La cuestión palestina // Ataques a Susan Sarandon. Defender el asesinato de niños palestinos no conseguirá que Hollywood te castigue // La sombría realidad de la política del cadáver de Israel

Por Vijay Prashad.

Charla en el Panel Palestina e Israel, Luchando por una causa. Del grupo Palestina y América Latina de CLACSO

Junto a Martín Martinelli, Silvana Rabinovich, Berenice Bento, Odette Yidi David, Rodrigo Karmy, Moisés Garduño, Jorge Ramos Tolosa, 20 de noviembre de 2023.


La cuestión de Israel y Palestina ha estado vigente desde, al menos, la década de 1930 cuando personas que eran refugiados de Europa donde eran víctimas del antisemitismo europeo, huyeron de la región y llegaron, con la ayuda del Imperio británico a lo que pensaban como Tierra Santa: el área llamada Palestina.  Ahora bien, hay que entender que en Palestina había musulmanes palestinos, había cristianos  palestinos y había palestinos judíos que vivieron en armonía durante mucho tiempo.

Sin embargo, los judíos europeos que fueron expulsados por el antisemitismo europeo, llegaron a Palestina y buscaron tierras que pudieron obtener con la ayuda del Imperio británico. Esto creó tensiones y estalló la lucha en la década de 1930 que propició una rebelión de los palestinos contra Gran Bretaña y contra los nuevos colonos que llegaron. El imperialismo inclinó la mano de los colonos y parte de eso, seguramente, responde al profundo antisemitismo que empujaba a los judíos de Europa. Por eso, no hay que subestimar las profundas raíces antisemitas de Europa y la culpa por el Holocausto.

Esta culpa, sin embargo, no fue manejada hacia adentro de Europa sino que se subcontrató a Palestina para ello. En 1948 se creó  el estado de Israel al mismo tiempo que hubo una catástrofe por el nakba en el que los palestinos fueron expulsados de sus hogares. Fue un acto de limpieza étnica y, además, fue el momento de nacimiento de las Naciones Unidas ya que muchas de sus primeras agencias fueron creadas para abordar el problema de los palestinos refugiados y trasladados a Jordania, al Líbano, a Egipto, a Gaza, a Cisjordania, Jerusalén del Este, etc.

Israel estaba, desde su fundación en 1948, atrapado en una contradicción entre el deseo de crear un estado secular moderno y el deseo  de crear un estado etnocrático. Las tendencias de las fuerzas políticas para hacer de Israel un estado nacional etnocrático, un estado de un pueblo, una etnia y una religión fueron fuerzas que se desarrollaron entre 1948 y 1977 cuando finalmente esta idea triunfó con la llegada de Likud al poder. Likud era una organización partidaria que tenía la ambición de crear un Israel más grande que abarque desde el río Jordán hasta el Mar Mediterráneo. De hecho, ese lema ‘desde el río hasta el mar’ se trata de una imposición de la supremacía judía en esa tierra.

Ha habido una tendencia, no sólo reducida a antes de 1948 sino que se aceleró después de 1977, a expulsar a los palestinos, a hacer su vida tan difícil para los cristianos palestinos restantes, judíos palestinos, armenios y otras poblaciones minoritarias que no tengan más salida que irse. El estado de Israel, en otras palabras, es un estado nacional étnico y esto fue la política declarada del gobierno de Israel a lo largo de los años.

Por supuesto, los palestinos contraatacaron creando un grupo llamado Al Fatah y, finalmente, la Organización  de Liberación Palestina con las  que buscaron estrategias tanto civiles como la lucha armada. En esencia, los palestinos fueron defendidos desde 1948 hasta 1973 por los ejércitos árabes de Egipto, de Jordania, de Siria y, hasta cierto punto los del Líbano pero después de la derrota de éstos en 1973 la situación cambió y Egipto y Jordania acordaron la paz con los israelíes. Siria y el Líbano no continuaron con la lucha armada por lo que desde fines de la década de 1970, los palestinos quedaron solos.

En este contexto,  los palestinos del Líbano intentaron mantener la lucha armada y fue entonces cuando los israelíes en 1982 invadieron el Líbano llevando adelante una masacre en Sabra y Shatila empujando  a la Organización de Liberación Palestina y su líder Yasir Arafat que quedaron aislados de la base territorial palestina. En cierto sentido, este aislamiento y la caída de la Unión Soviética fue lo que llevó a los líderes palestinos que ahora luchan, a las mesas de negociaciones en Madrid, en Oslo y otros lugares pero, finalmente, en 1994 sin los soviéticos, sin un contacto directo con las personas y aislados, estalla la primera intifada de 1987. Ésta se desarrolla cuando la gente dentro del territorio palestino ocupado, particularmente en Cisjordania, se levantó bajo el liderazgo de la Organización de Liberación Palestina mientras otros aceptaron los acuerdos de Oslo. Esto es lo que Said llamó el momento en que los palestinos se dieron por vencidos acordando algo se llamó ‘la solución de los dos estados’ por el cual el estado de Palestina debía crearse en los lugares invadidos y ocupados por Israel en la guerra de 1967.

Los palestinos, prácticamente, tuvieron que renunciar al derecho a regresar consagrado en el derecho internacional. La resolución 194 de la Asamblea General de  las Naciones Unidas consagra el derecho de los palestinos que fueron  víctimas de la nakba, a regresar a casa.  Este pequeño territorio, el este de Jerusalén, Cisjordania y Gaza,  ya no iba a ser administrado completamente por los palestinos porque los israelíes tenían control sobre ciertas áreas al dividir el territorio ocupado en jurisdicciones diferentes.

Se suponía que el espacio de Cisjordania, Jersulén y Gaza era un paso seguro para los palestinos pero  como vimos el día después de que firmaron el Acuerdo de Oslo, los israelíes arrojaron a la basura la idea del paso seguro y comenzaron a construir el muro alrededor de Cisjordania que impide el paso a Jerusalén del Este y no permitieron el paso a Gaza que está separada de Jerusalén y Cisjordania. Así que desde el día siguiente del Acuerdo de Oslo, los palestinos fueron incapaces de establecer un estado por la división de las tres partes y la quita de paso seguro a lo que se suma que en todos esos espacios los israelíes han ido creando asentamientos ilegales.

