
La verdad es que hubo poca gente. Muy poca si se la compara con las grandes jornadas de movilización popular, y no sólo peronistas. El público que acompañó al nuevo Presidente fue exiguo, casi paupérrimo y no podría compararse con ninguna movilización ya no digamos peronista, ni siquiera radical de las de antes ni las del trotskismo en sus mejores momentos. Lo cierto es que, en un feriado de sol radiante, toda la multitud de ayer entre el Congreso y la Plaza de Mayo no llenaba una cancha futbolera en día de clásico dominical. Y ojo que esta afirmación y cálculo no son pura malicia de columnista sino que se vio en la tele: porteñidad al palo, mucha clase media, pobrerío ausente.
Afirmarlo es una generalidad, claro que sí, pero es lo que mostró la tele. Salvo clasemedieros cordobeses y puñados de algunas capitales de provincias, la Argentina real, la profunda, la que trajina y sobrevive como puede en por lo menos 20 provincias, ayer y ahí no estaba. Por eso se veía que se caminaba fácil y todos los canales de la telebasura mostraban lo mismo sin que la charlatanería de sus empleados lograra disimularlo.
Por eso puede afirmarse—sin un sólo gramo de mala leche y aunque ellos obviamente lo negarán—que fue una jornada decepcionante incluso para los nuevos congresales, porque por donde se los mire y evalúe la asistencia fue moderadísima y nada bullanguera, incluso y más allá de la euforia facilonga del nuevo primer mandatario. A quien se lo vio contento y sonriente como nunca, o casi nunca, y bien que se lo ganó más allá de la frialdad generalizada en el ambiente, que también se la ganó, todo hay que decirlo. Al punto que ni se notó la ausencia de la primera dama, o proyecto de serlo, quien se mantuvo en discreto papel secundario desde que hace algunas semanas fue oficializada en televisiva cena con la matriarca eterna de la telebasura nacional.
Como fuere, lo cierto es que ni apareció la presunta primera dama y así el elenco femenino quedó reducido a la simpatía de la hermana presidencial; a la vicepresidenta con sonrisa como de plastilina congelada, y a la cancillera de gesto agradable pero poco enfocada y cero protagónica. Las tres, por cierto, cuanto hablaron lo hicieron en masculino y eludiendo –o desechando– el lenguaje de género que desde hace años caracteriza igualitariamente a medio país.
Quizás por falta de tiempo, o imposiciones de ceremonial, en general el Sr. Milei habló de vaguedades, sin propuestas concretas ni estadísticas serias. Y su diagnóstico general fue catastrofista y no exento de mentiras, como cuando afirmó que la Argentina fue el primer país en erradicar el analfabetismo y primera potencia mundial. Y encima ensalzando a Julio Argentino Roca, de quien sobra bibliografía que lo ubica históricamente como devastador de pueblos originarios y sobre quien alguien de su entorno debió recomendarle leer por lo menos la versión disculpadora del gran historiador que fue Félix Luna.
Pero más allá de estos detalles y de cierta frialdad generalizada, cabe destacar que además de la poca gente el discurso del nuevo Presidente (reiteradamente doctorado por los locutores oficiales) fue raro por tecnicista y frío en extremo, no sólo por lo desangelado sino también por el lenguaje basado más en advertencias que en propuestas, pero al que de todos modos celebraba la pequeña masa del pueblo que aplaudía y cantaba estrofas elementales. Lo que auxilió al conferencista –que eso pareció el nuevo Presidente por momentos– cuando no pudo, o no supo, ir más allá del pequeño capital lingüístico de su profesión, que ya se sabe cómo se llena, cuando se las ve negras, de fraseos y fórmulas incomprensibles.
Lo cierto es que el discurso del Sr. Milei, doctorado reiteradamente por casi segura orden de algún auxiliar atento, se redujo a subrayar lo menos entusiasmante de un texto de esta índole, produciendo cero ilusión, se diría, como cuando anunció el aumento del hambre y la pobreza sin límites, cosa que ningún presidente anterior habría puntualizado jamás.
