5NOV23
Argentina es hoy una sociedad signada por la caída de certezas y los acelerados virajes. Parece asomarse el rostro de la catástrofe y hay que eludir los fatalismos.
Hemos asistido estos últimos días a la repentina y autoritaria iniciativa del expresidente Mauricio Macri, de buscar por su cuenta un arreglo con Javier Milei y la esperpéntica tropa de sus partidarios. A la luz de ese acontecimiento el grueso de observadores y analistas comenzaron a hablar de la “implosión” de la coalición Juntos por el Cambio (JxC)
Algunos se preguntaron asimismo si el derrumbe estaba en marcha desde bastante antes y no se ceñía a JxC sino que afectaba a todo el sistema político argentino.
La dinámica del trastorno y el derrumbe.
Nos inclinamos a sumarnos a la segunda opción. Ese enfoque se torna conclusivo si tomamos en cuenta hechos previos como que dos gobiernos sucesivos hayan fracasado en su gestión. Eso de modo tan completo que su actuación se tornó indefendible hasta para los mismos miembros de la alianza respectiva. Por añadidura, cada uno de esos gobiernos fallidos perteneció a una de las coaliciones contrapuestas.
Al menos dentro de las fuerzas hegemónicas casi nadie quedó a salvo, más allá de los extendidos y tenaces esfuerzos por “despegarse” y hablar de las respectivas gestiones en tercera persona.
En el ex Frente de Todos la situación no se asemeja aún a una hecatombe, sin dejar de atravesar un momento muy crítico. El presidente Alberto Fernández ha fracasado como nunca antes lo hizo un presidente peronista. Su período culmina con la virtual ausencia de toda decisión política importante. Y más aún, su figura se ha tornado fantasmal, casi sin inserción en el espacio público, si se excluyen frecuentes viajes al extranjero.
El triunfo de primera vuelta de Unión por la Patria (UxP) no alcanza a ocultar el bajo nivel de la votación con respecto a la media histórica del peronismo en comicios presidenciales. Es muy cierto también que en las condiciones económicas y sociales que el país atraviesa, haber alcanzado el primer lugar en una votación toma aspecto de proeza.
La declinación hace unos meses de la postulación presidencial por Cristina Fernández de Kirchner ha sido otro componente de la crisis. La actitud de la expresidenta es comprensible. Fue víctima de un atentado contra su vida y es sujeto de hostigamiento judicial, con varias causas abiertas.
Lo que no modifica el hecho de que dejó “huérfano” a su potencial electorado, que quedó sujeto una vez más a la candidatura de un presidenciable ajeno a su corriente política. Más aún que Alberto Fernández, Sergio Massa llegó a ser un feroz crítico del kirchnerismo, al que hasta hace no mucho tiempo amenazaba con prisiones y despidos de sus puestos en el aparato del Estado. Sus referencias a “los ñoquis de La Cámpora” o su declamada espera de que Cristina vaya presa están aún frescos en la memoria colectiva.
Es así que el peronismo corre el riesgo de convertirse cada vez más en una maquinaria al servicio de conservar o conquistar el poder, sin una doctrina ni un proyecto orientado hacia el futuro. La movilización de las bases sólo a solicitud de la dirigencia y a la conveniencia de ésta y la ausencia de cualquier mecanismo democrático en la toma de decisiones viene de muy atrás.
Ya existía en los “años dorados” de la presidencia de Néstor Kirchner y del primer período de Cristina. Y tiende hoy a profundizarse.
Si la eventual presidencia de Massa se convirtiera en realidad, el Partido Justicialista perdería centralidad en el frente encabezado por el peronismo, UxP, ya que el nuevo presidente pertenece a otro partido, el Frente Renovador. El justicialismo correría el riesgo de quedar desdibujado, entre la fuerza conducida por el nuevo presidente y la multitud de siglas de pequeños partidos que lo acompañan en Unión por la Patria.
La libertad no avanza.
Resulta a esta altura un tópico señalar a Javier Milei como el principal factor disruptivo de este momento político. El aspecto más perturbador del “libertario”, desde el punto de vista del sistema político, es su menosprecio del orden constitucional, su falta de referencias en la democracia, su despreocupación por el armazón “republicano”, que fue central para la oposición de derecha en las últimas décadas. El líder de La Libertad Avanza parece complacerse en patear consensos elementales que parecían inamovibles.
El propósito dañino hacia las mayorías de sus propuestas económicas ultraliberales ampliará y profundizará, si llegara al gobierno, los padecimientos que ya sufre la población. Podría llevar a niveles nunca vistos la pobreza, la precarización, el desempleo; junto con la privación masiva de derechos fundamentales como la educación la salud y la vivienda.
