio-económicas de mercado.

De esta manera se estableció como “científico”  una confrontación del tipo siguiente con el capitalismo:  la industria privada era superada por la industria estatal; el mercado capitalista privado desaparecía ante la planificación estatal “socialista”; el Estado burgués capitalista dejaba de existir al ser reemplazado por el Estado proletario socialista; las leyes de la acumulación capitalista dejaban de actuar ante la presencia de las nuevas leyes de la acumulación socialista originaria; ya no había lugar para la explotación de la clase obrera por el capital; la clase obrera rusa era libre y no sufría explotación alguna; en consecuencia desaparecía la anarquía capitalista y su lugar era ocupado por la racionalidad estatal.

La transición

La transición hacia el socialismo, como cometido esencial,  pasaba inexorablemente por alcanzar una victoria aplastante sobre la burguesía y el capital privado erigiendo una nueva economía y una nueva sociedad superior al capitalismo a partir de la consolidación del proletariado en el poder del Estado, de la planificación estatal y de la socialización de los Mp.  Esto era el capitalismo de Estado teorizado por Lenín y que fue tomado como lo central del “tránsito” al socialismo tal como lo hemos expuesto arriba.

De manera que en este período de transición del capitalismo al socialismo, el capitalismo de Estado era considerado una forma especial de sometimiento de las empresas capitalistas a la dictadura del proletariado establecida con la finalidad de preparar las condiciones de las relaciones  socialistas de toda la producción.

Capitalismo de Estado en Rusia y NEP

1921 – 1928: NEP, lucha encarnizada entre el capital estatal y el capital privado; los principales dirigentes y teóricos bolcheviques, siguiendo las líneas directrices analíticas expuestas por Lenín para dar fundamento a la implantación de la NEP, partían de considerar que la lucha era entre la burguesía que “renacía” en Rusia merced a este nuevo procedimiento de política económica, y el proletariado que dirigía el país por medio del poder del Estado en sus manos, concentrando las ramas y empresas más importantes, por tanto, “regulando” y “vigilando” el mercado privado, de esta manera existía o se construía un control del proceso de producción e intercambio por parte del Estado  proletario sinónimo de que la clase obrera ejercía su dominio sobre el capital privado. El poder de la clase proletaria era, de hecho, ejercido por el Partido en su nombre y representación, no por ella misma.

Diferencia entre capitalismo de Estado burgués y capitalismo de Estado proletario.  

La diferencia fundamental se estableció, por parte de Lenín, continuado en esto como ya dijimos, por Trotsky, Bujarin, Preobrazhensky, Radek, Piatakov, etc. en el carácter de clase del Estado. El capitalismo de Estado bajo el dominio burgués consiste en la concentración y centralización monopólica de las ramas y empresas que impone y exige a “su” Estado las mejores condiciones y privilegios para la explotación de la masa de trabajadores asalariados y de la sociedad toda, en esa línea decía Trotsky: “La burguesía es dueña del poder político y de la misma manera continuará explotando al proletariado por medio del capitalismo de Estado, del mismo modo que un burgués explota por medio de la propiedad privada a sus propios obreros” (Trotsky; “Informe sobre la NEP soviética y las perspectivas de la revolución”. Intervención en el IV Congreso de la I.C. 14-11-1922)

En el capitalismo de Estado proletario, el poder político está en manos de la clase obrera. Las industrias y ramas más importantes son propiedad del Estado Obrero.  Trotsky sostenía que en este caso “no existe explotación alguna y por lo tanto no hay ninguna huella de capitalismo, aun si persisten sus formas”. Y agregaba rotundamente que “La industria del Estado Obrero es una empresa socialista por el hecho de las claras tendencias de su desarrollo. Para desarrollarse la industria utiliza métodos que fueron inventados por la economía capitalista y ante los cuales hemos sobrevivido. Bajo un verdadero capitalismo de Estado, es decir, bajo una dirección burguesa, el crecimiento del capitalismo de Estado significa el enriquecimiento del Estado de los burgueses y de su poderoso crecimiento sobre la masa obrera. Entre nosotros, el crecimiento de la industria estatal soviética significa un crecimiento del socialismo que procede directamente del poder proletario”. (Idem)

Pero cuando la aceptación de la realidad socio-económica más ruda e irrefutable imponía su presencia, la prudencia y sensatez hablaba, entonces se podía leer en Trotsky que “Lo que ahora tenemos no es un socialismo opuesto al capitalismo, sino un proceso arduo con el fin de cumplir con el paso de un estado a otro, y sobre todo la etapa inicial y dolorosa de la transición… nuestro país muestra aún enormes vestigios del capitalismo entre los rudimentos del socialismo”.

