Sobre el resultado de la 1ª vuelta: ¡Volver a las calles para ganar el 30 de octubre!/ Ver: AMERICA LATINA Y EL NEOEVANGELISMO.

Secretariado Nacional del MES

 

Lula venció la primera vuelta con el 48,4 % de los votos (57.259.504) frente al 43,2 % de Bolsonaro (51.072.5040, es decir, una ventaja de unos 6 millones de votos. Sin embargo, lo que marcó el resultado – contra la expectativa creada por todas las encuestas-, fue que Bolsonaro lo hizo mucho mejor de lo previsto.  Con respecto a Lula, los sondeos se mantuvieron dentro del margen de error, con un 1,6% para que Lula ganara en la primera vuelta, pero se equivocaron en los votos para el actual presidente y, sobre todo, en las contiendas de los estados para gobernador y el Senado.

Lo que explica, en algunos aspectos, es la migración de votos hacia Bolsonaro en la última hora, una especie de voto útil inverso de los sectores más atrasados que estaban con Ciro Gomes y Simone Tebet; además de una intensa movilización de los bolsonaristas para el día de la votación, en las redes y en las calles. Por lo tanto, Bolsonaro ya tuvo una votación en la primera vuelta donde movió (casi) el máximo conjunto de sus fuerzas. Por eso la importancia de caracterizar bien lo que pasó. Lula tendrá que atenerse a ganar al 4% de Simone Tebet y Ciro para consolidar su victoria, además de la necesidad de promover un fuerte movimiento en las calles, del que hablaremos más adelante.

El fenómeno de resultados en contra de las encuestas ya se ha dado en otras elecciones en las que ha actuado la extrema derecha, como con Trump en Estados Unidos y el voto al Brexit en el Reino Unido, entre otros.

El mapa electoral también muestra un país dividido. En el Norte y el Nordeste, el escenario fue de victoria para Lula y sus candidatos; en cambio, en el Medio Oeste y en el interior del país, el bastión del bolsonarismo ganó por bastante margen. De todos modos, en capitales como São Paulo y Porto Alegre Lula ganó con importantes votos para el PSOL en el terreno legislativo.

La lucha continúa para las próximas semanas y nuestras victorias electorales estarán al servicio de la derrota electoral de Bolsonaro, decisiva para los próximos años en el país.

 

Semanas que valen años

Ante este escenario, más que cualquier otra tarea, es necesario ampliar el esfuerzo en la base de la sociedad, convocando y coordinando acciones políticas y electorales que dialoguen con la mayoría del pueblo que rechaza el gobierno de Bolsonaro. Para ello, nuestros resultados electorales sirven de punto de apoyo a la acción de la clase obrera, la juventud, las mujeres, los negros y los pobres en su conjunto. Debemos articular un frente antifascista para disputar la fuerza social movilizada sobre el terreno, en las periferias y entre los jóvenes.

La primera ronda estuvo marcada por una cierta apatía y poca movilización de la sociedad. A diferencia de otras elecciones pasadas, no hubo conmoción ni grandes concentraciones, ni siquiera en las universidades, aunque sí ocurrieron actos fuertes en algunas ciudades como Porto Alegre, Curitiba y Salvador, así como concentraciones en el sur y el este de São Paulo.

En el espíritu del “vira-voto” (dar vuelta votos) llamamos a toda la militancia, especialmente al electorado del PSOL, a ser la vanguardia voluntaria en las actividades de expansión y disputa para asegurar el esfuerzo final para la elección de Lula. Sólo en las calles podremos enfrentar y frenar cualquier escalada de violencia política -que ya tuvo episodios lamentables en la primera vuelta-, y el relato golpista del bolsonarismo en sus redes. Tenemos que dialogar abiertamente con la gente, debatiendo cuestiones concretas en relación con la vida cotidiana. Este es el reto urgente e inmediato.