Pero el perjuicio al sistema de partidos y a la institucionalidad en general ya ha sido consumado en gran parte, aunque pierda las elecciones.
Al intentar rebatir la idea de que en Argentina hubo un genocidio, con palabras que podría haber firmado el dictador Jorge Rafael Videla, Milei cruzó un límite irreversible. Al mismo tiempo verbalizó lo que un sector de la derecha “tradicional” piensa, pero hasta ahora parecía impronunciable en público por los enormes costos políticos que acarrearía. El aspirante de LLA lo hizo y está por verse si sufrió un deterioro serio.
Cuando demostró potencial electoral con el imprevisto triunfo en las internas abiertas, quedó patente que se resquebrajaba el “bicoalicionismo”. No frente a un tercero en discordia más o menos convencional, sino a manos de alguien dispuesto a desconocer cualquier regla, incluso las que antes acataban hasta los más conservadores.
Curiosamente, la derrota “libertaria” en la primera vuelta avanzó en la misma dirección, al precipitar la ruptura en el interior de la alianza de la derecha. Con su presurosa y entusiasta convergencia con el postulante de LLA, el expresidente Macri y la ex postulante Patrica Bullrich pudieron posarse en el lugar del espectro político dónde hace tiempo querían estar, si no desde siempre.
En cuanto a las fuentes del voto por LLA es muy correcto señalar el papel que jugó la decepción con ambas alianzas predominantes.
Pero además se necesita tener en cuenta que hay una porción de la población que sufragó por ese partido (y en algunos casos por Bullrich) porque coincide por lo menos con gran parte de sus propuestas. No hay sólo desencanto y rabia.
Son factores a tener en cuenta el individualismo exacerbado, el desprecio hacia el Estado percibido como ineficiente y expropiador vía impuestos, el efecto de saturación de las visiones ortodoxas acerca de la crisis, propalada por una legión de economistas y periodistas.
Juegan también su papel la ojeriza hacia quienes perciben planes sociales y se manifiestan en las calles a través de cortes y piquetes, lo que refluye a su vez en antiestatismo orientado contra los que “viven del Estado”. Y asimismo cierta deferencia hacia quienes se supone han triunfado en la vida, y lo exteriorizan en la posesión de grandes fortunas.
Se añaden el machismo que detesta los avances de las mujeres; el rechazo por las disidencias, el repudio a los derechos de los pueblos originarios, la xenofobia.
Entre los votantes de Milei (y también en parte de los de Bullrich) habita un talante que, a partir de la extendida decepción con la democracia representativa, tiende a ver con cierta complacencia que se realice algún golpe de fuerza para “corregir” sus desvíos.
Una sociedad en convulsión.
El mapa político argentino se asemeja cada vez más a un “reino del revés” en el que la antipatía y hasta el odio juegan un papel más poderoso e influyente en la ciudadanía que las maltrechas adhesiones que sobreviven. Las que por lo general excluyen el entusiasmo y las esperanzas firmes en cambios de fondo.
Entretanto, las dirigencias consuman inopinadas alianzas que desmienten de modo rotundo lo que sostenían desde hace años. Cristina erigiendo como “su” candidato a quien hasta hace no tanto tiempo proclamaba su deseo de verla presa es un caso, al que ya nos referimos.
En el campo opuesto, los “republicanos” que giran en dirección al apoyo hacia el que hasta ayer mismo los tildó de asesinos es otro. Y los “libertarios” en entente con aquellos a los que destrataron del modo más feroz hasta un día antes, completan el cuadro.
Entre lo poco de previsible que queda en la política argentina, el lugar destacado lo ocupa el monocorde viraje hacia la derecha de casi todo el espectro político. Con los grados que van desde el giro algo vergonzante que aún utiliza el atuendo de “nacional y popular” hasta el desenfreno con toques de delirio. Pero todos en un sentido que garantiza que los dueños del poder económico y cultural sostendrán y aún ampliarán su predominio.
Otro elemento invariable es la existencia de una izquierda que se opone con fuerza a las “verdades” del sistema y acompaña todas las luchas sociales. La misma que por desgracia, sigue en franca minoría, tanto en el plano electoral como en la dirección de sindicatos, movimientos sociales y otras organizaciones populares.
El principal desafío para quienes rechazan “por izquierda” el actual estado de cosas, es el de construir herramientas políticas que extiendan y profundicen la rebeldía. Y al mismo tiempo alcancen el éxito en cuanto a que el descontento radicalizado no se canalice por derecha y comience a buscar sus enemigos hacia “arriba” y no “hacia abajo”.