En ese contexto, parecería cierto que algunos, muchos, esperaban bastante más: por lo menos una mención, o mentira piadosa o incluso leve macaneo pour la galerie vocalizando la palabra «Soberanía» en referencia al río Paraná, el canal Magdalena, la extraordinaria costa marítima y la pesca alimentaria fenomenal que la Argentina desperdicia día a día y encima tolerando su explotación por flotas de piratas foráneos. Y ni se diga la mención que más gravitantemente faltó en toda la jornada: el vocablo Malvinas, palabra que es Historia, orgullo, dolor, tragedia y esperanza, y que con el silencio de hoy quedó clarísimo que a su gobierno le importará un reverendo pito.
Y lo mismo cabrá esperar respecto del Paraná, que como todo el país ya sabe es un río de exclusiva soberanía argentina en todo su recorrido por territorio nacional y bañando ambas orillas. Por eso NO es una “HIDROVÍA” sino un río interior y por eso el Estado Argentino tiene absoluto dominio, control y responsabilidad sobre la totalidad del recorrido fluvial en jurisdicción nacional. O sea que no es un río privatizable en favor de ninguna organización, empresa, cámara o ente, nacional o internacional, ni tampoco es ni debe ser privatizado. Y aunque es un tema ya instalado en la conciencia argentina, aunque acaso –como bromeó anoche un chaqueño gracioso– fue de eso que hablaron con el presidente ucraniano y quién sabe en qué idioma.
Como sea, si bien fue comprensible que el nuevo mandatario hablara de la economía y de que se viene una malaria feroz que parecerá –o será, nomás– eterna, menos explicable fue el tiempo que dedicó a mostrarle amor a sus perros. Y más grave aún que no haya dicho una sola palabra acerca de la Soberanía múltiple que reivindica o debería reivindicar la Argentina: por el litio, el petróleo, el gas, el oro, el uranio, etc.
Y más aún, es inexplicable que al asumir la presidencia de nuestro país las nuevas autoridades no se presentaran al mundo junto a figuras importantes del concierto mundial, con significación para las relaciones internacionales. Dicho sea más claro: fue absurdo que a la asunción del nuevo presidente argentino no asistieran los gobernantes más significativos de nuestras relaciones internacionales. No hubo representación de los Estados Unidos ni de China. Ni de Brasil (Bolsonaro fue una estúpida provocación) ni de México. Ni de Colombia ni de Chile ni de Africa. Y tampoco de Rusia. Y en cambio sí vino el Sr. Zelensky, que no nos significa nada y no deja de ser un cipayo de la OTAN. La lista de ausentes de peso es larga. Y todo eso dependió de decisiones políticas que no pueden atribuirse ni a Cristina ni a Fernández, sino enteramente a este presidente que demostrando, de paso, desprecio por Venezuela, evidenció incomprensión e ignorancia respecto del mundo que está ahí y el que se viene. Por eso ayer –sin palabras pero con elocuente silencio– quedó evidenciado que el gobierno dizque «libertario» del Sr.Milei empezó rengo en materia de relaciones internacionales. Y eso, en el mundo de hoy, también se paga.
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*Mempo Giardinelli: Periodista, docente y escritor. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Poitiers, Francia.
Fuente: Página/12
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Asumió Javier Milei
Repaso de los momentos y frases más salientes del cambio de mando, donde el ultraliberal Milei asume la presidencia del país por el periodo 2023-2027.
Minutos antes del mediodía Javier Milei y Victoria Villaruel llegaron la Congreso y fueron protocolarmente recibidos por la vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner. Afuera esperaba y clamaba una multitud al nuevo presidente (más de 100 mil personas según los cálculos). La ceremonia contó con la presencia de los ex presidentes Duhalde, Rodriguez Saa y Macri. Además del ex presidente de Brasil, el también derechista Bolsonaro, los actuales presidentes de Paraguay, Uruguay y Chile. Pero la figura internacional más emblemática sin dudas es la del cuestionado presidente de Ucrania, Volodomir Zelensky. También estaba el Rey de España y el Primer Ministro derechista de Hungría, Viktor Orbán.
