BRASIL- Un año después del intento de golpe: ¡arrestar a Bolsonaro y avanzar en cambios sociales!

Todos a los eventos del 8 de enero.

Foto Juliana Barbosa/MST-PR en foto de Marcelo Camargo/Agência Brasil – Montagem Eol

Ha pasado un año desde el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023. Al contrario de lo que intentan difundir la extrema derecha e incluso sectores de la prensa, no se trató de una manifestación espontánea ni de un simple “motín” que se salió de control. Fueron necesarios meses de preparación, financiación, coordinación, agitación y logística para lograr un acto de violencia extrema que tenía como objetivo derrocar al recién elegido presidente, acabar con las libertades democráticas en el país e instaurar una nueva dictadura empresarial-militar, con el bolsonarismo detrás. como fuerza política y apoyada por los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Afortunadamente, gracias a una combinación de factores se evitó lo peor. El golpe no contó con apoyo externo y, dentro del país, la burguesía y los militares estaban muy divididos. Los sectores financiero, industrial, legislativo y de la prensa dominante prefirieron apostar por una transición pacífica del poder y luego obtener concesiones de Lula mediante chantajes, amenazas y boicots. Eso es lo que están haciendo ahora.

La derrota del golpe fue, simétricamente, una gran victoria para los trabajadores y los oprimidos. Pero esta victoria no demostró “la fuerza de nuestra democracia”. Al contrario. Demostró que nuestra democracia es extremadamente frágil y está protegida.

La derrota del golpe fue, simétricamente, una gran victoria para los trabajadores y los oprimidos. Pero esta victoria no demostró “la fuerza de nuestra democracia”. Al contrario. Demostró que nuestra democracia es extremadamente frágil y está protegida.

Las acciones represivas contra los golpistas, lideradas principalmente por Alexandre de Moraes, jugaron un papel muy importante, ya que dieron un primer aviso a los pescadores en aguas turbias. Pero todavía son insuficientes. Hasta ahora, el gran cerebro del golpe, Jair Bolsonaro, sigue libre, articulando la extrema derecha en el país y a nivel internacional, agitando a sus fanáticos y preparando las elecciones municipales de este año, donde pretenden ganar entre 1.000 y 1.500 alcaldías.

Están preparando la segunda vuelta de confrontación (una “tercera vuelta” de las elecciones) y no podemos volver a sorprendernos. El peligro bolsonarista sigue amenazándonos. Todo lo que necesitan hacer es volver a ser más fuertes para que podamos ver nuevas aventuras. También permanecen en libertad militares que pretendieron apoyar el levantamiento con armas y empresarios que financiaron toda la operación y buscan alternativas para desestabilizar al gobierno por otros medios. El país sigue dividido. El gobierno no logra avanzar sobre la base social del bolsonarismo y continúa operando fundamentalmente en base a la estrecha ventaja obtenida en las elecciones. Todo esto configura un cuadro de extrema complejidad en la correlación entre las fortalezas y fragilidades del gobierno.

>> Un año del intento de golpe: ¡detener a Bolsonaro y avanzar en cambios sociales! 

Para disipar de una vez por todas el peligro golpista, además de avanzar en medidas represivas, es necesario dividir políticamente a la base de Bolsonaro. Esto se logra cumpliendo las promesas de campaña. Es cierto que el bolsonarismo es más fuerte entre los sectores más privilegiados. Pero su base no se limita a eso. Una parte importante de la clase trabajadora votó por Bolsonaro y sigue rota con Lula y el gobierno. Es necesario recuperarlo. Esto no será posible si el gobierno continúa centrándose en la acomodación con el sector financiero, la prensa dominante y el centro. Posiciones y más posiciones para Lira y Pacheco, déficit cero, marco fiscal, apoyo (o la vista gorda) a medidas reaccionarias desde los banquillos de la bala, el toro y la biblia, todo esto debilita al gobierno y al proyecto de transformación social.

Es fundamental que la izquierda y los movimientos sociales inviertan en movilización callejera para enfrentar a la extrema derecha y presionar por cambios más profundos en el país.

También es esencial que la izquierda y los movimientos sociales inviertan en movilización callejera para enfrentar a la extrema derecha y presionar por cambios más profundos en el país. Además de la presión parlamentaria, es necesario conectarse con la vida real en los territorios, las asociaciones, los sindicatos, las categorías, las escuelas, las universidades, los cursos y en todos los espacios de resistencia. Es necesario recuperar las calles, el lugar natural de la izquierda, disputadas por el bolsonarismo desde hace muchos años. ¡Es necesario recuperar la hegemonía de la izquierda en la movilización social, hacer retroceder a la extrema derecha!

En este sentido, es de gran importancia la convocatoria de los Frentes Populares Pueblo Sin Miedo y Brasil para el próximo 8 de enero. No se trata sólo de recordar y repudiar el golpe. También es avanzar en un programa de transformación social y movilización popular. En las calles levantemos la bandera:

¡No a la Amnistía! 

¡Prisión para Bolsonaro y todos los golpistas! 

¡Por un gobierno de cambio social!

 

 

Fuente; Esquerda Online

 

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