Y Bujarín escribía sobre la permanencia del salario que ““El salario adquiere una magnitud aparente que no posee ningún contenido. En cuanto la clase obrera se convierte en clase dominante, el trabajo asalariado desaparece. En la producción socialista, ningún trabajo es asalariado, y en la medida en que no hay ningún trabajo asalariado, ningún salario es distribuido como precio de la fuerza de trabajo (Ft) que adquieren los capitalistas. Sólo queda la apariencia exterior del salario, la forma monetaria que, con el sistema monetario, se encamina a su autonegación. En el sistema de la dictadura del proletariado, el “obrero” recibe una parte del trabajo social y no un salario.

“De la misma manera, la categoría beneficio así como el de plusvalor también desaparecen, en tanto que se hable de los nuevos ciclos productivos”. (Bujarin, N. “Las categorías económicas del capitalismo durante el período de transición”. Capítulo 9 de su obra La Economía del período de transición”)

Por su parte Preobrazhensky, definía lo que se estaba haciendo desde el PCUS como la construcción de un “sistema mercantil socialista”  o “forma económica mercantil socialista”, diferenciándose de la caracterización de capitalismo de Estado de Lenín-Trotsky, señalando entre otros factores lo que se oponía a la ley del valor: “… el monopolio del comercio exterior, el proteccionismo socialista, un riguroso plan de importaciones elaborado en favor de la industrialización del país, el intercambio no equivalente con la economía privada que garantiza a la economía de Estado la acumulación en las condiciones extremadamente desfavorables dado su bajo nivel técnico. Pero todos esos elementos, si se los considera globalmente y se los inserta en el cuadro unitario de la economía de Estado del proletariado, no son otra cosa que los instrumentos visibles, la manifestación exterior de la acumulación socialista originaria”. (Preobrazhensky, E. Artículo “La utilidad del estudio teórico de la economía soviética”)

Preobrazhensky  decía asumir como fundamento de la economía de la URSS de “la existencia de dos sistemas diferentes de propiedad de los medios de producción y dos reguladores diferentes de la vida económica, es decir la ley del valor y la ley de la acumulación socialista originaria”  (Preobrazhensky, E. “El equilibrio económico en el sistema de la URSS”, 1927)

En la “transición”, entonces, la producción e intercambio bajo la conducción y regulación del Estado proletario se caracterizaba porque:

1) “Bajo el socialismo, los Mp pertenecen a la sociedad, son propiedad social, dejan de constituir un instrumento de explotación del hombre por el hombre y se convierten en fondos de producción de la economía socialista.

2) La producción de productos como mercancías se conserva bajo el socialismo. En la sociedad socialista la producción y el cambio de mercancías se efectúan bajo el dominio de la propiedad social sobre los Mp.

3) El valor que es la expresión de las relaciones mercantiles asentadas en la división del trabajo que surge espontáneamente, va dejando de cumplir su función equilibradora y de rectora de los intercambios cuando la economía está bajo la condición del dominio del Estado y la planeación. En estas condiciones la ley del valor no ha dejado aún de funcionar, actuaba en la URSS, pero lo hacía bajo otra forma diferente del régimen capitalista, pues experimentaba un proceso de desaparición que la llevaba a transformarse en una ley del gasto de trabajo en la sociedad socialista.

4) El trabajo asalariado bajo la transición socialista, dictadura del proletariado, la clase ya no percibe salario sino un ingreso como fracción individual-familiar del trabajo social; “el salario en el régimen socialista no se presenta como forma transfigurada del valor y del precio de la Ft, dado que ésta última, bajo el socialismo, no es una mercancía. El salario, bajo el socialismo, expresa relaciones de producción socialistas y sirve como medida de trabajo y como medida de consumo… El perfeccionamiento del salario constituye una de las medidas más importantes para utilizar plenamente el estímulo del interés material, objetivamente inherente al socialismo…También en el período de la amplia edificación del comunismo sigue siendo necesario perfeccionar los salarios… Bajo el socialismo, el salario no constituye el valor de la fuerza de trabajo, sino que es la expresión en dinero de la parte de la renta nacional que corresponde a los obreros y empleados para cubrir las necesidades del consumo personal y se distribuye con arreglo a la cantidad y calidad del trabajo”. (Diccionario de Economía Política; Borísov-Zamín- Makárova; EPU; Montevideo; 1966; págs. 214-216)

5) En la sociedad socialista, la Ft ya no es una mercancía. Merced al dominio de la propiedad social sobre los Mp, los trabajadores en la URSS, son los dueños de todas las riquezas.

6) Eliminado el capital queda eliminado el plusvalor; bajo el socialismo dejan de existir tales categorías, el excedente del valor creado por los trabajadores va a la Caja del Estado, es decir de la clase obrera, que las utiliza de acuerdo con sus intereses. (L-O. pág. 250). Las ganancias de las empresas estatal-soviéticas nada que ver tienen, en cuanto a su contenido, con la ganancia capitalista. (El término que se utilizó y difundió luego fue el de “rendimiento”). Pero ¡atención! Por el hecho de que las empresas soviéticas estatizadas no persiguen la obtención de ganancias como tal, no se desprende que el Estado soviético sea indiferente a los resultados superavitarios o deficitarios de sus empresas.