 

Dónde la extrema derecha se ha fortalecido

Bolsonaro creció en la recta final, como se ha dicho, apelando a todos los esfuerzos y, aun así, tendrá dificultades para vencer a Lula en la segunda vuelta. Sin embargo, hubo importantes victorias de la extrema derecha, que queremos señalar y comprender.

Las más relevantes fueron las victorias para el Senado, donde se postularon ex ministros y primeras figuras del bolsonarismo, empezando por el vicepresidente Hamilton Mourão (Río Grande do Sul), Marcos Pontes (São Paulo), Rogério Marinho (Río Grande do Norte), Tereza Cristina (Matto Grosso), entre otras figuras abyectas, elegidas con el apoyo de Bolsonaro, como Damares Alves (Distrito Federal), Magno Malta (Espíritu Santo), Claitinho (Minas Gerais), Seif (Santa Catarina). A nivel de gobiernos, Bolsonaro también tuvo importantes victorias con Ibaneis Rocha (Distrito Federal), Claudio Castro (Río de Janeiro) y Romeu Zema (Minas Gerais), liquidando en disputas de primera vuelta en estados estratégicos. Los buenos resultados de Onyx Lorenzoni (Río Grande do Sul) y Tarcísio de Freitas (São Paulo) -en contra de las encuestas- también ilustran el complejo panorama.

Estos resultados corroboran que existe un movimiento social de una capa importante que va desde sectores de la clase media que ganan entre dos y cinco salarios mínimos y que se extiende a la clase media más rica y a la burguesía. Un movimiento social que se mueve por debajo de las superestructuras de comunicación y o de organización tradicional, que tiene una ideología consolidada de extrema derecha (antifeminista, racista, anticientífica, anticomunista) muy similar al trumpismo y al resto de movimientos de derecha en Europa. Que tiene sus propios mecanismos, beneficiándose del aparato estatal, con sus propias redes de comunicaciones que difunde sus verdades paralelas (los llamados “hechos alternativos” de Steve Bannon, ex asesor de Trump).

En las clases medias más pobres, este movimiento está muy regimentado por las iglesias evangélicas. Este movimiento fundamentalista mostró una gran capacidad de movilización el 7 de septiembre y se mantuvo vivo en todas las actividades de campaña de Bolsonaro y los bolsonaristas. Y esta movilización fue sin duda contagiosa, impregnando a este sector social de forma silenciosa, de tal manera que el fenómeno no apareció en las encuestas con su verdadera magnitud. Este movimiento contó con la ayuda de una relativa mejora de los índices económicos. La baja del precio de la gasolina, y la relativa disminución del desempleo.

No podemos definir que el gobierno de Bolsonaro haya sido un gobierno fascista, porque no se enfrenta a situaciones de ofensiva revolucionaria de los trabajadores, como hizo el fascismo europeo en los años 20 y 30. No es que Bolsonaro no haya tenido ganas de hacerlo, pero hubo resistencias democráticas que lo impidieron desde las calles y también de fracciones de clases que defienden las instituciones que constituyen el régimen democrático-burgués. Pero el bolsonarismo como movimiento contiene todos sus elementos potenciales, que pueden desplegarse de forma diferente en este periodo en el que vivimos, o mejor dicho, ya está apareciendo como un neofascismo. Se vuelven más y más reaccionarios a medida que renuevan su mandato, y esto sucederá en Brasil si gana Bolsonaro. Si esto sucede se iría a una gran posibilidad de un cambio de régimen político hacia un totalitarismo de derechas como ya sucede, por ejemplo, en Hungría.

Nuestra elección

El PSOL experimentó un importante crecimiento electoral, superando la cláusula de barrera y situándose entre los partidos más votados en importantes ciudades y estados. Crecimos en la bancada, alcanzando 12 escaños en la Cámara de Diputados como partido y 14 en nuestra federación. El PSOL tuvo más votos que el PSDB y el PDT, consolidándose como segunda fuerza de la izquierda y presentando nuevas figuras protagonistas de las agendas centrales que han cobrado fuerza en los últimos años. Es, más que eso, un partido que sigue -por el momento, como alternativa minoritaria- a pesar del rumbo adaptado hacia la izquierda reformista por el que ha optado la dirección. El PSOL sigue manteniendo su propia personalidad y perfil.

