Desde el punto de vista de la existencia humana hay una tarea cada vez más apremiante: combatir la emergencia climática, que está intrínsecamente relacionada con la desigualdad social. Estamos en Noviembre Negro y es necesario resaltar que los efectos más crueles de los fenómenos climáticos extremos afectan a la población racializada, que por tanto, en general, vive en zonas con menor infraestructura.
Aquí en el norte del país, más concretamente en los estados de Pará y Amazonas, la sequía extrema ha impedido incluso que la ayuda llegue a miles de familias afectadas por los daños de los ríos. Hay lugares, aquí en Pará, donde la sequía impide el tráfico de embarcaciones, pero tampoco hay suficiente apoyo del gobierno para que llegue ayuda alimentaria, medicinas y utensilios básicos por vía aérea. Instituciones como ICMBIO y FUNAI, más allá de sus responsabilidades, están junto al movimiento indígena y las comunidades organizando la entrega de canastas básicas de alimentos, pero enfrentando el aislamiento de pueblos y kilómetros de desierto creados por la sequía. El gobernador Helder Barbalho (MDB Pará), que vende al mundo que el Estado reúne las mejores iniciativas para combatir la crisis climática y preservar la Amazonía, no ha organizado la logística necesaria para que la ayuda humanitaria llegue a territorios que sufren sequía extrema.
> Lea también: La peor sequía de la historia de Amazonas y Pará
Comenzamos este texto hablando de la relación entre emergencia climática y desigualdad, haciendo referencia a una campaña de OXFAM Brasil, llamada Igualdad climática: un planeta para el 99% . En segundo lugar, según el informe de campaña, son los países más ricos y sus multimillonarios los responsables de la destrucción desenfrenada del medio ambiente, ya que son los que emiten la mayor cantidad de dióxido de carbono. Sin embargo, nosotros, los del Sur Global, los más pobres, los racializados, en vulnerabilidad social, somos los que pagamos el precio, los más cruelmente golpeados, los que perdemos la herencia de toda una vida de trabajo por las inundaciones; quienes se ven obligados a vivir en zonas de riesgo; aquellos que necesitan ayuda humanitaria por sequías extremas, como la que está pasando aquí en Pará, y están aislados, sin poder alimentarse de la pesca ni trabajar en esta actividad.
https://x.com/esquerdaonline/status/1726721903509795144?s=20
El 1% más rico de la población mundial es responsable de una contaminación equivalente a dos tercios de los más pobres de la humanidad. Es la lógica perversa del modo de producción capitalista: un puñado de multimillonarios destruyen la naturaleza del Planeta en nombre de mantener una vida de súper lujo y súper ganancias, mientras el 99% sufre.
Y serán estas mismas personas las que se reunirán nuevamente del 30 de noviembre al 12 de diciembre en DUBAI en la 28ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-28) pensando en soluciones climáticas. Como medida responsable para mitigar los daños que estos países desarrollados causan, se les debería responsabilizar donde se sienten más responsables, sus arcas, y financiar así la transición energética que necesita el Planeta. Un viaje corto en un jet privado arroja a la atmósfera más carbono del que emite una persona en todo un año, esa es la aritmética.
Sólo habrá igualdad climática cuando haya una transformación en el modo de producción. El capitalismo es un sistema ambientalmente depredador. Mientras los hombres blancos privilegiados y muy ricos se protegen y refrescan de las altas temperaturas en sus distintas habitaciones climatizadas, los más pobres tienen que elegir entre encender el aire (cuando lo tienen) y tener que pagar una altísima factura de energía o enfermarse con la sensación térmica en las alturas, como la de esta semana en Brasil, que en algunas ciudades llegó a los 60º; imaginemos personas en mayor vulnerabilidad social, como las que están en las calles, mientras esos mismos privilegiados mantienen sus propiedades en lugares con suficiente infraestructura para evitar cualquier pérdida material por fuertes lluvias, inundaciones, gente que vive en las afueras, pobres, necesita reiniciar varias veces durante su vida porque lo pierden todo en deslizamientos de tierra e inundaciones. Estos son sólo algunos ejemplos para resaltar que el debate ambiental es también un debate de clase.
Un mensaje a la COP-28: un buen discurso no resolverá el problema. Basta ya de la nota, de la carta, quien haya provocado la crisis puede solucionarla. “Quienes más contaminan tienen que pagar para limpiar”, como dice OXFAM Brasil.
Fuente: Esquerda Online
_________________________________________________
CONTINUAR LEYENDO >
Visitas: 2