7) se eliminan las envolturas fetichistas de las relaciones sociales y de la producción.

8) Bajo el socialismo no puede existir la  ganancia. Por supuesto que hay un excedente que surge de las relaciones entre las empresas estatales, pero no es beneficio o ganancia, es sólo una “apariencia” basada en el mercado y el dinero. La “ganancia” soviética nada que ver tiene, en cuanto a su contenido, con la ganancia capitalista. En la URSS la ganancia es el ingreso neto de la sociedad creado por el trabajo adicional de los trabajadores de la producción material, sin que esto signifique una relación de explotación del hombre por el hombre.

 

Lo que en definitiva quedó plasmado como doctrina objetiva general e indiscutible del discurso ideológico, en resumen,  fue que:

1º) El capitalismo a comienzos del siglo XX entró en una última y definitiva etapa de su existencia: etapa imperialista que es el inicio de su derrumbe.

2º) Esta etapa imperialista agudizó las contradicciones de la sociedad burguesa.

3º) La revolución de octubre de 1917 escindió al mundo en dos sistemas sociales diferentes y antagónicos.

4º) El PCUS se constituyó en la vanguardia del proletariado mundial.

5º) Rusia construye la sociedad socialista como nuevo modo de producción.

6º) Han aparecido “nuevas leyes económicas”; ya no rigen sólo las leyes del capital.

Es lo que puede leerse en el siguiente ejemplo, como en otros muchos, repetido ad nauseam por todas las publicaciones académicas, políticas, económicas a lo largo de décadas en la URSS:

“Marx no se proponía estudiar en El Capital la dialéctica de la evolución de la sociedad socialista, si bien pueden encontrarse en varios lugares referencias en los que compara capitalismo y socialismo, y describe en rasgos generales las leyes del desarrollo de la nueva sociedad, que reemplazarán las de las formaciones antagónicas. Esta tarea se les planteó a los marxistas en una nueva época histórica, luego de la realización de las geniales previsiones de Marx relativas a la ineluctable caída del capitalismo y a partir de la gran Revolución socialista de octubre que arrancó Rusia de las cadenas del imperialismo.

Después de la muerte de Marx y de Engels, el capitalismo entró en un nuevo y último estadio. El imperialismo acentuó al extremo las contradicciones del capitalismo. La revolución proletaria victoriosa en Rusia ha escindido el mundo en dos sistemas: el sistema socialista y el sistema capitalista. Bajo la dirección del Partido comunista, los trabajadores del  país, teniendo a su cabeza la clase obrera rusa, que es la vanguardia del proletariado internacional, construyen la sociedad socialista. Un nuevo modo de producción, el modo socialista, ha surgido y se desarrolla conforme a las nuevas leyes económicas.”  (Mark Moiséievich Rosental; “Les problèmes de la dialectique dans Le Capital de Marx”; Editions Sociales; París; 1959, págs. 15-16).

II – La base real como Refutación

Para poder fijar con más precisión el discurso ideológico y sus inconsistencias notables, exponemos los rasgos fundamentales de la producción capitalista de manera que se pueda establecer un examen comparativo entre los supuestos de los dos sistemas.

1) Concentración de los medios de producción (Mp) y de los medios de subsistencia en muy pocos empresarios. De este modo estos Mp. no son ya propiedad de los trabajadores directos sino de quienes se los apropian, con lo cual toman la forma de capital como potencia social de producción. Lo cual significa la escisión entre las condiciones objetivas de producción (Mp) y las subjetivas (Ft), ley fundamental de las sociedades de clase en cuanto a la organización social del trabajo.

2) El modo capitalista de producción destruye la propiedad privada personal-familiar, por tanto el trabajo privado.

3) Organización del trabajo asalariado en cuanto trabajo social mediante la cooperación, la división técnica del trabajo y su potenciación por la introducción en la actividad productividad de la aplicación de los resultados de la ciencias naturales.

4) El mayor volumen del producto global producido lo es como mercancías.

5) Que el trabajador aparezca en el mercado como trabajador “libre” de ataduras personales (esclavo; siervo), vendiendo su fuerza de trabajo (Ft) como mercancía transformándose por esta situación en trabajador asalariado, obedeciendo las órdenes del comprador y valorizando el dinero de aquél como inversión a ser recuperada con más un “plus”, o sea funcionando como capital.

6) Sometimiento del proceso material de producción de mercancías como medio para producir y apropiarse del excedente de valor como plusvalor que se convierte en el objetivo inmediato, directo y determinante de todo el proceso global de producción. Es de este modo como el capitalismo produce fundamentalmente capital al producir plusvalor y simultáneamente produce/reproduce el sistema de relaciones sociales y productivas que mantienen al trabajador como asalariado y a los propietarios de los Mp como capitalistas, estos últimos se enriquecen cada vez más y en esa medida la clase asalariada se empobrece cada vez más en términos relativos no absolutos.