También eligió 22 diputados estaduales, y el Movimiento de Izquierda Socialista (MES) obtuvo importantes victorias en este contexto. En primer lugar, por formar parte del PSOL y la lucha sin cuartel contra el bolsonarismo. Hemos renovado nuestra bancada federal con Sâmia Bomfim (226 mil votos) y Fernanda Melchionna (200 mil); con cuatro diputados estatales con Luciana Genro (111 mil votos) en RS, Mônica das Pretas (106 mil) en SP, el profesor Josemar (28 mil) en RJ, y Fábio Felix (51 mil) en el DF.

Vivi Reis amplió enormemente su votación en relación a 2018, saltando a 52 mil votos y siendo la más votada del Partido en Pará; con una campaña combativa, que movilizó a la juventud la negritud y las mujeres. lamentablemente, como resultado del desgaste de la propia dirección del Partido en el estado, no pudimos renovar el escaño que el PSOL Pará tenía hasta hoy en la Cámara Federal.

Ponemos como ejemplo el hecho de que el PSOL es el partido más votado en Porto Alegre y en RS, con Luciana Genro como portavoz, siendo la segunda diputada más votada en el estado, y Fernanda Melchionna consiguiendo un récord de votos, a pesar del fortalecimiento de los conservadores; que Fábio Felix fue el diputado estatal más votado en la historia del DF; Sâmia obtuvo 226 mil votos con una elección “orgánica”, en la contienda más competitiva del país, con nombres muy importantes; y Josemar y los Pretas son un salto adelante, especialmente por la negritud y por el trabajo de base entre la periferia.

El PSOL obtuvo casi cuatro millones de votos, sumando el 3,57% para los diputados federales a nivel nacional, quedando por delante de partidos como Podemos, PDT y PSDB, en número de votos. Teniendo a Boulos, obteniendo más de un millón de votos en São Paulo y, como dijimos, siendo el Partido más votado en Porto Alegre, sumando casi el 20% de los votos válidos en la ciudad.

El MES está fomentando la construcción de liderazgos femeninos y negros. Esto ya forma parte del crecimiento de la corriente y de su balance electoral. Como no limitamos nuestra acción a las luchas por los derechos civiles que ayudan pero no reemplazan los intereses universales del proletariado, no absolutizamos este criterio, por supuesto. Pero es un criterio fundamental para nuestra construcción y debe ser fortalecido porque refleja una cuestión estructural de la formación social de la clase trabajadora brasileña y es parte del desarrollo de la conciencia de cientos de miles e incluso algunos millones que apuestan por esta construcción. Estos sectores -aunque no tengan una conciencia anticapitalista ni defiendan un programa revolucionario- han llegado a tomar conciencia de la importancia de defender las luchas de las mujeres y de los negros.

Las causas antimachistas y antirracistas llevadas a sus últimas consecuencias juegan un rol importante para desmoronar el sistema capitalista, ya que el capitalismo se estructura bajo la opresión de la mujer y en el caso de Brasil también de la negritud, y deben marcarse como causas decisivas para la defensa universal de los intereses del proletariado y son parte esencial de nuestro programa. Y en este punto nuestro programa se encuentra con una conciencia de masas embrionaria que debe ser reforzada y disputada en una perspectiva socialista.

En este sentido, cabe destacar la elección de Josemar como diputado estadual de Río de Janeiro. Es uno de los pocos dirigentes negros del PSOL, el único negro de los diputados elegidos que vive en la periferia, en la poderosa y convulsa São Gonçalo. Sus 28.000 votos pueden convertirse pronto en un apoyo mucho mayor para él una vez que se le conozca en su nuevo cargo. En un estado en el que Marcelo Freixo sufrió una aplastante derrota, tras un giro oportunista tan profundo como su derrota, quizás se abra una brecha mayor para la construcción de nuevos liderazgos. Hay que superar la fase de líderes blancos de clase media sin formación marxista de Río de Janeiro.

