Mientras diversas agrupaciones empezaban a confluir en el obelisco, otras en Diagonal sur, decenas de Jubilados marchaban desde el Congreso. Sin miedo decidieron cortar carriles en Callao para luego cortar el metrobus de Avenida Corrientes. Al llegar al obelisco tomaron Diagonal Norte para confluir con la movilización a Plaza de Mayo, siempre por la calle. 

Por Ramiro Giganti (ANRed).

Fotos: Andrés Manrique (ANRed).

Fueron un símbolo de resistencia en los años 90, tal vez el único en sus primeros años. Son parte de los perjudicados del desguace del estado y los recursos públicos. Pero también el robo a las jubilaciones es una encubierta violación a la propiedad privada que los soldados del libre mercado dicen defender, ya que la jubilación es salario diferido producto de aportes por años de trabajo. Quien ajusta a jubilados, les roba su trabajo.

Los jubilados que salieron a las calles con la protesta en la garganta, lo hicieron desde un gesto de generosidad que siempre los ha caracterizado, preocupados por un porvenir que, en muchos casos, son conscientes que no van a vivir. Demostrando la juventud revolucionaria que, en su tercera edad, sigue intacta y los asiste durante todo el trayecto de rápido ritmo, con que cruzan las calles cantando y mirando y haciendo vibrar las banderas que apuntan a un horizonte de justicia.

Ayer, 20 de diciembre, decenas de jubilados honraron a la historia. Mientras el gobierno amedrentaba a quienes querían salir a movilizarse en esta fecha histórica, incluso desde la aplicación «Mi Argentina», y desde algunos sectores tibios de la política llamaban a no movilizar, hubo quienes no tuvieron miedo.

«A donde está, que no se ve…»

Tras concluir un acto frente al Anexo del Congreso, algunas de las agrupaciones de jubilados decidieron ir marchando por la calle hasta el obelisco. «Vamos por Callao» fue una propuesta que prendió y ganó el consenso.

«Vamos por la calle, ya no tenemos nada que perder. No tenemos miedo», respondieron ante las preguntas, sobre todo si alguien prefería que no salga su rostro en la cobertura. Con fuerte convicción reiteraron que no tienen miedo, salieron a la calle y cortaron dos carriles de la Avenida Callao. Empezó la marcha y empezaron a sonar viejos himnos de la protesta social.

«A donde está, que no se ve, esa famosa CGT», fue uno de los inoxidables cantitos que también había sonado 22 años atrás. «Trabajador, te estamos avisando, que la jubilación, te la están afanando», fue un grito de lección a otras generaciones.

La valentía con la que marcharon fue una luz ante el oscurantismo de la derrota de muchos sectores desmovilizantes. «Hay que perder el miedo», comentaron una otra vez, mientras la marcha continuaba.

Del Estado de Sitio al protocolo

«Que boludos… que boludos, ahora el protocolo, se lo meten en el culo», sonó fuerte en esta movilización y en otras durante la jornada. Así como el irritante Estado de Sitio tuvo el efecto contrario al buscado, el actual protocolo parece ser la farsa caricatura que sucede a la tragedia.

Como siempre también cantaron por la unidad de los trabajadores «… y al que no le gusta, se jode».

«Nosotros pensamos que la cosa pasa por un plan de lucha conjunto entre organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados, sin eso es imposible frenar el ajuste», dijo Mario, de Jubilados Insurgentes, ya en Plaza de Mayo. Una leve sonrisa se hace presente en su rostro al concluir el testimonio.

Una vez mas el peso de la historia se hizo presente y fueron los mayores quienes marcaron el camino con valentía. Ayer la vanguardia fueron los jubilados.

Horas después Milei anunciaba en cadena nacional el saqueo por decreto. Una de las tantas medidas afecta directamente a las jubilaciones. Las cacerolas sonaron como en 2001, y desde los barrios porteños se movilizó al congreso.