CI.- La reconocida política falleció de un infarto este sábado en su apartamento en Medellín. En su larga trayectoria se destacó por la defensa de los más excluidos, las minorías, la defensa de los derechos humanos y sobre todo, la paz y la solución política al conflicto colombiano. Sus ideales le costaron una permanente persecución por parte de Estado colombiano impulsado por sectores de la derecha.

Los orígenes de Piedad Córdoba

Córdoba nació en Medellín en 1955, en el seno de una familia de clase media y militancia liberal. Desde joven se destacó por su activismo social y su defensa de los derechos humanos, especialmente de las comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas.

Estudió derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y se especializó en derecho organizacional en la misma universidad.

Su luchas por la paz y contra el paramilitarismo

Su carrera política comenzó en 1984, cuando fue elegida concejal de Medellín por el Partido Liberal. En 1990 llegó al Congreso como representante a la Cámara y en 1994 fue elegida senadora, cargo que ocupó hasta 2010, cuando fue inhabilitada por Alejandro Ordóñez, quien entonces el Procurador General de la Nación y reconocido por sus posturas de extrema derecha.

Durante su trayectoria legislativa, Córdoba se caracterizó por su oposición al gobierno de Álvaro Uribe y su apoyo al proceso de paz con los grupos insurgentes. Así mismo, fue una de las gestoras de la Ley de Justicia y Paz, que buscaba facilitar la desmovilización de los grupos paramilitares.

También lideró con éxito varias misiones humanitarias para liberar a personas retenidas por las FARC, lo que le valió el reconocimiento internacional. Igualmente, impulsó iniciativas legislativas en favor de las víctimas del conflicto armado, la equidad de género, los derechos de las personas LGBTIQ+ y la reforma agraria.

Persecución de la extrema derecha

Fue secuestrada por los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia en 1999. Después de 14 días de cautiverio fue liberada tras negociaciones entre liberales y el entonces jefe Carlos Castaño. Tras este hecho, Piedad comenzó a denunciar ante el país y el mundo sobre la expansión del paramilitarismo y lo que después se conocería como Parapolítica.

Sus esfuerzos en la búsqueda de la paz, su amistad con líderes como Hugo Chávez y Nicolás Maduro, así como sus críticas al modelo económico y social colombiano, le valieron el rechazo y la estigmatización de amplios sectores conservadores y de derecha, que la acusaron de ser “Cómplice del terrorismo, traidora de la patria y enemiga de la democracia.

La incansable luchadora

Córdoba siempre negó las acusaciones en su contra y denunció ser víctima de una persecución política y judicial.
En 2018 logró recuperar sus derechos políticos tras una decisión del Consejo de Estado que anuló su inhabilidad. Desde entonces, se mantuvo activa en la escena pública, participando en movimientos sociales y apoyando candidaturas alternativas.

En 2022 fue elegida nuevamente como senadora, esta vez en la lista del Pacto Histórico, coalición que llevó al Gustavo Petro a ser el primer presidente progresista en el país. Su muerte provocó reacciones en todas las orillas políticas, incluso sus principales contradictores la destacaron como una mujer que luchó hasta el final por sus ideas.

 

El presidente Gustavo Petro la describió como una mujer perseguida y no comprendida:“era mujer y negra y liberal de izquierdas y amante de la paz y hablaba con guerrilleros y militares y proponía la paz y no la guerra y no quería una sociedad paramilitar ni un gobierno de asesinos”.

 

Piedad Córdoba deja un vacío en la política colombiana, que difícilmente será llenado por alguien con su carisma y su controversia. Su vida fue una constante lucha por sus ideales, que le granjearon admiración y odio de sus adversarios.

 

CI CZ/FC/20/01/2024