Homenaje: Ernesto Herrera (1949-2024)

Por Charles-André Udry*

 

Homenaje “tardío” a Ernesto Herrera, fallecido el 10 de enero de 2024. Tuvimos que absorber el shock. Un amigo-compañero, con un rasgo de fraternidad y no de unión, para respetar su trayectoria personal.

Nacido el 22 de mayo de 1949, Antonio María Núñez Guglielmi formó parte de esta emigración española e italiana que se instaló en Uruguay, país que experimentó un crecimiento excepcional desde 1910 hasta principios de los años 50. Activista, eligió el nombre de un escritor que Refirió, entre otras cosas, la guerra civil que sacudió a la República Oriental del Uruguay en 1904-1905, mostrando un escritor interesado en la protesta social y el movimiento libertario.

Durante la segunda mitad de la década de 1950, Uruguay se hundió en una crisis socioeconómica. Fue en este clima de tensiones sociales que Ernesto, como trabajador metalúrgico, comenzó a trabajar como delegado sindical en una fábrica de válvulas para cilindros de gas, una de las ramas restantes resultantes de la temprana política de industrialización mediante sustitución de importaciones.

En comparación con el movimiento sindical, las fuerzas políticas de izquierda eran débiles y no tenían una expresión significativa a nivel político-institucional, campo ocupado por dos partidos, los Blancos –un partido nacional vinculado a los grandes terratenientes– y el Colorados, partido representante de la burguesía urbana de Montevideo. Ernesto inicialmente se unió a las filas del Partido Comunista que, desde 1955, bajo el liderazgo de Rodney Arismendi, había reorientado sus actividades hacia el movimiento sindical. Este último experimentó un proceso de reagrupación y coordinación a mediados de los años 1960, con la institución de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) que propuso un programa de demandas inmediatas, nacionalizaciones y reforma agraria.

En 1973, Ernesto se unió al Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Frente a la fábrica donde trabajaba, Benas SA, la revista mensual de esta organización -que se reivindica del trotskismo, opuesta a la lucha armada así como al estalinismo y sus extensiones- era distribuida por un activista que se convirtió en uno de sus más cercanos compañeros de lucha. Juan Luis Berterretche.

Aquí hay que recordar el contexto, en términos muy amplios: a partir de 1967 y en particular a partir de mayo de 1968, se impusieron la militarización y el estado de sitio; se desarrollan luchas sociales; un movimiento guerrillero urbano muy particular, los Tupamaros, ha incrementado sus actividades desde 1966; a los dos partidos tradicionales se suma el Frente Amplio (FA), una amplia agrupación de fuerzas de centro izquierda y de izquierda. El PST participará, como otras fuerzas de este espectro, en la creación en 1971 del Frente Amplio. Ante este desafío, la clase dominante recurrirá entonces al ejército para restablecer el orden y declarar una “guerra interna” (a partir de abril de 1972) contra la guerrilla y contra las clases populares, con el fin de destruir lo que quedaba de conquistas sociales históricas. Posteriormente se organizó el golpe de Estado de junio de 1973.

El golpe, la resistencia y sus límites han sido analizados, en diversas ocasiones, por Ernesto Herrera. La “ recuperación de la memoria ”, 50 años después, revela su combinación de experiencia activista y la cultura política e histórica que la apoyó.

La dictadura durará hasta 1985. De 1973 a 1975, Ernesto jugó un papel decisivo en el mantenimiento de estructuras organizativas clandestinas, antes de que se intensificara una represión aún más brutal, pero que no logró transformar a la parte esencial de la población. Para los militantes del PST, la actividad clandestina se combinó entonces, aunque muy reducida, con detenciones, detenciones en los cuarteles y luego en las prisiones –una, para los hombres, que lleva el nombre de Libertad, la de las mujeres en Punta Rieles, en en el que Marita, la compañera de Ernesto, fue elegida portavoz de la resistencia interna y del apoyo a las familias de los detenidos.

El exilio político forzado contribuyó a una internacionalización del compromiso sociopolítico. En 1982, la represión golpeó muy duramente lo que quedaba del núcleo militante del PST. Con otros miembros, Ernesto se exilió en Brasil, donde conoció los acontecimientos iniciales del Partido de los Trabajadores (PT) y estableció estrechos vínculos con los activistas de la Democracia Socialista, una corriente del PT. Proporcionaron ayuda a los exiliados “no declarados” del PST uruguayo. En 1983, Ernesto regresó clandestinamente a Uruguay para participar en la movilización antidictatorial y la reorganización del PST, así como en los debates políticos que marcaron la nueva fase de afirmación del Frente Amplio (FA). Se inicia entonces un proceso complejo bajo las siguientes señales: crecimiento electoral del FA desde 1989 –aunque los gobiernos de coalición entre el Partido Colorado y el Partido Blanco se mantuvieron victoriosos hasta 2005; una integración afirmada de los Tupamaros (Movimiento de Liberación Nacional-MLN) al FA en 1989; una agrupación de fuerzas de izquierda dentro del FA que lleva el nombre de MPP (Movimiento de Participación Popular). La trayectoria del MPP se convirtió, a su vez, en tema de debates de orientación en un contexto internacional donde se afirmaban la globalización neoliberal, la desintegración de la URSS y sus satélites, y los cuestionamientos sobre el “modelo cubano”, etc. Ernesto era miembro de la dirección federal del MPP, que agrupaba al PST, el MLN, el MRO-Movimiento Revolucionario Oriental, el PVP-Partido por la Victoria del Pueblo y activistas independientes. Lejos del sectarismo, anticipó, a partir de este período, las líneas de fuerza que sacudirían las sociedades y, en el proceso, las fuerzas que reivindicaban el socialismo revolucionario; esto manteniendo sus convicciones sobre la base de un examen cuidadoso de la acentuación de formas plurales de explotación y opresión.

