Argentina: Volvieron los piqueteros ¿Vuelve el método?/ Ver- DANIEL CAMPIONE*: El “nudo” de Argentina

 

10MAY23 

Por RICARDO DE UDAETA*

En la Argentina parecía que se había perdido el concepto “piquetero”, esa categoría que circulaba con naturalidad entre quienes luchan y algo de desprecio en los tecnicismos ministeriales. Como si la palabra “Piquetero” hubiera desaparecido de la calle y los medios.

Al menos por más de 7 años ni se mencionaba la palabra de manera masiva. Si bien estaba en la memoria, casi nadie venia reivindicado a ese rebelde colectivo social y político. Dejó de mencionarse.
Una batalla que parecía que había ganado la prensa masiva y los gobiernos de turno.

Muchas organizaciones que formaron parte de esos conceptos y métodos fueron capturadas por las gestiones gubernamentales y sentadas en algún sillón de algunas de las oficinas que suelen ofrecerles a quienes luchan, como mecanismo disciplinador de futuras rebeldías. Los gobiernos llevan adelante políticas gubernamentales de disciplinamiento y armonización del conflicto social.

No todo se compra ni todo se vende.

En los últimos dos años la categoría de “Piqueteros” volvió a ocupar un lugar en el lenguaje de las organizaciones sociales y en la prensa audiovisual.

Esta vez fue la metodología del acampe y las ollas populares la que volvió a poner en escena; el nombre “Piquetero”, tan vandalizado por algunos sectores y tan banalizado entre, antes propios y ahora ajenos.

El bloque nacional piquetero inició, de manera escalonada, distintas medidas de luchas en la que con el andar fue volviendo a mencionarse la palabra “piqueteros”. Esa palabra tomó dimensión nacional y masiva cuando se lograron instancias de unidad de la mayoría de las organizaciones sociales independiente de los gobiernos.

Fue la Unidad Piquetera quien vino a avisar que ese sujeto político y combativo no lo iban a entregar ni poner de rodillas.

Parecía que meter en oficinas algunas organizaciones era suficiente para borrar de la memoria e imaginación colectiva una de las herramientas mas contestatarias que supo crear nuestro pueblo. Se equivocaron.

El concepto “Piquetero” volvió a ocupar las calles y apropiarse de su digna historia.

Junto con la retirada de la escena nacional del concepto “piquetero” también fuimos viendo como la quema de cubiertas en puentes, calles y rutas dejó de tener la presencia cotidiana en cada plan de lucha y por más de 7 años fue casi nula la quema de gomas en puentes y rutas, sobre todo en gran Buenos Aires.
Fue tan demonizado el método que en ocasiones sólo se llevaban cubiertas para presentarla en algunas calles, sin ser quemadas.

El olor a goma quemada ha puesto nervioso a gobernantes y ecologistas.
Esa llama que intentaron apagar desde la prensa masiva, los oficialismos y el ambientalismo siempre fue de suma utilidad para evitar que el frio invernal calara en el cuerpo o que algún sacado apretara el acelerador llevándose la vida de cualquier compañero o en el menor de los casos, poniéndola en riesgo.

Es notable el llamado de atención que puede generar una cubierta ardiendo en cualquier asfalto céntrico.
Cuando las notas enviadas a los ministerios no son contestadas, las marchas de antorchas no son tenidas en cuenta, las ollas están vacías y los días de acampes no se atienden como corresponde, las cubiertas comienzan a encenderse.

Este martes 9 de mayo volvió ese método que parecía extinguirse.

El movimiento piquetero volvió a encender las cubiertas en plena avenida 9 de julio frente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, conducido por Victoria Tolosa Paz.

Cuando digo movimiento piquetero refiero a los que luchan en las calles y quienes creen que la lucha es un instrumento digno de los pueblos.

Cuando digo movimiento piquetero no me refiero a quienes alguna vez pertenecieron y actualmente habitan gestorías institucionalistas, realizan transas estatales por algún puestito en las listas o amiguismo político.

Los piqueteros, los piquetes y las cubiertas: volvieron.

