México: Edgard Sánchez (PRT)*- A propósito de la ruptura de Marcelo Ebrard con Morena

9 Septiembre, 2023

A PROPÓSITO DE LA RUPTURA DE MARCELO EBRARD.  

Edgard Sánchez*
 La previsible postulación de Claudia Scheinbaum por Morena y sus aliados, ha pasado a segundo lugar en estas horas ante la práctica ruptura de Marcelo Ebrard con Morena .
En el panorama político (especialmente en el terreno de los partidos institucionales) y las campañas electorales hacia el 2024 se  agregan nuevos elementos. De por sí se anunciaba un hecho inédito con la confrontación electoral entre dos bloques pero ambos representados por mujeres. La primera mujer en la historia de México postulada como candidata presidencial fue Rosario Ibarra por el PRT. Pero ahora, por primera vez, esta elección incluye la posibilidad real de que una mujer sea Presidenta de la República. Aunque este hecho se mantenga, la ruptura de Marcelo Ebrard de Morena puede modificar el realineamiento de fuerzas y sobre todo romper la polarización entre esos dos polos.
El proceso para la postulación de Xóchitl Gálvez por la coalición PAN, PRI, PRD había salido desprestigiado por las maniobras internas para imponerla, como fueron denunciando varios de los precandidatos y el escándalo de que el PRI, por voz de su presidente, haya bajado de la contienda a su precandidata, otra mujer pero con mayores cualidades y experiencia política que Xóchitl Gálvez, como era Beatriz Paredes.
Con la ruptura de Ebrard y sus denuncias contra el proceso de postulación de Scheinbaum, ambos procesos aparecen manchados y emparejados en ese terreno. Pero la ruptura de Ebrard puede tener mayores consecuencias. Aunque Morena haya decidido por Claudia, Ebrard ha declarado que su nombre, de todos modos, aparecerá en la boleta electoral del 2024.La postulación de Ebrard por parte de Movimiento Ciudadano, el partido de Dante Delgado, es lo que puede mover el tablero de los partidos políticos institucionales, de los partidos del sistema.  La candidatura de Marcelo Ebrard puede recoger el voto de sectores desilusionados con  Morena después de la experiencia de gobierno inaugurada con el 2018 como ya se vio parcialmente en las elecciones intermedias del 2021 y que en los últimos meses se ha expresado también por ciertos movimientos y conflictos (y las “marchas blancas” que ha querido capitalizar el PAN). Sería parte del voto de Morena, que normalmente no votaría por el PRIAN(1) (el propio Ebrard ya ha dicho que de ningún modo iría con el PRIAN), que ahora podría ser una especie de voto crítico de Morena. Sectores que antes votaron por Morena y especialmente por AMLO en 2018, que ahora desilusionados podrían votar por Ebrard, como parte de la familia, aunque fuera hijo descarriado.
Pero políticamente el voto por Ebrard sería un voto de derecha por lo que el propio Ebrard representaba en el conglomerado de intereses burgueses que AMLO aglutinó en Morena y su gobierno. En su discurso del 18 de marzo pasado, AMLO recordó la sucesión presidencial de 1940 cuando Cárdenas apoyó a Ávila Camacho en vez del General Múgica. El giro a la derecha de 1940 no tenía que ser a través del PAN (que recién se había fundado) como tampoco tendría que ser en el 2024. Es decir como la derecha también existe y se expresa dentro del partido del gobierno (cada vez más un partido de Estado como lo fue el PRI en su tiempo) la opción conservadora y de derecha también podría expresarse desde Morena, como la habría representado Ebrard, una especie de Ávila Camacho del 2024. Pero el propio AMLO ese 18 de marzo anunció que no tenía por qué repetirse la experiencia de 1940 pues todas las “corcholatas“(2) eran leales a su proyecto, lo que él llama la 4T.
Pero además, no hay que olvidar que si bien la mayoría de dirigentes de Morena y del gobierno vienen del PRI, en el caso de Ebrard no es de cualquier fracción prísta. Ebrard viene de Salinas y Camacho Solís, es decir del salinismo, la mayor expresión neoliberal. En la convergencia de intereses de clase diversos en Morena, lo que en 2018 Hernández Navarro llamó “el arca de Noé“, eso es lo que Ebrard representaba desde dentro. Pero no como un “infiltrado” sino como parte activa del proyecto de López Obrador. No hay que olvidar que Ebrard fue instrumento fundamental de AMLO para la renegociación del TLC salinista, ahora convertido en TMEC. Este instrumento central del neoliberalismo que continuó el gobierno de López Obrador fue operado por Marcelo Ebrard que se convirtió en interlocutor central, adicionalmente como Canciller, con el gobierno de EU, fuera Trump o Biden. Así como el TMEC, el acuerdo migratorio también. Por eso es que si Ebrard se presenta como candidato presidencial de MC como alternativo y crítico de Morena, representará otra opción de derecha. Eso sin entrar en detalles sobre la caracterización del MC de Dante Delgado.
