CHILE A 50 AÑOS DEL GOLPE- Stalin Pérez Borges*(LUCHAS): Las ilusiones abiertas en Venezuela y en toda América y el Caribe con el triunfo de la UP y las Propuestas exigidas por la clase obrera a Allende/ Ver- El golpe de Estado en Chile (III parte)/ Chile. El MIR homenajeó a las y los militantes caídos en la población La Legua

11 Septiembre, 2023

 

Stalin Pérez Borges*

 

Las ilusiones abiertas en Venezuela con la Victoria de Salvador Allende y la Unidad Popular UP

 

Sobre el “Golpe de Estado en Chile” ya hace 13 años escribí una serie de artículos publicados en III Partes en las páginas de Aporrea.org. La I parte fue en in memoria a William Lara quien ejerciendo la gobernación del Estado Guárico, tuvo un accidente el 10 de septiembre del 2010 y falleció. Lo necrófilos de la derecha nacional festejaron esta muerte por las redes sociales con la consigna de “Uno menos“. De igual forma se comportaba los sectores de la derecha  chilena.  En estos 3 escritos, hago referencias del significado que tuvo para mi vida personal y política la victoria de la UP en Chile y el golpe fascista. De igual forma en estos artículos encaro y busco desmontar la falacia de los dirigentes y sectores reformistas de izquierda de Chile y del resto del mundo, que busca la responsabilidad o corresponsabilidad del golpe pinochetista a los sectores de izquierda, entre ellos al MIR chileno, cuando estos en la calle y a puerta cerrada mano dura contra la burguesía y el capital y realizaban tomas de fábricas.

En esta ocasión publico “El golpe de Estado en Chile” (III parte). Allí partiendo de documentos y cartas enviadas a Allende y al gobierno de la UP, se constata con evidencias de como esa vanguardia chilena del movimiento obrero y popular presiona con razón, fuerza y argumento las medidas que no se atrevió hacer Allende y muy caro se pagó por ello. Agregando esta vez en que marco sucedía en Venezuela, esta masacre que cometió Pinochet, el ejército y la burguesía nacional e internacional contra el pueblo chileno. En estos 53 años de cumplirse estos viles de asesinatos realizados en estadios, cárceles, casa y en la calle, en estos últimos días veo la recarga de elogios en los medios de comunicación y redes sociales a la hidalguía de Allende, mucho más que el recuerdo de los otros miles de muertos asesinados por Pinochet y todo el enorme sacrificio heroico y enorme dolor que sufrieron miles de familias proletarias y humildes de pueblo chileno. Con esto que digo, no dejo de reconocer  mis consideraciones a Allende pero el culto de la personalidad, no puede sobreponerse a los hechos de la realidad.

El triunfo de Allende en Chile en 1970 creó  mayores expectativas e ilusiones en  la clase trabajadora, el movimiento estudiantil, campesino y popular en los países del cono sur  (Uruguay, Argentina, Perú y Bolivia), que en el resto de los demás países del Continente para llegar por la vía electoral al socialismo.  En Venezuela también, algunas organizaciones e individualidades, nos hinchamos de alegría y emociones revolucionarias, pero los partidos de izquierdas, sufrían las consecuencias de la derrota de la línea y aventura de las guerrillas  iniciada a principio de la década de los años 60 (1962). Este fue un retorno a la vida pública de bajo perfil.  Colombia estaba mucho más atrapada con el proceso guerrillero que ya para ese momento llevaba una tres década de infructuosa práctica.

Sin embargo, esta victoria de la UP de Chile también aceleró el minutero del reloj en Venezuela. Ya para el mes de enero de 1971, Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff, Freddy Muñoz y otras figuras públicas procedentes del PCV, constituían el Movimiento al Socialismo (MAS), quien de inmediato fue obteniendo un gran crecimiento como partido, obteniendo una respetable cuota de diputados en el Congreso Nacional en las primera elecciones en donde participó. Alfredo Maneiro, al igual que los fundadores del MAS provenía de PCV y  con Pro Catia, posteriormente avanza a la construcción de Causa R.