¿Cuáles eran los elementos o factores del proceso de producción capitalista? Trabajadores libres de coacción personal y sin propiedad de Mp;  concentración de los Mp en manos de propietarios como dueños que no trabajan; producción de mercancías para los mercados; jornada laboral compuesta por una fracción pagada y otra no pagada. Se cumplía efectivamente con la ley fundamental de las sociedades de clase: la separación entre las condiciones objetivas del trabajo (Mp) y las condiciones subjetivas (trabajadores), al igual que las anteriores sociedades pre-capitalistas.

¿Y en el caso de la URSS? trabajadores libres de coacción personal y sin propiedad de los Mp; concentración de los Mp en manos de un propietario, el PCUS, cuyos miembros no trabajaban; producción de mercancías “estatales” para los mercados; jornada laboral compuesta por una fracción pagada y otra no pagada. La ley fundamental de las sociedades de clase también permanecía vigente.

Por lo tanto las categorías que expresan la realidad socio-económica bajo el dominio de los propietarios que no trabajan sobre los no-propietarios que trabajan seguían estando presentes en esta sociedad “socialista”: valor; valor de cambio; mercancía; dinero; plusvalor; capital, éste como capital estatal; aunque se afirmara, repitiera y difundiera que ya no existían en la sociedad “socialista” que estaban en trance de desaparición.

El discurso que se construía, curiosamente, no era falso porque quedara sólo en las apariencias engañosas de lo que se hacía, no; ocurría que lo engañoso era el discurso mismo que “desfiguraba” lo que se hacía y lo ocultaba con definiciones, supuestas “explicaciones”, “superaciones” del capitalismo que no eran tales, etc. La evidencia de lo real era “inaceptable” y lo falso era un discurso pretendido como “marxista” y “científico” que cumplía las funciones de “deformar”, tergiversar, retorcer, lo que se hacía para no “reconocerlo” como lo que era: capitalismo de Estado con trabajadores  asalariados, no socialismo liberado de la explotación del trabajador, esto era un dogma impuesto a fuerza de autoritarismo, represión y de descalificación si así no era “creído” y “enseñado”.

Marx nos enseña que “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material  dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante… Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas” (K. Marx; “La Ideología Alemana”; EPU; 1968; págs. 50-51). ¿Cómo se daba esta relación en la época feudal, la burguesa y la “socialista”? De la siguiente manera:

El Papado romano dominaba esgrimiendo su discurso con  ideas y verdades “divinas”. Propietario terrateniente y de servidumbre, con ejércitos al mando de sacerdotes, obispos y arzobispos, exigiendo a la sociedad feudal obediencia y difundiendo miedo si no se aceptaban las Sagradas Escrituras y las órdenes del representante de Dios en la Tierra: el Papa. Suprema autoridad de la cristiandad su palabra era infalible e irrefutable y quienes no acordaban con ellas eran “herejes” y enemigos de Dios, pasibles de persecución, tortura y muerte ante la “Santa Inquisción”. Las contradicciones sociales era insoportable para el Papado, tenía que “reprimirlas” con la “palabra de Dios”.

La Burguesía rechazaba aquel discurso que se oponía a sus intereses y elaboró otro basándose en una concepción de ideas y verdades “naturales”, no divinas pero sí eternas. Propietario capitalista sojuzgando a los trabajadores asalariados, con ejércitos “profesionales” y poder político para hacer cumplir con tales “leyes  naturales”, de lo contrario se harían sentir las “leyes del Poder Judicial”, quien no las aceptara y contra ellas se levantara, se convertía en subversivo y delincuente. La burguesía era la representación y la defensora de las “leyes eternas de la naturaleza”. Las contradicciones surgidas en las relaciones sociales y que clamaban contra las abstracciones discursivas del “sentido común” burgués debían ser desmentidas y mejor aún ocultadas.

La burocracia gobernante de la URSS, combatió ambos discursos y consumó otro sosteniendo  ideas y verdades “científicas”. El PCUS era de hecho el propietario estatal, planificador de los recursos materiales y personales con la clase trabajadora asalariada como sostén. En la construcción socialista las leyes sacralizadas por el discurso oficial eran “científicas” y quienes se opusieran y las rechazaran era pasible de sanciones, persecuciones, cárcel, deportaciones, campos de concentración, etc. se convertían en “agentes” indeseables que agredían a la clase trabajadora, la exigencia era extirparlos de la sociedad. El PCUS ejercía su dominio en “nombre y representación” de la clase obrera. Nadie podía “osar” crítica alguna contra el Papado laico: el C.C. del PCUS y las Sagradas Escrituras de Lenín-Stalin. Las contradicciones reales, concretas, de la sociedad “socialista”, eran “desagradables” contrastadas con el “sentido común” del discurso “exitista” oficial y su apologética, por ello debían ser tergiversadas, deformadas, “reinterpretadas” capciosamente y alevosamente. El Secretario General  del PCUS era el “Papa” y el C.C. el cuerpo cardenalicio que regía los destinos de los feligreses “socialistas realmente existentes”.

