Historias de la migración venezolana: Una maestra en Argentina/ Ver- Volver a empezar en la Argentina: historias venezolanas de superación

 

22 Abril, 2023

A partir de 2006, Venezuela comenzó a experimentar un fenómeno que jamás había ocurrido en la historia nacional: la emigración masiva. Este fenómeno alcanzó un punto crítico en 2016, cuando el número de emigrantes fue tan alto que por primera vez la población total sufrió un decrecimiento neto.

En cada uno de los últimos siete años, centenares de miles de venezolanas y venezolanos han abandonado el país, como resultado de la severa crisis fruto de la contracción del ingreso petrolero y las desastrosas políticas económicas
del Gobierno de Nicolás Maduro, crisis agravada desde 2017 por las medidas coercitivas impuestas por el Gobierno de Estados Unidos.

Hasta marzo de este año, la cifra de compatriotas que han emigrado ante el cuadro de agudo deterioro de las condiciones de vida de la amplia mayoría del pueblo trabajador, alcanza los 7,24 millones. De ellos, al menos seis millones se encuentran en algún país de la región de América Latina y el Caribe. De acuerdo a la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, tres cuartas partes de las y los compatriotas que se encuentran en esta región padecen dificultades para acceder al empleo formal y a servicios
básicos tales como alimentación o vivienda.

Aunque Colombia y Perú son los principales destinos de las y los venezolanos, en los últimos años, la migración venezolana en Argentina ha repuntado significativamente. Mientras que en 2010 el Gobierno argentino censó a 6.379 compatriotas con documento de identidad, el año pasado se contabilizaron 220.595. Las autoridades argentinas identifican 2017 como el año en que comenzó a aumentar el número de solicitudes de residencia de las y los venezolanos.

EL CASO DE MARÍA DE LOS ÁNGELES

Entre esas y esos nuevos migrantes venezolanos en Argentina se cuenta María de los Ángeles, una educadora oriunda de Caracas que migró a ese país del Cono Sur en 2018 cuando tenía 35 años. Como la mayoría de las y los venezolanos que llegaron a Argentina en los últimos cinco años, María de los Ángeles cuenta con alto nivel de formación: a su licenciatura en Educación Preescolar, se suman una maestría en Educación Ambiental y un diplomado en fotografía.

Al ser consultada sobre los motivos que la llevaron a reubicarse en la República Argentina, la caraqueña señala dos: su conocimiento previo de ese país y el impacto que tuvo la crisis económica en su vida. «Ya había visitado Argentina en dos ocasiones, en 2009 y 2012, así que tenía conocidos», explicó. También había tenido contactos con integrantes de organizaciones populares argentinas.

María de los Ángeles vislumbraba inicialmente su salida del país como algo temporal: «Desde mi visita a Argentina había quedado con la idea de tener en algún momento la experiencia de vivir acá un tiempo y hacer cosas. No lo había hecho porque en Venezuela tenía una posición cómoda: tenía trabajo gubernamental, con responsabilidades en distintas instituciones. Además, estaba culminando mi maestría».

Pero luego esta percepción cambió: «El tema de dejar el país y la familia me lo pensaba como una experiencia momentánea, pero ya en 2018 comencé a asumirlo como migración, porque las condiciones en Venezuela estaban complejas. Independientemente de lo que sabemos, que hay un bloqueo, que hay un sabotaje político, la verdad es que hay también una situación económica compleja y yo no escapé de eso. Mis ahorros se devaluaron».

Investigaciones académicas recientes han señalado que el conocimiento previo del país y la existencia de vínculos sociales han sido claves en la elección de Argentina como destino de la emigración. El otro factor es la política de regularización de las y los migrantes en el país: «Una de las cosas que tiene Argentina es que uno como migrante se puede regularizar muy rápido; regularizarse significa tener un documento que permita trabajar y acceder a derechos básicos como trabajo o salud».

María de los Ángeles tomó sus ahorros en 2018 y compró un pasaje; un amigo le dio hospedaje y la ayudó a encontrar su primer trabajo y a regularizarse. «Siempre me planteé que si iba a migrar de Venezuela iba ser con las condiciones mínimas y así fue. Si bien es cierto que en el camino han pasado cosas que me han hecho pensar mucho la migración, también reconozco que he tenido apoyos y eso es importante».

