Uruguay sin agua y mate con sal

19MAY23 

Por TRAMAS

El presidente de Obras Sanitarias del Estado de Uruguay advirtió que solo queda agua potable para 18 días. El cambio climático y una política extractivista irresponsable provocan una crisis largamente anunciada.

 

La crisis hídrica explicada por el gobierno como una consecuencia de la sequía, no solo ha afectado los volúmenes disponibles de agua para consumo, sino su calidad. La caída de las reservas del embalse de Paso Severino, ha provocado que se apele a otras fuentes, como las aguas abajo del río Santa Lucìa, mucho más salobres.  Estos cambios han afectado costumbres muy arraigadas del pueblo uruguayo como tomar mate calentando agua que proviene de la red pública. El agua que actualmente provee el OSE, con niveles de hasta 440mg/l de sodio y 720mg/l de cloruro afecta el gusto uruguayo, que nunca aprobaron el mate con sal.

En esa crisis hídrica quienes hacen buenos dinero son las empresas de agua embotellada y quienes más pierden son los que padecen enfermedades como hipertensión, afecciones renales,  insuficiencia cardíaca y cirrosis, o están embarazadas. El gobierno afirma que el agua de red es “segura”, pero por las dudas aconsejan no tomar más de un litro diario.

La alarma sobre la posibilidad de una crisis hídrica, no es nueva. El desarrollo del modelo forestal industrial, con la plantación masiva de pinos y eucaliptos para abastecer a las pasteras, tenía como lógica consecuencia un aumento del consumo de agua de las napas que afectaría el abastecimiento de población.

¿Se acuerdan del Uruguay Natural?

Quién tuvo la iniciativa de reconvertir la estructura productiva de Uruguay, aprovechando la deslocalización de las pasteras en Europa, fue el gobierno derechista de Jorge Batlle, que  en 2002 inició negociaciones con grandes empresas multinacionales, para instalar dos grandes plantas de producción de celulosa. El frente Amplio que había ganado las elecciones en 2005 con el slogan “ Uruguay Natural”, mantuvo esa orientación económica cuandoTabaré Vasquez fue presidente, y lo mismo hizo, Jose “Pepe” Mújica, cuando fue elegido. El progresismo uruguayo tiene el dudoso mérito de que, cada gestión de gobierno, habilitó la instalación de una nueva papelera. También de acompañar una política de Estado que favoreció el desarrollo de empresas multinacionales como  UPM (Forestal Oriental) que se instaló hace 25 años y actualmente tiene más de 200.000 hectáreas de cultivos forestales.

 

Después del desastre, la derecha propone privatizar.

El gobierno derechista de Lacalle Pou, ha profundizado la política extractivista, y ahora propone resolver la vulneración del derecho humano al agua potable, por la vía de la privatización.

Un artículo publicado por Redes. Amigos de la Tierra Uruguay  aporta precisiones sobre la política irresponsable de las actuales autoridades de Obras Sanitarias del Estado (OSE) y el Ministerio de Ambiente.

  • Reducción progresiva de las inversiones en infraestructura y de personal en la OSE, en lugar de resolver las pérdidas de agua en el sistema de suministro (se pierde más del 50 por ciento del agua en la distribución) y de buscar la eficiencia en el uso del agua potable.
  • Ausencia de planificación territorial y de políticas de gestión adecuadas en las cuencas hidrográficas, lo que ha generado una situación crítica en la cuenca del Río Santa Lucía, fuente de agua para más del 60 por ciento de la población del país. A pesar de disponer de diagnósticos y de líneas de acción, los equipos de administración no las están implementando y parecen orientados a “abandonar” al Río Santa Lucía y a que avance su deterioro.
  • La no incorporación de nuevas medidas sugeridas por la sociedad civil y la academia para reducir el impacto del agronegocio. Un ejemplo es la negación a formar un grupo de trabajo para evaluar el impacto de la forestación en las nacientes de las cuencas y analizar la recalificación de suelos de prioridad forestal en esas zonas, por el impacto directo en la disminución de los caudales de hasta un 50 por ciento en momentos de estrés hídrico como el actual.
  • Límites y recortes a la participación de la sociedad civil en la planificación, gestión y control de los recursos hídricos, obstaculizando el normal funcionamiento de las comisiones de cuenca y los consejos regionales de recursos hídricos.
  • Nuevas apuestas a la privatización del servicio de agua potable: el proyecto Neptuno y las estrategias seguidas por la administración para saneamiento y pérdidas de agua son un claro reflejo de esta orientación política de la gestión.
  • Total pasividad frente a los efectos que el cambio climático ha generado, como el aumento en la frecuencia de eventos extremos con importantes períodos de sequía, y por ende fuertes impactos en el ciclo hidrológico.
  • Se ha eludido y negado un debate profundo sobre el modelo productivo y la insustentabilidad que reproduce, con impactos en nuestros bienes comunes, muy especialmente en el agua.

La crisis provocada por la falta de abastecimiento de agua potable ha calentado el debate entre fuerzas políticas que son corresponsables de la situación. No es que en Uruguay falten propuestas. La Comisión Nacional en defensa del Agua y de la Vida, fundada en 2002, ha tenido ideas e iniciativas que ha venido sosteniendo en la calle y desde otros  lugares en que se pueden dar debates públicos. Lo que no han existido, son decisiones políticas.

 

Fuente: Tramas- PERIODISMO EN MOVIMIENTO 

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