Este fue un fenómeno muy interesante y vemos los mapas para observar el pequeño territorio que se suponía que era el estado de Palestina siendo devorada por los colonos, muchos de ellos inmigrantes judíos provenientes de Estados Unidos, de Canadá, de Europa, etc. Ni siquiera eran de las líneas de Israel de 1948 provenientes de Rusia después de la caída de la Unión Soviética y esto trajo ideas derechistas sobre el nacionalismo judío.

Durante todo este periodo se habló continuamente de la solución de dos estados, incluso hasta hoy, y parece que estructuralmente es imposible ya que los asentamientos invalidan la continuidad de la tierra, el control de los recursos y además porque los israelíes tomaron el control del agua, tomaron el control de las rutas, manteniéndose en esos asentamientos y negándose a salir de allí.

Israel estaba invadiendo Jerusalén del Este mientras se negaba a que la porción Oeste sea parte del estado de Palestina. Se habló de trasladar la capital de Tel Aviv a Jerusalén en su totalidad no sólo a la parte occidental y sacar a los armenios de sus barrios, expulsar a los antiguos residentes de la ciudad vieja, amenazar la histórica mezquita Al- Aqsa porque tiene continuidad  con las áreas de culto judío. Son cuestiones muy provocadoras que dan lugar a la segunda intifada cuando Ariel Shadon va al área del Monte del Templo en una demostración de fuerza. Las consecuencias de esta intifada fue que los palestinos de todas las facciones políticas fueron arrestados, particularmente los de izquierda. Casi todo el arco político y el Comité Central del Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina estaban detenidos en prisiones israelíes, tomados como rehenes para invalidar la posibilidad de que naciera un estado palestino.

Asustados por el hecho de que la segunda intifada se intensifique porque daba señales de ser más intensa que la  primera, los israelíes decidieron que iban a celebrar elecciones para dar autoridad política a la gente pues esperaban ganar esas elecciones en las que participaban sectores gordos de la Organización de la Liberación de Palestina que se sentían cómodos con la idea de ser segundos socios de los israelíes. Con la mayor parte de la izquierda en prisión,  con grandes contiendas contra Hamás, que es el movimiento islámico de resistencia fundado en 1989 y es muy fuerte en Gaza, los resultados de las elecciones mostraron que Hamás ganaba en Gaza, momento en  el que los israelíes decidieron retirarse de  Gaza pero continuaron la ocupación a través de medidas de asfixia, castigando al pueblo de Gaza por elegir a Hamás y luego bombardearlos sin piedad en 2008, 2009, 2010, 2012, 2014 devastando su infraestructura.

Este problema comenzó a dar muestras de que la política palestina no iba a ningún lado debido a la asfixia y a los bombardeos periódicos por lo que la supervivencia se convirtió en el problema principal en Cisjordania.  El aumento de los asentamientos, el aumento del acoso por parte de las tropas israelíes, el arresto de activistas y así mucho más. La política palestina estaba en un punto  muy bajo donde  comenzó a parecer que la solución de dos estados no podía llegar  a ninguna parte en ese momento porque los activistas ya hablaban de uno solo. Se trata de la posibilidad de tener un estado único de supremacía judía que fuera un estado libre que junto a todos los demás ciudadanos de segunda clases crearía un  estado secular y democrático. Fue en ese momento cuando los observadores comenzaban a decir  que el proyecto israelí se estaba convirtiendo en el de crear un solo estado. Es decir, se estaba erigiendo un estado apático donde la solución de los dos estados fue invalidada por lo que los activistas comenzaron a decir que  habría que analizar la posibilidad de un estado único secular y democrático para todos.

Había dos soluciones sobre la mesa: una es la solución expulsando a todos los palestinos al Líbano, Jordania y Egipto y los que se queden en Israel pasaría a ser ciudadanos de segunda clase. La otra solución era simplemente decir que los palestinos pueden quedarse pero  tendrán que ser de segunda clase. Esta guerra en Gaza muestra que es la primera la que está bajo operación de los funcionarios israelíes.

Por eso hablo de una segunda nakba en la que sacarán 2.3 millones de palestinos de Gaza y afirmando que enviarán a esos  palestinos al desierto del Sianí. Este es el proyecto en este momento: efectuar  bombardeos terribles, incluyendo instalaciones médicas, pero aquí surge otro problema y  es que los palestinos no se están moviendo y la opinión mundial le está dando la espalda de Israel,  pasando al lado de los palestinos. Creo que la opinión pública  se inclinará hacia el único resultado lógico para los pueblos de esa región, que es aprender a construir un estado en común.

Sin embargo, un estado de los dos no puede darse sin un paso seguro entre  las tres partes de los territorios ocupados y esto no puede suceder a menos que se disuelvan todos los asentamientos y que los palestinos puedan tener el control sobre sus  recursos. Lo primero que debemos tener es un alto en el fuego en Gaza para poder reconstruir ese espacio porque la gente tiene derecho a regresar a sus casas pero, más que nada, tiene que haber un gran proyecto y mucha presión pública contra la idea de un estado etnonacionalista, racista y apático.

Fuente: https://youtu.be/5St7yz0QQHU?si=PUcUTmjmD_Rwojyohttps://www.facebook.com/share/v/nrQhUwacy4kCfwBB/

Tomado de elviejotopo.com

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Defender el asesinato de niños palestinos no conseguirá que Hollywood te castigue

Por Branko Marcetic.

La actriz Susan Sarandon es el último objetivo de los ataques cada vez más macartistas contra figuras pro Palestina. Mientras tanto, los partidarios de la brutal guerra de Israel aparentemente pueden decir lo que quieran, incluso defender la matanza de civiles palestinos.

