Gana Lula… ¿qué puede esperar Cuba?

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Lula vuelve a la presidencia de Brasil por tercera vez, pero lo hace en una situación más difícil que en sus primeros dos mandatos (2003-2011) pues el candidato derrotado,  Jair Bolsonaro, ha logrado asegurarse un porcentaje de votos muy cercano al del vencedor, así como una representación parlamentaria de sus partidarios que planteará serias dificultades al desempeño presidencial de Lula.

Y no puede olvidarse que Bolsonaro ha sido particularmente hostil hacia Cuba durante su gobierno. Puso fin a todas las vías de colaboración, en particular al programa de asistencia médica conocido como Mais Médicos, y redujo el comercio a sus niveles más bajos.

Los años de la presidencia de Lula, y luego de Dilma Rousseff (2011-2016), representaron períodos de elevada colaboración y comercio con la Isla. ¿Volveremos a esos tiempos? Veamos cuáles son las posibilidades actuales y qué puede esperar Cuba.

Petróleo. Altamente improbable, pues el gigante PETROBRAS condujo dos períodos de prospección petrolera en el espacio marítimo cubano, uno a comienzos de siglo, en aguas poco profundas de las cercanías de Cayo Coco, al norte de la provincia Ciego de Ávila, con una inversión aproximada de quince millones y sin resultados. Luego, en 2008, acometió una nueva búsqueda en la costa norte de Mayabeque, esta vez en aguas profundas.

Para el 2011, el gobierno de Lula comunicaba a las autoridades cubanas el fin de sus operaciones infructuosas. Debe tenerse en cuenta que, según el US Geological Survey, Cuba cuenta en sus aguas profundas con un estimado de 5000 millones de barriles, pero la profundidad y estructura geológica clasifican las operaciones como altamente complejas y costosas.

Comercio. Podrá tener lugar un nuevo ascenso. El comercio entre ambos países creció desde 42.5 millones en 1995, hasta 209 en el 2020. Su período de apogeo ocurrió en tiempos de los gobiernos de Lula y Rousseff, cuando ascendió de 277 millones a casi 600, siguiendo siempre un patrón similar en la balanza comercial y de pagos que se mostraba abrumadoramente favorable a Brasil.

Por ejemplo, las exportaciones brasileñas a la Isla en 2013 alcanzaron los  528 millones; en tanto, sus importaciones desde Cuba llegaron solo a los 97 millones, mayormente consistentes en tabaco, ron y vacunas. Para el 2021, esos mismos renglones llegaban a 180 y 16 respectivamente. Hoy día, la oferta cubana podría incrementarse considerablemente, además de tabaco y ron, con exportaciones de productos biofarmacéuticos, que han ganado prestigio y mercado en estos años.

Servicios. Es probable un nuevo ascenso en esta esfera. El caso reciente de México puede favorecer semejante posibilidad. En este renglón, representado por los servicios médicos cubanos (auspiciado por la Organización Panamericana de la Salud de acuerdo con Brasil y Cuba) hubo un proyecto en el 2013 para contratar 15 000 médicos que atenderían 2000 de las 56 000 municipalidades con una población de 29 millones carentes de atención médica.

En su etapa inicial, 8 332 médicos fueron ubicados con el beneplácito del lobby de alcaldes agrupados en la FNP y el Consejo de Autoridades Municipales de Salud (CONASEMS). Destituida Dilma Rousseff en el 2016, asumió la presidencia Michel Temer, quien trató de anular dicho programa. Las protestas de las municipalidades llovieron y Temer se retractó. Con el triunfo de Bolsonaro, este acometió entre sus primeras acciones la de poner fin al programa Mais Médicos y retirar a todo el personal cubano, sin considerar sus consecuencias sociales.

El reto actual sería que Cuba cuente con disponibilidad suficiente de profesionales de la salud como para exportar sus servicios y garantizar asimismo la atención a la población de la Isla, pues existen evidencias de que muchos médicos han emigrado como parte del éxodo masivo de los últimos años.

Proyectos de colaboración. No se pueden descartar del todo, aunque ello supondrá un elevado compromiso por parte del nuevo gobierno de Lula. El mayor proyecto de colaboración del presente siglo en Cuba no correspondió ni a China ni a Rusia. Fue el ejecutado por el Banco de Desarrollo Económico Social (BANDES) de Brasil para la creación en el puerto del Mariel de una zona de Desarrollo conocida como Zona Económica de Desarrollo de Mariel (ZEDM), centro hoy de algunas importantes operaciones para la economía insular. El área que hoy pudiera interesar más a Brasil en algún proyecto similar, aunque de menor envergadura, podrá ser en la esfera de los biofarmacéuticos.

Reanimación del Foro de Sao Paulo. Improbable. Este foro de coordinación y concertación entre un amplio abanico de fuerzas de izquierda y centro-izquierda, creado en 1990 por iniciativa del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, tuvo cierta relevancia por poco más de una década y fue visto como un peligro por las fuerzas de derecha continentales y por EE.UU. Hace años que no se convoca ni ejerce influencia de alguna importancia.

Habido el ascenso de las corrientes de la izquierda rosada, no parece que las mismas se interesen en su reanimación. Tampoco es probable que Lula se empeñe en resucitarlo, dados sus costos políticos en una actualidad tan modificada y de escaso interés en un foro beligerante y poco funcional en estos días.

Las relaciones entre Brasil y Cuba con la nueva presidencia de Lula entrarán en una nueva fase, caracterizada por ascensos en diversas esferas. Podrán traer aparejado un determinado costo político y conflictos que Lula decidirá asumir, o no; o hacerlo en medida más limitada. Veremos.

Tomado de jovencuba.com

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