La recepción de María de los Ángeles en una casa conocida es una de las experiencias más comunes entre las y los venezolanos que llegan a Argentina. De acuerdo con estadísticas locales, las otras opciones principales son los
alquileres temporales concertados a través de páginas web, los alquileres de habitaciones en residencias colectivas, y los alquileres de habitaciones individuales en viviendas familiares.

Frases como «la situación política» son recurrentes en las crónicas sobre las causas de la migración. Sin embargo, María de los Ángeles es muy clara sobre este aspecto: «Migré siendo chavista, no me fui molesta con el proceso, no me fui desconociendo todo. Al contrario, lo primero que hice al llegar a Argentina fue buscar espacios solidarios donde se pudiese hablar de Venezuela desde otro lugar que no fuese lo que se mostraba en los medios de comunicación».

Esta inserción en experiencias organizativas y la capacidad de asociación han sido reseñadas en estudios como una característica de fortaleza que diferencia a la migración venezolana de
otros grupos en Argentina.

CUIDADOS Y COMERCIO: QUÉ HACEN LAS MIGRANTES

La mayoría de las y los migrantes se integran al campo de trabajo en el área del comercio, y aunque actualmente María de los Ángeles cumple con este perfil, pues trabaja en un almacén, su experiencia inicial estuvo en el área de los
cuidados. En efecto, de acuerdo al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social del Gobierno argentino, 46,6% de las mujeres migrantes trabaja en hogares privados que contratan servicio doméstico.

«Cuando llegué, mi amigo ya me había encontrado un trabajo cuidando a una señora mayor. Acá existe la fi gura o el oficio de cuidador de adultos mayores; ese fue mi primer trabajo y a través de la Universidad de la Plata hice un curso de cuidadora domiciliaria. Cuidé tres años a esa señora y luego a otra. Esto me agotó física y mentalmente», recuerda.

Uno de los escollos más difíciles de sortear para los migrantes es acceder a un área de trabajo que esté vinculada a su formación profesional. «Si bien todo trabajo es dignificante, uno siempre quiere desarrollarse dentro de su campo profesional. Lamentablemente yo no lo he logrado. He tenido experiencias, he dictado talleres, he trabajado con la fotografía, pero han sido pequeños trabajos. Lo que realmente me ha sostenido durante todo este tiempo es el trabajo en el comercio y el trabajo de cuidadora de adultos mayores», dice.

María de Los Ángeles teme perder definitivamente el contacto con su profesión, y por eso se ha esforzado por mantenerse actualizada. De hecho, en estos momentos cursa un diplomado a distancia. No obstante, a pesar de su círculo de conocidos y los enlaces que ha logrado hacer, no ha conseguido un empleo ajustado a sus aspiraciones.

Paradójicamente, por su formación profesional, a María de los Ángeles le han dicho tras algunas entrevistas de trabajo que supera las expectativas del empleo disponible. A esto se suman otras incongruencias que resultan frustrantes: «Si buscas en páginas de empleo, pareciera que después de los 35 años ya eres muy viejo para ciertos trabajos, pero si eres muy joven te piden una cantidad de experiencia que es imposible tener a esa edad».

En el almacén donde trabaja ahora, tiene la ventaja de que éste es administrado por amigos, lo que le ha permitido «negociar ciertas cosas», pero «la realidad es que en Argentina el trabajo en comercio representa muchas horas y no siempre es bien remunerado; además, no siempre tienes todos los beneficios». En general, la brecha salarial para las mujeres migrantes es doble en ese país: por un lado, perciben al menos 16% menos que los migrantes masculinos, y por otro, 12% menos que las trabajadoras no migrantes.

