Desde Suiza- Intervención Dirigente sindical Paolo Girardi, 27 de febrero: concentración en Plaza de las Naciones ante visita del Ministro de Asuntos Exteriores iraní

Por Paolo Girardi*

Señoras y señores, queridos amigos:

El 11 de febrero, con ocasión del 44 aniversario del derrocamiento del sanguinario Sha por el pueblo iraní, Alain Berset, Presidente de la Confederación Helvética, envió un mensaje de felicitación al gobierno iraní.

Por supuesto, no podemos sino felicitarnos por el derrocamiento del Sha de Irán en 1979.
Todo un pueblo, y en particular millones de mujeres, lo habían expulsado mediante la revolución. Pero es más que torpe felicitar hoy a los mulás, los que confiscaron rápidamente esta revolución.

El mensaje de Alain Berset es un signo de complicidad.

Si fuera un ilustre desconocido, podríamos perdonarle su ignorancia. Pero como Presidente de la Confederación, no puede ignorar que, inmediatamente después de febrero de 1979, los mulás emprendieron una verdadera batalla por el poder por todos los medios.

El Sr. Berset no puede ignorar el golpe de Estado perpetrado en junio de 1981 por el Parlamento contra el Presidente Bani-Sadr, elegido por el 76% de los votantes en enero de 1980. Como tampoco puede ignorar la destitución en agosto de 1980 del Ministro de Asuntos Exteriores, Saidegh Ghotbzadeh, que fue ahorcado en septiembre de 1982.

Y el Sr. Berset no puede olvidar el asesinato en la primavera de 1989, a unos cientos de metros de aquí, en la calle Plantamour, del famoso aviador iraní Moradi Talebi, ni el asesinato a poca distancia de aquí, en Coppet, de Kazem Radjavi el 24 de abril de 1990.

En ambos casos, los terroristas suicidas habían tenido la precaución de dejar una gorra sobre los cuerpos de las víctimas, firma de los servicios secretos del régimen de los mulás.

Y el Sr. Berset no ignora que fue mediante la creación del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, verdadero brazo armado del gobierno, como se confiscó la revolución popular.
Con más de 130.000 hombres, con inmensos medios militares, propietario de grandes empresas, de puertos y… de la televisión nacional en particular, este Cuerpo no depende del gobierno y menos aún del Parlamento: sólo está sometido al Guía Supremo, es su ejército privado, personal.

El Sr. Berset sabe todo esto. Ello no le impidió felicitar al régimen de los mulás.
¡Qué vergüenza, señor Berset!

Tres semanas más tarde, le tocó a la embajadora de Suiza en Teherán, Nadine Olivieri Lozano, seguir los pasos de Alain Berset.

Durante una visita a los lugares santos de Q’om, juró lealtad a los mulás llevando un pañuelo en la cabeza, contra el que cientos de miles de mujeres protestan desde hace meses.

Tampoco en este caso se trata de una torpeza, sino de un insulto a todas esas mujeres que están en el origen del actual levantamiento, un insulto a todas esas mujeres que son víctimas de la represión y cuyas condenas por negarse a llevar el pañuelo pueden llegar a los diez años de trabajos forzados.

A la complicidad y al insulto se añade hoy la alfombra roja desplegada para recibir al ministro de Asuntos Exteriores del régimen asesino de los mulás. ¡Qué cinismo!

Ha venido a hablar de derechos humanos mientras más de veinte mil personas están privadas de libertad por haber participado en la revuelta, se dictan cientos de sentencias de muerte, se producen ahorcamientos al amanecer…

En Irán, a pesar de las difíciles condiciones a las que se enfrentan, los sindicatos han optado por apoyar la revuelta.

En este país de 88 millones de habitantes, dos tercios de los cuales viven por debajo del umbral de la pobreza, a principios de diciembre los sindicatos convocaron huelgas en más de cincuenta ciudades bajo el lema “¡Abajo la dictadura!

Los días 11 y 12 de diciembre, los sindicatos de la enseñanza convocaron huelgas en unas sesenta ciudades, y el 17 de enero, los trabajadores del petróleo hicieron una jornada de huelga en solidaridad con la sublevación.

Aquí, los sindicatos, agrupados en la Comunidad Ginebrina de Acción Sindical, así como la Unión Suiza de Sindicatos, participamos evidentemente en este apoyo a la sublevación.
En particular, exigimos al gobierno suizo:

1. La expulsión del país de los diplomáticos del régimen de los mulás.
2. La confiscación de los bienes depositados en bancos suizos por los notables del régimen y los miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria.
3. Apoyo a la inclusión del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria en la lista de organizaciones terroristas.

En nombre de la Comunidad de Acción Sindical de Ginebra, les aseguro nuestro pleno apoyo.
Gracias.

Ginebra, 27 de febrero de 2023

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

 

*Paolo Girardi: Docente jubilado. Dirigente sindical y participante de la Comunidad Ginebrina de Acción Sindical, así como de la Unión Suiza de Sindicatos. Es colaborador del Consejo Editor de 1resisto.com

 

 

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