VENEZUELA- José Doménico*: La Guayana Esequiba y la lucha soberana contra toda colonización

13 Octubre, 2023

 

 

José Doménico*En las últimas semanas hemos presenciado un enfrentamiento diplomático, expresado en una intensa guerra de declaraciones de diversos actores del continente, sobre el tema de las explotaciones petroleras en el Esequibo.

El desencadenante es la decisión del gobierno guyanés de Irfaan Alí de conceder 14 concesiones de explotación petrolera a compañías norteamericanas incluyendo áreas marinas que son reclamadas por Venezuela como parte del territorio Esequibo. Una de ellas es el bloque Kaieteur otorgado a la poderosa empresa petrolera imperialista yanqui Exxon Móbil.

Esto ha puesto de nuevo en la palestra una histórica controversia entre la República Cooperativa de Guyana y la República Bolivariana de Venezuela, por soberanía territorial sobre la denominada Guayana Esequiba (llamada también el Esequibo), un territorio de 159 542 km² ubicado entre el Delta del Orinoco al Oeste, el río Esequibo al Este  y la selva amazónica al Sur.

Pero el tema del Esequibo es mucho más que una disputa de límites territoriales entre dos países vecinos. Ello se ilustra, con las declaraciones de varios actores del hemisferio. Por una parte, Luis Almagro, secretario general de la OEA, figura destacada de la ultraderecha continental y servil lacayo del imperialismo yanqui, condenó las pretensiones soberanas de Venezuela y defendió el supuesto «derecho soberano» de Guyana de ejercer territorialidad «en su área marítima establecida y anexa». Por otra parte, la Comunidad del Caribe (Caricom, por sus siglas en inglés), mostró preocupación por la posición del gobierno de Venezuela de defender la soberanía territorial y afirmó que Guyana está dando concesiones a empresas petroleras “sobre sus propias aguas…

El más claro de los ejemplos lo otorga la declaración del subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols, quien “apoya el derecho soberano de Guyana a desarrollar sus propios recursos naturales“.

La soberanía venezolana sobre el Esequibo está fuera de toda discusión por razones de arraigo histórico, demostradas una y mil veces, comenzando por haber formado parte de la Capitanía General de Venezuela desde su fundación en 1777; siendo luego parte del territorio liberado por la revolución de independencia que inicio el 19 de abril de 1810, en Caracas. Quedó luego registrado en hitos históricos como el Congreso de Angostura de 1819 y la Constitución de 1821 en Villa del Rosario, actos fundadores de la República de Colombia, la grande (también llamada “Gran Colombia”). También fue reconocida tal soberanía territorial, en 1830,  al disolverse esa Colombia grande y quedar como resultados las repúblicas de Ecuador, Colombia y Venezuela. Sin embargo las pretensiones y acciones militares del imperio británico han sido permanentes sobre esa zona de Sudamérica, desde el siglo XVIII, como reflejo de las disputas por “las Guayanas” entre los imperios español, británico, holandés y francés.Una nueva jugada colonialistaEvidentemente hay una alianza que enfrenta los derechos de soberanía territorial de Venezuela sobre el territorio Esequibo, tal cual ha denunciado el gobierno de Maduro  a través de varias vocerías; pero el asunto va aún más allá: Es una arremetida colonialista dirigida a la apropiación de los recursos existentes en la Guayana Esequiba, y establecer una “cabeza de playa” para relanzar la recolonización de Suramérica.

Los planes de recolonización de Suramérica fueron parte de la implantación del modelo neoliberal en todo el Orbe; con la espada al cuello de los endeudamientos públicos y las razias privatizadoras. La irreverencia del pueblo trabajador venezolano ha sido, por tres décadas uno de los obstáculos más fuertes para impedir concretar esas intenciones. El ejemplo más claro es la nefasta y neocolonial “Apertura Petrolera” que desmembró buena parte de PDVSA en los años ´90, y que posteriormente sería frenada y desmontada en buena medida por el proceso bolivariano, tras el triunfo revolucionario contra el Paro Sabotaje de 2002-03.

Su imposibilidad de derrocar por la vía de la coerción diplomática, golpes de Estados, conspiraciones, incursiones militares y sanciones económicas a los gobiernos de Chávez y Maduro, que se han mostrado indóciles a sus planes, los han llevado a otras iniciativas para perseguir ese mismo objetivo colonialista. Tal es el caso de estas concesiones en el Esequibo.

El gobierno de Biden, enmascarado en las hipócritas declaraciones de Nichols -que ya citamos-, defiende los mismos intereses y persigue los mismos objetivos que Trump, quien confesó hace unos meses su meta no lograda de apropiarse del petróleo venezolano.

