A la hora de decidir si se suspenden las vacaciones, si los chicos siguen en la privada o si decir adiós a la prepaga, buena parte del país indaga sobre las acciones del nuevo presidente. Pero puede ser en vano. Sea por locura, incompetencia o estrategia, Milei está generando un escenario inédito a un ritmo desconocido.

¿Milei es o se hace?, se pregunta buena parte del país convencido de que la respuesta es decisiva a la hora de decidir si se suspenden las vacaciones, si los chicos siguen en la privada o si la prepaga será en poco tiempo un borroso recuerdo. Algunos buscan el consejo de algún periodista cercano, o del amigo del amigo que alguna vez conoció a alguien que lo conoció. Sin embargo, deberían dejar de hacerlo porque da lo mismo. Sea por locura, incompetencia o estrategia el nuevo gobierno apuesta lo que no tiene, amenaza con lo que carece y aprieta el acelerador sin saber si los frenos están cortados. Sea por locura, incompetencia o estrategia está llevando a la Argentina a un escenario inédito.
Milei es
Mauricio Macri se apunta a la cabeza de los que creen que es. Tanto lo es que hizo en solo unos días lo que a él le llevó años: destrozar a niveles record los ingresos de trabajadores y jubilados, apuntar a la columna vertebral de los sindicatos, desterrar la idea de que los débiles merecen protección legal frente a los poderosos y sentar las bases de una estructura represiva que haga perdurar semejante esquema en el tiempo.
Este escenario se puede poner en números:
- Con una megadevaluación exagerada hizo saltar la inflación mensual de la franja del 8 al 12 por ciento a la que va del 20 al 30. Es lo que se vio en diciembre y se repetirá por lo menos en enero, febrero y marzo.
- Los convenios ya negociados en el mejor de los casos registran aumentos del 10% mensual. Algunos gremios muy fuertes intentarán aunque sea correr de atrás a la estampida. Los informales quedarán librados a su suerte.
- Se completa el círculo con la recesión que inducen las medidas de Toto Caputo. Irá creciendo la desocupación y bajarán las posibilidades de pelear por mejoras. Para acelerar ese proceso, está la apertura de importaciones.
- El Gobierno dice que busca defender los ingresos de los jubilados, pero ya en el primer mes congeló el bono que había otorgado Sergio Massa, que así ya no compensa la inflación ni siquiera a los de la mínima. Con el 25,5% de diciembre y otro tanto en enero, la caída del ingreso real rondará los 30 puntos. Además, eliminó la devolución de IVA que implicaba para los pasivos 18.800 pesos extras.
- Descartar cualquier fórmula de actualización le permitirá al Gobierno asegurarse que cuando baje la inflación, por el parate general de la economía, los jubilados no recuperen lo que fueron perdiendo mientras subía.
- El proceso de caída en los ingresos populares será más rápido y pronunciado que los que produjeron el golpe de 1976 y el macrismo. Para colmo, la velocidad del pase a precios generará en poco tiempo la expectativa de una nueva devaluación. Cuando se produzca, volverá la aceleración en las remarcaciones y se reiniciará el círculo negativo.
Frente a este panorama, aunque Milei lo dejó fuera de las marquesinas, Macri festeja por partida doble. Porque está convencido de que para dar semejante golpe había que hacerlo de entrada, con las esperanzas todavía intactas entre los que lo votaron y el fracaso todavía fresco entre los derrotados. Y porque está seguro de que el presidente no saldrá indemne de semejante locura y que la crisis que se desatará lo pondrá contra las cuerdas.
Allí lo espera con los brazos abiertos, ya sea para imponerle el próximo elenco ministerial (no casualmente varios de los principales economistas neoliberales desaparecieron estos días de los medios seguros de que pronto llegará su oportunidad) o para otorgarle su respaldo a la que desde ahora aparece como “lista para lo que sea”, como se autodefinió la vice Victoria Villarruel después de leer la frase en una nota sobre ella en el Financial Times.