Pero es para 1973, el año en que Pinochet da el golpe de Estado, cuando en nuestro país vuelve a insurgir una verdadera  reconstrucción de las organizaciones clasistas del movimiento de los trabajadores. Se recuperaron muchos sindicatos que Acción Democrática (AD) habían asaltado desde los inicios de sus gobiernos y hasta en el de Rafael Caldera (Copei) en los años 60, principios de los 70. Se crearon a partir de ese año nuevos sindicatos y federaciones de importantes ramas industriales, no teniendo tantos efectos de retroceso en la conciencia colectiva del movimiento de masas, los miles y miles de asesinatos que se registraban en  Chile con el golpe de estado y la dictadura fascista instalada a partir de allí.

Entre los sindicatos clasistas surgidos aparte de 1973 destacan la Unión de Trabajadores de la Industria Textil y Confección de Caracas y el Estado Miranda (UTIT- Caracas), quién se convirtió en un faro de referencia en la capital, siendo motor en la solidaridad de muchas luchas en las pequeñas y medianas empresas establecidas en la zona metropolitana, entre ellas, la Yaguara y Boleíta. Hechos que a la vez sirvieron de inspiración a los trabajadores en los estados Aragua, Carabobo, Bolívar y Zulia. En ese año irrumpe Andrés Velásquez como dirigente sindical en Sidor (Delegado de su departamento y unos 5 o 6 años después como presidente del sindicato SUTISS). Ese otrora sindical “radical“, hora tan solo pareciera un “Pastor evangélico”  de la derecha venezolana.

Entonces, sí, el triunfo de Allende en Chile, levantó  polvo más allá de la “Alameda“. En mi caso personal, para 1970, tenía tan sólo 19 años, vivía en el pueblo donde nací: Tocuyo de la Costa, estado Falcón. Atendía la única farmacia existente en esa localidad,  siendo la más importante de todo el municipio. Esta propiedad era de Juan Piña Ruijano (Farmaceuta de muchos años de ejercicio y  Masón de afiliación), quien se había ido atender a su familia, que desde años moraba en Valencia. En mi condición de “Auxiliar de Farmacia”, atendía el establecimiento a tiempo completo y en mis momentos de no atención me dedicaba a la lectura.  Sobre todo, leía los escritores nacional como Miguel  Otero Silva, Uslar Prieti, Romulo Gallego, Argenis Rodríguez, los articulistas del diario El Nacional, y mi   preferencia fueron libros, declaraciones y artículos de Domingo Alberto Rangel y libros marxistas, de geografía, de astronomía y novelas referenciadas en la revolución rusa( “Así se templó el Acero“, “Los 10 días que estremecieron el mundo“) y en las madrugadas  sintonizaba casi todos los días a “Radio Habana, Cuba).

En esa favorable condición me declaraba partidario del MIR, aun cuando no tenía militancia u otra vinculación  orgánica con este partido que había sido partidario junto al PCV, PRV, OR, BR de la lucha armada: Ya para los finales de los años 60 abandonó la guerrilla y se hizo parte del proceso de pacificación implementado por el gobierno de Caldera. Junto a otros en el pueblo, nos fuimos ganando para las ideas del socialismo a muchos  compañeros de mi generación y de las que a continuación seguían. En medio del fracaso de la guerrilla, algunos nos fuimos forjando en la creencia  de que el sujeto social para alcanzar la revolución y el socialismo era la clase obrera, con el acompañamiento de la juventud y el movimiento popular y, que esa conquista sólo puede establecerse si se extiende a otros países. En esto en mi caso, casi se hizo una cuestión de principio, más que el auscultar o entender cuando está dada una situación revolucionaria o pre revolucionaria.  Reflexión hecha no de ningún libro marxista llegado a nuestras manos sino de las lecciones extraídas de las historia de luchas de independencia, encarnadas por Simón Bolívar.