En São Paulo, los más de 100.000 votos otorgados a la candidatura de Mónica Seixas, de los Pretas, reelegida ahora en formato de mandato con siete mujeres negras y periféricas (Ana Laura, Rose, Leticia, Pollyana, Najara, Karina), en línea con el papel estratégico del mandato de la concejal Luana Alves en la capital. Fabio Félix, también reconocido por causas LGBT y negritud, entró en la historia del Distrito Federal como el diputado distrital más votado, con casi 52 mil votos, multiplicando por cuatro la votación de 2018. Un salto para el PSOL y el MES en la capital del país.

También cabe destacar a candidatos que apoyamos y/o forman parte del campo de la izquierda del PSOL, con importantes victorias, como Glauber en Río de Janeiro, Renato Rosseno en Ceará, Hilton en Bahía y Camila Valadão en Espírito Santo.

Saludamos a la bancada federal del PSOL elegida.  Además de Fernanda y Samia: Boulos, Erika, Sonia y Erundina por SP; Tarcisio, Taliria, Chico, Glauber y Henrique por Río; Celia por Minas Gerais; además de los diputados y diputadas estatales Livia por Pará, Linda (SE), Hilton (BA), Camila (ES), Dani (PE), Matheus (RS), Giannazi, Bancada Feminista, Ediane y Gui Cortez(SP), Renato(CE), Renata Souza, Flavio, Dani Monteiro y Yuri (RJ), Marquito (SC).

 

La polarización se expresó en los bancadas electas del PT y el partido de Bolsonaro

El PT y el PL (Partido Liberal por el cual concurrió Bolsonaro) crecieron en la legislatura, mientras que el llamado Centrão (centro derecha) mantuvo sus posiciones. Fue una elección marcada por la contradicción del multimillonario fondo electoral y una menor participación de la sociedad, como ya se mencionó. Es importante señalar algunos elementos más generales del marco legislativo: el crecimiento de los negros en las nuevas expresiones parlamentarias, en las que el PSOL es uno de los principales agentes aunque no el único; la elección de mujeres trans como respuesta a la reticente LGBTQfobia de los bolsonaristas (Erika, Duda y Linda Brasil); la elección de cuadros del MST, con dos diputados nacionales y cuatro estatales; la entrada de líderes indígenas, como Sonia Guajajara (SP) y Célia Xakriabá (MG)

La extrema derecha eligió a los suyos, con Carla Zambelli, Eduardo Bolsonaro y Eduardo Pazuello y Ricardo Salles, todos del PL, como estrellas del bolsonarismo en la Cámara de Diputados. También hubo delegados y policías “surfeando” el discurso agresivo.

El PSDB tuvo su peor elección, quedando fuera de la segunda vuelta en São Paulo, cayendo de 22 a 13 diputados federales, anunciando un capítulo más de su agotamiento como principal proyecto de la burguesía liberal brasileña. Así lo demuestra la derrota, tras numerosos mandatos, de José Serra, además de la dificultad de la disputa donde las siglas compiten en la segunda vuelta. Es importante señalar que partidos  importantes no llegaron a superar la cláusula de barrera. Partidos significativos como PTB, Solidaridad, PROS y Novo tuvieron menos votos que la federación PSOL/REDE, lo que demuestra la fuerza de nuestro partido

 

El papel de Lula y el PT

La campaña de Lula no logró movilizar a los militantes tanto como lo hicieron los bolsonaristas durante la primera vuelta y, especialmente, el 7 de septiembre. 
Como decíamos, hubo importantes actos en las calles, pero esta no fue la tónica de la primera etapa de la campaña. El PT logró elegir 68 diputados federales, acercándose al PL como mayor bancada, pero lejos de su pico en 2002, cuando tuvo 81 diputados federales electos. En 2022, el partido ganó importantes estados en el Nordeste, como Rafael Fonteles (PI), y Fátima Gomes, reelegida en RN. El partido también consiguió derrotar a Ciro Gomes (PDT) en Ceará, que eligió al gobernador Elmano Freitas (PT). En la segunda vuelta, todavía hay disputas para los gobiernos de SP, SC, BA y SE, después de ver a los aliados ganar en Pará, Amapá, Maranhão, ya en la primera ronda.