Pero Milei puede ser loco pero no come vidrio. Está convencido de la conspiración entre Macri y su vice, algo que tanto él como los dos acusados niegan en público, y ya se encargó de limitar al máximo su influencia en el gobierno. “Hay veces que a los paranoicos los persiguen”, repiten cerca del actual presidente algunos que conocen bien al ex.
Milei se hace
Carente de diputados y senadores, huérfano de gobernadores e intendentes, Milei hace de la necesidad virtud. Ignora su debilidad y arremete contra todo lo que tiene cerca. Desprecia a los macristas que no saltaron a su barco, acusa de coimeros a los radicales y amenaza con jugar a todo y nada con un plebiscito si la “casta”, o sea cualquiera que no esté dispuesto a consentir sus deseos, no le da el gusto de aprobar completos su DNU y la Ley Omnibus.
Para una parte del espectro político, esta temeraria conducta no es una locura. Están seguros de que Milei se hace, que solo se trata de una estrategia para avanzar todo lo posible antes de que el poder se le escurra de las manos. Y suponen que eso ocurrirá pronto. El presidente de la bancada radical en Diputados, el cordobés Rodrigo de Loredo, considera que los libertarios están haciendo un despliegue de astucia pero que él puede competir en picardía.
Aterrorizado por sus votantes (el 75% de sus comprovincianos votó a Milei), no está dispuesto a aparecer enfrentado al Presidente ni, mucho menos, a compartir alguna foto con los demonizados peronistas. Pero no le molesta asumir la famosa recomendación de Felipe Solá (“Para hacer política hay que hacerse el boludo”) y tratar de retrasar la discusión del DNU unos meses, cuando supone que el impacto de las medidas económicas ya habrá limado buena parte de la actual audacia presidencial y lo hará más proclive a los compromisos.
Las últimas intervenciones de Milei y Caputo, amenazando con medidas aún más duras si el Congreso no les da luz verde, dan sustento a la idea de que por delirante que parezcan sus aspiraciones no responden a un cuadro clínico sino a una arriesgada apuesta política que quedó expuesta el 6 de agosto pasado. “Puede ser que nuestros proyectos sean rebotados, entonces llamaremos a un referendum. Y si no lo dejan pasar van a tener que explicar por qué no quieren que la sociedad elija. Y si hacemos el referendum y nos va mal, sabés qué, no importa, porque entonces voy a sobrereaccionar el ajuste fiscal, es decir, tenemos plan a, plan b, plan c y plan d. Nosotros estamos convencidos de las reformas que hay que hacer y estamos dispuestos a pagar los costos que sean para hacerlas”, aseguraba ese día Milei ante el impresionado periodista de La Nación+, en un mensaje directo a los grandes empresarios que por entonces apostaban al PRO.
Sea o se haga, da lo mismo
Pasen o no el DNU y la Ley Omnibus por el Congreso, nada garantiza que el anhelado déficit cero sea alcanzado. El desplome de la actividad por la caída del consumo ya está impactando en la recaudación y está en duda que los ingresos fiscales esperados por el fin de la sequía alcanzarán a compensarlo.
El Gobierno aspira a que la recesión, la consiguiente desocupación y la retracción de las ventas impidan que los empresarios sigan la loca carrera de los precios antes de que aparezca en el horizonte una nueva devaluación. Pero aún si eso ocurre habrá que ver si los ajustados aceptan pacientemente su destino.
Los estudios más precisos muestran que el tradicional voto gorila, alrededor del 40/45% del total, se mantuvo casi por completo fiel a Milei y que Unión por la Patria perdió la elección por el 10/15% de votos peronistas que, desesperados por los efectos de la pandemia, no fueron a votar en 2021 y en 2023 se volcaron hacia la novedad libertaria desde la primera vuelta, en busca de una salida milagrosa a su calvario.
Parece estar allí, más que en los seguidores de las dispersas tribus de Juntos por el Cambio, la llave de la situación. Y nadie puede anticipar el tiempo que les tomará definirse. Pero ya hay síntomas de que no será demasiado. Algo realmente excepcional debe estar pasando en Argentina para que la conducción cegetista, que nadie puede considerar atolondrada, llame a un paro con movilización a solo 45 días del comienzo de un gobierno recostado en el 55,6% del balotaje.