Sí, el lector podrá correctamente preguntarse ¿se trataba la burocracia de una nueva clase entonces? ¿el socialismo, finalmente es no otra cosa que una sociedad de ese tipo? De manera rotunda ¡no! los integrantes del C.C. del PCUS con más los administradores y planificadores de la propiedad estatal no constituían clase nueva alguna, pero se comportaban como tal pues regían el Estado y administraban sus recursos cual empresarios “en funciones”; legal y constitucionalmente la propiedad era “de toda la sociedad”, pero en los hechos diarios, en sus planes y proyectos, eran quienes “mandaban” y daban “órdenes”. Propietarios + administradores cumplían de tal forma ese papel que, cuando al final, la URSS adopta el modo capitalista privado de producción dejando atrás la modalidad estatal que nunca puede ser concebido como socialismo, la fracción de mayor responsabilidad política y económica “emergió” como propietaria de lo que antes “administraba”  como empleada del Estado: el despojo continuó pero ahora abiertamente con lo robado al Estado y en condiciones de capitalistas personales y familiares  que es lo que ahora se conoce peyorativamente como los “oligarcas” rusos como si bajo el capitalismo no existieran.

 

 

Ahora bien, para empezar a ver claro, por ejemplo, qué se puede leer en Marx sobre el salario cuando trata de la famosa fórmula trinitaria de la economía burguesa vulgar. Pues que en las condiciones capitalistas de producción, el trabajo es “… el medio que siempre se renueva para adquirir, bajo el título de salario, parte del valor creado por el obrero y, por ende, una parte del producto social medida por esa parte de valor: los medios imprescindibles de subsistencia”. Y ¿qué es el producto social global? , es nada más nos dice Marx que “… trabajo social objetivado”.

¿Pero qué dice Bujarín, uno de los constructores del discurso ideológico? Pues que en la Rusia “socialista”,  “… el obrero recibe una parte del trabajo social y no un salario”; o sea ¡igual que bajo el capitalismo! De manera que ¿Qué recibe entonces el obrero bajo el socialismo si no es un salario?: decía que recibía una remuneración, un ingreso, una parte del trabajo social, etc. etc. ¿Qué se hace de este modo? Pues nada más (ni nada menos) que para la misma relación de producción entre trabajo y capital ¡cambiarle el nombre! (Cambiando las palabras se cambian los hechos). En definitiva y aunque parezca increíble, en la Rusia soviética se mantenía la relación del trabajador como asalariado pero éste, se afirmaba desde las altas esferas políticas e intelectuales, que no recibía un salario sino una… ¡remuneración! Y ¿cuál era el destino de tal “remuneración” en manos del trabajador ruso? No otro que el de adquirir “… los medios indispensables de subsistencia”, exactamente igual que cuando recibe el salario pagado por la clase capitalista.

Conclusión: 1º) el salario no es una “simple expresión o forma dineraria de la Ft” como afirma Bujarín, de manera tal que si no lo paga un capitalista (la clase capitalista) deja de ser salario. Pero así como el dinero que ingresa el capitalista como ganancia no es una “simple expresión monetaria de los Mp”, sino que es una relación de producción, también el salario lo es como componente de aquella relación: es una relación entre clases “mediada” por el dinero que en un caso actúa como salario y en otro lo hace como capital dada la estructura social asimétrica de propiedad y no-propiedad, de trabajador y no-trabajador, que constituye la base de las distintas funciones del dinero.

2º) Entonces, bajo el “período de transición” la clase trabajadora rusa percibía un ingreso como salario al que no se lo reconocía como tal; el dinero objetivamente actuaba como “comprando” Ft por parte del Estado  cuál propietario aunque tampoco esto se reconociera como tal, con lo cual ese dinero se “valorizaba” para obtener una reproducción del producto social global que contenía: a) una parte de valor como reposición de la fracción constante (maquinarias, instrumentos, instalaciones, etc.); b) otra parte de valor correspondiente a su salario (ingreso, remuneración, etc.) que representaba los medios de subsistencia, o sea, fracción pagada del trabajo nuevo agregado en el proceso de producción a la fracción constante, y c) un “rendimiento”, esto es, plusvalor apropiado por la élite de la nomenklatura, dueña del Partido y del Estado, que era la parte del valor no pagado o plustrabajo; el valor global se componía de una parte pagada y otra no pagada, en nada diferente del capitalismo.

En consecuencia el “modo” de producción era el del trabajo asalariado/capital estatal; el dominio del capital sobre el trabajo no había sido superado, los Mp ajenos a la propiedad del trabajador se les oponían como entes autónomos, como un poder hostil,  ni, tampoco, se abría camino alguno hacia un “socialismo en construcción” sino a lo opuesto un “capitalismo  en construcción”, y eso era y fue siempre la URSS ¡un capitalismo de estado que se transformó en capitalismo privado” ¡¡Nada de socialismo!!

