Rising Appalachia, música y resistencia en EU

“Siempre hemos tratado de escribir canciones que son de resistencia… que buscan unificar a una sociedad muy fracturada”, afirma Leah Song, cofundadora, junto con su hermana Chloe Smith, del conjunto Rising Appalachia, señalando que provienen de una antigua tradición mundial de música cuenta-cuentos, que en Estados Unidos se expresa en la música folk.

 

En entrevista con La Jornada, Song, con gran cuidado, expresa cómo Rising Appalachia durante casi 20 años ha estado transformando esta música vieja en algo contemporáneo al incluir ecos de la música de América Latina, África, como también de otros géneros incluyendo el hip-hop, gospel y soul, todo para buscar algo en común que “toma el pulso de donde está la gente en este momento” en Estados Unidos.

 

Esa música folk a nivel mundial sigue haciendo lo mismo desde hace 3 mil años, explica. Es la que brota de la “influencia de los vecinos, de la conversación pública de la cultura, de las cosas importantes que están ocurriendo donde se está tocando esa música. Siempre he dicho que nuestra tarea es de servicio público… estamos intentando poner atención a los cuentos que se están contando, de los dolores y esperanzas en los lugares donde estamos… de crear conversaciones sobre todo eso”. Agrega más tarde: “somos embajadoras creativas y culturales.

 

“Creo que siempre hemos intentado escribir canciones que se sienten como cantos de resistencia, que son como himnos de alguna manera porque volteamos a ver como los movimientos de los 60, a toda esta música que acompañaba el movimiento… Y por ello creo que hemos trabajado tanto para crear música y escribir letra que busca unificar a la gente en una causa más amplia… El llamado a la acción incluye ayudar a la gente a encontrarse de nuevo con su centro, hacerlos recordar que tienen una comunidad y autonomía creativa y una manera de levantarse juntos, a pesar de tanto aislamiento, desorganización y confusión hoy día.”

 

En torno a la pregunta sobre cómo empezó su trayectoria artística, Song cuenta que ella y su hermana “crecimos en una comunidad de músicos, pero la música en nuestra familia era de la tradición folclórica, no era algo público, no había muchos entre nosotros que hacían performance, era un pasatiempo”.

 

Recuerda que ella y su hermana desde jóvenes se involucraron en el activismo político, ambiental y de derechos humanos. “Empezamos a hacer música como pasatiempo y acudiendo a protestas y marchas y nos dimos cuenta que si estás en un púlpito y estás gritando tu causa, algunas personas prestarán atención. Pero si están cantando y creando catarsis, mucha más gente prestará atención. Eso fue un momento de definición como jóvenes, al darnos cuenta que si nos inclinábamos hacia la música, llegaríamos a un público mucho más amplio e incluso a algunos que ni están de acuerdo. Fue revelador”.

 

Un viaje a México contribuyó de manera esencial a la evolución de la música de Rising Appalachia. Enterada del movimiento zapatista, Song, a los 19 años de edad en 1999 se mudó a San Cristóbal de las Casas por aproximadamente un año, tanto para aprender español como para averiguar más sobre “una revolución artística que estaba apoyando a los zapatistas”, entre lo cual recuerda los murales, los talleres para fabricar papel, proyectos a fin de producir chocolate orgánico con todas las ganancias para apoyar a centros de educación maya. Eso “abrió mi mundo… Era ver el arte como una fuerza dirigida… la convicción de que vamos a triunfar a través de los corazones de la creatividad -fue algo tan poderoso”.

 

 

‘Thank You Very Much’ es el título de una de las canciones de Leah Song (a la derecha), fundadora del grupo con su hermana Chloe Smith. Foto Chad Hess, cortesía Rising Appalachia.

 

Desde salsa hasta boleros

 

Después, Song pasó gran parte de los siguientes seis años en diferentes partes de Centroamérica, estudiando tradiciones musicales, desde salsa a boleros. Sobre artistas latinoamericanas que siguen presentes en su trabajo, responde de inmediato: “Lila Downs es probablemente la cantante de música folk mexicana más influyente” para ella, y también expresa su admiración para Lhasa y Natalia Lafourcarde.

 

A la vez, recuerda que en México se encontró con música, incluso antigua, y “vocalmente detectaba un entendimiento de lo que se ha vuelto enormemente importante para mí, que es este tipo de puente entre las tradiciones folclóricas de Norte, Sur y Centroámerica, muy comparables, muy vivas dentro de sus culturas, incluyendo lo que llamaría el canto de baladas, de boleros”. Song cuenta que continuó estudiando en diversas partes de América Latina, incluyendo en Colombia y Cuba.

En relación con el origen de la música del sur estadunidense con la que creció, Song recuerda que su familia –su madre en particular– siempre estaba inmersa en la música tradicional de las montañas Appalachia. “Es un estilo llamado ‘old time music’ que existe antes de la radio, o sea es más vieja que la música country y bluegrass… es de cuenta-cuentos. Y fue eso lo que nos engendró con la música tradicional de otras partes del mundo porque es la misma. Es el mismo idioma si es la música folk de las Appalachia, o si es el blues de Malí, o lo que sale de Nueva Orleans. Estamos comprometidas y obsesionadas y enamoradas del papel de la música tradicional folk alrededor del mundo”.

 

Song cuenta entre sus héroes musicales a una constelación mucho más amplia, y que también influye en la música de Rising Appalachia, desde Billie Holiday, Nina Simone, Woody Guthrie, Erykah Badu y Ani DiFranco, como el hip-hop y el mosaico de la música de Nueva Orleans, donde están viviendo.

 

En el banjo del grupo está escrito un lema –en honor a los cantautores folk Woody Guthrie y Pete Seeger– que dice: “esta máquina rodea al odio y lo obliga a rendirse.

 

“Soy resistente / confío en el movimiento / Niego el caos… Yo estaré presente en la mesa, una y otra vez más / Cerraré mi boca y aprenderé a escuchar… Poder a los pacíficos / Oraciones a las aguas / Mujeres al centro / Vasos abiertos para dar y recibir / Veamos el sistema cayéndose sobre sus rodillas / … Estoy hecha de truenos / Estoy hecha de relámpagos… Hecha de las cosas finas… Este mundo fue hecho para mí / Entonces salgamos a probar nuestra suerte / … ¿Entonces qué estamos haciendo aquí? ¿Qué se ha hecho? / ¿Qué vamos hacer cuando el mundo se deshace? / Mi voz de se siente chiquita y estoy segura que la tuya también / Pero pongámoslas todas juntas, hagamos un rugido feroz / … Soy resistente…”. Resilient.

Tomado de jornada.com.mx

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