¿La CGT es o se hace? Da lo mismo. Lo único seguro es que el 24 de enero empezará otra historia.
*Ernesto Tiffenberg: Sociólogo y periodista. Director de Página/12
Fuente: Página/12
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Cultura. Argentina: “No se paren que no llegó nadie”

Por Marcelo Valko*
Resumen Latinoamericano
14 de enero de 2024.
foto: Victoria Villarruel, vicepresidenta ultraderechista, y el músico santiagueño Peteco Carabajal.
Eso fue lo que dijo al público Peteco Carabajal cuando en el festival de Villa María apareció Victoria Villarruel. Su filoso comentario no hace más que resaltar el compromiso de este excelente musico que viene desde siempre como se aprecia en: “Dimensión” de una bandera y un amor” sobre Gilda Santucho.
Un día no determinado de fines de abril o de mayo de 1975 fue secuestrado Francisco René Santucho y continúa desaparecido hasta el día de hoy. Notable investigador de historia colonial, fundador en 1957 de la mítica librería Dimensión de Santiago del Estero y militante revolucionario. Dimensión era mucho más que una librería que incluso llegó a editar varios números de una revista con el mismo nombre. En ese espacio no solo se presentaban libros, se hacían ateneos culturales donde las palabras hilvanaban sueños y por supuesto se hacían animadas peñas acompañadas por infaltables empanadas muy bien regadas. Por allí desfilaron autores de renombre como Hernández Arregui, Atahualpa Yupanqui, Rodolfo Kusch e incluso premios nobel de literatura como el guatemalteco Miguel Ángel Asturias. Que una librería de una provincia considerada “periférica” y “dormida” logre semejante movimiento cultural la transformó en un lugar de culto para unos y en un peligroso foco para otros. Como es público y notorio Francisco René era hermano de Roberto Santucho dirigente del ERP, ambos santiagueños. Lo que no es tan conocido fuera de la provincia mediterránea es que la esposa del fundador de la librería era Gilda Roldán, una mujer notable que tuve oportunidad de conocer y que durante más de cuarenta años mantuvo abierta Dimensión sobreviviendo a Golpes de Estado dictatoriales, clausuras sin sentido, decomisos arbitrarios y cierres intempestivos e incluso como señalé más arriba al secuestro y desaparición de su fundador.
Hace casi veinte años viaje a Santiago invitado a presentar mi investigación Los indios invisibles del Malón de la Paz. Al finalizar la charla se acercó una persona que comenta que Gilda Roldán me invitaba al día siguiente a tomar un café en la librería. Esa mañana caminé hasta la esquina de Salta y La Plata donde se encontraba en aquel entonces Dimensión. El encuentro fue más que cordial. Hablamos de un montón de cosas, pero todas, incluso, cuando caíamos en bueyes perdidos, tenían que ver con miradas sobre la Patria Grande. Aunque no soy Funes el memorioso del relato de Borges, recuerdo nítidamente la conversación de aquel primer encuentro. Un tema inevitable fue tocar el padecimiento de su familia que tiene once víctimas del terrorismo de Estado entre muertos y desaparecidos, tal como consta en el libro Nosotros los Santucho escrito por Blanca Rina hermana menor de Robi y Francisco. Vale aclarar que seis de los fallecidos son mujeres. Al igual que en el caso de Germán Oesterheld autor del Eternauta fue una de las familias más diezmadas por el espanto.