A los 11:56hs Milei hizo ingreso al salón del Congreso para jurar como nuevo presidente del país. Un minuto después CFK llamó a Alberto Fernández a entregar el bastón y la banda presidencial. En un saludo cordial, el presidente saliente se dirigió directamente hacia Milei y Villaruel, haciendo entrega de los atributos. Luego de eso, se acercó a darle un frío saludo a CFK, que apenas le devolvió el gesto. En ese momento se observó un Milei emocionado y bastante tieso en sus gestos. Segundos después, CFK le tomó el juramento a Victoria Villaruel como vicepresidente. Cuando CFK le cede la conducción del evento, saludó y al salir fue frenada por Milei quiene le habló del bastón de mando y se escuchó un “muchas gracias” de parte de Milei. Con breves palabras Villaruel cerró el acto formal y se retiraron del recinto sin hablarle a la Asamblea Legislativa, aunque estrechó su mano con los jueces de la Corte Suprema antes de salir. En ese momento finalizó (por apenas unos minutos) la cadena nacional y la dupla ejecutiva salió hacia la explanada del Congreso donde la gente esperaba escuchar al nuevo líder de la derecha nacional. En el escenario se ubicaron las figuras internacionales que se acercaron a la ceremonia. Recién allí apareció en primera plana Karina Milei, hermana del presidente y figura política clave del gobierno que acaba de iniciar.
Estas fueron algunas de sus frases más salientes del discurso del Presidente Milei:
“Hoy damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y declive”
“Lo que vino después de la Constitución liberal fue la expansión económica más impresionante de nuestra historia”
“Durante más de 100 años los políticos han abrazado un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria”
“La solución implica, por un lado un ajuste fiscal del 5% del PBI, que a diferencia del pasado caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado” (grito de “Motosierra” entre la gente)
“Se pondría fin a la emisión de dinero y con ello a la única causa de la inflación, empíricamente cierta”
“Esta es la herencia que nos dejan, una inflación plantada del 15.000 por ciento anual”
“No hay solución alternativa al ajuste. No hay alternativa al shock”
“Los salarios reales se han destruido, son 6 veces inferiores a los de la convertibilidad… nos han arruinado la vida”
“No hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo”
“Tengo que decírselos de nuevo: no hay plata”
“Habrá estanflación es cierto”
“Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina” (gritos de “Milei querido el pueblo está contigo”)
“Habrá luz al final del camino”
“No pueden quedar dudas que la única opción posible es el ajuste”
“Uno de los mejores presidentes de la historia Argentina fue Julio Argentino Roca”
“Los delincuentes caminan libres. El narcotráfico se apoderó lentamente de las calles”
“Nuestras fuerzas de seguridad han sido maltratadas y humilladas durante décadas”
“Se acabo con el siga siga de los delincuentes” (La gente gritaba “Policía, policía”)
“Solo el 16% de nuestros chicos se reciben en tiempo y forma en nuestras escuelas”
“Si se levantara Sarmiento y vieran lo que hicieron con la educación”
“El sistema de salud se encuentra completamente devastado”
“De corto plazo la situación empeorará”
“Los argentinos eligieron un nuevo contrato social y es el liberalismo”
“El que corta no cobra”
“No venimos a perseguir a la clase política”
“A todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse, los recibimos con los brazos abiertos”
“La victoria en la batalla no depende de la cantidad de los soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”
Luego de estas palabras Milei se subió al auto oficial junto a su hermana y ambos comenzaron la caravana hacia la Casa Rosada, en una Plaza de Mayo donde mucha gente los esperaba. El presidente se dispone allí a tomarle juramento a sus ministros. Por la noche estará en una gala de celebración en el Teatro Colón.
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Docente de primaria, preceptor de secundaria, estudiante de historia, bostero de alma…
Fuente: Tramas- PERIODISMO EN MOVIMIENTO
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