Argentina – Hambre y desnutrición en un granero del mundo agroexportador

Por Inés Hayes

“Mi bebé, mi bebé”, gritó una joven en la madrugada del 1 de abril cuando descubrió que su hija de tres meses no respiraba. Quedó a pocos metros de la sede del gobierno argentino, cerca de la histórica Plaza de Mayo. La bebé sobrevivía en las calles con sus padres, al igual que más de 7.000 personas en Buenos Aires, la ciudad más rica del país. Según el censo de personas en situación de calle, realizado por organizaciones sociales, 7251 personas se encuentran en situación de calle en la capital del país. El alza de los precios de los alimentos, por la guerra en Europa, la pandemia y la especulación de las transnacionales, sumado a la inflación de abril que, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), fue de 8,4%, solo empeoró la situación .

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el hambre en el mundo ha aumentado en 2020 a la sombra de la pandemia: “Después de cinco años de pocos cambios, la prevalencia de la desnutrición ha aumentado en un año del 8,4% a casi el 9,9%, lo que hace más difícil el reto de alcanzar la meta del hambre cero al 2030. Se estima que entre 720 y 811 millones de personas en todo el mundo sufrieron hambre en 2020. Tomando el punto medio del rango estimado (768 millones), 118 millones de personas adicionales sufrieron hambre en 2020 en comparación con 2019. «El hambre afecta al 21% de la población en África , frente al 9% en Asia y al 9,1% en América Latina y el Caribe”, indica el informe de la agencia de la ONU. En 2020, casi un tercio de la población mundial (2. 37 mil millones) carecían de acceso a una alimentación adecuada, un aumento de casi 320 millones de personas en solo un año. El principal hallazgo es que el mayor aumento de la inseguridad alimentaria moderada o severa en 2020 se da en América Latina y el Caribe, así como en África. A nivel mundial, la brecha de género en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave se ha ampliado aún más, de modo que en 2020 la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave fue un 10 % mayor en las mujeres que en los hombres. El principal hallazgo es que el mayor aumento de la inseguridad alimentaria moderada o severa en 2020 se da en América Latina y el Caribe, así como en África. A nivel mundial, la brecha de género en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave se ha ampliado aún más, de modo que en 2020 la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave fue un 10 % mayor en las mujeres que en los hombres. El principal hallazgo es que el mayor aumento de la inseguridad alimentaria moderada o severa en 2020 se da en América Latina y el Caribe, así como en África. A nivel mundial, la brecha de género en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave se ha ampliado aún más, de modo que en 2020 la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave fue un 10 % mayor en las mujeres que en los hombres.

La organización de la ONU también señala que el alto costo de las dietas saludables, junto con la persistencia de altos niveles de desigualdad de ingresos, ha hecho que las dietas saludables sean inasequibles para casi 3 mil millones.personas en todas las regiones del mundo en 2019. En Argentina, según Unicef, existe una brecha significativa entre lo que comen los niños y adolescentes y las recomendaciones de consumo: solo se dispone del 20% de las cantidades recomendadas de frutas y verduras, mientras que el alto consumo de productos ultraprocesados ​​afecta a todas las edades y todos los niveles sociales. Unicef ​​explica que la doble carga de la desnutrición, caracterizada por la coexistencia de desnutrición (desnutrición y deficiencias de nutrientes) y desnutrición excesiva (sobrepeso, obesidad o enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación), representa uno de los mayores problemas de Argentina. Varios estudios recientes establecen un vínculo entre esta doble carga de desnutrición y un modo inadecuado de consumo, caracterizada por un alto consumo de alimentos ultraprocesados, excesivos en grasas, sal y azúcar y carentes de nutrientes esenciales. El capitalismo vuelve a mostrar los dientes: los adolescentes de nivel socioeconómico más bajo tienen un 58 % más de probabilidades de estar sobrealimentados que los adolescentes de nivel socioeconómico más alto.

