El colonialismo francés aún existe: la represión colonialista en la isla Mayotte

La Martinica, la Guadalupe y la mal llamada Guyana francesa, junto a la mitad de la isla San Martín, la pequeña San Bartolomé y la septentrional San Pedro y Miguelón son colonias francesas en el continente americano. En África la situación es similar: la islas Mayotte y Reunión aún son colonias francesas. En Oceanía también Francia conserva posesiones: la rebelde Kanaky, mal llamada Nueva Caledonia, parte de la Polinesia, y Wallis y Futuna. La metrópoli llamada a estas colonias con el moderno nombre de “Francia de ultramar”, dándole a cada una de ellas denominaciones diferentes, según el grado de autonomía. 

Recientemente, en la isla Mayotte, Francia ha lanzado una horrenda represión antinmigratoria, cargada no solo de colonialismo brutal, sino también xenofobia. Esto es algo que no debemos olvidar: la xenofobia es intrínseca del colonialismo. La brutalidad de la represión, ejercida bajo el nombre Operación Wuambushu ha sido incluso condenada por la UNICEF.

Contrastando con ello, en Kanaky, Martinica y Guadalupe, la batalla por la autodeterminación no se detiene. En estas islas del Caribe la pelea sobrepasa el nacionalismo y alcanza la lucha sindical: las huelgas en Martinica y Guadalupe son cada vez más frecuentes y sobrepasan al reformismo de las centrales sindicales patronales. Sin embargo, desde la América Latina hispanohablante, se desconocen estas luchas y represiones. Para ayudar a reducir el silencio, reproducimos el siguiente artículo que originalmente apareció en la revista digital francesa trotskista Révolution Permanente y cuya traducción tomamos de la filial de La Izquierda Diario en el Estado Español.

En otro orden de luchas, condenamos el posible despido de 500 trabajadores venezolanos, los cuales serían echados por las políticas neoliberales que viene aplicado el presidente Nicolás Maduro.

Wuambushu: fase superior del colonialismo francés 

Julien Anchaing

Wuambushu, es el nombre de la última operación colonial y policial a gran escala orquestada por Macron en Mayotte, un archipiélago de islas considerado territorio francés de ultramar, ubicado entre el Canal de Mozambique y en el océano Índico.

Iniciada a fines de abril por el gobierno francés, esta operación colonial ha encontrado un fuerte rechazo entre activistas, abogados, organizaciones políticas, sociales y sindicales en Francia y en las Comoras (país formado por tres islas en el sureste de África, situado al extremo norte del canal de Mozambique en el océano Índico).

 

Una ofensiva de odio xenófobo y racista

La movilización masiva de fuerzas policiales por el ministro de Interior francés Gérald Darmanin y el gobierno marca la amplitud de objetivos que busca esta operación. El gobierno ha enviado a Mayotte (departamento francés ubicado entre el Canal de Mozambique y el Océano Índico) más de 500 refuerzos policiales desde la Francia continental, unidades especiales de gendarmes como el Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional (GIGN), Raid (unidad de élite de la policía nacional francesa) y más recientemente la unidad 8 de los antidisturbios. La operación Wuambushu marca un giro histórico en el gobierno de los territorios de ultramar francés, incluso en Mayotte donde el derecho de excepción ha justificado siempre métodos incluso más violentos y xenófobos con los que tratar a la población de las islas y a los migrantes que provienen de otras islas del archipiélago de Comoras.

Esta ofensiva policial marca un giro autoritario, donde la periferia colonial francesa será el terreno de experimentación para la represión policial. Recordemos el rol de cuerpos policiales como la unidad 8 de antidisturbios, bien conocidos por la represión a estudiantes de secundarias y las manifestaciones durante las movilizaciones contra la reforma de las pensiones. Una suerte de “unidad comando”, su utilización en Mayotte es el retorno de unidades de antidisturbios tras treinta años de ausencia en los territorios de ultramar y que busca demostrar la eficacia del nuevo plan de mantenimiento del orden de Macron.

Erigida como un claro “escaparate” de la lucha contra la inmigración, solo cabe recordar los términos usados por sus ejecutores para comprender su naturaleza, como lo hizo Djamaldine Djabiri, representante del sindicato policial SPG-Police. Este resumía la situación desde el punto de vista de quienes maquinaron este desastre: “la operación Wuambushu es un experimento que mostrará que la lucha contra la inmigración clandestina es ante todo una cuestión de medios”. Recordemos que efectivamente los objetivos que buscaba eran: luchar contra la delincuencia (es decir detenciones masivas); destrucción del 10% de las viviendas informales de la isla (en plena crisis de la vivienda en la isla, su destrucción supone enviar a miles de familia a la calle); expulsiones masivas (pasando por el encarcelamiento generalizados de personas detenidas en los Centros de Detención Administrativa antes de su deportación a islas como Anjouan y la separación forzada de familias enteras). Wuambushu es una operación policial masiva que consiste en una verdadera caza de pobres.