Ello requerirá variadas capacidades. Entre las que se encontrará la aptitud para desenvolverse en un escenario en descomposición. Nada será fácil.
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@DanielCampione5 en Twitter.
*Daniel Campione: Profesor de Teoría del Estado y de Evolución del Estado Argentino en la UBA, del comité editorial de la revista “Periferias” y de la conducción de la Asociación Antonio Gramsci. Publicó “Argentina. La escritura de su historia”, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2002 y “Prolegómenos del Peronismo”, Buenos Aires, Fisyp, 2003 y, en colaboración con Julio C. Gambina “Los años de Menem. Cirugía mayor”, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2003. Tiene en preparación un estudio y compilación de documentos sobre los primeros años del P.C. argentino.
Fuente: Tramas- PERIODISMO EN MOVIMIENTO
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La mayoría de los sondeos dan una leve ventaja de Milei sobre Massa
Balotaje: El escenario que prevén las encuestas
Distintos estudios de opinión pública señalan que el candidato de La Libertad Avanza supera por entre 2 y 6 puntos a su rival de Unión por la Patria, gracias al traslado de votos provenientes de Patricia Bullrich y Juan Schiaretti. En el equipo de Massa sostienen que esos números se pueden revertir con una campaña intensa y sin triunfalismo.

La casi totalidad de los encuestadores y consultores en campañas electorales señalan que, según sus estudios, Javier Milei aventaja a Sergio Massa de cara al balotaje del 19 de noviembre. Algunos hablan de dos puntos de diferencia, otros de tres, cuatro y hasta seis puntos con los que el libertario supera al candidato de Unión por la Patria. El fenómeno es curioso y hasta inédito, porque los datos surgen de algunos de los consultores que forman parte del riñón de Massa. Los fundamentos del análisis son que, en la última semana, Milei sumó más de la mitad de los votos que obtuvo en las generales Patricia Bullrich (24 por ciento) y una parte de los de Juan Schiaretti (7 por ciento). Con eso le alcanza para aventajar a Massa, pese al hecho de que la campaña de Milei transita por gravísimos problemas, incluyendo la inestabilidad emocional y psicológica del candidato. En el equipo de Massa dicen que con una campaña intensa y cero triunfalismo, los números se pueden dar vuelta.
Los datos fríos
Página/12 publicó en la primera semana después de las elecciones dos encuestas de cara al balotaje –Proyección, Analogías– con ventaja para Massa. Pero en esas notas se aclaraba que, enseguida después de unos comicios, los primeros que aparecen son los amigos del campeón, es decir que el que salió primero suma adherentes. También había ocurrido con Milei tras las PASO. Luego de una erupción inicial, la marea baja.
Transcurridas ya dos semanas del 22 de octubre, prácticamente todos los consultores sostienen que Milei está arriba. La información no sólo surge de las encuestadoras más cercanas a Massa, sino que los números fueron difundidos primero por los medios alineados con Juntos por el Cambio. “Fue una filtración”, le explicaron a este diario los titulares de una consultora. No faltan los que creen que hay una intencionalidad en bajar el triunfalismo del lado de UxP: sucede que se ve una campaña con enormes problemas del lado de Milei y -según dicen- hay una tendencia a relajarse.
La realidad es que, más allá de ese análisis, en los últimos días la casi totalidad de los encuestadores sostienen en off the record que Milei está arriba. Lo fundamentan en lo siguiente:
* El libertario parte del 30 por ciento de votos que sacó el 22 de octubre.
* Bullrich consiguió 24 puntos porcentuales, de los cuales 17 provinieron de quienes la apoyaron en la interna contra Horacio Rodríguez Larreta. Son votos duros que en su gran mayoría se trasladaron al libertario. En JxC el voto radical es minoritario, argumentan.
* La mitad o más de los apoyos a Schiaretti también se mudaron a Milei.
* Del otro lado, a Massa le cuesta conseguir votos de quienes no lo votaron en octubre porque existe voluntad de un cambio. Además -argumentan los consultores- la falta de nafta fue un golpe fuerte, en especial fuera del área metropolitana.
Pese a los datos, en el equipo de Massa creen que se puede ganar, en especial si se cierra una brecha que perciben: hay muchísimos municipios en los que el candidato a intendente sacó más del 50 por ciento, mientras que la fórmula presidencial estuvo 15 o 20 puntos por debajo. Es decir, se requiere una campaña intensa y cero triunfalismo para que la fórmula supere el 50 por ciento de los votos válidos.
Números y campaña
Los pronósticos que difunden los encuestadores no encajan con la marcha de la campaña electoral.