Las y los venezolanos «son considerados buenos profesionales; muy trabajadores, muy responsables», y algo que repiten los patronos es que «no se quejan». María de los Ángeles ironiza sobre esto: «Claro que ponemos el cuerpo, porque cuando llegan las cuentas, no puedes dormirte en los laureles». ■

 

Tomado de: TRIBUNA POPULAR.-

 

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NOTA (1resisto.com): A continuación publicamos un reportaje del año 2019 no haciéndonos responsables de las opiniones política de su Autora, y lo hacemos porque por su contenido,  podemos observar las causas principales de la masiva emigración de venezolanos y venezolanas, como también nos sirve para precisar, los motivos particular del crecimiento exponencial a la República de Argentina. 

Volver a empezar en la Argentina: historias venezolanas de superación

 

Yrina Morgado se especializa, desde sus oficinas en Tigre, en capacitar a compatriotas que dejaron en su país altos cargos ejecutivos o profesiones de éxito, alejándose de familias y amigos para arrancar de cero.

 

14-09-2019

Entre los miles de venezolanos que llegaron a la Argentina, empujados por la crisis humanitaria que devasta su país, hay muchos profesionales que debieron sobrevivir con trabajos en negro, limpiando oficinas,  trabajando en verdulerías o planchando ropa. Ante esa situación, Yrina Morgado, una especialista en recursos humanos, decidió que debía ayudar a sus compatriotas.

“Nosotros éramos un país de recibir inmigrantes, no de emigar, por nuestras venas no estaba eso. En nuestra cultura no estábamos acostumbrados a dejar a nuestras familias”, cuenta a PERFIL esta venezolana de nacimiento -“pero argentina de corazón”- desde su oficina en Tigre, donde vive con su “equipo”: Alex, su esposo; Fabrizio y Dakota, sus hijos.

Yrina fue “afortunada” -como se define- porque llegó ya con un trabajo y porque tenía familiares que la recibieron aquí, “así que hubo un apoyo importante”, dice.

El “asombroso” éxodo venezolano asciende a 4 millones de personas

Su caso “fue muy diferente al de muchas personas. Igualito, me pongo en los zapatos de los demás que han pasado tantas cosas duras. Hay muchos otros venezolanos que no corren esta suerte. Veo cuántos familiares están llegando con niños, a quienes no les ha sido fácil ni siquiera salir de Venezuela, y que se pasan viajando hasta 14 días en colectivos y pasan de un país a otro a pie”.

Provincias con mayor radicación de venezolanos.

Aviones y micros. En los últimos meses se produjeron varias polémicas en las redes sociales sobre el exilio venezolano en la Argentina, por quienes afirmaban que a nuestro país solo venián “ricos” y gente “sin hambre”, ya que los más necesitados dejaban a pie Venezuela.

Eso puede haber sucedido en un comienzo, explica a PERFIL Vicenzo Penza, presidente de la Asociación Venezolana (Asoven) de residentes en la Argentina , durante “los primeros años de la oleada migratoria, en 2015, 2016, 2017, cuando había más profesionales y menos grupos familiares”.

Sin embargo, Yrina recuerda que, aún entre esos primeros inmigrantes, hubo “algunos que durmieron en plazas o que comían naranjas porque ya no tenían que comer”.

Hoy, apunta Penza, se está viendo una migración “más carenciada. Eso lo notamos por la gente que viene a por las donaciones, a buscar ropa de invierno. Antes era un papá o una mamá que venían a juntar el dinero y traer a los demás. Venían en avión; ahora vienen en micro, atravesando todo Brasil o por la Cordillera de los Andes y en grupos familiares. Con más dificultades que en otro momento. Ya desde el año pasado. Este grupo migratorio es diferente”, afirma.

Por Venezuela, la inmigración en la Argentina subió al mayor nivel desde 2008

Sufrimiento. Contadora pública y experta en reclutamiento y en las búsquedas de personal calificado conocidas como “headhunters”, además de otros estudios, Yrina sintió la necesidad de ayudar a sus compatriotas. “Yo voy a ayudarlos porque ya sé bastante del sufrimiento y  hambre que está pasando esa persona. Yo voy a ser partícipe de ese granito de arena”, se dijo. Comenzó entonces a capacitar a inmigrantes -venezolanos en su mayoría, aunque también de otras nacionalidades- que llegaban a la Argentina. El objetivo: que conocieran sus fortalezas, superaran sus defectos y así pudieran  “venderse” mejor a través de su currículum a diferentes empresas.