El gobierno de Macron desea obtener una “victoria” en Mayotte, pero se trata también de una campaña de propaganda para un régimen que busca, a pesar de los reveses causados por la movilización contra la reforma de las pensiones, sacar adelante su nueva ley migratoria.

 

Mayotte, colonia francesa: ¡fuera el imperialismo!

Sin embargo, la dramática situación social de la isla donde cerca del 80% de sus habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza, no es en ningún caso responsabilidad de quienes llegan a Mayotte tratando de huir de la miseria de su isla de origen, ya sea de una isla del archipiélago de las Comoras o de Madagascar. Francia tiene una responsabilidad colonial histórica en el subdesarrollo del sudoeste del Océano Índico y en particular del archipiélago de las Comoras. Mayotte fue conquistada para asegurar los intereses del Estado francés en la zona, sin ningún miramiento por la población. Al mismo tiempo, la miseria del resto del archipiélago, alimentada por la política francoafricana, ha alimentado flujos migratorios que siempre han existido entre Mayotte y Anjouan, y frente a los que el Estado ha endurecido constantemente el acceso a permisos de estancia y a la nacionalidad francesa para extranjeros en Mayotte. Esta situación se agravó enormemente con la puesta en marcha de la “Visa Balladur” en 1995, que destrozó familias enteras, al colocar a propósito a personas en un estatus de sin papeles, empujando a los jóvenes a situaciones de precariedad extrema y llevando a la muerte de miles de ellos en los viajes en canoa entre las islas del archipiélago y Mayotte.

Al igual que en aquel momento, actualmente en el marco de la operación Wuambushu, esta situación se ha desarrollado con la complicidad y lealtad de las “elites” (burguesías) locales y de las Comoras. Las declaraciones de Salime Mdéré, vicepresidente primero del consejo departamental de Mayotte llamando al asesinato de menores aislados en directo en la cadena Mayotte Première, así como las múltiples declaraciones reaccionarias de Estelle Youssouffa, diputada del grupo LIOT(grupo parlamentario mixto y de diputados de territorios de ultramar) no son más que la cara visible de la radicalización de una clase dirigente que, en especial a partir de los años 60, ha participado enormemente al reforzamiento de la opresión colonial en Mayotte y a su mantenimiento durante la V República.

La burguesía de Mayotte, actualmente el principal agente de la intervención Wuambushu, es desde los años 60 una clase que lleva a cabo una política activa para la consolidación del colonialismo y las políticas reaccionarias de Francia en el Océano Índico. Una muestra de la conciencia política de estas mismas élites es que no dudaron en recordar al gobierno francés la centralidad de Mayotte para los intereses geopolíticos franceses, como hizo recientemente Estelle Youssouffa: “Total ha pausado sus actividades en Mozambique, pero ha anunciado que las reanudará y que está preparando el terreno, si se me permite la expresión. La cuestión es también hacer saber a todo el ecosistema petrolero y del gas que trabaja en la región que nosotros, nosotros tenemos interés en que sigan trabajando en la región, que hay que hacer un esfuerzo particular para la seguridad, para estabilizar esta región y que nosotros, nuestro interés desde Mayotte, que está a 500 kilómetros de Mozambique, es que los esfuerzos de la comunidad internacional sean desplegados para estabilizar la región.”

Es una vez más que esta política se persigue en nombre de los intereses históricos del Estado francés en el archipiélago de las Comoras y en el Océano Índico. La presencia francesa en el sudoeste del Océano Índico y en el Canal de Mozambique le permite, entre otras cuestiones, defender los proyectos de gas de Total, de continuar controlando las rutas comerciales de la zona (un 30% de las exportaciones mundiales de petróleo) y de mantener una base militar central para sus intereses imperialistas en África y en el resto del mundo. La operación no busca en ningún momento mejorar la vida de la población, una parte de la cual va a ser víctima directa de Wuambushu. Más allá de sus discursos sobre una nueva política para África, Enmanuel Macron y sus ministros se sitúan en la línea de derecha de la África francesa y su política imperialista en la región desde los años 60.

Como explica Pierre Caminade en su obra “Comores-Mayotte: una historia neocolonial”:“La isla de Mayotte se encuentra en la bifurcación de las problemáticas de la política africana de Francia y su política de ultramar”.

