Cuba – El desastre de Ian: una jugada cantada

Por  Mabel Torres y José Manuel González Rubines

Para los romanos, septiembre era el séptimo mes de su calendario y estaba bajo la protección de Vulcano, dios del fuego. Lo destructivo de ese elemento está marcado en algunos de los acontecimientos del período. Por ejemplo, el día 19 en tres años diferentes, México ha sido sacudido por sismos de gran magnitud. En Cuba, a la lista de ciclones que han impactado el país en ese mes del presente siglo, como Iván en 2004 e Irma en 2017, se suma ahora Ian.

El cuarto huracán de la temporada, cuyo paso por la zona occidental la madrugada del 27 dejó un saldo de tres fallecidos y daños materiales cuantiosos, vino a eclipsar los resultados del referendo popular que terminó con la aprobación del nuevo Código de las Familias. Sin embargo, por estar gran parte de la atención dedicada a ese suceso legislativo, él mismo fue recibido con inusitada tibieza mediática e insuficiente preparación previa a la catástrofe .

Cinco días después de su visita, aún persisten las afectaciones al Sistema Electroenérgetico Nacional (SEN), que sufrió un colapso y dejó toda la isla a oscuras. Las labores de recuperación constituyen un desafío mayor de lo acostumbrado, pues desde hace meses el país atraviesa una crisis con el suministro de energía a los hogares y el abastecimiento de productos de primera necesidad, como alimentos, aseo y medicinas.

Pese a que se ha achacado a Ian las afectaciones al SEN, el parte de la UNE publicado en la cuenta en Twitter de la Presidencia de la República correspondiente al 23 de septiembre, mostraba una situación nada alentadora: ocho unidades de diferentes termoeléctricas fuera de servicio y la CTE Antonio Guiteras completamente apagada, lo que generaba un déficit 1063 MW.

Con un panorama desolador es fácil entender la ola de protestas iniciada el jueves 29, mayormente en La Habana y zonas cercanas. Los manifestantes han demandado, sobre todo, la restitución del servicio eléctrico, aunque en no pocos casos se escucharon gritos de «Libertad» e increpaciones por la mala gestión del Gobierno. En algunos sitios, las autoridades locales fueron al encuentro de los manifestantes para escucharlos y ofrecer explicaciones, también se dieron cortes de Internet y despliegues policiales y de militares vestidos como civiles.

Ciclones pasados, ¿tiempos mejores?

Desde 1851, septiembre se posiciona con un récord de 637 eventos meteorológicos ocurridos en la cuenca atlántica, incluidos depresiones tropicales, tormentas y huracanes. De el período, en el área se han contabilizado sesenta y ocho huracanes de categoría tres en la escala Saffir-Simpson; cincuenta y ocho de categoría cuatro y trece de categoría cinco.

Una revisión a los resúmenes de temporada, publicados por el Instituto de Meteorología (Insmet), así como el seguimiento a reportes de prensa correspondientes al paso de los huracanes más severos que han afectado Cuba en el siglo XXI, arrojan luces sobre la estrategia gubernamental seguida antes y después de Ian, así como respecto a la atención que el Estado le otorgó a la etapa preventiva.

Puesto que preservar las vidas humanas figura como primer objetivo frente a cualquier desastre natural, el total de personas evacuadas es un buen punto de partida para el análisis. En el caso de Ian, aunque el dato no ha sido precisado, se conoce que al menos en Pinar del Río fueron resguardadas cerca de 50 000 personas.

Si bien no en todos los casos las fuentes consultadas diferencian entre cuántos ciudadanos se reubicaron fuera de sus hogares en refugios del Estado y cuántos encontraron resguardo con familiares y amigos; las cifras correspondientes a huracanes como Michelle (2001), Iván (2004), Paloma (2008) e Irma (2017) muestran una alarmante diferencia con respecto a Ian.

Ante la llegada de Paloma y Ike en 2008, la cantidad de evacuados superó, en el primer caso el millón de personas; en el segundo la cifra se duplicó. Tan solo con Ike, el número de refugiados representó el 23% de la población.

El trabajo de la Defensa Civil en estas décadas, unido a la disciplina ciudadana, permitieron que ni con Gustav ni con Paloma hubiera pérdida de vidas humanas; mientras que en otros casos el número de muertes se asocian, en su mayoría, a negligencias de las personas. Aun así, generalmente han estado muy por debajo que las del resto de países del área.