Con ese bagaje en nuestras inexpertas cabezas, esta camada de jóvenes festejamos el reconocimiento del triunfo de Allende y de la instalación del gobierno de la UP. A mi me dio por fantasear de que ya pronto, ese descomunal hecho chileno se extendería a todo el Continente y a Venezuela le correspondía una gran responsabilidad en ello.  De inmediato, le  solicité  a un tío que vivía y trabajaba en Caracas  (Andrés Sarmiento, trabajador del sector gas, de Petróleo de Vzla. PDV), de que me diera alojamiento porque me quería ir a trabajar a la capital. Así fue. A los pocos días llegaba a Caracas a residir en los Jardines del Valle. Mi primera diligencia ya en la capital fue ir a la casa nacional del MIR, encontrándome con sus principales dirigentes sentados, reflejando en sus caras el peso de la derrota de la experiencia guerrillera. A los pocos días me vinculé directamente, con los que integraban el buró sindical del MIR quienes no estuvieron de acuerdo con la decisión de ir a la guerrilla y quedaron fuera del partido, constituyéndose en  Comité Obrero- CO (en su mayoría trabajadores/as textiles, confecciones y zapateros). Con estos Compañeros, con una vanguardia que crecía al rededor de ellos y con estudiantes del Liceo Nocturno en donde estudiaba, nos tocó vivir toda la experiencia de los 3 años del gobierno de la UP en Chile y así la nefasta y fatídica consecuencia del golpe de Estado del 11 de septiembre del 1973.

Todavía siento el cansancio de esperar las noticias que todas las noches a partir del 12 de septiembre se daban en la  plaza el Venezolano o vieja plaza San Jacinto de Caracas. Allí José Vicente Rangel y otros dirigentes y periodistas de izquierda daban partes de los hechos que ocurrían en todo Chile, casi siempre  tratando de no ser tan desmoralizadores con las informaciones. Así como algunos militantes de izquierda se fueron a vivir o enviados por sus organizaciones políticas donde militaban desde el año 1971 y 1972 a Chile para ser parte de esa experiencia,  otros muchos, entre ellos me cuento, desde el mismo 1970 en cualquier parte estuviéramos residenciados, hicimos seguimientos a las publicaciones de izquierda y nos relacionamos con las organizaciones de vanguardia existentes en Chile para ese entonces. La revista Punto Final y lo que decía y hacía el MIR eran para mi la guía o referencias  para asumir posiciones políticas en lo que ocurrieron en Chile desde 1970 hasta 11 de septiembre 1973. No obstante, muchas veces critiqué equivocado  o no,  acciones del MIR y a Miguel Enríquez, quien para mi era el dirigente más coherente y consecuente de todo ese proceso abierto en Chile en 1970.

 

 

El golpe de Estado en Chile (III parte)

 

Curiosamente, el Capítulo primero del Programa de la Unidad Popular si titula “Poder Popular”.

Citamos: Página 14 del programa:

“….Las fuerzas populares y revolucionarias no se han unido para luchar por la simple sustitución de un Presidente de la República por otro, ni reemplazar a un partido  por otros en el Gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación nacional exige, sobre la base del traspaso del poder de los antiguos grupos dominantes a los trabajadores, al campesinado y sectores progresistas de las capas medias….” “Transformar las actuales instituciones del Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan  el real ejercicio del poder…”

“….El Gobierno popular asentará esencialmente su fuerza y autoridad en el apoyo que le brinde el pueblo organizado…”

(Estos son extractos de la Carta enviada por la Coordinadora de Cordones a Salvador Allende, el 5 de septiembre 1973 en donde se hacen citas del programa de la UP)

El golpe fascista del 11S significó una derrota descomunal contra los trabajadores y revolucionarios del continente, además logró borrarle hasta ahora, la memoria histórica de luchas a la clase obrera chilena, siendo que esta ha sido uno de los movimientos obreros latinoamericanos que tenía mayor tradición de heroicas huelgas y de haber ganado muchos combates. La burguesía bajo el estandarte de la acción criminal de las Fuerzas Armada, la clase media, la iglesia y los medios de comunicación, con el apoyo político y logístico del departamento de estado, la CIA e importantes empresas norteamericana recuperó, hasta el día de hoy,  la hegemonía del gobierno que había dejado de controlar desde 1970. Control directo que después  han seguido teniendo los capitalistas y el imperialismo desde el primer gobierno de la “concertación” de Patricio Alylwin, pasando por los gobiernos   administrados por el PS o de un empresario como es Piñero.

El 11S 1973 se produce en medio de una situación de doble poder y cuando al inicio de ese año, el gobierno y los partidos de la UP todavía conservaban un considerable peso político. Es indudable que este había empezado a bajar desde  mediados del año anterior, cuando la derecha inició su ofensiva con el paro patronal y la huelga de los camioneros en octubre. Sin embargo, lo que más influyó en el bajón de la confianza al gobierno por parte de las masas populares, fueron los problemas sociales no resueltos, la inflación, la desestabilización política, el no cumplimiento con el programa de gobierno de la UP, pero en especial, por las infinidades de vacilaciones y medidas anti populares del gobierno ante la ofensiva violenta y las provocaciones de la derecha.

