Las Jennys de Marx. Primera parte.Sin Jenny, Marx no hubiera sido Marx

Por Raúl Jiménez Lescas
En realidad se llamaba Johanna Bertha Julie von Westphalen, le decía Jenny y lo aguantó más de 4 décadas. Yo no hubiera podido. Jenny le dió 7 hijos y le aguantó todas sus locuras, algunas muy cuerdas, como querer cambiar el mundo por otro mejor. De los 7 hijos tres llegaron a la edad madura y dos se suicidaron, pero eso lo contaré en la segunda parte.

Se fue a vivir con él a London, lo cual no estaba nada mal. Los expulsaron de Bruselas, de París, todos lados y ella lo siguió, lo cual me parece muy bien. Ella era aristócrata y no tenía porque casarse con un comunista, pero lo hizo. Yo no sé porqué, pero me lo imagino.
Pasaron hambre y miseria, y lo siguió aguantando. Se casaron un 19 de junio pero de 1843, o sea, 5 años antes de la revolución del 48 y de la edición del Manifiesto Comunista, que Marx con Engels redactaron para que la secta de los justos se volviera el Partido Comunista. Nunca lo lograron, pero bueno, lograron otras muy buenas cosas, como Das Kapital y la Primera Internacional.

Le aguantó todo, incluso que embarazara a la sirvienta y que Engels se hizo cargo del chamaco. Y algo peor: entendía la mala letra de Marx. Su caligrafía era de locos. “Nihil humani a me alienum puto” (Nada de lo humano me es ajeno), eso decía el barbón.
Además era un ratón de biblioteca, como yo, pero claro, no tengo su lucidez. Además, para variar, Jenny cocinaba un buen pescado, el plato predilecto del panzón y barbón.
Alguien llamó a Jenny la “Mujer de Diablo”, creo que exagera. Ella lo amaba y punto. Así son las cosas. Cuando alguien ama a una persona, pues lo ama y punto. Jenny amaba a Marx y punto.

¿Alguien le va a reclamar? Yo le aplaudo haber hecho esa vida y en esas circunstancias. Tenía, y no es coincidencia, los mismos poetas que yo: Shakespeare, Esquilo, Goethe. Claro, yo agrego a Rulfo y a Márquez, aunque también está en la lista Fuentes. Más bien se puede comparar a Jenny con Gretchen (del Fausto de Goethe). Luego la hicieron opera, pero Jenny no se volvió loca, siguió muy cuerda y aguantando al barbón.

Los marxistas sólo entienden de lucha de clases, pero no saben que también se muere de tristeza, como Marx ante la falta de Jenny. Por eso, creo con Marx y Jenny: “De omnibus dubitandum”. Perdón que no traduzca, porque cobro el doble.

Tomado de unidadparlamentaria.com.mx

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