Milei ha tenido enormes dificultades internas, incluyendo los debates por el acuerdo con Mauricio Macri, cerrado una medianoche, sin el acuerdo del resto de JxC. El pacto produjo un cisma dentro de esa alianza opositora: por un lado, porque el acuerdo fue inconsulto y, por el otro, porque parte de JxC considera que Milei es de ultraderecha, con propuestas inadmisibles. También hay resistencias en La Libertad Avanza (LLA) porque están los que piensan que ahora tienen que compartir todo con el macrismo, lo que se hace en la campaña y también en un virtual gobierno.
Pero, más allá de las posturas políticas, el libertario aparece como un candidato de escaso equilibrio emocional, siempre cercano a un desborde de todo tipo. El miércoles pasado, en un asombroso mensaje, leyó un texto que seguramente no fue escrito por él y que más bien recogía posturas del macrismo: pareció la imagen de un secuestrado leyendo una prueba de vida. En jogging, en una habitación de hotel, con un armario vacío detrás.
Del otro lado, Massa conduce una fuerza en la que no se perciben internas de importancia: el peronismo parece más bien unido. El obstáculo de Massa es la gestión en la que aparecen inconvenientes como el de la nafta y las tensiones propias de la situación económica. Desde el punto de vista emocional, parece entero e incansable, lejos del desborde que se le ve a Milei.
El debate, el fraude
Buena parte de los consultores creen que el debate del domingo 12 de noviembre puede ser crucial.
* Como se sabe, Milei pidió tener el derecho a leer. Es una forma -dicen- de tranquilizarse y mostrar un perfil más sólido.
* Massa mantuvo la postura de no leer y que un candidato debe valerse por sí mismo, sin machetes.
La Cámara Nacional Electoral (CNE) le dio la razón al equipo de Massa y la mecánica del debate será sin papeles. Las negociaciones fueron cordiales sin conatos de portazo en ningún momento.
No obstante, durante este fin de semana arrancó una campaña denunciando un supuesto fraude. Sorpresivamente en la movida también participó uno de los hombres de confianza de Milei, Guillermo Francos, que dijo que “tienen probado el fraude”. Cuando se le pidieron detalles, no pudo explicar nada, pero en diálogo con este diario, insistió en que se robaron boletas y que en muchas mesas no hubo control.
En paralelo hubo un hecho muy menor -el hackeo de la página de la CNE con un retuit a un posteo a favor de Massa-, que también se utilizó para denunciar fraude o parcialidad de los jueces. La jugada incluye la convocatoria a una marcha contra el fraude este domingo en el Obelisco.
La cuestión puso en marcha un rumor inquietante e infundado: en base a las encuestas que le dan ventaja, Milei aprovecharía para denunciar que hay parcialidad y no iría al debate. Lo hizo recientemente Donald Trump en el debate entre candidatos republicanos, pero no era un acto reglado por ley, como en la Argentina. Desde el entorno de Milei le dijeron a Página/12: “De ninguna manera Javier se va a ausentar del debate”.
Recta final
Si los números son los que dan los encuestadores, Massa necesita una remontada.
* Desde ya que un elemento es el factor miedo a Milei, a su nivel de desequilibrio y a los problemas de personalidad que tendría para gobernar.
* El candidato de UxP debería mostrar que es factor de cambio, especialmente en temas como la corrupción y la inseguridad. Pero, sobre todo, respecto de la cuestión económica y, en especial, la inflación. Todos los encuestadores coinciden en que hay voluntad de cambio -“una consigna vacía”, ha dicho Jaime Durán Barba- y Massa deberá presentarse como una alternativa de cambio. No es fácil siendo el ministro de Economía.
* Geográficamente habrá que recortar distancias en provincias en que al oficialismo le fue mal. En especial Córdoba, Mendoza y, en menor medida, Santa Fe y CABA. Pese a ese panorama, en el Gran Buenos Aires necesita sacar mucha distancia para compensar otros distritos.
* Desde el punto de vista de la franja social, las debilidades están más en la clase media que en los sectores más humildes. Nuevamente, no se puede relajar en la franja de los necesitados donde, además, compite en forma directa con Milei.
“Hay que empatar la semana que viene y pasar al frente en la última semana”. Esa es la consigna en el equipo de Massa. En el team de Milei esperan que, tras dos semanas de montaña rusa del candidato, se retome la campaña como en los viejos buenos tiempos de las PASO.
*Raúl Marcos Tuny Kollmann: es un periodista, escritor y presentador argentino. Escribe en Página/12. Forma parte de Telenueve en El Nueve y conduce Rayos X en Radio 10.
Fuente: Página/12
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