El lingüista estadounidense Noam Chomsky no ha hecho ningún comentario sobre la guerra entre Israel y Gaza, que comenzó hace nueve meses. Es un silencio sorprendente. De origen judío, vivió en un kibutz en el norte de Israel en 1953.
Además de lingüista, Chomsky es un respetado analista político internacional. De sus más de cien libros, cuatro tratan específicamente sobre Israel: sus guerras, gobiernos y agresiones contra el pueblo palestino. A pesar de cientos de peticiones de la prensa mundial, no ha analizado el ataque de Hamás del 7 de octubre y la destrucción de Gaza porque sufrió un derrame cerebral masivo el pasado mes de junio. Tiene dificultad para hablar y el lado derecho de su cuerpo está entumecido.
Antes del derrame cerebral, siempre conducía su automóvil, daba conferencias, estudiaba y escribía sobre lenguaje, ciencia y política. Viajó frecuentemente desde Arizona, donde vive en un rancho, a conferencias en todo el mundo, con admirable claridad. Profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y en la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, fue atendido por médicos locales. Minimizaron su medicación y alimentación intravenosa. Dijeron que no había mucho por hacer y que sólo quedaba esperar el resultado. Tiene 95 años y está casado con Valeria Chomsky, lingüista carioca.
Leyó lo que pudo sobre los accidentes cerebrovasculares. Habló con varios médicos, algunos de ellos brasileños. Vio que su marido estaba mejorando: reconocía a las personas, recuperaba el conocimiento y se comunicaba con cada vez menos dificultad. Concluyó que para acelerar su recuperación era mejor modificar el tratamiento. Ella decidió traerlo a São Paulo, donde la pareja tiene residencia desde 2015; viven entre allí y aquí. Así lo aconsejaron también los médicos, que creían que recibiría cuidados específicos. Valeria alquiló un avión ambulancia y contrató a dos enfermeras. Además de costoso, el viaje fue, según sus palabras, «largo, doloroso y estresante». La avioneta, de alcance limitado, tuvo que hacer dos escalas. Fue ingresado en una unidad de cuidados intensivos. Lo visitan diariamente un neurólogo, un logopeda y un neumólogo. Su condición ha mejorado significativamente. Salió de la UCI y ahora se encuentra en una habitación normal.
Tomado de folha.uol.com.br
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