Gilda, la viuda de Francisco René me impresionó. Pese a tener el dolor talado en el alma, posee una entereza y una fuerza vital notable con la que supo criar a sus dos hijos en una época muy complicada para llevar tal apellido y por otra parte, mantener el espíritu de la librería, un singular espacio cultural que es referente de DDHH y que continuaba realizando presentaciones de textos, recitales poéticos y musicales. Además, posee una lucidez y una ironía punzante. Para muestra vaya un botón, la última vez me dijo al pasar: “como le han hecho creer a la gente que un general puede ser el primer trabajador…” Luego de aquel encuentro inicial en cada oportunidad que regresaba a Santiago la visitaba y así fui hilvanando mayores datos sobre episodios que tal vez permanecen al margen de los textos que desmenuzan el periodo. Más allá de las posturas ideológicas, la historia de esa familia es difícil que deje a alguien indiferente. Francisco René, apodado el Negro, era el segundo hijo de Francisco y Elmina. Cuando fallece Elmina, se casa con Manuela, la hermana menor de la anterior, ella será la madre de Roberto hijo de ese segundo matrimonio que cobijo a todos los niños de ambas hermanas sin distinciones.

En aquel primer encuentro, nos sentamos frente a una mesita donde estaba dispuesto el ritual del café. Las paredes estaban pobladas de libros y algunos oleos. La presencia de los ausentes se hacía sentir, sobre todo la de su marido, al que disfrutó tan poco y al que retiene en multitud de detalles. El Negro fue detenido en 1970 y alojado en la vieja cárcel de Caseros. Como no había cargos sustanciales, le dieron la opción de salir de Argentina, con la salvedad que no podría optar por un país limítrofe. Además, le prohíben terminantemente cualquier participación o reunión política. Le advierten que lo tendrán vigilado. Pero como aseguró Gilda, él tenía muchas maneras de relacionarse y entrar en contacto. Elige Perú. El matrimonio vuela a Lima, de allí al poco tiempo bajan a Cusco. Aun le impresiona el recuerdo de aquel tren que iba prendido a la montaña con una traba a cremallera para que no desbarrancar. Frente a la magnificencia de la civilización andina que garantizaba a sus habitantes hace cinco siglos el sustento diario, la pareja se enfrenta a la miseria y a la opresión en la que está inmerso el pueblo descendiente del incario. Gilda tiene muy frescas las imágenes de los porteadores que como si fueran hormigas, llevan bultos descomunales y que yo mismo tuvo oportunidad de ver en su momento. Me describió uno en particular que cargaba a la espalda una mesa con todo el juego de sillas. Me relató además, que mientras esperaban en una estación de tren durante una tarde de lluvia persistente, fueron testigos como a un grupo de indios no les permitieron estar al resguardo del techo del andén. Francisco preguntó el motivo que impedía que se refugiasen, más aun estando con niños pequeños. “los indios no pueden estar aquí con las personas” le respondieron. Corría el año 1971 y estaba Velazco Alvarado… Gilda todavía agregó un detalle singular, tal vez una premonición de aquel tiempo. No dejaba de tararear el tango “Olga” de Agustín Magaldi, cuyas estrofas iniciales comienzan diciendo: “No cantes, hermano, no cantes, / que Moscú está cubierto de nieve / y los lobos aúllan de hambre”.
Bajan a Bolivia donde Francisco toma clases de quichua y francés, más tarde él viaja al Chile de Salvador Allende mientras ella regresa a Santiago donde tiempo después ambos se reencuentran. Tras la caída de Campora todo se complica. En forma clandestina el Negro se instala en Tucumán donde lo había enviado Robi para que realice notas para el periódico. Tomando las precauciones del caso, Gilda viajaba a verlo o se comunicaba con él. El último contacto fue a comienzos de abril de 1975 y luego el silencio. Un silencio como el aullido de los lobos del tango de Magaldi que hacía presentir lo peor. Desolada viajó a Tucumán. Nadie sabía nada, ninguna pista, ningún dato. El silencio dio paso al vacío. Cuando secuestran a su marido, ella estaba embarazada de un niño que no conoció físicamente a su padre. La fecha de la desaparición no puede ser determinada con precisión, ocurrió entre mediados de abril y mayo. En ese entonces, el general Acdel Vilas, primer comandante del Operativo Independencia era amo y señor de la región. Vilas tuvo infinidad de causas por violación de DDHH y fue amnistiado por la Obediencia debida de Alfonsín y luego indultado por Menem. En 2003 el Congreso Nacional declaro esas leyes insanablemente nulas. En su desesperación Gilda resolvió contactarse con Oscar Asdrubal Santucho al que le decían Chicho, que se encontraba en la Compañía de Monte. El encuentro fue en un restorant en la esperanza de que pudiera aportar algún indicio sobre Francisco. Aunque no sabía del paradero de su hermano, el combatiente le trasmitió esperanzas: el Negro podría aparecer, había que hacer la denuncia en medios internacionales. También se mostró confiado en la lucha. Le aseguró que la gente los apoyaba, los cubría aun a expensas de correr graves peligros. Poco después de aquel encuentro, Chico cayó abatido en el monte. Con posterioridad, ningún ex detenido logró aportar datos de haber visto a Francisco en algún centro clandestino.