Mientras continúa aumentando la fiebre macartista que ha afectado a las instituciones estadounidenses en las últimas semanas, la pregunta sigue siendo: ¿existe un estándar coherente y consistente sobre lo que es y no es aceptable decir sobre la guerra de Israel en Gaza? ¿O hay dos estándares: uno que trata con dureza a los críticos de la guerra de Israel según la interpretación más poco generosa de sus palabras, y otro que permite a los partidarios de la guerra decir lo que quieran sin ningún rechazo?Hasta ahora parece el segundo.

El punto focal de este clima macartista ha migrado ahora de las universidades y los medios de comunicación a Hollywood. Varios actores y otras personas han perdido recientemente sus empleos o han sido despedidos de sus agencias por criticar la campaña militar israelí, que ya ha matado a más de quince mil personas en menos de dos meses, la abrumadora cantidad de ellos civiles, incluidos unos escalofriantes seis mil niños.

United Talent Agency (UTA) despidió a la actriz y activista de izquierda Susan Sarandon el martes pasado, poco después de que ella hiciera comentarios en una protesta pro-palestina que han sido etiquetados como antisemitas . Según se informa, Sarandon dijo que “hay muchas personas que tienen miedo de ser judías en este momento y están empezando a probar lo que se siente al ser musulmán en este país” (una interpretación particularmente cargada de esas palabras afirmaba que Sarandon estaba diciendo “que los judíos estadounidenses se lo merecen”) y elogió a la gente por informarse sobre Israel-Palestina y “alejarse del lavado de cerebro”. El retuiteo de Sarandon de una publicación del ex artista de Pink Floyd, Roger Waters, quien también ha sido acusado de antisemitismo, también se ha citado como motivo de la decisión.

Según los informes, el escritor Ta-Nehisi Coates, otro cliente de la UTA, también ha sido objeto de ataques por su participación en una carta en la que pedía el fin de la guerra. Variety informa que “muchos industriales sintieron que [la carta] deshumanizaba a los israelíes y suavizaba las acciones de Hamas”, señalando específicamente una línea que afirma que “los militantes de Hamas escaparon de Gaza” y que “más de 1.300 israelíes fueron asesinados posteriormente” (incluso cuando Los firmantes dejaron en claro que “deploran la pérdida de todas las vidas inocentes” y que son amigos e incluso están relacionados con algunos de los tomados como rehenes por Hamás). La agencia aún no ha despedido a Coates.

Creative Artists Agency (CAA) también ha desechado a las influencers Saira Rao y Regina Jackson como clientes, una de las cuales había tuiteado que “los sionistas están empezando a entrar en pánico porque cada vez más parte del mundo los ve como los demonios genocidas sedientos de sangre que son”. Mientras tanto, el famoso Tom Cruise intervino para salvar a su agente, Maha Dakhil, de ser despedida por la compañía después de que ella escribiera en Instagram el mes pasado: “¿Qué es más desgarrador que presenciar un genocidio? Ser testigo de la negación de que esté ocurriendo un genocidio”.

Por más incendiarias que sean algunas de estas declaraciones, es muy discutible si alguna de ellas es antisemita. El ataque de Israel a Gaza ha sido calificado de genocidio por numerosos expertos, incluido un estudioso israelí en el tema, y ​​Sarandon, que estaba destacando el peligro físico en el que han vivido los musulmanes estadounidenses desde la “guerra contra el terrorismo”, agradeció “ la comunidad judía” por participar en la protesta en la que habló. (Muchos de los manifestantes más destacados contra esta guerra, así como los críticos del sionismo, son judíos).

Pero lo que está claro es que, como hemos visto repetidamente , el estándar por el cual Sarandon y otros son retenidos y castigados no parece aplicarse a otros clientes de estas agencias, en particular a aquellos que apoyan abiertamente la guerra de Israel.

Todo el mundo ama los crímenes de guerra

Un cliente de UTA es la actriz Patricia Heaton, quizás mejor conocida por su papel ganador del premio Emmy durante una década en la comedia Everybody Loves Raymond . Heaton, un conservador de alto perfil de Hollywood desde hace mucho tiempo, ha pasado los últimos dos meses no sólo aplaudiendo abiertamente la brutal y sin precedentes campaña de Israel, sino también escribiendo y compartiendo regularmente publicaciones que habrían desencadenado una tormenta si fueran comentarios pro palestinos sobre la masacre de Hamás del 7 de octubre.

El martes pasado, Heaton retuiteó una publicación de la cuenta pro-guerra Israel War Room, que incluía citas alarmantes sobre el número de muertos de diez mil palestinos, dando a entender que la cifra era falsa o exagerada. (Este tema de conversación ha sido desacreditado repetidamente , y un funcionario del Departamento de Estado dijo recientemente que el número de muertos podría ser mucho mayor). Heaton ha difundido continuamente la igualmente desacreditada teoría de la conspiración “Pallywood”, que sostiene que las imágenes de palestinos muertos que estamos viendo son en realidad falsas y representadas por actores.

Heaton también ha criticado al presidente Joe Biden por emitir una declaración condenando la islamofobia (lo que hizo como respuesta tardía al asesinato de un niño musulmán de seis años por la guerra de Israel). Imagínense si una figura propalestina hubiera criticado a la administración por su condena del antisemitismo.

Como muchos partidarios de la guerra, Heaton pasó los días de la guerra denunciando airadamente las afirmaciones de que el ejército israelí bombardeó el hospital de al-Ahli en Gaza (cuya responsabilidad aún no está clara), antes de justificar más recientemente su ataque al hospital de al-Shifa. hospital, que dejó las instalaciones fuera de funcionamiento y mató a más de veinte personas, incluidos ocho bebés prematuros.

El mes pasado, circuló un vídeo de un presentador de Sky News que preguntaba al ex primer ministro israelí Naftali Bennett sobre lo que significaría el asedio ilegal de Israel para los pacientes de los hospitales palestinos y los bebés prematuros, y Bennett respondió: «¿En serio sigues preguntándome [ sic ] sobre ¿Civiles palestinos? ¿Qué sucede contigo?» Heaton escribió mientras compartía el clip: «Me encanta ver este rechazo contra estos idiotas en @SkyNews».