Quizás uno de los fenómenos a los que más recuerda Ian, sea al ciclón Gustav de 2008, que también pareció ensañarse con Isla de la Juventud y, sobre todo, con Pinar del Río, donde dejó numerosas pérdidas en los municipios de San Cristóbal, Los Palacios, Viñales, Bahía Honda, Consolación del Sur, La Palma, Minas de Matahambre y Candelaria.

El saldo de Gustav se tradujo en daños a 120 mil 509 viviendas, 314 instalaciones de salud y 370 escuelas, además de 21 mil 941 derrumbes totales. Todo ello, junto a los destrozos ocasionados a la telefonía, los servicios de electricidad y la agricultura, fueron cuantificados por el gobierno cubano en una suma de 2 097 millones de USD.

Como reflejan datos obtenidos a partir de los resúmenes del Insmet y medios de prensa, es posible establecer un valor promedio de 1 600 millones de USD en concepto de pérdidas provocadas por huracanes de gran intensidad durante el siglo XXI en Cuba.

Ian, un huracán desatendido

Días antes de la llegada del fenómeno, publicaciones de usuarios en redes sociales resaltaban el poco tratamiento mediático que se le había dado, en contraste con situaciones similares anteriores en que, aun siendo organismos ciclónicos de menor intensidad, se saturaban los canales de comunicación con mensajes relacionados a las acciones de prevención.

En su parte de las 5:30 a.m. del 23 de septiembre, el Insmet alertaba sobre la peligrosidad de la depresión tropical Nueve. Al día siguiente, a las 8:00 a.m., la Defensa Civil emitía su primera nota, en que decretaba la Fase Informativa para las provincias desde Pinar del Río hasta Cienfuegos. A las 5:30 a.m. del 26, en su Aviso de Ciclón Tropical #13, el Insmet anunciaba que Ian era ya un huracán y que tenía todas las condiciones para fortalecerse. Desde un inicio, el cono de probabilidades coincidió en que el fenómeno afectaría el occidente y la Isla de la Juventud.

La jugada estaba cantada, como reza la frase popular. No obstante, un análisis de las cuentas en Twitter de algunos gobiernos y autoridades demuestra que, efectivamente, Ian fue asumido con considerable frialdad.

Por ejemplo, el perfil de Presidencia Cuba, que tiene 312.7 mil seguidores, generó los días previos a la llegada del huracán —o sea 23, 24, 25 y 26 de septiembre— treinta y cinco tuits. De ellos, veintidós fueron dedicados al referendo y posterior aprobación del Código de las Familias, y solamente siete al paso del meteoro y el peligro que implicaba.

Algo similar sucede con la cuenta de Miguel Díaz-Canel, quien además de presidente de la República, lo es también del Consejo de Defensa Nacional en situaciones de desastre. Este usuario generó trece tuits para sus 700.2 mil seguidores. De ellos, nueve sobre el Código y únicamente tres sobre Ian.

Bastante más alarmante resulta en este sentido el contenido de la cuenta de Yamilé Ramos Cordero, primera secretaria del Partido Comunista en Pinar del Río, provincia con mayores afectaciones. En el período analizado, la funcionaria, con una cuenta especialmente activa, compartió más de treinta tuits sobre la legislación por aprobar y el referendo, casi todas consistentes en imágenes acompañadas de alguna consigna.

En contraste, solo ocho publicaciones están relacionadas con el huracán, mayormente caracterizadas por la vaguedad («Puntualizamos las medidas para enfrentar la tormenta tropical Ian y minimizar los daños en #PinardelRío #Cuba #CódigoSí» – 6:25p.m. del 25 de sept.) y un notable apego al consignismo («Ian se ha convertido en Huracán categoría I. Proteger las vidas humanas, palabra de orden en #PinardelRío» – 6:59 a.m. del 26 de sept.).

La cuenta del Gobierno Provincial mostró un comportamiento más a tono con la situación meteorológica, pues de dieciocho tuits, nueve fueron destinados a reportar la evolución del huracán y a cubrir las reuniones del Consejo de Defensa Provincial. Sin embargo, faltaron en este canal las orientaciones concretas a la población así como los datos de lo que el territorio estaba haciendo para prepararse.

Con una actividad mucho menor, la cuenta del Gobierno Provincial de Artemisa publicó solo siete tuits, de los cuales uno estaba relacionado al huracán. Asimismo, de los once mensajes generados por Gladys Martínez Verdecia, primera secretaria del PCC en ese territorio, solo uno fue para el ninguneado ciclón.

Por su parte, el saldo más dispar de las cuentas analizadas en el período lo arroja la de Luis Antonio Torres Iribar, primer secretario del PCC en La Habana: de cuarenta y dos tuits generados, treinta y ocho fueron sobre el Código de las Familias y solo uno sobre Ian.