Las trasnacionales petroleras, el gobierno yanqui, sus instituciones serviles (OEA) y hasta el gobierno actual de Guyana, pretendiendo defender el derecho al progreso del pueblo y la nación guyaneses; lo que en realidad defienden es un plan de apropiación de los recursos hidrocarburíferos, por parte de las empresas imperialistas yanquis. Una jugada más en el sometimiento de las naciones y de los trabajadores del mundo para el enriquecimiento de los grandes capitalistas. Por supuesto, esta jugada esta espoleada por la debilidad en el suministro de petróleo y gas a que está sometido EEUU y Europa a partir de los efectos de la guerra de Ucrania.Un colonialismo arraigado hace siglos

La agresión de las potencias capitalistas empezó con el desembarco de Colón en 1492. Tras ese hecho se implantaron siglos de masacres, sometimiento y vasallaje de las poblaciones originarias, causando el exterminio de etnias completas. Esta opresión extrema se extendió a las poblaciones africanas que fueron asaltadas, secuestradas en masa, embarcadas por la fuerza, viajando a través del océano para ser esclavizadas junto con su descendencia.

La resistencia histórica de los pueblos ha logrado hacer retroceder algunos de estos métodos atroces. Sin embargo, el siglo XX nos demostró que el dominio territorial, la esclavitud y la servidumbre no son las únicas formas de explotación, subordinación y opresión. El desarrollo de la moneda, del control financiero, la subordinación tecnológica, las instituciones políticas “multilaterales” le dan soporte y forma a lo que las maniobras económicas y las armas imponen.

Al tiempo sobreviven algunos de estos mecanismos de control colonial, tales como la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth) regida por el rey Carlos III de Inglaterra, a través de la cual el imperialismo inglés impone a muchos de los países que se les han independizado -entre ellos a Guyana-, buena parte del control que antes les imponía a través de la nefasta “Colonial Office”.  Se manifiesta en modos aparentemente inocuos, como la obligación de presentarse a algunos eventos deportivos como parte de las “indias Occidentales Británicas” nombre dado desde el siglo XVII a esos países entonces colonias. Hay otros ejemplos más reveladores, como la formación de oficiales del Ejército y la Armada guyanesas, en la Royal Military Academy Sandhurst (Real Academia Militar de Sandhurst) y en la Britannia Royal Naval College (Real Colegio Naval Británico) respectivamente; por supuesto bajo dirección inglesa.

Esto tiene su paralelo con la condición de “Estado Libre Asociado” con que se mantiene la colonización de Puerto Rico  a manos de EEUU.

El imperialismo británico que ha tratado de desconocer siempre los derechos soberanos sobre el Esequibo y mantener avasallado al pueblo guyanés es también un actor relevante en esta avanzada colonialista actual. Sin menoscabar el rol central del imperialismo yanqui, no sólo por el protagonismo de sus empresas en las concesiones petroleras, sino por su presencia en la industria azucarera, maderera y minera; antes y después de la nacionalización; y por ser comprador y por participar en 25% del comercio de entrada y salida de GuyanaUna historia común de lucha anticolonialista y antiimperialista

El pueblo guyanés actual se conformó por rutas disimiles a las nuestras pero con rasgos y necesidades históricas comunes. Es una amalgama de la cultura indígena originaria y masivas migraciones provenientes de la región índica, y de los indígenas africanos que fueron secuestrados en sus territorios y esclavizados en este continente. Como nosotros, ha mostrado en distintas épocas su anhelo de independencia y liberación y su estirpe indómita.

En 1763, el africano Cuffy dirigió una rebelión en Berbice reprimida ferozmente. Un hecho histórico paralelo a las rebeliones de Andresote en Yaracuy en 1732 y de José Leonardo Chirinos en la Sierra de Coro en 1795.

En 1905, hubo una rebelión obrera en las ciudades, que 12 años más tarde daría origen a la Unión de Trabajadores de la Guayana Inglesa; aun antes de que los alfareros, telegrafistas y petroleros venezolanos lograran consolidar sus organizaciones sindicales, en medio de la dictadura gomecista.

Ese sería el comienzo de un movimiento anticolonialista que unifico a todas las etnias mayoritarias y que después de tres décadas de luchas logro la independencia de Guyana del gobierno directo del imperio británico en 1966.

Con ese impulso, Guyana avanzó por dos décadas más en reivindicaciones sociales, mediante la nacionalización de las minas de bauxita, la industria azucarera y la maderera; con la ampliación del acceso a la educación, derechos a la sindicalización, etc.

En los años 90 la oleada neoliberal mundial los arropó y muchos dirigentes que tres décadas antes tenían progresivos criterios nacionalistas, se entregaron en  brazos del imperialismo a través de sus instituciones, como el FMI y el Banco Mundial. Como ocurrió en muchos países, las cifras macroeconómicas mejoraron… y la miseria creció.