Evolución de la radicación de venezolanos en la Argentina.

“El venezolano llega con su título y piensa que lo tiene que meter en una maleta. Piensa que debe empezar de cero y prácticamente se castiga: ‘yo tengo que pasar las verdes para conseguir las maduras’”, como decimos en Venezuela”. Ante esto, lo que esta amante de las arepas les plantea es la posibilidad de mejorar su CV. “Por qué empezar de cero si es un país de oportunidades. A mí me recibieron, por qué tu no”, los alienta.

Yrina advierte que cuando mejora la situación de un inmigrante, “no se da solo el crecimiento de la persona. También mejora la calidad de vida de su grupo familiar, y recordemos que todos los que dejamos familia en Venezuela les mandamos dinero”, sostiene.

Y no se trata de ayudar sólo “a la mamá, el papá o los hijos; estamos hablando también de tíos, inclusive de amigos” a quienes se envía dinero.

Las historias de vida que acompañan estas líneas se plasmaron gracias al trabajo profesional de Yrina.

Venezolanos tardan tres meses para conseguir un trabajo en blanco en Argentina

¿Por qué Argentina? En cuanto a su elección Penza, de Asoven, considera que es fundamentalmente por un tema de documentos.  “Es el país con más facilidades migratorias.  Al tener nosotros el privilegio de pertenecer al Mercosur como ciudadanos, aunque no como país,  eso nos facilita”.

En el caso de los jóvenes,  el Gobierno argentino publicó en su Boletín Oficial del 9 de febrero de 2018  la decisión de otorgar “tratamiento preferencial” a los estudiantes de Venezuela en los “trámites administrativos de reconocimiento de estudios”, que a su vez están  exceptuados del requisito de legalización de la documentación educativa que deben realizar todos los estudiantes extranjeros que decidan cursar en instituciones de Argentina.

Yrina recuerda que el idioma también influye a la hora de elegir nuestro país. Y “es conocido que Argentina recibe al extranjero de muy buena manera, con proyectos, educación, trabajo e igualdad de oportunidades. El mito del argentino creído no sé de dónde salió”.

Venezolanos radicados por profesión.

Penza subraya que “todo está supeditado a la obtención del DNI: si no hay DNI no hay convalidación y el trámite se retrasa”. Y explica que “un médico, un ingeniero o un docente van a tener más posibilidades que un abogado, que va a tener que hacer otro tipo de estudio”. Es el caso de Inexis Bujosa, que trabajó en negro hasta que tuvo sus papeles (ver recuadro).

Así, de acuerdo a los datos del Ministerio del Interior, en las radicaciones por actividad de 2015 a 2018 predominan los ingenieros (16.234), como Ybelice Flores, que se vino con su esposo porque su hijo estudiaba acá, o Alejxandra Olaizola ; seguidos por administradores de empresas (10.860) y profesionales de la salud (4.517).

Según datos del Ministerio del Interior de junio de 2019, la mayoría de los venezolanos se radican en Capital y provincia de Buenos Aires, pero también en Córdoba y Neuquén (ver gráfico). Al respecto Yrina Morgado, la menor de 20 hermanos, explica que Buenos Aires, además de ser vista como “una urbe hermosa donde hay más posibilidades”, es también donde hay mayor concentración de venezolanos porque “es una manera de apoyo. Es como volver a estar en las calles de tu ciudad”.


“Trabajé en negro en Once”

Inexis Bujosa

Soy licenciada en química, egresada de la Universidad Simón Bolívar. En Venezuela estaba ejerciendo. Llegué hace tres años. Al comienzo fue duro. Dejando todo atrás, vendimos todo con mi esposo y a empezar de cero. Para que nos llamaran nos pedían el DNI u otros papeles que aún no teníamos porque estaban en proceso. Yo trabajé en negro en Once, más de 12 horas de lunes a sábado, y a mi marido también le tocaba viajar, pero todo en negro. Yo metiendo CV, me contrataron en  un laboratorio de cosméticos, hasta que hubo reducción de personal. Ahí empieza el dilema porque ya teníamos cosas que pagar. Ya con una experiencia en Argentina calificaba más y me llamaban, pero no quedaba. Un mes después de la capacitación logré el contrato con una multinacional farmacéutica. Pude mejorar mi calidad de vida y traer a mis papás, tenerlos acá conmigo. Ahora, tengo a mi bebé y los beneficios de estar en blanco. Nos cambió la vida. Con Argentina estamos agradecidos.


