Argentina – PASO y después

Por Edurado Lucita

Las recientes primarias no develaron ninguna de las incógnitas preexistentes. Por el contrario agudizaron la crisis, generaron mayor incertidumbre y dejaron abierto el resultado de las próximas presidenciales. Los días posteriores agudizaron el cuadro general.

Las internas abiertas y obligatorias dejaron en evidencia que la ola de derechización extrema que atraviesa el mundo ha llegado también a nuestro país. Si el 2001 significó la crisis de los partidos tradicionales y los llevó a armar coaliciones, este resultado pone en crisis a ambas coaliciones, incrementa la incertidumbre económico-política reinante y profundiza la crisis (la primera manifestación fue la apurada devaluación del lunes sin siquiera un mínimo plan compensador).

El  marco general de este curso electoral es el inicio de un cambio de ciclo caracterizado por:

a) La crisis del kirchnerismo, corriente hasta ahora dominante al interior del peronismo, que se traslada al conjunto del movimiento. Crisis que se está procesando desde hace años y que se profundizará con esta fuerte derrota(1). No implica que el peronismo no pueda reconstituirse y que el kirchnerismo se constituya como corriente interna. b) La reconfiguración del bloque de las clases dominantes, con el interrogante de que rol jugará la industria y la incorporación del sector de la industria del conocimiento. Con el agregado que el comando del bloque pasará a manos del capital que usufructúa la renta de la tierra (agraria, hidrocarburífera y minera) y el siempre presente capital financiero

¿Por qué?

Sin embargo este contexto general no alcanza a explicar el incremento de la abstención, cuando estas PASO han resultado las más competitivas de los últimos 20 años, tampoco el sorprendente porcentual obtenido por el candidato Milei, que es un voto transversal, de contenido popular y juvenil. Una mirada más bien impresionista nos dice que tanto el voto bronca como el de castigo explican este comportamiento de los ciudadanos. Sin embargo parece haber causas más profundas. El hartazgo y el cansancio frente a una crisis social que se prolonga a través de tres gobiernos (cada uno deja la situación peor que la que recibió), parecen justificar más al ausentismo. Mientras que la desesperanza, que anida en vastos sectores sociales, el sentir que les han expropiado el futuro, que no ven otra perspectiva que el agravamiento de las condiciones del presente, tendría mucho que ver con el voto a Milei. Podría decirse que es un voto de los desesperanzados que buscan una esperanza. La encuentran en quien promete cambiar todo de raíz, sin ser conscientes de las consecuencias.

¿Y ahora qué?

El consenso preelectoral: extractivista, exportador, estabilizador de la economía (ajuste) se impuso definitivamente ya no se disputan modelos (los tres candidatos con posibilidades comparten los trazos gruesos de esta orientación, aunque pueden diferir en los métodos, en los tiempos, en las regulaciones. Pero más allá de ese consenso tanto Milei como Bullrich pretenden un salto cualitativo que las primarias potenciaron. Van más allá del ajuste y la explotación extrema de la naturaleza. Van por cambios estructurales profundos que afectan tanto las relaciones económico sociales, como  los derechos civiles y la inserción internacional del país…

En otros tiempos, propuestas como las de Milei y Bullrich necesitaban de un golpe de Estado para ponerlas en práctica, pero el fenómeno de la actual oleada ultraderechista mundial es que llegan al poder político por medio del régimen de la democracia liberal y el voto popular. Entre nosotros cualquiera sea quien finalmente gane las presidenciales será un gobierno partido, no controlará el ejecutivo. El tema es que en el actual régimen el parlamento también cuenta.

Con la cuarentena de diputados que obtendría La Libertad Avanza puede bloquear el quórum, pero también tendría dificultades para sacar sus propias leyes, lo mismo para Juntos por el Cambio y Unión por la Patria. No en vano Milei ya habla de recurrir a la consulta popular, una forma de obtener apoyo social movilizado en caso de tener que gobernar por DNU. Lo que los cientistas sociales llaman ahora “autoritarismo electivo”. Frente a este panorama reforzar la bancada de diputados de izquierda adquiere una importancia no menor.