Sin embargo, ante la situación de pasividad general y la falta de movilizaciones de masas, el PT no puede movilizar por sí solo a amplios sectores, debido también a su burocratismo y al debilitamiento del aparato sindical. Lula también osciló. Tuvo buenos momentos, como en el programa de Ratinho, donde logró ser lo suficientemente natural para atacar a Bolsonaro, el debate de Globo, y momentos en los que el “ya ganó” desarmó la necesaria lucha contra el bolsonarismo.

Desde el principio de la campaña, Lula se presentó como un salvador de la Nueva República. Por eso ganó el apoyo de importantes representantes del capitalismo, especialmente Henrique Meirelles, pero el crecimiento de Bolsonaro planteó más dudas y más exigencias. Al fin y al cabo, si gana por votos y no por un golpe de Estado, no es necesario que los grandes empresarios rechacen a Bolsonaro, entre otras cosas porque sus políticas neoliberales están garantizadas sin la inestabilidad política que generaría un golpe de Estado. Como el capital internacional prefiere a Lula, la tendencia de la alta burguesía sigue siendo negociar con el PT. Pero una parte importante de la base social burguesa que estaba con Bolsonaro se ha reforzado, especialmente con la victoria de Tarcisio en Sao Paulo.

 

Una orientación para luchar y ganar el día 30

Hay una conciencia mediatizada en el movimiento de masas, que es capaz de comentar, lamentar, denunciar pero que no hace, no produce reacciones fuertes contra la brutalidad reaccionaria, racista, misógina, anticomunista; no produce todavía grandes movilizaciones. Esto cambiaría si hubiera un golpe de Estado, pero no parece la perspectiva más probable.

Dentro de este complejo cuadro, del que debemos hacer una amplia evaluación y debatir en profundidad la situación política, empezando por el plano internacional, nuestra orientación es decidida: salir a la calle con amplitud y combatividad para asegurar la victoria de Lula el día 30. Unir fuerzas en todo tipo de iniciativas para que esto se haga realidad.

Tenemos que ponernos al frente: animar a que surjan nuevos espíritus para continuar la campaña, ganar las calles a partir de mañana; salir a hablar con la gente: sin miedo, sin complejos, sin esperar sólo reuniones cumbre

El reto es votar contra el fascismo. Para ello, todo apoyo es bienvenido, debe buscarse y debe ser acogido. No lo hacemos buscando puestos en un posible gobierno de Lula. Al contrario, nuestro partido nació para ser una izquierda independiente y defendemos que siga siéndolo. No podemos limitarnos a comentar nuestros resultados. Son buenos en un contexto en el que existe el peligro de un mayor avance de la ola reaccionaria que se profundizará si gana Bolsonaro. Y esto se puede evitar.

El PSOL debe aprovechar su capital político acumulado para actuar de forma unitaria. Como referencia importante de la izquierda radical, el partido necesita estar en primera línea contra la extrema derecha en esta segunda vuelta, dando un ejemplo de movilización que colabore en la derrota de Bolsonaro y haciéndolo ver como una alternativa de construcción para los amplios sectores que buscan una izquierda coherente tanto en la lucha antifascista como en la lucha contra el neoliberalismo.

Apostamos por la fuerza del pueblo y nos dedicaremos a los grupos de trabajo en los territorios, buscando ganar la vanguardia social para el PSOL, realizando también una amplia campaña de afiliaciones.

Ahora está en juego el destino de los próximos años, y la militancia del MES no faltará a la cita.

Secretariado Nacional del MES, 5 de octubre de 2022

Imagen: DW

 

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