“¿Cuándo te vas a venir?”

Osmarbin Colmenarez

En diciembre de 2017 llegué porque tenía un amigo que había estudiado conmigo lo que acá se llama una  Tecnicatura en Electricidad. Un día le dije que tenía que hablar con él y la respuesta fue: “¿Cuándo te vas a venir?. Me pagó el pasaje, el hospedaje, la comida, me dio para que saque el documento. Primero, empecé en una obra que no me pagaron ni nada. Luego, en una lavandería que pedían “chico venezolano” y se me acabó el contrato. También trabajé en una verdulería para pagar mi alquiler y ayudar a mi familia, y hacía unos cursos de la Ciudad. Mientras tanto seguí mandando currículums y no me llamaban ni por equivocación. Actualmente estoy trabajando en una empresa en la parte de mantenimiento.

Osmarbin Colmenarez

Osmarbin Colmenarez.


“En mi vida he planchado, pero yo aprendo”

Ybelice Flores

Llegamos sin nada con mi esposo en junio de 2017. Soy ingeniera en computación y analista funcional de sistemas. Como no me llamaban de las empresas empecé a caminar por las calles de Buenos Aires a dejar mi currículum. En realidad, tuve una entrevista a las dos semanas de haber llegado con una empresa de computación. Pensé que yo había hecho la entrevista del siglo. Bueno, no me llamaron ni siquiera para decirme “no fuiste seleccionada”. Les escribí y no tuve respuesta. Después conseguí trabajo. Por las mañanas limpiaba casas en Vicente López y tres apartamentos en Belgrano. También entré a una lavandería y le dije a una persona que ahora es una gran amiga, Lili: “¿No necesitas alguien que planche?”. “¿Tú sabes planchar?”. “En mi vida he planchado, pero te lo juro que yo aprendo”. “Yo pago por camisa planchada”. Y ahí cuadré. En las mañanas limpiaba y en las tardes trabajaba en la lavandería. El primer día me regresó todas las camisas de lo mal que yo planchaba. En septiembre comencé en una inmobiliaria que buscaban manejar sistemas. Pensaba que era por mi edad. En estos momentos tengo 54 años, soy jubilada de una empresa petrolera y trabajé en la parte de computación en el área de Sistemas. Hablo inglés. Me gradué en la Universidad de Houston y estoy certificada. Actualmente estoy en el área de proyecto en una refinería. Es un reto para mí. Todo este proceso nos ha hecho crear lazos de amistad; y en su momento cada uno nos dio una mano.


“Estás solo contra el mundo”

Héctor Bermúdez

Viajé de Caracas a Buenos Aires el 25 de febrero de 2018. Soy ingeniero industrial y tengo 40 años. No quería iniciar mi vida de inmigrante de forma ilegal. Cuando uno emigra de forma consciente o inconsciente te desprendes, cortas un cordón umbilical que no habías sentido, que te ata a tu país de origen, hay algo que arriesgar. Estás como solo contra el mundo. Y ese miedo te puede paralizar o impulsar, depende de la actitud que tú tienes como persona. Al seleccionar el país para migrar uno tiene que pensarlo bien en cuanto a los documentos y el tema económico y laboral. Yo le di más peso a cómo es el ciudadano argentino. Ya había venido acá y el argentino es más abierto a recibir inmigrantes. En mayo tuve la primera entrevista y quedé en una empresa de módulos habitables con contenedores marítimos reciclables. Me vine solo y después mi pareja. Después me salió la oportunidad de hacer un curso de inglés en Estados Unidos y me hicieron una despedida en el trabajo y me dijeron que tenía las puertas abiertas a mi vuelta. Ya regreso a fines de septiembre, pero primero viajo a Venezuela. Una vez en Argentina espero tocar las puertas de la empresa que me dio la oportunidad de iniciar mi vida laboral en Argentina.


