La bacanal nuclear

Por Linda Pentz.

Los reprobados pro-nucleares están disfrutando de su Bacanal. Se deleitan con el maremoto de propaganda que han desatado a través de múltiples plataformas mediáticas. Se regocijan en su nuevo papel como los tíos guays del barrio, los desafiantes de lo que consideran el pensamiento tradicional que relega la energía nuclear al pasado.

Mientras nos sube la tensión, ante una campaña de saturación generosamente financiada que siembra de falsedades pronucleares absolutamente por todas partes, los hedonistas de la energía nuclear se elevan en una fanfarronada de aire caliente (que emana de qué orificio, no diremos).

Son disimuladores entrenados, expertos en presentar falsedades como hechos. Y creen que están ganando. Pero la suya es una victoria vanagloriosa y totalmente temporal. Se les ha pinchado el globo del bombardeo. Y, como a muchos villanos de Dickens, les espera su merecido.

Son disimuladores entrenados, expertos en presentar falsedades como hechos. Y creen que están ganando. Pero la suya es una victoria vanagloriosa y totalmente temporal.

Mientras tanto, han conseguido engatusar al director de cine Oliver Stone, su nuevo perro de presa favorito. Al igual que su homónimo Robert Stone, que hizo un acto de fuga cinematográfico pro nuclear llamado La promesa de Pandora, Oliver Stone nos trae Nuclear Now, un “documental” sobre una tecnología fracasada de antaño disfrazada de idea fresca. Se presenta debidamente no como una de las soluciones a la crisis climática -una línea que ni siquiera la industria nuclear suele cruzar con su credo de “hacerlo todo”-, ¡sino como la única solución! ¿Qué les pasa a estos Stone?

La semana pasada, llegó un correo electrónico promocionando proyecciones de Nuclear Now con este verborreico asunto: “La mayor historia de nuestro tiempo: el dominio de la humanidad sobre la ciencia para superar la moderna demanda de más y más energía”. Oliver Stone, director.

Esta insufrible hipérbole proviene de un hombre que leyó un libro, no hizo más preguntas e hizo una película sobre el mismo. Eso no es “la mayor historia de nuestro tiempo”. Es el mayor error de su carrera (con la posible excepción de JFK.)

Podría ser mezquino y argumentar aquí que los mejores días de Stone ya han pasado, dado que su mejor trabajo fue posiblemente su guión para El expreso de medianoche (1978) y su mejor película fue la primera – Salvador (1986) – y su segunda mejor Platoon (también 1986) y así sucesivamente, a lo largo de una cierta trayectoria, hasta hoy y Nuclear Now.

Tal vez eso era lo que pensaba un inspirado subeditor del diario británico The Guardian, que, encima de un artículo casi enteramente sobre Stone y Nuclear Now, lo tituló así: Oliver Stone: “Putin es un gran líder para su país”.

Por supuesto, la realidad sobre la energía nuclear acabará imponiéndose, con o sin la bendición de Stone. Y esa realidad es que los inmensos costes y los largos plazos necesarios para desarrollar más centrales nucleares acabarán con estas fantasías de fisión. Pero para entonces será demasiado tarde.

Por supuesto, la realidad sobre la energía nuclear acabará imponiéndose, con o sin la bendición de Stone.

Por eso tenemos que luchar con uñas y dientes contra este disparate nuclear. Porque la nueva energía nuclear es una quimera que nunca se hará realidad a menos que paguemos por ella. Y pagar por ella significa perder un tiempo y un dinero que no podemos permitirnos mientras fracasamos en el despliegue de las soluciones que tenemos a mano. Esa morosidad nos sumirá en el infierno del caos climático y sí, mientras nos hundimos, señalaremos con el dedo (por pequeño que sea el consuelo).

La historia recordará a quienes se obstinaron en seguir promoviendo la energía nuclear como una cábala que metió un radio radiactivo oxidado en la rueda de las energías renovables y lo llamó puesta a punto. Impedir y retrasar deliberadamente el progreso en un momento de crisis climática como el actual es un crimen contra la humanidad. Pintar la energía nuclear como la solución no es guay, ni moderno, ni nuevo, ni alternativo en modo alguno. Es pintalabios tóxico sobre un cerdo muerto.

Si tecleas la palabra “nuclear” en Thesaurus obtendrás una larga lista de sinónimos apropiados. Entre ellos, “demente”, “chiflado”, “maníaco”, “chiflado”, “desquiciado”, “chiflado”, “chiflado” y “psicótico”. Dejémoslo ahí.

Traducción de Raúl Sánchez Saura.

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.

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