Si se quisiera ser un tanto “benevolente” podría hablarse de un socialismo vulgar, reaccionario, pero sería demasiada concesión a una realidad en la que el socialismo brillaba por su ausencia aunque sus gestores y administradores juraran una y mil veces que lo que hacían era socialismo ¿qué razones analíticas argüían? ¡ninguna! sencillamente porque repetían lo que “creían” como ha sido expuesto.

Como se desprende de lo anterior, ahora se puede comprender que cada renglón de lo expuesto por Bujarín, era una completa falsa concepción. Este hombre notorio como muchos otros de enorme talento y más los que carecían de él, lo que parecen mostrar sin sonrojarse es que no habían estudiado seriamente a Marx, o bien que no llegaban a comprender su análisis teórico-crítico-materialista de la economía burguesa. Lo que hace Bujarín es escribir puras “afirmaciones” disparatadas: ¡Que el salario en Rusia en el período de transición era una “magnitud aparente”, que el trabajo asalariado “desaparece”, que no expresa el valor de la Ft, que es una simple “forma monetaria” y, como remate un vocablo que parece aspirar a que sea considerado como “dialéctico”:  ¡se encamina hacia su “autonegación”!. Es toda una concepción absurda, que carece de seriedad analítica.

Más aún, nunca se admitió por parte de los dirigentes políticos e ideológicos de la burocracia rusa en particular y del MC en general, que el capital en su forma de capital estatal presupone una distribución social: la de la expropiación de la clase obrera rusa “socialista” de las condiciones objetivas de trabajo, y al mismo tiempo la concentración de estas condiciones en manos de una minoría de dirigentes, funcionarios y planificadores, como ya lo hemos dicho, comportándose como “patrones”, fijando políticas, fines, premios, etc. para obtener tasas anuales “crecientes” del producto social global y poder competir con el capitalismo occidental.

Condiciones objetivas y subjetivas de la producción estaban escindidas bajo una determinación social de producción entre productores (trabajadores asalariados) que no eran propietarios de Mp y administradores (no-trabajadores) en calidad de propietarios objetivos. Como capital estatal el capital producía y se reproducía como tal, esto es, como capital estatal hacía que se produjera y reprodujera plusvalor bajo el eufemismo de “rendimiento” o “excedente social”, no producía ni riqueza ni propiedad para la clase obrera rusa, lo que sí siempre se exigía era la finalidad de aumentar la “productividad” del trabajo actuando como un acicate para acrecentar el “rendimiento”, o sea, el plusvalor.

Aún más; para la clase trabajadora rusa, la pérdida de las condiciones objetivas del trabajo se mostraba como la autonomización de ellas bajo la figura de capital estatal, esto es, como la posibilidad de disponer de las mismas sólo cual si se trataran de capitalistas tout court.

De aquí se comprueba y concluye que las posiciones de Bujarín y luego de la dirección del PCUS y sus ideólogos, no eran otra cosa que una absoluta incomprensión, un dislate, desde el punto de vista teórico, que no se adecuaba `para nada a lo expuesto por Marx en El Capital. Sobre la base de lo analizado por Lenín, se elaboró un “estereotipo” grotesco, dogmático, falso de toda falsedad, que se instauró y difundió (hasta hoy) como el socialismo “científico” de Marx-Engels, cuando no era, ni es, otra cosa que una perversión-distorsión de su pensamiento y análisis.

¿En qué se convirtió, pues, el capitalismo de Estado en Rusia conocido y difundido como socialismo? Pues nada más y nada menos que en una sociedad en la que el PCUS- Estado, como propietario general de los Mp, estableció un gobierno administrador despótico del proceso de producción y de la distribución por medio de las empresas estatales, haciendo que funcionaran como unidades obedeciendo las directivas del Organismo Central de Planificación. Se consideraba que la industrialización estatal era la piedra angular de la dictadura del proletariado y base inexcusable del socialismo. Pues bien, bajo estas condiciones establecidas por el PCUS, la denominada vanguardia consciente y revolucionaria del proletariado ruso se comportaba con la clase, cual si fuera exactamente igual que con el esclavo, esto es, debía tener un “amo” que la hiciera trabajar y que la gobernara puesto que carecía de cultura, experiencia, creatividad, hábitos laborales, etc.

En esta organización de la economía, la relación entre trabajadores asalariados y el capital estatal, lo que está presupuesto, insistimos, es la separación de trabajo y la propiedad de los Mp; por tanto entre trabajo y los resultados del mismo (masa de mercancías); entre trabajo y riqueza social producida.

De este modo la relación antagónica que bajo el capitalismo privado se da entre trabajadores y capitalistas, continúa en la forma de trabajadores asalariados y la cúspide dirigente del Partido Comunista (Secretario General + Comité Central) más la fracción de administradores-planificadores estatales, con lo cual la antítesis entre trabajo y capital no se elimina, sólo mostraba un cambio formal; el trabajo asalariado como tal seguía presuponiendo el capital con su contrafigura. 