También en este período se muestra un paralelismo. Venezuela inauguró la primera de una oleada de levantamientos populares espontáneos contra los planes neoliberales: el Caracazo de 1989.

Hoy el Estado burgués guyanés es servil instrumento para la apropiación de los recursos naturales y la explotación de mano de obra con la que las empresas imperialistas aspiran aumentar sus ganancias y mantener su predominio económico en el mundo. Lo es al ser cómplice del intento de utilización de la nación y el pueblo guyaneses como punta de lanza contra el Proceso Revolucionario Bolivariano, a través del tema Esequibo.

Pero lo es más aun, al aplicar a su propio pueblo los planes económicos del FMI y permitir otorgar concesiones de vergonzosa sumisión ante las transnacionales aun en las áreas que legítimamente corresponden a Guayana.

Tales concesiones petroleras en territorio guyanés -contra las cuales no podemos ejercer como nación venezolana ningún reclamo-; nos obligan a responder moralmente como revolucionarios, pues avasallan las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores guyaneses, deterioran sensiblemente sus ambientes naturales y, para colmo, no han significado ninguna mejoría sensible a las condiciones de vida de esa población que después de tres décadas sigue siendo una de las más pobres y sufridas de todo el planeta.La soberanía y las soberanías

El tema del Esequibo es sin duda, para los venezolanos un tema de soberanía nacional. La soberanía no se refiere simplemente a una bandera ondeando sobre un territorio sino al control y decisión sobre el uso y conservación de los recursos y de los bienes que se obtienen de ellos mediante el trabajo humano, y además sobre el manejo de los desechos, residuos y perjuicios que tal utilización pudiere acarrear.La lucha justa y necesaria por nuestra soberanía no puede caer en un enfrentamiento fratricida contra el pueblo guyanés. Por el contrario, debemos llamarlos a retomar el combate, por su propia y definitiva liberación; como intentamos nosotros en la tierra que vio nacer a Bolívar.

Los enemigos de la soberanía venezolana sobre el Esequibo y de la soberanía venezolana en general, son también enemigos comprobados de la soberanía del pueblo guyanés.

El reclamo de la soberanía venezolana sobre el territorio, la plataforma costera y los recursos que existen en nuestro territorio Esequibo deben ser la base para ampliar la hermandad con el pueblo guyanés, proponiéndole que en lugar de ser cómplices silentes del despojo hacia sus recursos y los nuestros por la empresas transnacionales, pongamos en conjunto la soberanía de cada uno de nuestros países por delante. El pueblo trabajador guyanés es estratégicamente nuestro aliado en la lucha por la mutua liberación.Retomar el camino de la soberanía petrolera

La soberanía también debe ser defendida dentro de nuestras fronteras consolidadas. Tenemos el reto de recuperar nuestra tradición soberanista sobre nuestros recursos. Nuestra conciencia y practica antiimperialistas, libertarias y democráticas  para regir y controlar la actuación de las empresas transnacionales que hacen vida económica en nuestro suelo.

El caso más emblemático es la arrogancia colonialista e impune con la que se le permite desde el Estado actuar a la transnacional petrolera yanqui Chevron en territorio venezolano (el Lago de Maracaibo y la Faja Petrolífera del Orinoco, nada menos).

En los hechos PDVSA, les ha cedido el control de todas las funciones de las empresas mixtas en las que participan (Petropiar, PetroBoscán y Petroindependencia), y con ello la explotación de los yacimientos, del control financiero y de las exportaciones de crudos. Empresas estas que provienen de la nacionalización realizada en 2007; quedando todas bajo mayoría accionaria de PDVSA, a razón de que los yacimientos son propiedad del pueblo venezolano. Este control yanqui de las tres empresas ha venido con un incremento de la flexibilización laboral y mayores incumplimientos con los trabajadores, no solo de las contrataciones colectivas sino aun de acuerdos paliativos que la empresa ha ofrecido. Y, la puñalada trapera es que la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV) y la Central Socialista Bolivariana de los Trabajadores (CSBT) son cómplices de lo que esta sucediendo.

Así como Bolívar entendió, hace dos siglos, que no podría haber plena soberanía mientras existieran hombres y mujeres esclavizados y atados a las tierras de los terratenientes; así debemos entender que no habrá soberanía plena mientras las empresas imperialistas impongan sus criterios, y los derechos de los trabajadores y de la nación venezolana sean avasallados por ellos. Este nuevo debate sobre el Esequibo nos llama a retomar la lucha por la plena soberanía nuestra y de todos los pueblos del continente.

 

*José Doménico: un viejo militante revolucionario venezolano. Integrante del Consejo Editor de 1resisto.com

 

 

 

 

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