Así, a principios de la década de 2000, Ernesto pudo medir los cambios que se habían producido en la evolución del FA y en sus objetivos. En 2005, el FA conquistó el “poder” gubernamental. En su seno ganó el componente del MLN, que estableció para ciertos observadores informados la fórmula “las armas a las urnas”.

Ernesto Herrera citó las palabras de Carlos Real de Azúa en su obra Política, poder y partidos en el Uruguay de hoy (1971) para entender lo que representaba el FA inicial. Carlos Real de Azúa calificó el nacimiento del FA en 1971 como reflejo de “una verdadera contrasociedad” alimentada por asambleas populares, movilización social, radicalización política y una práctica colectiva de “ruptura” no sólo con el sistema bipartidista de Blancos-Colorados. pero con el sistema socioeconómico en manos de las clases propietarias (financieras, industriales y agrarias) y de las organizaciones imperialistas. Ante esta descripción, Ernesto enfatizó que no se trataba de una simple transición de la “lucha armada” a “la vía electoral”, sino de una ruptura con el programa histórico del Frente –que extendió el de la CNT– para conducir a un “reformismo sin reformas”, durante los experimentos gubernamentales.

A los ojos de Ernesto Herrera, la aprehensión de estos cambios y rupturas dio aún más valor al conocimiento histórico y al seguimiento cuidadoso de los acontecimientos actuales, exigencias entendidas como prerrequisito para identificar un socialista revolucionario “qué hacer”, al mismo tiempo que “gestiona” el incertidumbre que lo alejó del “optimismo vulgar”.

De 1985 a 2003, Ernesto Herrera se hizo cargo del trabajo de “coordinación” en América Latina con el fin de brindar cierta información a los órganos de la Cuarta Internacional (Secretaría Unificada). Lo hizo a partir de su práctica activista y su comprensión de las transformaciones en el contexto político de este “pequeño país” de América del Sur. A esto se sumaba su internacionalismo militante vinculado, entre otras cosas, a los exiliados políticos, que había agudizado su capacidad de comparación para identificar mejor lo específico y lo general en las distintas formaciones sociales. Sin embargo, el año 2003 marca la llegada del gobierno de Lula al “poder” en Brasil y la participación de miembros de la Democracia Socialista en este gobierno. A la luz de lo que Ernesto había asimilado junto a los activistas brasileños y su experiencia en Uruguay, sólo podía expresar sus dudas extremas, de hecho su desacuerdo, con esta subordinación de los líderes del DS a los imperativos de la maquinaria gubernamental de Lula. La esperanza que despertó la dinámica abierta por el gobierno de Lula entre los miembros del círculo dirigente de la Cuarta Internacional hizo inadecuada la responsabilidad que Ernesto Herrera tenía en la “coordinación” según ellos. Esta última, sin embargo, no tenía un carácter de toma de decisiones, sino que consistía esencialmente en mantener vínculos y establecer contactos.

Con el apoyo de quienes tuvieron la oportunidad de compartir, en parte, el cúmulo de experiencias y conocimientos que Ernesto Herrera iba haciendo realidad, pudo continuar de manera conjunta su actividad militante en Uruguay, mantener vínculos militantes en Sudamérica, intercambiar con camaradas de varios países europeos. Esta red creó las condiciones para el lanzamiento del boletín Correspondencia de Prensa , luego el sitio web del mismo nombre. Así como Ernesto, como “activista de larga data”, fue durante años un recurso para la actividad socialista revolucionaria en América del Sur, el boletín y el sitio ampliaron y ampliaron la disponibilidad de este apoyo. Hay homenajes que convierten a los activistas fallecidos en figuras mayores de las que fueron consideradas en vida. Lo cual Ernesto Herrera, de seguro, no hubiera querido, lo cual me atrevo a asumir a partir de mis 40 años de amistad activista. Espero haber escapado de este tipo de trampa.

La publicación póstuma –en francés y español– de una obra que dedicó a la historia de los Tupamaros y a la vida sociopolítica actual de Uruguay y sus habitantes contribuirá a hacer de un pasado reflejado un instrumento para el presente. (26 de enero de 2023)

 

 

*Economista y profesor universitario Suizo, marxista revolucionario con una destacada participación en ATTAC (movimiento antiglobalizador) y en la organización de los inmigrantes indocumentados de su país. Editor de la revista La Breche y de los Cahiers libres, dirige la dinámica editorial Page deux y escribe regulamente para distintas publicaciones de su país e internacionales. Herramienta ha publicado en el número 15, su trabajo junto a Francois Chesnais y Claude Serfati: El futuro del movimiento “antimundialización”. Militante del Movimiento Por el Socialismo (MPS) de Suiza. Integra el Consejo Asesor de Herramienta.

 

Fuente:  Alencontre_logo

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