Los trabajadores y demás sectores populares en la medida que se arreciaba la conspiración de la derecha, habían demostrado su disposición para enfrentarles y para exigirle al gobierno que cesara la impunidad de que gozaban los conspiradores y se profundizaran las medidas económicas y políticas y se avanzara al programa ofrecido por la UP. Sin embrago, en esa misma medida el gobierno se veía sin iniciativas contra los empresarios y los grupos de derecha, mientras emprendía acciones para desmoralizar a las masas populares. En enero del 73, cuando se estaban desarrollando importantes huelgas, el ministro de Obras Públicas, Orlando Millas, dirigente del PC, anuncia un plan económico que entre otras cosas, preveía aumentos de precios en una coyuntura en donde se había desbordado el desabastecimiento y el acaparamiento. En la Hermida se levantó una poblada calculada en más de 500 familias que reabrieron todos los supermercados que habían bajado su Santamaría alegando que no tenían mercancías. Para colmo, el Plan Millas contemplaba  el retorno de 123 empresas a sus anteriores dueños, muchas de ellas pertenecientes a los Yarum, una de las familias más oligarca y odiada por los chilenos. El ministro del PC consideraba que sólo se deberían quedar con el 49% de las empresas que ya había tomado el gobierno.

Las respuestas a los anuncios de Millas no se hicieron esperar. Miles de militantes del PC hicieron acto de protesta en donde rompían su carnés del partido. El MAPU se dividió en dos toletes  porque su ministro de Economía, Fernando Flores se opuso públicamente a la política anunciada por el gobierno. Él estaba a favor de que se congelaran  los precios, se controlara la especulación y se garantizara una cesta básica a precio mínimo. EL MAPU se retiró del gobierno y MAPUOC como nueva organización le apoya. Los trabajadores se enardecieron enormemente. Los del Cordón de Cerrillos-Maipú paralizan la zona donde estaban ubicadas y después se van al centro de la ciudad. Las del Cordón Vicuña-Mackenna se movilizan y en asamblea en donde participan textileros, los del Cordón Panamericana Norte y otros sectores, aprueban unas resoluciones que entre otros puntos exige: No devolver ninguna empresa ya intervenida sino por el contrario intervenir mucho más y rechazar el Plan Millas porque estas son medidas que detienen el “proceso revolucionario que nos conduzca al socialismo”.

La resistencia al Plan Millas se evidenció el 5 de febrero con una enorme concentración de repudio de los trabajadores, de los habitantes de los barrios pobres y el movimiento estudiantil que desbordaron el Estadio Nacional de Fútbol de Santiago. En las siguientes semanas, la rabia se transformó en euforia por la participación en las elecciones parlamentarias del mes de marzo. Allí la clase obrera y las comunidades pobres hicieron un alto a la intensidad de las luchas para ir a votar, aumentando su electorado la UP a un 44%. En medio de resoluciones discutidas en asamblea, o carteles y comunicados públicos hechos por las organizaciones de izquierda y los Cordones Industriales se le exige  a los nuevos diputados a que tomen medidas que enfrente la conspiración y que aprueben leyes que ayuden al “proceso revolucionario que nos conduzca al socialismo”.

Página 15:

“….. A través de una movilización de masas se constituirá desde las bases la nueva estructura del poder….”

“Se habla de un programa de una nueva Constitución Política, de una Cámara Única, de la Asamblea del Pueblo, de un Tribunal Supremo con miembros asignados por la Asamblea del Pueblo. En el programa se indica que se rechazará el empleo de las Fuerzas Armadas para oprimir al pueblo…. (Página 24)…”

(Otros extractos de la Carta enviada por la Coordinadora de Cordones a Salvador Allende, el 5 de septiembre 1973 en donde se hacen citas del programa de la UP)