Otro cliente de la UTA que figura en la lista es Ron Prosor, embajador de Israel en Berlín. Prosor ha justificado explícitamente el asesinato de civiles palestinos, respondiendo a una pregunta de Politico sobre el impacto del ataque en palestinos inocentes que no apoyan a Hamás, diciendo que «tratar de diferenciar eso es un problema real», ya que «la gente que viste afuera, violando, matando y disparando a familias, niños pequeños y quemando vivas a personas en sus propios hogares: esa es la gente en Gaza”. En esa misma entrevista y en otros lugares , Prosor ha utilizado un lenguaje posiblemente racista, incluso presentando la guerra como una guerra de “civilización contra la barbarie” y contra los “animales”.

También en la lista está el presentador de Fox News Brian Kilmeade, quien una vez dijo que “no todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes”, y que “si su nombre es Yusuf Islam”, la seguridad del aeropuerto “será mejor que mire bien de cerca”. » En el transcurso de esta guerra, Kilmeade defendió el bombardeo de edificios residenciales y un hospital , sugirió que no se debería dejar salir a los civiles de Gaza porque permitiría a los terroristas escapar, dijo que “hay que dejar que [Israel] acabe con Gaza, y estuvo de acuerdo en que la muerte de civiles “no es un problema de Israel”, explicando que “el hecho de que vaya a haber víctimas civiles no significa que no se pueda atacar algo”. También respaldó el restablecimiento de la prohibición musulmana de Trump, afirmó que la “llamada” islamofobia “no existe” y criticó a Biden por lanzar su estrategia nacional para combatir la intolerancia en un momento de crecientes crímenes de odio contra los musulmanes.

Meghan McCain, otra clienta de la UTA, ha criticado de manera similar la iniciativa antiislamofobia de Biden y ha compartido con aprobación videos del islamófobo Douglas Murray (quien ha minimizado repetidamente el Holocausto nazi ) burlándose del concepto de proporcionalidad militar como un “fetiche” y una “obsesión”, y de Nikki Haley insistiendo en que Israel no debe ejercer “moderación” en su bombardeo del enclave densamente poblado.

Tomado de jacobin.com

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La sombría realidad de la política del cadáver de Israel

Por Jaclynn Ashly.

Una investigación jacobina explora la práctica de Israel de utilizar los cuerpos de palestinos asesinados como moneda de cambio, negándose a devolverlos a sus familias. Al negar el derecho a enterrar a sus seres queridos, esta política inflige la angustia de un duelo sin cierre.

Después de que las fuerzas israelíes mataran a tiros a Fadi Samara, de treinta y nueve años, en mayo de 2020, su afligida familia cavó una tumba para él en su aldea de Abu Qash, ubicada en el distrito ocupado de Ramallah en Cisjordania.

Pero casi cuatro años después, su tumba sigue vacía.

«Llevo a los niños a la tumba de su padre varias veces al mes, aunque todavía no hemos recibido su cuerpo», dice Saja Muhammad, la viuda de Samara, de 31 años, y madre de sus cinco hijos, de entre nueve y tres años.

“Esto les da algo de consuelo a los niños”, continúa sentada en el sofá de la casa de su familia en la ciudad de Bidya, en el distrito norteño de Salfit, adonde regresó tras el asesinato de Samara. “Vivimos con la esperanza de que algún día nos devuelvan su cuerpo. Y cuando llegue ese día su tumba estará lista para recibirlo”.

El cuerpo de Samara es uno de los cientos que actualmente se encuentran en poder de Israel, parte de una política de décadas que investigadores y grupos de derechos humanos describen como un intento de controlar y castigar a las familias palestinas reteniendo los cadáveres de sus seres queridos asesinados. Algunos están enterrados en tumbas sin nombre y otros congelados en refrigeradores.

Los funcionarios israelíes afirman que esta controvertida práctica es necesaria para evitar la incitación durante los funerales de palestinos asesinados por israelíes. Israel también retiene los restos de palestinos asesinados que se sospecha que han llevado a cabo ataques contra israelíes, utilizando sus cadáveres como moneda de cambio para futuras negociaciones con los líderes palestinos.

Sin embargo, los palestinos, algunos de los cuales han esperado durante meses, años y en algunos casos décadas la devolución de los cuerpos de sus seres queridos asesinados, argumentan que esta política tiene como objetivo castigarlos, condenando sus vidas a un duelo perpetuo.

Israel es el único país del mundo que tiene una política de confiscación y retención de restos humanos, lo que constituye una violación del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos.

“Todo esto es muy difícil”, continúa Saja, con los ojos empañados por las lágrimas. “Mis hijos me preguntan todos los días cuándo podrán enterrar a su padre. Es difícil aceptar que en realidad se ha ido sin el cierre de enterrarlo”.

Saja y su madre están sentadas junto a un cartel de Samara. (Jaclynn Ashly)

Todas las entrevistas que siguen se realizaron antes del ataque de Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel, en el que murieron al menos 1.200 personas . Los posteriores ataques de Israel contra Gaza han provocado más de 14.000 muertes , entre ellas 5.500 niños . El director del hospital Al-Shifa, el mayor centro médico de Gaza, recientemente asediado y atacado por el ejército israelí, afirma que las fuerzas israelíes han tomado y confiscado por la fuerza cadáveres palestinos de morgues y calles, describiendo los restos como “secuestrados .

La abrumadora cifra de muertos en la Franja de Gaza debido a los ataques aéreos israelíes ha sobrecargado hospitales, morgues y cementerios, obligando a los palestinos a enterrar a sus muertos en fosas comunes, y muchos de ellos siguen sin identificar.

A la luz de esta asombrosa violencia, la negativa de Israel a repatriar los cuerpos de los asesinados ha adquirido un significado renovado y sombrío.

Esperanza menguante

Las familias palestinas han afirmado sistemáticamente que Israel se ha negado a entregar los cadáveres a las familias, incluso cuando no hay pruebas de que la persona asesinada, como Samara, estuviera involucrada en un ataque. En ese momento, el ejército israelí afirmó que Samara, que trabajó durante años dentro de Israel en la ciudad de Holon, murió mientras intentaba un ataque contra soldados israelíes en un puesto de control cerca de la aldea de Nabi Saleh, en el distrito de Ramallah.

