Insecticida Clordecona: “El 90% de la población de Martinica y Guadalupe tiene sangre contaminada”

El 27 de noviembre se celebró un debate en la Asamblea Nacional, por iniciativa de la Izquierda Democrática y Republicana (RDA), sobre el escándalo sanitario y ecológico de la clordecona, un insecticida cancerígeno utilizado hasta 1993 en Martinica y Guadalupe. Entrevista al diputado de la RDA Marcellin Nadeau, que pide un fondo destinado a reparar los persistentes estragos de este insecticida y reconocer los daños sufridos por la población.

Casi un año después de que el Tribunal Administrativo de París desestimara el caso sobre el envenenamiento por clordecona, un insecticida clasificado como cancerígeno por la OMS y utilizado hasta 1993 en las plantaciones de plátanos de Guadalupe y Martinica, cuando ya se había identificado su peligro para la salud en finales de los años 1970-, la movilización política continúa para obtener una compensación por los estragos causados ​​por este escándalo sanitario y ecológico. El 27 de noviembre se celebró un debate en la Asamblea Nacional, por iniciativa del diputado de Izquierda Demócrata y Republicana Marcellin Nadeau. Entrevista.

Casi un año después del sobreseimiento del caso por parte de los tribunales, ¿por qué propuso este debate en la Asamblea Nacional sobre el escándalo del envenenamiento por clordecona? ¿A qué conclusiones llegó?

El grupo de la RDA (Izquierda Democrática y Republicana, nota del editor) ha aceptado llevar este debate a la Asamblea Nacional y es una iniciativa saludable porque los sucesivos planes y los medios aplicados nos parecen en gran medida insuficientes. El Estado, cuya gran responsabilidad en este asunto ha sido reconocida, debe hacer balance de este escándalo para implementar planes sustanciales de reparación. Es necesario que la Asamblea Nacional y la opinión pública francesa se ocupen de esta cuestión que nos parece pura y simplemente un escándalo.

Este debate nos permitió dar voz a los colectivos de Martinica y Guadalupe movilizados sobre este tema. Pudieron exponer ante los diputados la persistencia de los estragos relacionados con la clordecona, es decir, por ejemplo, el hecho de que todavía se encuentran rastros de contaminación en el agua distribuida a los habitantes, el hecho de que los frutos se lavan con agua procedentes de ríos contaminados, lo que supone un riesgo en particular para los trabajadores encargados del lavado de plátanos. También revelaron la prevalencia de determinadas patologías, como el cáncer de próstata en los hombres. Debes saber que el 90% de la población de Martinica y Guadalupe todavía tiene niveles de contaminación en la sangre.

¿Cómo se explica el sobreseimiento del caso dictado por el Tribunal Administrativo de París el 2 de enero?

La fiscalía del Centro de Salud del TGI de París opuso la prescripción a la denuncia de los colectivos. Este despido es escandaloso. La cuestión que hoy se plantea es cómo, como diputados, podemos intervenir para revisar el plazo de prescripción ante la gravísima gravedad de los hechos cometidos.

No debemos olvidar que este producto, que había sido prohibido en Estados Unidos, fue objeto de una compra de patente para ser producido en Brasil, a sabiendas. No podemos decir que la gente no lo supiera. El gobierno se defiende detrás del principio de separación de poderes, argumentando que no puede comentar sobre una decisión judicial. Sin embargo, la acusación del fiscal, que encarna la voz del Estado, también pedía, antes del veredicto, el sobreseimiento del caso. Por tanto, es una postura muy hipócrita por parte del gobierno invocar la independencia del poder judicial.

“Este asunto revela la superposición histórica entre los intereses del Estado y los de ciertos lobbies. »

Marcelino Nadeau

Este asunto revela, fundamentalmente, el solapamiento histórico entre los intereses del Estado, a través de lo que se llama la “colonialidad” del Estado francés, y los de ciertos lobbies, encarnados por los “békés”. Estas fortunas de Martinica y Guadalupe son muy poderosas en términos de lobby y logran influir muy fuertemente en el aparato estatal. Éste es el problema fundamental.

La clordecona es en realidad el árbol que esconde el bosque: hoy nos enfrentamos al uso persistente de cócteles de pesticidas. Estos mismos grupos de presión presionaron para que no se prohibieran las fumigaciones aéreas, pero también para que no se abordara la cuestión de la contaminación del agua. Los plátanos se siguen lavando con agua completamente contaminada y sucia; encontramos, además de clordecona, trazas de otros pesticidas como el glifosato, pero también heces.

¿Cuáles son los posibles recursos hoy para hacer avanzar las cosas?

Estamos librando una lucha en dos frentes. Primero, el de la justicia. Ante la escandalosa decisión del tribunal administrativo, las asociaciones han interpuesto recursos y todo el mundo está dispuesto a llegar al final del procedimiento, incluido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En el frente político queremos presentar una propuesta para una ley de programación y orientación (PPL), en el marco del nicho de la RDA. Este PPL incluye tres pilares, a saber: pedir una autoridad independiente para monitorear de manera transparente las modalidades de reparación por este escándalo; crear un verdadero fondo de compensación específico, que incluya compensaciones para todas las víctimas, tanto los trabajadores agrícolas como las personas que padecen patologías, pero también las víctimas económicas colaterales de la pesca y la agricultura. Este fondo también se utilizaría para proporcionar recursos de investigación para explorar métodos de remediación de suelos. Por último, queremos que se establezca el principio de reparación y que se reconozca la responsabilidad de los demás actores de este escándalo, en particular de los grupos bananeros, y que contribuyan financieramente a este fondo.

Es vital que se reconozca este daño. Si los colectivos siguen movilizados en este sentido, la dimisión puede estar al acecho y lo que está en juego es la confianza entre los ciudadanos y el Estado, porque este déficit de confianza puede transformarse rápidamente en una explosión social.

Tomado de humanite.fr

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