El MIR por primera vez en las elecciones de marzo mandó a votar por los candidatos del PS. Con los resultados de las elecciones la derecha decide afincarse en la política de “tierra arrasada” que consistía en más saboteo económico y la no inversión, preparando el terreno del golpe. Para finales de marzo el grupo de generales que estaban en el gabinete de Allende renuncia a sus puestos. El gobierno no aplica el Plan Millas y el 6 de abril anuncian la expropiación de 45 empresas más, pero haciendo esos anuncios  en medio de un ataque feroz en contra de la izquierda y los Cordones, acusándolos de ser ellos los que habían “provocado a la burguesía” y calificándolos de “ultra izquierdistas” porque no devolvían las empresas ocupadas. Estas estaban en esas condiciones desde el mes de octubre del 72, cuando los  patronos hicieron un paro general a las pocas semanas de haber empezado en septiembre la huelga de los camioneros.

Esas 45 empresas no se terminaron de nacionalizar. Mientras Allende insistía en mantenerse con el plan gradual de cambios, la derecha utilizaba la tribuna del parlamento, las cámaras de la TV y la tinta y papel de la prensa para discutir de manera pública y abierta el fin del gobierno, anunciando  el golpe de estado. El resultado de las elecciones de marzo fue un desafío muy grande y se daba en situación de estado emergencia que puso aprueba a los partidos de la UP, a los de izquierda, a los Cordones y a los propios trabajadores. El MIR y los otros grupos de izquierda se limitaban a exigirle a la UP que actuara de manera distintas a como lo venía haciendo. Los de la UP, después de la salida del MAPU, los más de izquierda era un sector del PS que encabezaba Altamirano. Pero este no eran consecuente con sus discursos y permitían que el sector de derecha llevara la voz cantante dentro del partido y el gobierno.

Ese sector de Altamirano era quien más influía sobre los Cordones Industriales. Pero él utilizaba a estos organismos de base para presionar dentro del partido y hacerse reconocer como un dirigente de contar con mucho apoyo de las bases. La otra organización que ejercía influencia en las bases era el MIR, no obstante, su principal fuerza estaba en los barrios pobres y entre el movimiento estudiantil. El MIR era una organización que le hacía criticas al gobierno de Allende, pero en los momentos claves de la lucha de clase, vacilaba y hasta se contra decía. A pesar de valorizar a la clase obrera como el sujeto social de la revolución, su orientación principal consistía en constituir  “comandos” con las organizaciones reconocidas y despreciaba las organizaciones que por iniciativas propias salían desde las bases. Junto a la CUT cuestionaban la existencia de los Cordones, diciendo que eran “organizaciones paralelas” a las organizaciones propias de los trabajadores.

Compañero Allende, si no le indicáramos que estas frases son citas del Programa de la Unidad Popular (refiriéndose a la citas anteriormente hechas en esta III parte del artículo). Que era un programa mínimo para la clase, en este momento se nos dirá que este es el lenguaje “ultra” de los Cordones Industriales.

Pero nosotros preguntamos, ¿dónde está el nuevo Estado? ¿La nueva Constitución Política, la Cámara Única, la Asamblea Popular, los Tribunales Supremos?

Han pasado tres años, compañero Allende y usted no se ha apoyado en las masas y ahora nosotros los trabajadores tenemos desconfianza.

Los trabajadores sentimos una honda frustración y desaliento cunado su Presidente, su Gobierno, sus partidos, sus organizaciones, les dan una y otra vez la orden de replegarse en vez de la voz de avanzar. Nosotros exigimos que no se nos informe, sino que también se nos consulte sobre las decisiones, que al fin y al cabo son definitorias para nuestro destino” (Extracto de la Carta enviada por la Coordinadora de Cordones a Salvador Allende, el 5 de septiembre 1973)

 

Publicado el día lunes, 20/09/2010

Aporrea.org.

 

Stalin Pérez Borges: Dirigente sindical en Venezuela durante 30 años. Fue militante del MIR, del PST La Chispa. Es parte de la Liga Unitaria Chavista Socialista LUCHAS y de la IV Internacional. Ahora es miembro del Consejo Editor 1resisto.com.

 

_________________________________________________________________________________

 

Chile. El MIR homenajeó a las y los militantes caídos en la población La Legua

 

Chile. El MIR homenajeó a las y los militantes caídos en la población La Legua

 

 

Visitas: 15

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

RSS
Follow by Email