Samara fue asesinada poco después de Eid al-Fitr, la festividad que sigue al mes sagrado musulmán del Ramadán, mientras la familia aún estaba celebrando. La Autoridad Palestina, que gobierna algunas partes de Cisjordania, había levantado un bloqueo de meses para frenar la propagación del coronavirus, permitiendo a los palestinos visitar a sus familias. En este fatídico día de verano, Samara conducía por Ramallah y se dirigía a casa para reunirse con su familia, que estaba preparando una barbacoa y esperando su llegada.

Pero cuando giró en una esquina, Samara inesperadamente se vio envuelto en un enfrentamiento entre soldados israelíes, armados con ametralladoras, y palestinos que lanzaban piedras.

Algunos testigos dicen que Samara intentó detenerse, lo que provocó que el auto patinara hacia el medio de la carretera, momento en el que los soldados comenzaron a disparar. Otros dicen que los soldados le dispararon primero y luego su coche giró bruscamente. El ejército israelí afirma que Samara había pisado el acelerador y aceleraba hacia ellos con la intención de atropellarlos. Sin embargo, la familia de Samara sostiene que él no estaba intentando un ataque sino que simplemente era un mal conductor.

Los soldados dispararon al menos diez balas al cuerpo de Samara.

“Cuando Israel lo llamó terrorista para justificar el disparo, sentí como si lo estuvieran matando de nuevo”, dice Saja. Su hijo menor, que sólo tenía cuatro meses cuando mataron a Samara, está sentado en silencio en un sillón frente a ella, escuchando. “Mi marido nunca tuvo nada que ver con la política. Tenía un permiso para trabajar dentro de Israel. Si realmente hubiera querido planear un ataque, ¿por qué no lo habría llevado a cabo en Israel? ¿Por qué decidiría hacerlo aquí?

Randa May Wahbe, antropóloga e investigadora de la Universidad de Harvard, explica que la mayoría de los primeros casos de retención de restos palestinos involucraron a aquellos que huyeron o fueron expulsados ​​de sus hogares durante el establecimiento de Israel, un período conocido como la Nakba o “catástrofe”. entre los palestinos. Después de décadas de exilio en campos de refugiados en los países vecinos, los desplazados intentaron regresar a Palestina. “Fueron asesinados en las fronteras o cerca de ellas”, explica Wahbe. “Testigos presenciales dicen que vieron al ejército israelí levantar sus cuerpos por aire y nunca más se los volvió a ver”.

“Cementerios de números”

En junio de 1967, durante la Tercera Guerra Árabe-Israelí, Israel ocupó Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, y la Franja de Gaza. A raíz de la violencia, las autoridades israelíes enterraron en fosas comunes a los soldados árabes y prisioneros de guerra asesinados . A lo largo de las décadas de 1960 y 1970, cuando la resistencia palestina operaba desde Jordania, decenas de guerrilleros palestinos murieron en enfrentamientos con soldados israelíes después de cruzar la frontera. Issam Aruri, director del Centro de Derechos Humanos y Asistencia Legal de Jerusalén (JLAC), que ha trabajado durante mucho tiempo para repatriar restos palestinos, señala que muchos de estos combatientes no poseían documentos de identidad.

Imagen de un combatiente palestino muerto cuyo cuerpo ha estado desaparecido desde finales de los años 1960. (Jaclynn Ashly)

Fueron enterrados en lo que se conoce como “cementerios de números”, que son sitios dentro de Israel, en su mayoría ubicados en zonas militares cerradas. Estas tumbas, desprovistas de nombres, están identificadas únicamente por un número correspondiente a un expediente de cada individuo fallecido. Según Aruri, se estima que al menos 254 palestinos y otros árabes fueron enterrados en estos lugares.

A lo largo de las décadas siguientes, el ejército israelí continuó enterrando los cuerpos de los palestinos asesinados en estos lugares o retuvo los cuerpos hasta que las familias aceptaron diversas restricciones para los respectivos funerales. Las autoridades israelíes argumentaron que estos funerales provocaron grandes manifestaciones que representaban una amenaza para la seguridad del Estado.

Sin embargo, las decisiones de Israel fueron en gran medida informales y se tomaron caso por caso, marcadas por la arbitrariedad. A veces, Israel se negaba a devolver los cuerpos de los palestinos, mientras que en otras ocasiones devolvía algunos de ellos.

Trayendo de vuelta a los muertos

A mediados de la década de 1990, Israel finalmente tomó medidas para formalizar su enfoque en el manejo de los restos de personas que murieron como resultado del conflicto. Sin embargo, se basó en regulaciones de 1945, durante el Mandato Británico de 1920-1948, que permitían al ejército conservar los cadáveres.

De 2007 a 2015, Israel suspendió esta práctica. En ese momento, surgió otro levantamiento palestino, a menudo denominado la “intifada del cuchillo”. Durante este período, los palestinos atacaron esporádica e individualmente a militares, policías y colonos con cuchillos y armas improvisadas. Como resultado, cientos de palestinos fueron asesinados y sus cuerpos fueron frecuentemente confiscados a las familias.

Desde 2015, los cuerpos de estos palestinos asesinados se mantienen en refrigeradores en el Instituto Forense Abu Kabir, cerca de Tel Aviv. El total asciende ahora a 135 y los cadáveres que han sido devueltos a las familias estaban sujetos a condiciones estrictas. Según Aruri, doce de los cadáveres que quedan son de niños menores de dieciocho años.

Al negociar el regreso de sus muertos, las familias se han visto obligadas a proporcionar depósitos monetarios a las autoridades israelíes como garantía financiera de que cumplirán las restricciones póstumas. Estas restricciones han incluido compromisos de no realizar autopsias ni admitir en hospitales los cadáveres devueltos. Aruri dice que estas estipulaciones tienen como objetivo “impedir investigaciones sobre las circunstancias de los asesinatos”.