En las condiciones del dominio capitalista “tradicional” de la economía, la pretensión de “Hacer que subsista el trabajo asalariado y al mismo tiempo, abolir el capital, es  una reivindicación que se contradice y se disuelve a sí misma”. (K. Marx; Grundrisse I; Siglo XXI Editores; 1971; pág. 249). ¿Por qué es una contradicción que “se contradice y se disuelve a sí misma”? Pues porque en las condiciones del capital que subordina a los trabajadores como asalariados hace que su existencia dependa absolutamente de éstos, por lo tanto si queda abolido el capital, para Marx,  los trabajadores dejarían de ser “asalariados” y pasarían a transformarse en “propietarios” de las condiciones objetivas del proceso de producción (Mp) haciéndolos funcionar bajo sus propios fines en condiciones de trabajadores “asociados”. Dicho de otra manera, abolir el capital en los términos de su teoría, implica que queda eliminado el trabajo asalariado.

Ahora bien la historia de las sociedades suele poner patas para arriba muchas verdades consideradas inapelables. La experiencia iniciada y desarrollada por la revolución de octubre de 1917 planteó una tan “nueva” situación de la relación trabajo asalariado/capital que hasta hoy se resiste a ser comprendida cabalmente.

No es que lo manifestado por Marx sea erróneo, una antigüedad, o haya “pasado a ser historia”, de ningún modo, la potencia de lo que dice se muestra categóricamente pero de una manera impensada e inesperada. Lo construido en la URSS mostró la eliminación de los capitalistas como clase dominante pero manteniendo el trabajo asalariado, con lo cual se daba como supuesto la “separación de los trabajadores asalariados respecto de la propiedad de los Mp”, que es precisamente la clave y base del mantenimiento y dominio del capital sobre el trabajo; esa relación “creó” en Rusia una clase de propietarios no capitalistas en el sentido privado, pero sí de un Partido-Estado propietario (élite de Estado) con sus administradores dirigiendo, dando órdenes a los trabajadores, cumpliendo, más bien tratando de cumplir, con planes por “fuera” del interés de los trabajadores, fijando jornada laboral, productividad, premios y multas, etc. esta fracción de la sociedad rusa constituía una proto-burguesía “en funciones” de facto. No podía comportarse, jurídicamente y económicamente,   como propietaria privada porque todos los Mp eran por legalidad constitucional propiedad estatal, propiedad que se la etiquetaba de “propiedad social de los trabajadores” y que éstos eran la clase dominante del Estado: lo cual era en rigor todo un discurso ideológico que negaba lo real y justificaba una comprensión inadecuada entre lo que se hacía y lo que se decía que se estaba haciendo.

El carácter fetichista de la mercancía, del dinero y del capital, continuaba en la URSS como Estado, planificación más dictadura del proletariado, o sea como forma mercantil que reflejaba ante los responsables políticos su estructura, no como lo que era, capitalismo estatal, sino como… ¡socialismo! a lo que se añadía para zanjar toda discusión, el pomposo título de “realmente existente”, cuando lo existente era otra cosa, otra relación de producción a la que, para colmo, se decía combatir: ¡el capitalismo! De manera que esta fracción dirigente y sus intelectuales e ideólogos padecían de una “real inconsciencia” que es otro modo de decir “falsa consciencia”.

Entonces, lo que esta experiencia mostró (y muestra aún en los países que se autoproclaman socialistas) consiste en que toda acción política que elimina a la clase capitalista pero no proclama la abolición del trabajo y su sustitución por el trabajo “asociado”, al menos en una parte importante de la sociedad y de la economía, lo que termina por hacer es que subsista el dominio del capital bajo su modalidad estatal que no es sinónimo de socialismo. He aquí la potencia de lo expuesto por Marx, quien no se cansó de teorizar y fundamentar que no hay capital sin trabajo asalariado, y donde haya trabajo asalariado habrá capital.

El marxismo internacional, sus escritores, intelectuales, dirigentes, etc. no se dan por enterado de esto que está en Marx y claramente formulado. Lo anterior no hace sino confirmar lo que se puede leer en otro texto de mi autoría: Dicho de otro modo: en la URSS el “modo” de explotación del trabajo por el capital mediado por el salario no sólo permaneció sino que se expandió, de manera tal que su economía funcionaba según el modo de producción y explotación del capital sin capitalistas privados,…”, así como también: “Los partidos, movimientos, procesos revolucionarios de liberación marxistas deben tomar consciencia, profunda y definitivamente, de la enseñanza que ha dejado la ex-URSS, con más los ejemplos de lo que ocurre en China, Vietnam, Cuba: la transformación en propiedad del Estado de los Mp una vez suprimida la propiedad burguesa y la burguesía misma, dejando que subsista el trabajo asalariado, no significa que se suprime el dominio del capital sobre las fuerzas productivas y en particular sobre la clase trabajadora; lo que se construye en tal caso es el dominio de un “tipo” de capital distinto del privado, pero capital al fin, el capital estatal. Nueva forma o modalidad de acumulación y desarrollo del capital en la sociedad que, llegado a cierto punto del proceso, exige, reclama e impone la libertad de intercambio y la rivalidad competitiva, esto es, la transformación del capital estatal en pluralidad de capitales privados y la “resurrección” de la clase burguesa”. (FHA. “Lenín y la construcción de la URSS”; Nota no publicada; 2022)

