Argentina – Grabois es el hecho maldito del país cristinista

“No hay mejor astilla que la del mismo palo” (aforismo implicado AG)

“Una noticia buena y otra mala. La buena. Mi único heredero es el pueblo. La mala. Los trámites sucesorios los hace el Partido Justicialista” (aforismo implicado AG)

Un acontecimiento es aquello que cambia el horizonte de lo posible. Grabois al forzar unas PASO que Cristina Kirchner no quería genera un acontecimiento.  Cristina sólo quería sus pasitos en los infinitos corredores del poder. Cuando en uno de sus pasitos, designó a Alberto, del estupor inicial se pasó a la euforia colectiva. No se podía pensar en unas PASO porque la idea fija era vencer al macrismo, sea como sea. Si París bien vale una misa, como dicen que dijo Enrique IV, vencer a Macri bien valía un Alberto. Fue un remake de la designación de Scioli. Tuvo más fuego amigo que enemigo. Amigo es un decir. Sin el coraje político de cuestionar a la designadora, se la agarraron con el designado, posteriormente resignado.

Por supuesto, Cristina hereda la tradición fundacional del peronismo. Verticalismo, jerarquía, subordinación y valor, de acuerdo a las circunstancias. Y desde ya, cada uno y cada una tiene el Perón que se merece. El santo grial del peronismo fue disputado a sangre y fuego en la década del 70. Y como dijo el filósofo León Rozitchner, la lucha de clases se da en el peronismo. Idea que actualmente amplifica Eduardo “el Negro” Soares. En la actualidad de la cultura represora, el mismo concepto de lucha de clases no es invocado, ni siquiera en vano. A mi criterio, el reduccionismo de esa lucha es Massa vs Grabois. Es posible que sea casi una caricatura, pero no pocas veces en una buena caricatura se puede vislumbrar el vero ícono, o sea, el verdadero rostro. Massa fue evaluado por su sponsor oficial, como fullero. O sea, tramposo. Y entonces quien designa a un tramposo, algo de la trampa la habita. La pregunta que no me deja dormir es: ¿Grabois enfrenta la trampa o la legitima?  Esa respuesta depende de la propia implicación de quien lo pregunta. Yo no soy peronista, no entiendo el nacionalismo inclusivo que explica Guillermo Moreno, y nunca creí en las teorías del cerco, la proscripción, etc. Es más: la resistencia peronista fue la respuesta valiente ante la proscripción no sólo de una persona, sino de un partido, incluso de una ideología. Una cosa es el luche y vuelve para enfrentar la proscripción, y muy diferente es usarla como excusa para encubrir la propia claudicación política.

En los tiempos del contexto y texto, que no es otra cosa que una retórica del oportunismo más rastrero, la diferencia entre la contradicción principal y las contradicciones secundarias se diluye. Para un peronista enfrentar la decisión del Jefe, la Jefa, a mi criterio es dialectizar una contradicción principal. La lógica autoritaria, jerárquica, es fuertemente conmovida. El ADN militar que mencionó orgullosa Cristina. Golpea fuertemente la subordinación, y para eso es necesario más valor que para subordinarse. No participio de la banalización de esta decisión. Desde la visión de ciertas izquierdas, es poco pan y mucho circo. No comparto este criterio. Aunque como socialista contumaz, también me tienta esa evaluación. Resistiré. Si el peronismo fue el hecho maldito del país burgués, según la conocida afirmación de William Cooke, fue a mi criterio el hecho bendito del pais pequeño burgués. Porque al sobrevalorar la conciliación de clases, crea una equivalencia alucinatoria. El fifty fifty.

Del Braden o Perón al  Massa o Grabois algo se ha perdido. No sé si todo, pero algo seguro. Pensando este texto, escuché a Grabois entrevistado por Carlos Pagni en La Nación +. Debo ser sincero:  como en La ley y el Orden el capítulo era repetido, me quedé mirando la entrevista. Grabois diferenció propiedad privada, mercado y capitalismo. Lo cual me llevó a recordar una reunión de Grabois con Grobocopatel en la Universidad Nacional de Córdoba que Dario Balvidares analizó en forma brillante. Parece ser que en ese momento el mandamiento karmático de la conciliación de clases, la comunidad organizada, y otros elementos del alucinatorio político social, terminaron estallando en la subjetividad de Grabois.

Al principio de este texto, hablé de acontecimiento. Para mí esto es fundante. Creo porque es absurdo, la frase de Tertuliano, enmarca algunas cuestiones del peronismo. Un cierto fideísmo que permite tragarse sapos con la convicción de que hay deseos de tragarse sapos. En este caso al menos, el sapo de Massa Presidente parece ser que Gabrois no estuvo dispuesto a tragarlo. Al menos, por ahora. Y hacerlo dentro de la misma estructura verticalista que lo propone, a mi criterio le otorga mérito mayor. Por fuera van varios, incluso el nacionalista inclusivo Guillermo Moreno junto a D’ Elia. Pero hacerlo desde adentro, cuando todavía la Jefa está idealizada, es algo para no dejar pasar.  Muchas veces los actos trascienden a los actores. Y recordando la entrevista con Pagni, cuando Grabois define al capitalismo como una lógica enfermiza, al menos se aparta del sermón sin montaña del capitalismo serio con derechos humanos. Desde las izquierdas, es posible que esas definiciones tengan gusto a demasiado poco. Pero siempre he pensado que la diferencia entre poco y nada es mucho. Y el sólo atisbo de un peronismo no capitalista, después de tanta sangre derramada y negociada, no deja de ser una luz en las tinieblas.

Por eso creo que Grabois, lo sepa o no, es el hecho maldito del país cristinista. Que las PASO me lo demanden. Y como escribió Sergio Dantí “somos los sueños buenos de una pesadilla”

Tomado de tramas.ar

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