Además de su importancia como posición estratégica en el Canal de Mozambique, Mayotte es un puesto avanzado de la presencia militar francesa en la región con una guarnición permanente de Legión Extranjera en la isla y el despliegue de las Fuerzas Armadas de la Zona Océano Índico (FAZSOI) compuestas por 1700 hombres en la isla de la Reunión. Las posesiones coloniales de Francia le permiten a esta tener un lugar privilegiado en el control del comercio y la represión de la piratería, formas indirectas de presión militar imperialista constante sobre los países del Cuerno de África, así como un control de islas como Madagascar, las Seychelles y Mauricio. Su presencia militar es también un punto de apoyo en África, en la frontera de Mozambique y en la de Tanzania, las FAZSOI por ejemplo fueron desplegadas durante la “operación Turquoise” por Francia en Ruanda en 1994.

En las botas de la África francesa en las Comoras: la “colonización consentida”, la otra cara del neocolonialismo de los “barbouzes” en las Comoras

La “colonización consentida” por la burguesía mahoraise y consolidada a bombo y platillo mediante anuncios sobre los resultados de referendos y otros plebiscitos de anexión y departamentalización se basa en la política del divide y vencerás, una vieja tradición francoafricana y del orden colonial. El hecho de que Mayotte sea actualmente una isla donde el 80% de la población viva bajo el umbral de la pobreza, en una región donde las otras islas viven aún peor, está ligado a los mecanismos de expolio más o menos oficiales y más o menos violentos que permiten a Francia ganarse a las burguesías locales bajo sus intereses.

Como demuestra la posición de la Unión de las Comoras, un estado construido a base de múltiples golpes de Estado militares organizados por mercenarios franceses cuya figura más conocida sigue siendo Bob Dénard (jefe de un grupo mercenario anticomunista que participó en múltiples golpes de Estado en África). El mantenimiento de la Unión de las Comoras en un constante expolio sistemático de sus riquezas y bajo control de los “barbouzes” franceses (agentes de la inteligencia francesa y miembros clandestinos de la policía) es una de las demostraciones más violentas de la política franco-africana en la región que ha mantenido, frente al retroceso histórico del sistema colonial francés en los años 60, políticas de agresiones semioficiales sistemáticas. Entre estos golpes de Estado y la sangrienta represión colonial que Francia ha perpetrado en el Océano Índico, comenzando por 1947 en Madagascar, después en los años 60 y 70, así como su apoyo al gobierno del apartheid sudafricano contra los movimientos de liberación en Mozambique bajo dominio portugués. París ha supuesto siempre un freno al desarrollo histórico.

La Unión de las Comoras es un ejemplo más entre otros, quizás de los más violentos, de la política francoafricana en sus viejas colonias. El mantenimiento sistemático de la miseria en el archipiélago y la colonización consentida de Mayotte han llevado a una construcción identitaria esquizofrénica. Francia ha generado una oposición histórica entre pueblos hermanos. Ahora que el régimen sufre una importante crisis, Wuambushu recuerda los todavía existentes orígenes coloniales e imperialistas de la V República, encarnados históricamente en figuras como Michel Debré, redactor de su constitución.

El asunto del control de Mayotte históricamente ha generado debate entre los representantes de París en la África francesa, los mercenarios y los fundadores de la V República. Desde Pierre Caminade, Jacques Foccart, el “señor francoafricano” de Charles De Gaulle, y Michel Debré, estaban en desacuerdo sobre mantener Mayotte como colonial y del grado de opresión “necesario” en el archipiélago de las Comoras. Mientras que Debré reivindicaba una política departamentalista como cortafuegos ante la extensión de ideas independentistas, especialmente en la Reunión, Foccart insistía en el control de un gobierno independiente (formalmente) de las Comoras controlando los hilos desde el exterior. Finalmente ganó la postura de Debré. Con los métodos tradicionales de la África francesa, la isla fue aislada del archipiélago de las Comoras en 1974, contradiciendo completamente el derecho internacional y a pesar de las múltiples condenas por parte de la Asamblea General de la ONU.

 

El imperialismo francés no es impune en Mayotte

La multiplicación de reveses que ha vivido Francia con la operación Wuambushu puede ser relativizado. Si los primeros recursos presentados contra la Operación Wuambushu pudieron suspender temporalmente la operación, esta desgraciadamente ha vuelto a ser puesta en marcha. Por su parte, el gobierno de Azali Assoumani, presidente de la Unión de las Comoras, ha bloqueado por un tiempo la entrada de barcos con expulsados en el archipiélago en las primeras semanas, una posición temporal que ha sido corregida después de que el gobierno se alinease con los intereses franceses. Los reveses puntuales que ha debido sufrir París, en un primer momento, no son sin embargo sin importancia y muestran el carácter particular de la represión colonial en los territorios integrados en la V República.