En algunos casos, a las familias se les dice que sus seres queridos asesinados deben ser enterrados lejos de sus hogares. En 2018, el gobierno israelí, por primera vez, aprobó una resolución que establecía que los cuerpos de palestinos asociados con Hamás y la Jihad Islámica, o aquellos involucrados en ataques particularmente dramáticos contra israelíes, debían ser retenidos.

Según el grupo de derechos humanos israelí B’Tselem, conservar los cuerpos de palestinos como moneda de cambio para futuras negociaciones es una práctica de larga data en Israel. Pero la política siempre ha sido vaga, con decisiones “tomadas en cada caso por separado y ad hoc en respuesta a la presión ejercida sobre el establishment y de acuerdo con consideraciones políticas”.

Intercambios de prisioneros

En respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre, Israel ha tomado represalias realizando devastadores ataques aéreos en el territorio asediado de Gaza, apuntando a edificios residenciales, hospitales, campos de refugiados y escuelas, y lanzando una invasión terrestre. Esto ha resultado en la masacre más sangrienta en la historia de Palestina.

Más de doscientos israelíes y algunos extranjeros fueron tomados como rehenes durante el ataque de Hamás y se encuentran cautivos en la Franja de Gaza. Sin embargo, Abu Obeida, portavoz del ala militar de Hamas, las Brigadas Qassem, informa que al menos 60 rehenes han muerto en los ataques aéreos israelíes.

Antes del ataque sin precedentes de Hamás, Saja, junto con otras familias de palestinos asesinados cuyos cuerpos están retenidos por Israel, expresó su menguante esperanza de que Israel devolviera el cuerpo de Samara a la familia. «Nuestra única esperanza es que Israel acepte un intercambio de prisioneros con Hamás y que incluyan los cadáveres en el acuerdo», dijo. «Pero no puedo imaginar que eso vaya a suceder pronto».

Dentro de la casa de una familia palestina que aún no ha recibido los restos de su pariente asesinado. (Jaclynn Ashly)

Lo que no sabía era que unos meses más tarde, el mundo vería cómo Hamas rompía el “muro de hierro” de Israel, que separa el enclave asediado de Israel y está equipado con cientos de cámaras, radares y sensores. Esto marcó el comienzo de un ataque masivo y complejo contra Israel que resultó en la toma de rehenes de cientos de personas . Mientras el mundo reaccionaba con sorpresa, las familias palestinas con seres queridos encarcelados en prisiones israelíes o cuyos cuerpos están retenidos en una morgue israelí vieron un rayo de esperanza de que sus familiares, vivos o muertos, serían devueltos a ellos.

Hamás ha exigido que Israel libere a 5.200 presos políticos palestinos actualmente encarcelados en prisiones israelíes, una práctica que viola el derecho internacional. Esta demanda es a cambio de los rehenes, una opción apoyada por muchas familias de los rehenes. Israel ha aceptado acuerdos de este tipo antes, en particular en 2011, cuando Hamás liberó a Gilad Shalit, un soldado israelí, a cambio de la liberación de 1.027 prisioneros. Sin embargo, las fuerzas israelíes volvieron a arrestar posteriormente a muchos de ellos. El miércoles pasado, Israel y Hamás acordaron una tregua de cuatro días, que incluye el regreso de cincuenta mujeres y niños mantenidos como rehenes por Hamás a cambio de que Israel libere a 150 mujeres y niños palestinos de sus prisiones.

Según Wahbe, desde la década de 1970, Israel ha liberado a unos 7.500 prisioneros palestinos mediante intercambios de prisioneros.

“Históricamente, los intercambios de prisioneros han demostrado ser la única opción viable para liberar a un gran número de prisioneros políticos palestinos, lo que explica en gran medida por qué las familias palestinas confían en esta opción”, me dice Wahbe.

Fosas comunes

En noviembre de 2021 circuló en las redes sociales una fotografía que mostraba un cadáver mutilado. Este cuerpo había sido devuelto a la familia de Amjad Abu Sultan, un chico de catorce años que fue asesinado por las fuerzas israelíes aproximadamente un mes antes. Cuando la familia abrió la bolsa de plástico para cadáveres, se dieron cuenta de que el cuerpo desfigurado que yacía ante ellos no era su hijo.

La foto llegó a la familia de Samara. “Se me cayó el alma al suelo cuando vi esa foto”, dice Saja, mostrando la foto en su teléfono móvil, que muestra un cadáver espeluznante e hinchado. “Supe inmediatamente que se trataba de Fadi [Samara]”.

Ella rompe a llorar y cuelga el teléfono. “Como nunca habíamos visto su cuerpo, siempre hubo la esperanza de que tal vez no lo mataran. Cuando vi esa foto, sentí como si lo estuvieran matando de nuevo; era como si los israelíes no estuvieran satisfechos con matarlo una vez. Lo asesinaron una y otra vez”.

La familia de Abu Sultan finalmente recibió el cuerpo de su hijo, pero las autoridades israelíes transportaron el cuerpo de Samara de regreso a Tel Aviv y lo devolvieron al refrigerador de la morgue. Desde entonces, no ha habido avances en la repatriación de los restos de Samara, afirma Aruri. En particular, las autoridades israelíes no han llegado a la conclusión oficial de que Samara tuviera afiliaciones con Hamás o la Jihad Islámica, y que no hubiera cometido ningún acto grave contra los israelíes.

La confusión del ejército israelí con los cadáveres de palestinos no es exclusiva del caso de Samara. Israel ha transferido el cuerpo equivocado a familias palestinas en muchas otras ocasiones y tiene un historial de abandono de cadáveres palestinos.

En respuesta a un raro caso legal que buscaba localizar los restos de dos palestinos desaparecidos, el ejército israelí publicó un informe especial en 1999. Este informe reveló que los cadáveres de palestinos fueron manipulados con negligencia, enterrados en tumbas poco profundas, descritas como “una sola ‘trinchera’ sin una capa de tierra que separe las tumbas”. Wahbe señala que esta frase se refiere a fosas comunes.