Si bien Twitter no es el único canal de comunicación que existe, ni los analizados son todos los perfiles a tener en cuenta, los resultados son reveladores, dado que reflejan una tendencia que se vio también en los medios tradicionales de difusión, como la televisión: el referendo por la aprobación del Código de las Familias acaparó la atención mientras la tormenta —literalmente en este caso y no solo como refrán popular— avanzaba hacia nosotros.

¿Qué esperar después de Ian?

En una reunión sostenida el pasado miércoles por el presidente Miguel Díaz-Canel y altos funcionarios del gobierno para evaluar el impacto del huracán, trascendieron las primeras cifras asociadas a pérdidas en la agricultura, de la cual 8 mil 583 hectáreas han sido afectadas. El número anterior se corresponde en su mayoría a siembras de plátano (5 233 ha), café (1350 ha), yuca (937 ha), tomate (112 ha) y arroz (313 ha), entre otros cultivos.

Un encuentro posterior del mandatario con presidentes de los consejos de defensa provinciales de la zona occidental reveló que 228 familias en Pinar del Río no tienen hogares a los que regresar. Además, se registraron alrededor de 36 mil viviendas afectadas entre ese territorio y Artemisa, así como 2 mil 213 derrumbes totales en la provincia más occidental.

Luego de una etapa preventiva deficiente, que distó de lo implementado en otras circunstancias, la pregunta que se impone es: ¿qué esperar después de Ian? Una parte de la respuesta podría buscarse en las experiencias de recuperación de la última década con Sandy (2012), Matthew (2016) e Irma (2017).

De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un año después del paso de Sandy por Santiago de Cuba, la mitad de las trescientas mil viviendas dañadas habían sido reconstruidas. Asimismo, una nota publicada por el diario Granma, precisa que en abril de 2018 se había recuperado el 83.8 % de las casas afectadas por Matthew (2016) e Irma (2017). Destaca además el texto que de las 43 mil 689 viviendas que sufrieron algún impacto, 9 mil 449 quedaron listas tan solo cien días después.

También con respecto a Irma, el reporte de temporada del Insmet sostiene que: «Fueron protegidas 1 863 589 personas (…), 11 689 continuaron recibiendo apoyo estatal hasta mucho después del paso del huracán, con alimentos y otros recursos de primera necesidad, en las provincias de Ciego de Ávila, Camagüey, Villa Clara, Holguín, Sancti Spíritus, La Habana, Las Tunas, Matanzas y Guantánamo».

Ante los males a consecuencia de Irma, el gobierno cubano asumió el 50% del precio de los materiales de la construcción que se comercializaron a las personas damnificadas, una práctica que también ha implementado en otras ocasiones y que ha anunciado repetirá con los damnificados actuales.

Sin embargo, hoy el panorama es otro. Debe tenerse en cuenta la devaluación progresiva de la moneda nacional y el consecuente aumento del valor del dólar en el mercado negro, unido a los insuficientes salarios y las carencias materiales que enfrenta la sociedad cubana. Por ejemplo, según el Anuario Estadístico de Cuba. Enero-Diciembre de 2021, publicado por la ONEI, en Pinar del Río, provincia más afectada por Ian, el salario medio mensual en entidades estatales y mixtas es de solamente 3 917 CUP (35.60 USD al cambio en CADECA y aproximadamente 19.58 USD en el mercado negro).

Que el Estado haya decidido hacerse cargo de la mitad de los gastos, no eximirá a muchas familias de un prolongado calvario mientras intenten obtener una nueva vivienda o consigan reparar la propia.

La crisis sistémica que atraviesa el país se ha visto también reflejada en lo relacionado a este evento hidrometeorológico: insuficiente preparación y capacidad limitada de respuesta gubernamental ante los problemas generados. Asimismo, es notable la opacidad informativa y las coberturas mediáticas que apelan constantemente a lo emocional como recurso para esconder la falta de datos concretos o la impericia.

Pese a saberse su recorrido y posible intensidad con antelación, el huracán afectó zonas por las que ni siquiera pasó y dejó en evidencia tanto la precariedad económica e infraestructural del país, como la volatilidad de su situación política. No obstante, todavía es muy pronto para valorar sus efectos. El panorama que dejó Ian es mucho más desalentador que el que encontró. Y lo peor es que a la temporada ciclónica todavía le quedan dos meses. Como dijo el emperador romano Julio César, «la suerte está echada».

Tomado de jovencuba.com

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