A pesar del derecho derogatorio permitido por la constitución, los territorios de ultramar siguen siendo territorios donde las contradicciones internas del régimen francés y el retroceso de su imperialismo se aprecian más. A diferencia de Mali en 2014, por ejemplo, donde la Francia de François Hollande intervino con el apoyo de una parte de la población, que estaba en contra de los irredentistas tuaregs, y sobre todo con el apoyo del gobierno maliense de entonces. El gobierno no puede “hacer lo que quiera” en Mayotte y comportarse como una verdadera potencia ocupante con total impunidad. Los imprevistos judiciales indican también las contradicciones de la operación puesta en marcha podrían resurgir rápidamente. Las imágenes de miembros de colectivos de ciudadanos mahorais exigiendo la operación, a algunos metros de familias compuestas por habitantes de Mayotte y nacionales de las Comoras que hacen frente a la destrucción de sus viviendas consideradas “insalubres” son una demostración concreta de este tipo de contradicciones que podrían tomar un giro muy rápidamente. Más aún, las consecuencias de la crisis económica y social que atraviesa la isla, de la quiebra de la Sanidad, ya enormemente deficiente, y más recientemente, el impacto de la inflación podría generar enormes dificultades a Macron y a sus ministros que pensaban lograr una “victoria fácil” en el terreno político y mediático gracias a Mayotte.

En todo caso, la lucha contra un escenario reaccionario catastrófico que podría ir más allá de esta única operación debe ser a través de la construcción de una gran campaña anti-imperialista en Francia y en el conjunto de las colonias que Francia mantiene en todo el globo. Sin esto, el declive del imperialismo francés en el mundo y la crisis de régimen de la V República dejaran espacio a corrientes reaccionarias y de extrema derecha. La construcción de un movimiento de solidaridad de clase y anticolonial contra Wuambushu y el gobierno francés son la condición de posibilidad de poner un freno a la agenda reaccionaria del gobierno y dar confianza a sectores que actualmente, en Mayotte o en las Comoras, quieren oponerse a la política del gobierno francés y a la complicidad del gobierno de Azali Assoumani pero a día de hoy permanecen callados frente a la vehemencia de la extrema derecha mahoraise.

Contra el imperialismo francés, nos oponemos a la operación Wuambushu y recordamos que Mayotte es una colonia arrancada al archipiélago de las Comoras por los mecanismos más perverso del África colonial francesa. Frente a la miseria de Mayotte y del conjunto del archipiélago de las Comoras, ni el Estado francés, que tan solo defiende sus intereses, ni el gobierno reaccionario y autoritario de Azali Assoumani, que practica la persecución sistemática de la oposición y que es cómplice del imperialismo francés ofrecen ninguna solución a la población. Tan solo con un combate común, en alianza con los trabajadores franceses y africanos, se puede buscar solucionar la situación. El conjunto de organizaciones políticas y sindicales del movimiento obrero y la juventud francesa deben reaccionar a esta situación para construir una política que combata hasta el final las raíces del imperialismo francés a escala internacional, al igual que deben combatir a Macron y sus contrarreformas en la Francia continental.

Como afirmamos desde Révolution Permanente en una reciente declaración contra la operación, lucharemos al lado del conjunto de organizaciones sindicales y políticas del movimiento obrero de las Comoras, Mayotte y Francia para exigir:

-El final definitivo de la operación Wuambushu así como del conjunto de las políticas de persecución policial a personas sin papeles y migrantes, en Mayotte y en Francia.

-La regularización de todos los sin papeles y apertura de fronteras.

-El fin de los mecanismos de expolio que mantienen al archipiélago de las Comoras en subdesarrollo, comenzando por la abolición de la deuda externa y del franco comoriano.

-El reconocimiento de los crímenes coloniales franceses en Comoras, Madagascar y en el Océano Índico.

-La retirada de Francia de las islas robadas por el gobierno francés a Madagascar y a Mauricio (Nosy Malagasy).

-La retirada del conjunto de fuerzas militares francesas del Océano Índico y de África.

-El derecho a una verdadera autodeterminación para el conjunto de colonias francesas en el Océano Índico que no podrá darse en el marco de la dominación imperialista actual con regímenes puestos a punta de pistola. Una verdadera liberación del conjunto del Océano Índico del imperialismo no podrá ocurrir sin combatir por una Federación Socialista de Estados de África del Sur, Comoras, Madagascar y las Islas Mascareñas.

Tomado de comunistascuba.org

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