La estolidez y degradación del análisis de Marx alcanzó niveles ideológicos increíbles en los Manuales y Diccionarios de Economía Política; a casi toda exposición, fuera o no importante, siempre se le agregaba la calificación de “socialista”. Lo ocurrido en cuestiones filosóficas no era menos dramático. Todo estaba en Marx, Engels, Lenín, mediante fatigosas citas y referencias de sus obras; se creó un ámbito de supuesto debate y creatividad en torno de “la” dialéctica, en el cual los participantes se despachaban sobre la unidad de la dialéctica, de la lógica y la teoría del conocimiento en centenares de páginas al final de las cuales nada quedaba en el lector que valiera la pena de ser tenido en cuenta.

En un rápido recuento de lo referido a la política y la economía encontramos que:   1) Las fuerzas productivas “socialistas” eran sinónimo de concentración, especialización, técnica y cooperación… “socialistas”; 2) Propiedad socialista igual a propiedad estatal y cooperativa; 3) Leyes económicas “socialistas” equivalentes a leyes “racionales y de equilibrio”; 4) Planificación “socialista” era superioridad sobre el mercado capitalista por su orden y proporción de los planes; 5) Trabajo “socialista” significaba la vigencia de “ley socialista”,a su vez, incremento incesante de la productividad del trabajo; 6) El cálculo económico “socialista” actuaba como ley para empresas y la economía global; 7) Industria “socialista” constituía la base técnica y material del socialismo superior al capitalismo; 8) La agricultura “socialista” se consideraba igual a transformación cooperativa de producción  (Kolhoz/Sovjoz); 9) Finanzas “socialistas”  superiores por su finalidad social  a las finanzas capitalistas; 10) Reproducción “socialista” se daba por sentado que era no otra cosa que la Reproducción ampliada “socialista”.

El debate sobre la ley de la acumulación “socialista” como otra ilustración:

“¿Por qué, para finalizar, decimos que los debates sobre inversiones, rendimientos, precios, valores, interés de Mp, productividades del trabajo, etc. eran temas correspondientes a la forma capital del proceso de producción y no a “socialismo” alguno en la URSS? Por lo siguiente.

“La estructura socio‐económica de la Rusia soviética (tampoco tenía nada de soviética) consistía en una relación entre trabajadores no‐propietarios y propietario único “(PCUS‐Estado) no‐trabajador; y en medio de ellos, por así decir, un mar de empresas de diferentes ramas con sus dirigentes administradores al frente como responsable de que funcionaran teniendo en cuenta la relación costo‐rendimiento en el cumplimiento del plan cuyas directrices bajaban desde el Gosplan. Éstos funcionarios actuaban, de hecho, como pseudo capitalistas en funciones (proto burguesía) limitados y coaccionados con limitada libertad de gestión para decidir pero debiendo hacer que se cumplieran las metas establecidas para los trabajadores de las empresas y además con restricciones monetarias para incidir en los costos de la producción asignada. La relación entonces era: trabajadores sin propiedad – administradores poseedores – propietario no‐trabajador. Esto no era “socialismo” sino una estructura en que predominaba el capital estatal, por tanto el proceso era el de la producción de mercancías “estatales”, excedente como plusvalor; salarios y rendimientos como ganancia. Los problemas de la inversión eran el del rendimiento de los Mp considerados como capital; los de la relación valores y precios era la de empresas que no competían como rivales pero se les exigía que obtuvieran un rendimiento cual si estuvieran en aquellas condiciones; y también el problema de la necesidad del cálculo de una tasa de interés para los Mp cual si se tratara de una cantidad de dinero en préstamo cuyo valor estimado varía con el tiempo que incide en el rendimiento; etc. todas cuestiones “capitalistas” para nada “socialistas” aunque, como sabemos eran así tomadas y definidas “oficialmente”. (Azcurra, FH; “La abolición del trabajo asalariado y el socialismo inexistente”; Ediciones Cooperativas; Bs. As. 2021; págs. 110-111)

Un ejemplo sencillo entre tantos sobre esta cuestión puede ser útil; en una Resolución del XXV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética se enfatizaba que “la fundamental importancia de una dirección más eficiente de la inversión de capital, que permita el menor gasto posible de los medios de producción producidos”. El texto habla por sí solo: inversión de “capital” y “menor gasto” en la producción de Mp; si no estuviera el contexto de la frase el lector diría que se trata de una objetivo puramente capitalista y no de “planificación socialista”.

Septiembre/Octubre 2022

Imagen: El Periódico

 

 

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