El gran atractivo de la semana es el juicio en el TSE, que podría inhabilitar a Bolsonaro por sus delitos contra el proceso electoral. La revocación de sus derechos políticos es justa, pero no suficiente. Debe ser juzgado por todos sus crímenes contra Brasil.
No es un caso muy complejo, ya que, cuando estuvo en la presidencia, actuó abiertamente para desacreditar el resultado de las elecciones y, con ello, posibilitar un intento de dar la vuelta a las tornas después de que perdió. La evidencia contra Bolsonaro es abundante.
En la Folha del sábado, un presentador folclórico de Joven Pan dijo que Bolsonaro debería ser absuelto porque su discurso abusivo no favoreció a nadie (como exige la ley para el castigo): «fue dirigido contra todo el sistema electoral y, por lo tanto, puso en su propio candidatura en igualdad de condiciones con las demás”,
La ridiculez del argumento en su defensa solo prueba que la inelegibilidad de Bolsonaro es justa y legal. ¿Pero es conveniente?
Hay quien piensa que no, por dos motivos. La primera es que presentaría la decisión como prueba de que efectivamente es perseguido por el sistema.
¿Es esto un gran problema? ¿Cambia algo? Después de todo, Bolsonaro siempre se hace la víctima.
La segunda razón es que la inelegibilidad llevaría al bolsonarismo a presentarse en 2026 con un candidato más apetecible, con más chances.
Tampoco creo que sea un problema. Por un lado, es bueno que la derecha entienda que debe civilizarse un poco. Por otro lado, la lucha será fea para encontrar al sucesor. Tarcísio, Michelle y Zema parten al frente, pero hasta figuras secundarias ya se están emocionando, como Ratinho Júnior (¿viste el anuncio, ups, la entrevista en la última Veja ?). ¿Puede la derecha marchar junta sin Bolsonaro?
Mi miedo es diferente. Es solo que la inelegibilidad agota los castigos de Bolsonaro.
Pero tiene que ser juzgado y condenado por sus numerosos crímenes, cometidos antes y después de ser elegido presidente. Delitos contra el fisco, delitos contra el estado de derecho y delitos contra la vida de los brasileños.
Para retomar la construcción de la democracia, es fundamental demostrarle a la extrema derecha que sus acciones tienen consecuencias. Y para eso, necesitamos cumplir la profecía del Coronel Jean Lawand a su amigo Mauro Cid, cuando los dos tramaban un golpe:
“Será arrestado. El presidente será arrestado. Y peor, en Papuda, hombre.
Tomado de esquerdaonline.com.br
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