QAnon: el movimiento conspirativo que inspira el intento de golpe de Alemania

El grupo pro-Trump, líder en teorías de la conspiración, extendió sus tentáculos en Europa tras la pandemia del coronavirus, capitalizando el descontento y la incertidumbre.

Militares, un exdiputado del grupo ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), un ciudadano ruso o un príncipe germano. Son algunos de las 25 personas detenidas este miércoles en Alemania por, presuntamente, cocinar un golpe de Estado en el país. Estaban dispuestos a derramar sangre para consumar su cometido: tomar el poder e instaurar un nuevo régimen bajo la batuta de su líder, el príncipe de Reuss Heinrich XIII. Los partícipes tenían vínculos con el grupo ultra Reichsbürger (Ciudadanos del Reich), la organización que no reconoce las instituciones germanas ni la República Federal posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se calcula que unas 20.000 personas simpatizan en Alemania con estas fábulas. Pero la Fiscalía apunta ya a la influencia clara de un factor externo: el grupo conspirativo de extrema derecha QAnon.

Qué es QAnon

El movimiento más influyente en estos momentos sobre teorías de la conspiración nace en 2017 bajo la idea de que las élites globales están involucradas en ritos satánicos con niños. Y solo Donald Trump puede salvarlos. Su gran culminación fue el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Sus seguidores creen y difunden teorías como que John. F. Kennedy Jr. no está muerto y es un seguidor de Trump, que Hillary Clinton será llevada a Guantánamo cuando llegue su evento clímax “La Tormenta” o que los Demócratas tienen articulada una red de tráfico de niños en una pizzería de Washington.

Lo que comenzó como un movimiento virtual y residual limitado a Estados Unidos vio en la pandemia del coronavirus su gran catalizador para expandir el miedo, la incertidumbre y las teorías de la conspiración. Comenzó así a extender sus tentáculos más allá de las fronteras norteamericanas hacia Europa. Las medidas de confinamiento, fruto de la pandemia del coronavirus, fueron replicadas en las calles europeas por miles de negacionistas que clamaban que no eran más que una excusa de los Gobiernos para limitar las libertades. Muchos de ellos ya sabían de la existencia de Q, la cabeza detrás de los mensajes encriptados que circula el movimiento.

QAnon en Alemania

Corrían los primeros latigazos de la crisis sanitaria cuando el popular cocinero Attila Hildmann recurrió a Youtube para informarse de unas maniobras militares que la OTAN iba a realizar en Alemania. Según recoge el New York Times, lo que encontró fue una cascada de clips patrocinados por Q –como se conoce al movimiento QAnon– advirtiendo de que se trataban operaciones encubiertas y orquestadas por Donald Trump para liberar a los alemanes del Gobierno de Angela Merkel. Fue la primera vez que se encontró con este grupo. Y le gustó.

Casi tres años después, un operativo en el que participaron 3.000 agentes ha desmontado un plan de la extrema derecha para atacar el Bundestag (Parlamento germano). “La democracia se ha defendido: se acaba de producir una operación anti-terrorista. El Fiscal General está investigando una presunta red terrorista del movimiento Ciudadanos del Reich. Se cree que planeaban un ataque armado contra las instituciones constitucionales”, señalaba sin ambages el ministro de Justicia alemán Marco Buschmann la mañana del miércoles.

Alemania es el país de habla no inglesa con mayor presencia de QAnon. Es uno de los países donde los partidos de extrema derecha han rentabilizado más la situación de incertidumbre provocada por la crisis del coronavirus, la guerra en Ucrania y la crisis socioeconómica. A comienzos de este año, la policía detuvo a varias personas que planeaban el secuestro del ministro de Salud Karl Lauterbach por las restricciones sanitarias. La encuesta del Pew Research Center revela que el número de simpatizantes de QAnon ha crecido de forma muy notable tras la pandemia. De hecho, la primera vez que se tiene conocimiento de su presencia en el país es en agosto de 2020, cuando muchas de los antivacunas que se manifestaban en las calles portaban su bandera e intentaron irrumpir en el Reichstag.

El movimiento Q ha aprovechado este terreno fértil para los nostálgicos de tiempos pasados para penetrar en los círculos más radicales. Un estudio de NewsGuard revela que el grupo obtuvo mucho tráfico en la red germana el día en el que un fanático de extrema derecha asesinó a diez personas en un bar de cachimbas en la ciudad de Hanau en un ataque con motivaciones xenófobas. El informe El aumento de QAnon en los países de habla germana revela que hay un enorme intercambio entre el grupo y el movimiento Ciudadanos del Reich, que la mitad de personas no vacunadas en Alemania y Austria creen en su narrativa o que los votantes de AfD son mucho más proclives a simpatizar con sus consignas. Las elecciones de 2017 dejaron la entrada de los ultras por primera vez en el Parlamento alemán, rompiendo un tabú que había imperado desde la Segunda Guerra Mundial y evidenciando una realidad que no se limita al país: el auge de la ultraderecha en suelo europeo.

Mapa en Europa

La pandemia fue un catalizador en Europa para las fuerzas populistas y los amantes de las teorías de la conspiración. Personalidades conocidas y redes sociales han sido un conductor clave en la expansión de estas teorías en territorio europeo. A pesar de que muchas plataformas como Twitter o Facebook han limitado y bloqueado su contenido, su mensaje llega cada vez más lejos. Una influencer alemana o un exdiputado italiano han arropado estas historias llegando a millones de personas. El cantante británico Robbie Williams llegó a asegurar en una entrevista televisada que creía y apoyaba la teoría del Pizzagate.

La estructura es compleja y sutil. No hay un líder ni una organización centralizada. Es difícil de rastrear. QAnon va fagotizando organizaciones y páginas web locales utilizando el altavoz que dan las redes sociales. Es en octubre de 2021 cuando se identifica el primer delito vinculado a este organismo en suelo europeo. Una madre, a la que le habían quitado la custodia de su hija, secuestra a la menor en Francia tras estar convencida de que el Gobierno está involucrado en una red de tráfico de niños.

 

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