“Una de las cosas es la perserverancia”

Jhenny Blanca

Ahorita estoy en Mendoza. Soy ingeniera civil de la Universidad de Carabobo. El 3 de septiembre se cumplió un año que estoy en Argentina. Llegué a Buenos Aires a casa de una prima y después estuve en lo de unos padrinos, cerca de Lomas de Zamora. Estuve planificando un año para poder venir para acá y, recolectando dinero, me vine en avión. Me motivó sobre todo las ganas de buscar una mejor calidad de vida para mí, mi hija y mi familia. Empecé a enviar currículums y currículums las 24 horas, aplicando en todas las páginas web. Una de las cosas que hay que tener y no perder es la perseverancia. Estuve en varias entrevistas de trabajo. Me llamaron de dos empresas y me decidí por una. Después se comunicaron de Mendoza. Me gustaron los beneficios que me ofrecían y quedé seleccionada como planificadora de obra. Uno llega aquí, prácticamente solo, sin la familia. Yo estoy divorciada, dejé a mi hija de 10 años con mis padres. Si bien hablamos por internet, no es lo mismo. Ya me estoy estabilizando y pronto la voy a traer junto con mis padres. Es lo que más quiero. Ellos no están mal allá, pero gracias a Dios yo les puedo enviar dinero  y por allí se ayudan.


“No me volvían a llamar”

Alexandra Olaizola

Tengo 27 años y soy ingeniera en computación. Llegué a Argentina hace tres años. Allá trabajaba en una aerolínea, tuve mi bebé y me vine. Mi campo laboral lo he ejercido más acá que en mi país. Elegí Argentina porque hace cuatro años mi hermano ya estaba. También por las posibilidades para desarrollar mi carrera y por la situación de Venezuela. Fue complicado. Yo  me quedaba con la nena de cinco meses y mi esposo que es ingeniero en informática salía a trabajar. Me costó mucho conseguir trabajo. Me decían que les gustaba mucho mi perfil, pero no me volvían a llamar. Allá no hay tantos filtros para un trabajo. Actualmente estoy trabajando en lo mío.

Alexandra Olaizola
Alexandra Olaizola, en una de sus últimas fotos en Venezuela.

“Lo material se recupera pronto”

Yrina Morgado

Fui secuestrada en Venezuela. Me quitaron todo, nevera, lavadoras, comida. Yo estaba embarazada. Querían que me acueste arriba de mi barriga. Fue la cosa más espantosa que he vivido en mi vida. Eso me marcó. Mi hijo nació prematuro. Pensaba en Argentina, donde tengo lazos, se está bien económicamente y hay prosperidad. Ahí empiezo a planificar. Después mi hijo necesitaba eterogermina y, por la escasez de medicamentos, por las redes sociales me la daban a cambio de un  mercado completo (bolsa con comestibles):  “yo te doy esta medicina pero tu me hacés un mercado”. Yo pensaba “tengo el dinero, tengo el seguro, pero si no tengo la medicina, qué hago con eso. Me tocó a mí de cerca. Dakota nace y también Giuliana, la hija de mi amiga Vanesa, la niña se enfermó y se complicó. No llegó la medicina a tiempo, demoró 14 días y la bebé de seis meses murió. Me volví como loca. Dije “lo puedo tener todo, pero lo más importante es la salud de mis hijos”. Encendió todas las alarmas de mi cabeza. No estoy en el lugar correcto. Mi mamá Estela, papá Edmundo y mis 19 hermanos me apoyaron en Venezuela. Fue difícil en el sentido de dejar no lo material, tú viajas y no sabes cuándo vas a regresar. Es duro a nivel familiar, lo material se recupera pronto.

Yrina Morgado, Asociación Venezolana

 

Fuente: PERFIL

Perfil.com

 

https://www.perfil.com/noticias/elobservador/volver-a-empezar-en-la-argentina-historias-venezolanas-de-superacion.phtml

 

 

 

 

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