Aunque en 2021 Argentina aprobó una ley de etiquetado que obliga a las empresas de alimentos a colocar una etiqueta en el frente de los paquetes que indique si contienen exceso de grasa o sal, entre otras cosas, la realidad es que el aumento de los precios de los alimentos, la inflación en general y la reducción de los salarios están haciendo nutrición adecuada un infierno viviente. En un país agroexportador que produce alimentos para millones de personas, el hambre es un delito, como lo han señalado organizaciones sociales y sindicales como la Central de Trabajadores y Trabajadoras de Argentina (CTA) desde su creación en la década de 1990.

En América Latina y el Caribe, según el informe de la FAO titulado “Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional”, el 7,5 % de los niños menores de cinco años presentaba sobrepeso en 2020. En América del Sur y el Caribe, el sobrepeso entre los niños menores de cinco años ha aumentado en el último últimos 20 años. La calidad de la dieta está asociada con la seguridad alimentaria y la nutrición, ya que la mala calidad de la dieta puede vincularse a diferentes formas de desnutrición, como retraso en el crecimiento, anemia, sobrepeso y desnutrición. Diariamente, estos datos significan que en Argentina más del 60% de los niños no pueden crecer como deberían, lo que significa que no podrán obtener una buena educación ni acceder a trabajos de calidad cuando sean adultos. ELEl círculo de pobreza y hambre ya es estructural en Argentina. “La pobreza, como el narcoestado, son herramientas de control social. El capitalismo construye desigualdad y precariedad: un país que tiene la capacidad de producir alimentos para millones de personas no puede alimentar a sus 45 millones de habitantes ni a sus 8 millones de niños, que hoy se encuentran bajo la línea de pobreza. Por eso los niños son para nosotros el terreno más fértil para sembrar el país que queremos”, dijo Omar Giuliani, coordinador de la Federación Nacional Territorial de la CTA Autónoma.

Según un informe del sociólogo argentino José Seoane para el Observatorio de América Latina y el Caribe del Instituto Tricontinental, «una consecuencia particular de la actual situación social y económica -agravada por el alza de los precios de los alimentos durante el último año… es el agravamiento de la tema de la alimentación”. En este sentido, el índice de precios de los alimentos de la FAO, medido en términos reales, aumentó 64 puntos entre junio de 2020 y marzo de 2022. Alcanzó su nivel histórico más alto (156,3 puntos) durante este último mes y, aunque ha descendido en el segundo mitad del año, se mantiene en un nivel superior a los picos de las últimas décadas.

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La falta de ingresos, según estudió Unicef ​​en la Encuesta Rápida sobre la Situación de la Niñez y la Adolescencia 2022 en Argentina, provocó una reducción del 67% en el consumo de carnes y del 40% en el consumo de frutas, verduras y lácteos. Aunque en 2022 la inflación acumulada fue del 94,8%, cuando el Centro de Estudios de la Sobriedad Popular Mariano Moreno examinó el incremento de las principales empresas de alimentos, encontró que el azúcar Ledesma había aumentado un 208%, el aceite de AGD un 162%, la harina de Molinos 147% y leche de La Serenísima 139%.

“Desde la red Calisas (Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria), desafiamos el modelo productivo agroindustrial dominante que es responsable de la sindemia mundial, representada por tres pandemias –obesidad, desnutrición y cambio climático– que afecta a la mayoría de las personas en todos los países. países y regiones del mundo. Los sistemas alimentarios no solo están en la raíz de las pandemias de obesidad y desnutrición, sino que también generan entre el 25 y el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, más de la mitad de las cuales provienen del ganado”, explica Andrea Graciano, nutricionista y profesora de la cátedra libre. de soberanía alimentaria en la Facultad de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires.