De pronto alguna persona entraba a Dimensión en busca de algún texto y nos interrumpía, ella se levantaba a atender y a mí me daba tiempo de sopesar lo que estaba escuchando. Conversamos hasta la hora del cierre, la temperatura del mediodía santiagueño comenzaba a hacerse notar. Casi al final me dice que antes de marcharme a Buenos Aires deseaba mostrarme algo. La vi salir por un pasillo que daba al fondo del local. Me quede hojeando Datos sobre la propiedad colonial y El indio en la provincia de Santiago del Estero textos escritos por el Negroque obsequio y que evidencian a un autor de análisis profundo y riguroso que actualmente se encuentran compilados en sus Obras Completas y que utilizo como bibliografía en mi catedra. Gilda regresó con la bandera que ilustra esta nota. Las letras MTR sobre un fondo celeste y blanco, en los extremos inferiores, las fotos de los hermanos Robi y el Negro. Cuando me la entregó quede inmóvil. El vidrio en la que está enmarcada reflejaba mi asombro. Mi imaginación volátil supuso que había permanecido oculta desde la década del ´70. Gilda sonrió benévola. Me explico que Dimensión había sufrido múltiples requisas y varios allanamientos también en su domicilio. Hubiera sido imposible mantenerla en aquel tiempo de lobos. La bandera era un obsequio de una militante porteña que se la había llevado hace años. Tomé algunas fotos, luego Gilda volvió al pasillo y la regresó a su lugar. Más allá que todo el mundo en Santiago conoce la historia de los Santucho y su librería, la mantiene fuera de la vista del público por una cuestión de intimidad. La última vez que nos encontramos, comenté sobre hacer esta nota y les pareció bien, tanto a ella como a su hijo a quien escuché hablar sobre la producción intelectual de Francisco llamándolo “mi Papi”. Un Papi con el que no tuvo un contacto físico pero que siempre estuvo y sigue acompañando a su hijo.
En junio de 2018 la crisis económica sumado a los años y a la salud de Gilda llevó al cierre de Dimensión, dos meses después el 9 de agosto ella falleció cerrando una época que continúa grabada en la memoria no solo de la provincia sino también de tantos que durante décadas consideraron a Dimensión como un faro y a Gilda como su férrea custodia. Su hijo aseguró “mi mamá siempre sostuvo que la librería no era un comercio, sino un servicio para la gente”. Es lento, pero viene…
Una curiosidad. Quien sería el máximo líder del ERP, fue el séptimo hijo varón de su padre por lo tanto, fue apadrinado por el presidente Justo de aquel entonces. Se trata de una antigua tradición originada en la Rusia Zarista que mediante tal padrinazgo, antes proveniente de la realeza y ahora presidencial, brinda una protección mágica para evitar que el séptimo varón se convierta en lobizón. El exorcismo de Justo no impidió otra clase de metamorfosis. La construcción que Mario Roberto Santucho le imprimió a su vida e insufló a sus hermanos, lo transformó en algo muy diferente… El notable músico Peteco Carabajal compuso el tema “Guerrillero santiagueño” como homenaje a su comprovinciano. Creo oportuno cerrar la nota con algunas estrofas de ese tema: “Amor revolucionario / Pasión que no se detiene / La mística, la bandera / y la lucha regresan siempre”. Es lento, pero viene…
*Marcelo Valko: es un escritor, psicólogo, docente, periodista y militante social, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente
Tomado de: Resumen Latinoamericano
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