Volvieron como experiencia acumulada por el pueblo.
Un pueblo que no se deja doblegar y chamuyar por los perfumados de siempre, esos lame botas y busca votos que transitoriamente ocupan las oficinas y se esconden al calor de la estufa estatal.

¿El palo y la capucha vuelven a la lucha?

El palo y la capucha también es una imagen que hace algunos años dejó de verse en los distintos planes de lucha y ya no se menciona en el lenguaje nacional.

Todavía no se volvió a retomar. Todavía.

 

*Ricardo Udaeta:  Puntero izquierdo. Lugar de Nacimiento: Argentina

 

Fuente: Tramas-PERIODISMO EN MOVIMIENTO

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El “nudo” de Argentina

 

 

9MAY23 

Por DANIEL CAMPIONE*

El pensamiento conservador acerca del peronismo suele quedarse estancado en condenas genéricas y a menudo se vuelca al panfleto, el reciente libro de Carlos Pagni intenta recorrer otro camino.

Carlos Pagni.

El nudo: Por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina.

Buenos Aires. Planeta-Espejo de la Argentina, 2023.

776 páginas.

Ha aparecido hace poco tiempo y ya se ha convertido en un éxito de ventas. Sus méritos no residirán allí, ya que publicar en el grupo editorial más poderoso y moverse “desde adentro” en el seno de los grandes medios de comunicación, son dos vehículos potentes a la hora de convertir una publicación en best seller.

Lo antedicho no debería conducir a una mirada prejuiciosa. Que una producción intelectual sea un éxito comercial no lleva aparejado que el propósito mercantil haya sido la finalidad excluyente de su elaboración. Por razones que expondremos más adelante, puede concluirse que el de Pagni es un esfuerzo de interpretación de la realidad nacional. Por cierto que moviéndose en coordenadas acordes con su inserción profesional y con las ideas que expone de modo habitual en sus espacios mediáticos.

“Malditos suburbios.”

El subtítulo del trabajo, Por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina, brinda la primera orientación acerca del que me parece es el propósito fundamental del autor: Trata de desentrañar a qué lógica responde y con qué modalidades funciona el núcleo del hasta ahora inextinguible bastión electoral del peronismo.

O lo que es más o menos lo mismo, cuáles son las razones de que una porción de la sociedad argentina sumida en amplios niveles de pobreza y percibida como “atrasada” y “clientelar” haya determinado frecuentes triunfos electorales de la fuerza “populista” por excelencia.

Y en contraposición, diera una contribución decisiva a la derrota de esa “otra Argentina” “moderna”, “republicana” y devota de la “libertad de mercado” y el equilibrio fiscal que espera su hora definitiva. Expectativa esta última sin duda compartida por el escritor.

No se necesita particular agudeza para percibir que, en la mirada del autor, el objetivo central es la implantación irreversible de la Argentina que considera acorde a los tiempos y al estado actual de los debates políticos y teóricos. Y que para ello es menester desalojar al peronismo tal como lo conocemos de su posición de predominio.

En su visión, el viraje hacia una “sociedad abierta”, en los carriles a los que habitualmente se denomina “neoliberalismo” es el presupuesto para superar la crisis estructural y perdurable que identifica como el tránsito de nuestro país desde hace ya décadas. Lo que equivale asimismo a la instauración de una democracia “verdadera”, asentada en las libertades individuales y el derecho de propiedad y no en una noción de “pueblo” a la que considera plagada de resonancias antidemocráticas.

Si Breve historia del antipopulismo de Ernesto Semán se escribiera hoy, el libro que nos ocupa merecería un lugar allí.

Dicho esto cabe reconocer que este periodista de La Nación con formación histórica emprende un recorrido de propósito reflexivo, que parte de la mirada sobre la historia nacional, con la federalización de Buenos Aires como punto de partida. Y la alterna con el tratamiento, capítulo por medio, de visiones de la actualidad. Incluyendo entre estas últimas las que remiten al pasado reciente, al que dedica el capítulo más extenso.

Encuentra allí a ese “gigante invertebrado” producto de un crecimiento demográfico desmesurado y sumido en una conjunción de carencias de todo tipo cada vez mayores.