Organizaciones sociales y sindicales en lucha

En los últimos años organizaciones sociales como Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie, Unión de Trabajadores de la Economía Popular, Movimiento Popular la Dignidad, CTA Autónoma, entre otras, se han movilizado en la sede de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios. (Copal) para denunciar el aumento ciego del precio de los alimentos básicos. Subir los precios entre un 20 y un 40 por ciento -denunciando así abiertamente los intentos del gobierno de acordar listas de precios de productos de consumo popular- es un intento de golpe económico de mercado”, dijo Omar Giuliani, al tiempo que fue duro con el gobierno nacional por su falta de firmeza hacia el agronegocio y agrega: «Nosotros, las organizaciones populares, no podemos dejar que la codicia capitalista decida quién come. Mientras las empresas agroalimentarias acumulan beneficios, nuestras familias están cada vez más lejos de poder llenar la cesta básica de la compra. Debemos tomar medidas decisivas contra quienes especulan con el hambre”.

Las cifras le dan la razón: según un informe de la agencia Tierra Viva de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), Argentina consumió un promedio de 47,8 kg de carne bovina per cápita en 2021, el consumo de carne más bajo desde 1920 Además, la compra de este alimento ha ido en descenso desde hace 20 años. “Entre los datos más significativos está un aumento en los precios de las canciones más populares y, al mismo tiempo, la caída de los salarios reales. Organizaciones como la Mesa Agroalimentaria Argentina llevan meses advirtiendo sobre el impacto de la concentración del mercado cárnico y ofrecen la agroecología como solución para evitar intermediarios y el aumento de precios en los lineales”, dice Agencia de Avisos. El caso de la leche no es diferente: el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) encontró que entre enero y agosto de 2022, período en el que las ventas cayeron un 7% en promedio, las exportaciones aumentaron un 11% hasta un total de 245.000 toneladas de diversos productos (especialmente leche en polvo y queso ), por valor de 807 millones de dólares. Esto demuestra que en este contexto de inflación desmedida y especulación, “los dolores son nuestros y las vacas no son nuestras”, en palabras de Divididos, uno de los grupos de rock más conocidos del país y que la canta desde hace años en Atahualpa. Yupanqui. En 2021, como explica Omar Giuliani, las seis principales empresas productoras de alimentos de Argentina mostraron ganancias superiores al 170%: “Se nota la acumulación de capital.

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Bárbara Altschuler, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, además de directora del Observatorio Sur de la Economía Social y Solidaria de la UNQ, afirma que “desde hace más de dos décadas, diversas organizaciones y entidades han producido respuestas sociales desde la economía social y solidaria (ESS), así como múltiples estrategias de la más antigua economía popular (EP), aunque su irrupción como actor político en la agenda pública es más reciente. Si bien en los primeros años el énfasis estuvo en la producción de cooperativas, emprendedores, negocios recuperados (ocupados) y agricultura familiar, entre otros,

Bárbara Altschuler explica que durante este proceso han surgido varias iniciativas para la comercialización de productos alternativos, como la cooperativa Puente del Sur (una de las pioneras, ubicada en Ituzaingó, Gran Buenos Aires), el Colectivo Solidario, Caracoles y Hormigas, Me .Co.Po, y muchos más. “La experiencia del Mercado Territorial (MT) nació en 2015 a partir de la promoción de procesos de incubación universitaria en ESS en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Hoy, el MT constituye una red que conecta cerca de 70 nodos consumidores (cerca de 2000 familias), 85 proveedores ubicados en 17 provincias, con cerca de 250 productos en catálogo, entre los que se destaca la bolsa de hortalizas agroecológicas producidas por asociaciones agrícolas familias de Florencio Varela. ,

En mayo de 2023 se realizó el segundo encuentro nacional de mercados locales, impulsado por el programa público del mismo nombre (MDS) y acompañado de una amplia red de universidades, instituciones y organizaciones que han trabajado en el tema. Según Bárbara Altschuler, “aunque queda mucho por hacer, estas experiencias permiten avanzar hacia mercados más democráticos y plurales, que defiendan y pongan en práctica los valores de soberanía alimentaria, agroecología, comercio justo y solidaridad entre todos los actores de la alimentación”. cadena, así como política y consumo responsable”. (Artículo publicado en el sitio Ctxt , 7 de junio de 2023; traducción de la redacción de A l’Encontre )

Tomado de alencontre.org

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