El contraataque ucraniano arrincona al Kremlin (y eso lo hace más peligroso)

La retirada de Rusia desvela los restos de una posible matanza en la ciudad de Izium. China e India aprovechan una cumbre para trasladar sus inquietudes a Vladimir Putin.
19 SEP 2022

Las perspectivas del Kremlin y de Vladimir Putin empeoran cuando se van a cumplir siete meses de la invasión rusa de Ucrania. El avance de las tropas ucranianas en las últimas semanas, en las que según su administración se ha recuperado una extensión de 8.000 kilómetros cuadrados, ha reafirmado al Gobierno de Volodomir Zelensky en su posición: Kyiv demanda más armas —especialmente F16— y lo justifica en base a esos avances.

Pero ese hecho, que entra dentro de lo previsible tras una serie de reveses que los oficiales de inteligencia estadounidense achacan a la dificultad del ejército ruso para reclutar tropas, es menos grave para el Gobierno de Putin que las muestras que sus socios más importantes han dado de su desagrado por el curso de los acontecimientos.

Ocurrió este fin de semana en un encuentro en Uzbekistan. El presidente indio, Narendra Modi, hizo público lo que, según su testimonio, lleva meses diciendo a Putin, “no son tiempos para guerras” y sí para el “diálogo, la democracia y la diplomacia”, aseguró el autoritario líder indio. La respuesta de Putin echó balones fuera “intentaremos que dure lo menos posible” y acusó a Zelensky de haber salido de la mesa de negociación para tratar de ganar la guerra “sobre el terreno”.

La alusión de Modi seguía a las especulaciones de que Putin ha recibido una serie de advertencias por parte del presidente chino Xi Jinping en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Dado el lenguaje hermético emitido por Pekín, dichas especulaciones se basan en el hecho de que el presidente ruso admitió haber tenido que aceptar las “preguntas y preocupaciones” del Gobierno chino.

Pese a que el eje euroatlántico exige un distanciamiento mayor por parte de los socios de la OCS respecto a Rusia y la extensión de las sanciones en todo el mundo, no pasa desapercibido que las reticencias de China e India hacia la campaña de Putin puede crecer si el Kremlin responde a sus retrocesos mediante el uso de armamento no convencional. En ese caso Rusia se convertiría “en un paria” a nivel internacional, indicó Biden.

Una entrevista con Joseph Biden avanzada este domingo por el programa 60 minutos, de CBS, ponía sobre la mesa la posibilidad, según el presidente estadounidense, de que Rusia comience a usar “armas no convencionales”, ya sean químicas, biológicas, o armas nucleares tácticas de baja potencia, que son disparadas a objetivos de corta distancia. Esto supondría un cambio en la guerra “como no se ha dado desde la II Guerra Mundial”, advirtió Biden. El presidente sigue el libreto del director de la CIA, que ha advertido de que las malas noticias en el frente pueden llevar a Putin a la desesperación y de ahí a una escalada en el uso de armas. Rusia cuenta, según los organismos independientes, con 6.000 cabezas nucleares.

La doctrina nuclear rusa, a la que se ha remitido Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, para responder a Biden indica que solo “una agresión contra Rusia o sus aliados con el uso de armas de destrucción masiva” o “una amenaza sobre la propia existencia del país” justificaría el uso de estas armas. Una de las líneas de justificación de Putin en Uzbekistan ha sido precisamente acusar a Ucrania de ataques a infraestructuras civiles en el interior de Rusia. La central de Zaporiyia es, desde ese punto de vista, uno de los puntos rojos en el mapa de la guerra y del posible desencadenamiento de una escalada armamentística.

No hace ni un mes desde que Sergey Shoigu, ministro de Defensa ruso, declaró que su ejército podría conseguir “sus objetivos militares” sin necesidad de usar el armamento nuclear, pero la situación ha cambiado, y el ‘no’ de Rusia comienza a parecerse a todas las negativas que tuvieron lugar en el invierno de 2021 sobre una posible invasión de Ucrania.

Mientras, la propaganda ucraniana cifra en 50.000 las pérdidas de soldados rusos en el frente y habla de distintas vías de movilización y contratación de efectivos por parte del Gobierno de Putin que, de cara al interior de su país, sigue hablando de una “operación especial” —en lugar de una guerra— y no ha llevado a cabo el reclutamiento de población civil pese a que, según la inteligencia británica se ha acelerado la formación y promoción en las escuelas de cadetes.

Las posiciones en contra de la guerra en Rusia, que han sido perseguidas con legislación especial desde el primer mes de guerra, han recobrado una voz de la mano de un grupo de concejales que se atrevieron a pedir un juicio “por traición” a Putin y que denuncian el coste económico de la guerra así como el exilio al que se han visto obligadas miles de personas para evitar la persecución por disidencia.

El horror en Izium

El retroceso en el oblast de Jarkov ha acarreado el descubrimiento por parte del ejército ucraniano de las fosas dejadas por el ejército ruso en su retirada hacia Donetsk. Se trata de más de 440 tumbas, de las que periodistas internacionales refieren haber visto sacar bolsas con los cuerpos de adultos y también de niños o niñas, en la localidad de Izium, en la que, durante más de cinco meses, ha estado apostado el ejército ruso.

La ONU ha anunciado el enviado de una misión especial para verificar lo que parece una matanza, que se sumaría a las de Bucha, en la que murieron 420 civiles, y el bombardeo a una columna de civiles en Irpín.

 

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