Se trata del “monstruo” que ha transitado desde el conservadurismo fascistoide del gobernador Manuel Fresco al primer peronismo. Hasta convertirse en las últimas décadas, ya despojado del determinante componente industrial y obrero de tiempos pasados, en un fenomenal dispositivo de poder.

Ello en base a maniobras de un “caudillismo” que arranca en los intendentes del Gran Buenos Aires. Y al que el kirchnerismo ha sabido dominar luego del rol fundamental jugado por Eduardo Duhalde para construirlo y consolidarlo.

Podría afirmarse que el columnista gráfico y conductor televisivo presta su atención a una problemática acuciante, agravada en la actualidad. Desde la falta de cloacas, hasta la degradación de la atención sanitaria y el sistema educativo, y por supuesto la “inseguridad”, todo tiene su lugar en el libro. Complementado con el inventario de los que serían los aprovechamientos políticos de esa “vulnerabilidad”. Caracterizada como “fábrica de pobres” en la que abreva lo que el autor denomina “clientelismo”.

¿Orgullosamente conservador?

Obvio que al hacerlo se encuadra en su matriz ideológica básicamente conservadora. Es cierto que no lo efectúa desde la perspectiva panfletaria de buena parte de sus colegas del “antikirchnerismo”.

Matiza así, con un tono de mayor mesura, el “republicanismo” exacerbado que prorrumpe en constantes diatribas contra el “populismo corrupto”, en un reduccionismo dotado de eficacia propagandística pero de escaso espesor intelectual.

Acompaña además sus desarrollos con abundantes fuentes académicas, testimoniales y periodísticas. Sin proclamarlo, se aleja del formato tradicional de “libro periodístico” para deslizarse hacia el terreno más “respetable” del ensayo.

Es ostensible que quiere deberle más a Ezequiel Martínez Estrada o, más cerca, a Tulio Halperín Donghi, que a Luis Majul. Sin que eso excluya las profundas diferencias con el primero y las afinidades quizás incómodas con el segundo.

Lo anterior no significa que haya dejado de lado los utensilios del periodismo de investigación que maneja en su cotidianeidad profesional. El manejo de información confidencial y los diálogos sin identificación de fuente ocupan un lugar no desdeñable a lo largo de la exposición.

En el terreno de la historia política traza un eje que va desde la decapitación de la provincia bonaerense por Julio Argentino Roca hasta el realce del poder conurbano convertido por Duhalde en asiento de una muy eficaz maquinaria política, luego “expropiada” por Néstor Kirchner y sus seguidores.

Al kirchnerismo le reprocha entre otros aspectos el mantenerse aferrado a un modelo de país de economía “cerrada” y “estadocéntrica”, que cree hallarse aún frente a una sociedad que ya hace tiempo que no existe. Y el desapego a la institucionalidad democrática que a veces marca también en sus oponentes, claro que con mucho menor énfasis.

En esa línea lo acusa de haber confundido un auge transitorio basado en las condiciones favorables para la exportación de commodities con un resurgimiento de los principales rasgos de la fisonomía social e ideológica del peronismo inicial.

El de Pagni ha sido un proyecto intelectual y literario de aliento, volcado en casi 800 páginas. Tal vez un mensaje implícito que le interesa dejar es que ha producido una fundamentación acabada de la necesidad de desmontar la maquinaria política hasta ahora “impenetrable”. Eso incluyendo algunos adelantos sobre el mejor modo de hacerlo.

Propósito que a su vez lo lleva, más allá de su núcleo de interés, a hacer la disección de ciertos rasgos de primitivismo político y escasez de sensibilidad que a su juicio aquejan a la principal oposición al peronismo. El PRO no sale del todo bien parado del examen al que se lo somete.

Ambas fuerzas, el peronismo hoy predominante y la oposición de derecha, son analizadas con detenimiento a la luz fundacional de la crisis de 2001, que derribó casi a la vez a la hegemonía menemista en el peronismo y al predominio alfonsinista en la Unión Cívica Radical.

Trance en el que la última sufrió a la vez una drástica caída de popularidad y quedó  hasta hoy reducida a un rol político subalterno. Y en el que el peronismo experimentó un “renacimiento” que se resiste a trocarse en un nuevo ocaso.

¿Lo leeremos?