“El cementerio estaba cubierto de estiércol de vaca, lo que sugiere que se había utilizado como lugar de pastoreo para animales, y la erosión y la negligencia habían hecho imposible encontrar o identificar los restos”, afirma Wahbe. “Tal negligencia y desprecio por la santidad de los muertos ha sido interpretado por las familias como una indicación de que los israelíes no tenían ninguna intención de identificar o devolver los cuerpos”.

Cosecha de órganos

A lo largo de los años de investigaciones del JLAC sobre los restos palestinos en poder de Israel, se descubrieron discrepancias en el sistema de numeración en el “cementerio de los números”. Los números, que aparentemente indican la identidad (si se conoce) del individuo enterrado allí, no coincidían con las muestras de ADN tomadas de los restos humanos. En algunos casos, los cuerpos estaban mezclados y, en ocasiones, desaparecían por completo.

Un “cementerio de números” en el norte de Israel en 1989. (Menahem Kahana/AFP vía Getty Images)

“[Las autoridades israelíes] descubrieron que muchas de estas tumbas están vacías y en otras hay partes mezcladas de diferentes individuos”, explica Aruri. “Y, aún así, en otros casos nos dijeron oficialmente que no encontraron el cuerpo. Confesaron que [el cuerpo], según su sistema, debía estar ahí, pero no está”.

La ausencia de estos cuerpos respalda los informes de larga data de que los cadáveres palestinos pueden haber sido utilizados para la sustracción de órganos o donados a escuelas de medicina israelíes para que los estudiantes se entrenaran con los cuerpos, dice Aruri. Al principio, el ejército israelí reconoció la existencia de tal programa después de que el Dr. Yehuda Hiss, ex director del Instituto Forense Abu Kabir, admitiera que el ejército había extraído piel, córneas, válvulas cardíacas y huesos de los cuerpos de israelíes. soldados, ciudadanos israelíes, palestinos y trabajadores extranjeros durante la década de 1990. La práctica a menudo se producía sin el consentimiento de los familiares del difunto.

“Esto explicaría por qué hay cadáveres que el ejército admite haber tenido, pero ahora afirma haber perdido la pista”, dice Aruri. Los palestinos también han afirmado que los cuerpos de hombres jóvenes que fueron incautados en la ocupada Cisjordania y la Franja de Gaza fueron devueltos a sus familias con órganos faltantes.

Sin embargo, incluso para las familias que logran localizar y repatriar a sus seres queridos asesinados, los cadáveres suelen ser devueltos en un estado deplorable.

«Los israelíes los mantienen congelados, a temperaturas inferiores a -60 grados centígrados», me dice Aruri. “Cuando las familias reciben los cuerpos, a veces son como bloques de hielo y hay que dejar que se derritan. Y esa congelación tiene un efecto similar al de las quemaduras, por lo que algunas familias apenas pueden reconocer sus rostros una vez que los cuerpos han sido descongelados”.

El cuerpo de Bahaa Elayyan, un residente de 22 años del barrio ocupado de Jabal al-Mukabbir en Jerusalén Este, fue entregado a su familia en 2016, 325 días después de su asesinato. Esto ocurrió tras un ataque a un autobús israelí en 2015, donde Bahaa y otro palestino mataron a tres israelíes.

La liberación del cuerpo sólo recibió luz verde después de que la familia accediera a enterrarlo en un cementerio elegido por la policía israelí. Sólo a veinticinco personas se les permitió asistir al funeral. La familia también tuvo que pagar un depósito de 20.000 shekels israelíes (5.292 dólares) para garantizar el cumplimiento de estas normas.

En ese momento, el padre de Bahaa, Muhammad Elayyan, dijo que el cuerpo de su hijo estaba gravemente desfigurado tras los muchos meses que pasó congelado en la morgue. «Sus ojos se hundieron dentro de su cráneo como si no tuviera ninguno, sus músculos se atrofiaron y su piel se despegaba fácilmente», dijo Muhammad en ese momento. «Fue difícil identificarlo, excepto que soy su padre y lo conozco bien».

Detenido después de la muerte

Privadas de la oportunidad de organizar un funeral o entierro y denegadas un certificado de defunción, muchas familias palestinas no han podido procesar la muerte de sus familiares. “Todo el proceso de entierro y recibir el pésame de la gente es parte del proceso de curación”, dice Aruri. «Si las familias no pueden enterrar el cuerpo, o incluso verlo, y no pueden celebrar un funeral, en el fondo creen que sus seres queridos siguen vivos».

Después de los asesinatos, las familias palestinas experimentan diversas formas de castigo. Los padres y familiares se enfrentan a arrestos e interrogatorios, y las fuerzas israelíes realizan habitualmente redadas nocturnas en sus hogares. Las autoridades israelíes revocan los permisos de trabajo y hacen cumplir las prohibiciones de viajar. Israel también suele derribar sus casas.

Las familias de los fallecidos también enfrentan una serie de complejidades legales. Sin un certificado de defunción, las viudas no pueden seguir adelante con sus vidas y volver a casarse. Si sus maridos asesinados administraban la cuenta bancaria de la familia, ésta queda congelada, dejando a las viudas sin acceso a los fondos, mientras que también se les niega el derecho de herencia.

Según Wahbe, la retención de cadáveres palestinos juega un “papel importante al permitir que el Estado colonial sionista demuestre su poder”. La “negación de la dignidad a los muertos” es una forma en que Israel “afirma control sobre la familia viva”.

«Los palestinos ya están deshumanizados en la vida a través de una matriz de dominación colonial israelí que controla cada aspecto de la existencia palestina», dice Wahbe. «En el corazón de esta estructura se encuentran las prácticas de encarcelamiento masivo de Israel que han sometido a arresto a más del 20 por ciento de la población palestina, criminalizando cualquier forma de resistencia al control colonial».

“Los palestinos han entendido que este encarcelamiento post mortem de cadáveres es una criminalización que va más allá de la muerte”, añade. Los palestinos a menudo se refieren a estos cadáveres en poder de Israel como “mártires detenidos” o “prisioneros mártires”, explica Wahbe, subrayando la extensión de las políticas de detención de Israel “al reino de la muerte”.

