Por Mariano Féliz.
Los precios suben por el ascensor por decisiones políticas del gobierno de Milei. Los ingresos populares se derrumban. Frente a la derrota parlamentaria, el gobierno acelera el ajuste fiscal. El “juego de la gallina” está en marcha. ¿Quién se asustará primero y morderá la banquina?
El aumento en los precios al consumidor del mes de Enero de 2024 alcanzó el 20,6% en comparación con Diciembre de 2023 mientras la evolución interanual llegó a 254,2%. En tan sólo dos meses del programa económico del Ministro Caputo, la inflación minorista acumula un 51,4%. Está dinámica llevó a la línea de pobreza por ingresos a casi 600 mil pesos por mes para una familia de dos adultxs y dos niñes. Estos datos se conjugan con los aumentos producidos y anunciados en el combustible, medicina prepaga, transporte de pasajeros, peajes, tarifas de luz y gas, entre otros. El impacto sobre los salarios, jubilaciones e ingresos populares es brutal, en especial cuando se suma a la casi nula actualización o ejecución de partidas claves del gasto público nacional: jubilaciones y pensiones, salarios del sector público, obras públicas, transferencias a provincias y a universidades nacionales. Sólo aumentaron fuertemente las partidas destinadas al pago de la deuda pública. El 15 de Febrero se realizará una reunión para negociar un aumento en el salario mínimo: ¿el gobierno está dispuesto a realizar una mejora acorde al contexto hiperinflacionario que ha construido?
A pesar del duro golpe que sufrió el gobierno con la caída del proyecto de Ley Bases, y el freno parcial en sede judicial al mega DNU 70/23, el gobierno nacional está decidido a acelerar el tranco y profundizar el ajuste fiscal. En Enero de 2023 el Estado nacional alcanzó un record de superávit financiero, con un excedente superior a 1 millón 200 mil millones de pesos. Plata hay, el problema es que no se quiere gastar en las necesidades populares.
La voluntad de apretar al máximo el freno sobre el gasto público está provocando un descalabro mayúsculo en la vida de las mayorías populares y poniendo contra la pared no sólo las políticas públicas nacionales sino aquellas acciones desarrolladas en los territorios de las provincias: obras públicas, servicios de salud y educación, transporte. El gobierno de Milei pone en riesgo la integralidad del diseño federal del país; en esa dirección, luego de suspender el pago del Fondo de Incentivo Docente, acaban de anunciar la desaparición de la Paritaria Nacional Docente, que según vocero presidencial Adorni “no existe” a pesar de que si existe en la normativa vigente. ¿Cómo era: dentro de la ley todo, fuera de la ley nada? ¿o era al revés?
El programa económico continúa con sus coordenadas. Déficit cero, cero financiamiento monetario del BCRA al Tesoro nacional (cero emisión para financiar el gasto público), acumulación de reservas internacionales y recesión: el acuerdo firmado con el FMI confirmó una caída profunda en la actividad económica, con la consecuente pérdida de empleos.
La combinación del ajuste y la inflación están llevando al proceso de estanflación anunciado al comienzo del gobierno actual. La expectativa oficial es que la depresión económica lleve a una caída en la inflación y hacia abril la liquidación de divisas de los agroexportadores facilite el proceso de unificación cambiaria (fin del cepo). Todo esto en el camino a una dolarización progresiva de la economía que podría concretarse en el 2025. ¿Caerá la inflación lo suficientemente rápido, y podrán evitar una nueva devaluación del peso? ¿Cómo impactará la crisis en las negociaciones paritarias que ya son mensuales en muchas ramas? ¿La ola de calor y la caída en los precios de exportación mermarán las expectativas de una liquidación multimillonaria de divisas, sin una devaluación previa que “endulce” a los grandes exportadores? ¿Alcanzará el ajuste propuesto y acordado con el Fondo, o precisamente, será ese ajuste brutal el que destruya las posibilidades económicas y políticas de cualquier proyecto viable?
Queda por verse si las condiciones políticas y sociales permitirán consolidar este deterioro en las condiciones de vida. El paro del 24 de Enero indicó que la paciencia popular tiene mecha corta. Las movilizaciones frente al intento de hacer pasar la Ley Bases contribuyeron sin dudas a frenarla. Las organizaciones territoriales y sindicales ganan conciencia de que su base social y política está en riesgo: se acelera el recorte sobre los programas sociales y se multiplican las amenazas que pondrían en riesgo el sistema de obras sociales.
El mes de marzo será el punto de quiebre para la dinámica política y social general: el 8M y el 24M serán puntos de encuentro y disputa. Un nuevo Paro Nacional no puede tardar en concretarse. ¿Vuelve la Carpa Blanca? El pueblo argentino es un pueblo movedizo, inquieto y sobre todo exigente. Frente a un gobierno que prometió mucho y con costos para otros (la casta), es de esperar que las demandas colectivas, callejeras y masivas, se multipliquen. Queda por verse si el sistema político y las fuerzas populares están a la altura de las necesidades colectivas.
Tomado de tramas.ar
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