Los sesgos ya mencionados no significan que el libro se asiente sólo en manipulaciones de información o adopte un discurso propagandístico. Está más bien animado del propósito de, en términos gramscianos, presentar con eficacia los intereses de la clase dominante como si fueran los de toda la sociedad. Es decir que trata de dar su aporte al potencial hegemónico del multiforme conglomerado de poder que domina a la sociedad argentina.

Además en lo escrito por el periodista hay indicios de que comprende otra aserción gramsciana: Que la clase dominante no puede imponer sus intereses hasta el límite de lo “económico-corporativo”, lo que tiene que ver con alcanzar un “equilibrio inestable” que incluya en cierta medida los intereses de los subalternos.

A diferencia de muchos de los “cuadros” de la derecha argentina, el columnista de La Nación parece entender que gobernar con consenso es algo más que generar oportunidades de negocios para los capitalistas.

Todo indica que Pagni sabe que dicha hegemonía se ha revelado hasta ahora inviable. No por casualidad en sus programas ha dado un trato atento y respetuoso a La hegemonía imposible, el libro de Fernando Rosso en el que se despliega el dilema de las clases dominantes argentinas, en cuanto a su incapacidad de convertirse en “dirigentes”. En todo caso un rasgo de inteligencia del periodista, que a lo largo del libro no se muestra unilateral en la selección de sus obras de consulta.

El autor es consciente a pleno de que el núcleo del poder actuante hasta ahora no detenta verdadera capacidad de “dirección intelectual y moral”, pese a los esfuerzos de La Nación y de tantas usinas de pensamiento que se empeñan en ese rumbo. Y a menudo no salen airosos. El que tal vez esté entre sus mejores analistas políticos ha procurado aquí hacer su aporte, con mejores herramientas que otros colegas.

Dejo a la evaluación de los posibles lectores si vale la pena invertir en esta obra la cantidad de horas de lectura que su extensión impone.

Daniel Campione en Facebook.

@DanielCampione5 en Twitter.

*Daniel Campione: Profesor de Teoría del Estado y de Evolución del Estado Argentino en la UBA, del comité editorial de la revista “Periferias” y de la conducción de la Asociación Antonio Gramsci. Publicó “Argentina. La escritura de su historia”, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2002 y “Prolegómenos del Peronismo”, Buenos Aires, Fisyp, 2003 y, en colaboración con Julio C. Gambina “Los años de Menem. Cirugía mayor”, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2003. Tiene en preparación un estudio y compilación de documentos sobre los primeros años del P.C. argentino.

 

Fuente: Tramas-PERIODISMO EN MOVIMIENTO

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A los golpes

El clásico River-Boca, terminó a los golpes. Un gesto provocativo del jugador Palavecino a los jugadores de Boca, después de un gol convertido tras un penal dudoso, desató la furia. Lo ocurrido en el Monumental es representativo de una sociedad exasperada, pero también cegada, donde la bronca ha perdido el rumbo y puede derivar hacia cualquier parte.

 

River y Boca, protagonizaron un partido mediocre y con mucha pierna fuerte que fue dirigido por un árbitro, que agotó las tarjetas amarillas en el primer tiempo y en el segundo eligió hacer la vista gorda, porque sino tenía que expulsar a dos jugadores de cada equipo.  Terminó su mediocre tarea otorgando un penal dudoso, que el VAR convalidó, siguiendo la regla de que en jugadas polémicas siempre se favorece a los grandes o a los locales. Hasta allí, fue un partido que está dentro de “la normalidad” a la que nos tiene acostumbrados el fútbol argentino.  El espectáculo final de una docena de jugadores intercambiando golpes y empujones, es parte de otra “normalidad”, que excede lo futbolístico.

 

Nota (1r). Siga leyendo en el siguiente enlace:

 

 

A los golpes

 

*GUILLERMO CIEZA: Militó en los años 70 en las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base y actualmente lo hace en el Frente Popular Darío Santillán-Corriente Nacional. Autor, entre otros libros, de Borradores sobre la lucha popular y la organización (2006), y de la novela Estado de Gracia (2007). Durante los dos últimos años desarrolló tareas de formación policía de base y educación popular en Venezuela.

 

 

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