«Nunca olvides»

La historia de la familia de Ghazi Sharqawi es típica de muchos palestinos. Originario de Kafr ‘Ana, una ciudad palestina situada a once kilómetros al este de Jaffa y ahora parte del Estado de Israel, su familia se enfrentaba a la expulsión por parte de las fuerzas sionistas. La Brigada Alexandroni, implicada en la masacre de Tantura , expulsó a todos los habitantes de la aldea durante la creación de Israel en 1948. Este desplazamiento resultó en la reutilización de las tierras de la aldea para el asentamiento de inmigrantes judíos.

La familia finalmente se encontró en el campo de refugiados de Amari en Ramallah, donde todavía residen. Ghazi, de sesenta y cuatro años, sostiene en sus manos una fotografía enmarcada; es el único que la familia tiene de Samih Sharqawi, el tío de Ghazi. El recuerdo de Sharqawi resuena a través de múltiples generaciones, mientras la familia persiste en su búsqueda, que abarca más de medio siglo, para localizar su cuerpo.

Ghazi sostiene la única fotografía que tiene de su tío, cuyo cuerpo está desaparecido desde que fue asesinado en 1968. (Jaclynn Ashly)

Sharqawi, nacido en 1949, un año después de la Nakba, fue asesinado por las fuerzas israelíes en 1968. Esto fue un año después de la Naksa , palabra árabe que significa revés o derrota y que hace referencia a la guerra de 1967, cuando Israel anexó todo el territorio histórico. Palestina.

Al estallar la guerra de 1967, Sharqawi, que entonces tenía unos diecinueve años, viajó a Jordania para unirse a la resistencia palestina. Según Ghazi, Sharqawi participó en una serie de operaciones militares contra Israel, cruzando la frontera y atacando objetivos israelíes en el Valle del Jordán. La incursión final resultó en que Sharqawi, junto con otros dos combatientes, murieran por una bomba israelí. Otro de los combatientes, herido pero capaz de escapar de regreso a Jordania, informó a la familia de Sharqawi de su muerte.

«Pero esta persona que escapó no revisó sus cuerpos para confirmar que realmente estaban muertos», dice Ghazi, sobrino de Sharqawi. Ghazi tenía unos diez años cuando mataron a Sharqawi. “Así que nuestros padres siempre pensaron que algún día lo encontrarían en una prisión israelí. Nunca creyeron que en realidad estuviera muerto”.

Durante décadas, los abuelos de Ghazi (los padres de Sharqawi) y su padre (el hermano de Sharqawi) lo buscaron incansablemente, tanto en las cárceles como entre las tumbas. Creen que sus restos finalmente fueron enterrados en los «cementerios de números». Pero, hasta el día de hoy, no han podido localizarlo.

“Mis padres estaban tristes todo el tiempo cuando yo era niño”, recuerda Ghazi. “Ni siquiera tenían una foto de él. No tuvo hijos antes de ser asesinado, por lo que no quedaron restos físicos de su vida”.

Pero en 1994, el primo de Ghazi viajó a Irak para ampliar sus estudios y visitó la oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) allí, donde encontró una fotografía de Sharqawi, que ahora cuelga de las paredes de la casa de la familia en el campo de refugiados.

«Nunca olvidaré la reacción de mi padre cuando vio esa foto por primera vez», me dice Ghazi. “Lloró mucho. Era la primera vez que recibía pruebas de que su hermano había existido”.

Borrando el derecho a existir

Según Aruri, JLAC tiene conocimiento de setenta y seis casos de palestinos desaparecidos en los que las familias no están seguras sobre el destino de sus seres queridos, ni siquiera seguras de si están vivos o muertos. Sin embargo, señala que es probable que esta cifra sea «mucho mayor».

Las políticas de Israel, ya sea que se apliquen a los vivos o a los muertos, tienen un único objetivo: «eliminar a los palestinos de su patria», dice Wahbe. “Para los palestinos, los cementerios son espacios sagrados que no son sólo un lugar para llorar a los muertos, sino también un registro de la historia y la pertenencia generacional y geográfica”.

Israel, además de negar a los palestinos el derecho de entierro, ha profanado cementerios palestinos históricos. Esto incluye la demolición del centenario cementerio Mamilla en Jerusalén, que albergaba los restos de compañeros del profeta Mahoma y de miles de cristianos de la era preislámica y del período de las cruzadas.

A partir de 2008, los equipos de excavación retiraron alrededor de mil restos óseos del cementerio y lo sustituyeron por un Museo de la Tolerancia. Este museo conmemora la Shoah judía, que significa «catástrofe», en referencia al Holocausto, donde casi seis millones de judíos en Europa fueron asesinados por la Alemania nazi y sus colaboradores.

Este proceso, según Wahbe, refleja la “insistencia del Estado en no sólo alterar la identidad del espacio y reclamar soberanía sobre él en el presente, sino también borrar cualquier pasado no israelí”. Y añade: “La construcción del Museo de la Tolerancia sobre tumbas profanadas es un intento de transformar la identidad y el significado de la tierra de palestina a judía”.

“Destruir violentamente lugares sagrados y reemplazarlos con marcadores nacionales es una declaración fuerte de que los cuerpos palestinos, incluso muertos, no están permitidos en esta tierra”, afirma Wahbe. Explica que hacer desaparecer cuerpos palestinos o retenerlos de sus familias es una extensión de este borrado de los palestinos y de su “presencia indígena y derecho a la existencia”.

Para la familia de Sharqawi, su búsqueda para encontrar su cuerpo persiste: un intento de reclamar un derecho que sienten que Israel les robó. «Tengo siete hijos y once nietos», dice Ghazi. “Y cada uno de ellos tiene una foto de Sharqawi. Me aseguro de hablar siempre de él y de dejar su memoria en las próximas generaciones para que crezcan y continúen buscándolo”.

“No pararemos hasta encontrarlo, aunque sean necesarios cien años”, añade. «Esta familia nunca olvidará y nosotros nunca perdonaremos».

Tomado de jacobin.com

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