Turbulencias en el horizonte

El movimiento obrero y popular se encuentra ante una ofensiva en toda la línea contra conquistas sociales históricas y la ampliación de derechos conseguida en las últimas décadas, pero el país tiene reservas sociales y políticas para enfrentar esta ofensiva. ¿El movimiento de derechos humanos dejará pasar la revisión de los juicios de lesa humanidad y la cárcel a sus responsables? ¿Frente al intento de anular las leyes de aborto legal, seguro y gratuito y la de educación sexual integral, el poderoso movimiento de mujeres se quedará mirando el debate parlamentario? ¿La dirigencia sindical tradicional permitirá sin más la anulación de la clausula de ultraactividad, con lo que caerían todos los convenios y se abriría la puerta a sindicatos por empresa destruyendo la representación única por rama de actividad? ¿El vasto movimiento ambiental no reaccionara ante una explotación extrema de la naturaleza y sus consecuencias sobre el cambio climático y los territorios? La respuesta es que habrá batallas y que la responsabilidad de las izquierdas partidaria y social es hacer converger esas futuras luchas sin tutelarlas.

Sin embargo esta reacción no será inmediata, sí para enfrentar el ajuste actual y futuro, pero más en general se necesitará un tiempo de debate y maduración. En el mientras tanto están las elecciones generales de octubre y luego noviembre si es que hay balotaje…

Incertezas al por mayor

En los días posteriores a las primarias la situación se ha agravado. Tanto en lo económico social por la devaluación, como en las perspectivas electorales, ya que según los últimos datos la candidatura de Milei sigue creciendo, ya estaría en torno al 37%. ¿El voto a Milei está consolidado o es un voto frágil y sometido a volatilidad? ¿Sus propuestas económicas son consistentes  podrían terminar, en caso de aplicarse, generando un gran caos?

Las urnas arrojaron un triple empate, con escasa diferencia entre el primero y el tercero de los precandidatos, diferencia que se achicará aún más con el recuento oficial, previsiblemente a favor de Massa. Con lo que el resultado de las generales es aún más incierto. Puede que Milei termine ganando en primera vuelta o que solo resulte el más votado, que Massa quede tercero o que logre remontar el voto con lo que disputaría con Bullrich el ingreso al balotaje. La moneda está en el aire.

El debate

Este tramo electoral faltante es también un campo de batalla. En todo el campo popular se está discutiendo como pararse en esta disyuntiva electoral. No hay muchas alternativas, descartados el voto en blanco y la abstención porque no aportan salida alguna queda votar al FIT-U lista completa para colaborar en el fortalecimiento de las resistencias o bien cortar boleta a favor de Massa para frenar un posible balotaje Milei-Bullrich y fortalecer la bancada de izquierda.

Todo esto está y estará presente en las próximas semanas en las discusiones en el campo obrero y popular. Lo único seguro es que los tiempos por venir serán efectivamente turbulento y que será necesaria la más amplia unidad. No es de descartar una crisis de gobernabilidad en el horizonte cercano.

 

Notas

(1) Hay muchos indicadores de esta crisis. Ya luego de la derrota del 2009 las internas obligatorias buscaban fortalecer el bipartidismo ya bastante debilitado, pero también contener las distintas fracciones del peronismo en crisis. La actual candidatura de Grabois tiene el mismo sentido. Cuando la renuncia del ministro Guzmán quedó claro que no había Plan B. Que a dos meses de las internas el peronismo no tuviera candidato ni programa, que tanto gobernadores como intendentes privilegiaron sus territorios más que a las elecciones nacionales. Que ninguno de los dos precandidatos que protagonizaron la interna proviene del peronismo, Uno es social-cristiano y el otro en el mejor de los casos evolucionó por necesidad a social-liberalismo. Hoy el peronismo está sin conducción y se ha fragmentado el tradicional verticalismo.

El autor es integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda

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