Algunos que tienen su origen en la izquierda pensaban que había que estar cerca de Morena previendo una ruptura en el 2024, pero al final de cuentas la ruptura de Ebrard no es por la izquierda. Los sectores con ilusiones sobre los nacionalistas, verán con la candidatura de Claudia una justificación mayor para permanecer en el ámbito de Morena en vez de avanzar al fortalecimiento de una opción de izquierda y revolucionaria. Incluso los del PT que con la candidatura de Fernández Noroña se beneficiaron de un discurso izquierdoso y que tuvo así un sorprendente tercer lugar en las encuestas de Morena, se mantendrán por supuesto por conveniencia electoral en el marco de esa alianza.
El lunes 11 Marcelo Ebrard se reúne con su equipo para tomar su decisión final y anunciarla. Al confirmarse la ruptura habrá que evaluar el hecho de que en un primer sexenio en ejercicio de gobierno, Morena se rompió. No es que con la ruptura de Ebrard y eventualmente su candidatura presidencial por medio de MC, el triunfo de Morena y Claudia Scheinbaum en 2024 estén en riesgo. Obviamente los 30 millones de AMLO en 2018 no se repetirán en 2024 (o lo que representen proporcionalmente si tomamos en cuenta el crecimiento de la población) pero de todos modos el triunfo electoral de Claudia es seguro y adicionalmente con las denuncias de Ebrard se confirma que Claudia es la preferida de AMLO y su continuidad. Y con todo y los problemas, la ruptura, los sectores desilusionados, es cierto que el nivel de aprobación y apoyo para AMLO (que no necesariamente para Morena) sigue siendo muy alto. Por tanto aparecer como la “preferida” de AMLO le beneficia electoralmente.
En estas horas, tanto Claudia como el resto de “corcholatas” y Morena misma insisten a Ebrard en mantener la unidad. No tanto porque quieran realmente que regrese, sino para tener justificación para un ataque por la traición de Ebrard  argumentando que ellos le ofrecieron la mano y que él la rechazó.
De todos modos la eventual candidatura de Ebrard por MC afectará electoralmente no tanto a Morena como al Frente Amplio por México (el PRIAN). El desprestigio de esos partidos tradicionales de la derecha es tanto que la candidatura de Ebrard puede ser quien mejor capte el descontento y desilusión con Morena. La candidatura de Xóchitl Gálvez permanentemente enganchada en la pelea casi personal con López Obrador y su supuesto origen de izquierda y humilde pretendía darle una imagen más progresista y valiente por atreverse a enfrentar al presidente, aunque eso implicara votar por el PRIAN. Pero la “tercera opción” que tanto anhelaba Dante Delgado representar tiene la posibilidad de aparecer con la candidatura de Ebrard. Por eso el propio AMLO en sus primeras declaraciones casi invita a Ebrard a jugarla para dejar a Xóchitl “en tercer o cuarto lugar“. La candidatura de Ebrard por MC golpea al Frente por México y en esa tesitura le conviene a Morena pues divide el voto de la oposición institucional.
Para el MC la apuesta nunca ha sido la de ganar la presidencia en 2024. Con la candidatura de Ebrard en cambio lograría convertir al MC en el “partido bisagra”, el que tendría un peso decisivo para negociar con Morena, sobre todo, como puede ser, si Morena no alcanza la mayoría calificada en el Congreso. La disyuntiva para Ebrard es someterse al acuerdo de “El Mayor”(el restaurante donde pactaron las “corcholatas”)y conformarse con volver a ser Canciller o Secretario de Gobernación bajo las órdenes de Claudia Scheinbaum o convertirse con el MC en esa bisagra necesaria para negociar acuerdos en el marco del sistema.
Como sea, la ruptura de Morena con Ebrard ahora  trae a colación nuevamente la necesidad del partido. Con Morena se repite la historia del PRD de subordinación y dilución de la antigua izquierda socialista ante los sectores del priísmo provenientes de su ala “nacionalista revolucionaria” pero ya con la experiencia de gobierno en lo que hemos llamado un “progresismo tardío“. Si la degeneración acelerada del PRD demostró la inutilidad de aquellos que quisieron reformarlo y terminaron absorbidos, intentarlo ahora con Morena corre el riesgo de repetir la inutilidad de ese propósito. Si la candidatura presidencial ya resultó en esta ruptura mayor de Morena, podemos esperar  lo que sucederá en la disputa por las otras candidaturas (gubernaturas, senadurías y diputaciones). La disputa será mayor ahora que se trata de un partido en el gobierno y las aspiraciones carreristas son mayores. Pero ésa es la otra diferencia entre el 2018 y el 2024. En 2018 López Obrador logró aglutinar en torno suyo a una serie de fuerzas y corrientes disímbolas de todo el espectro de las clases dominantes, prófugos de los viejos partidos del sistema o directamente de los sectores empresariales. Eso permitió el éxito contundente en 2018. En 2024, AMLO no es el candidato y nadie ni Morena como institución (debilitada por el caudillismo que se mantuvo y desarrolló durante el sexenio) puede jugar el papel aglutinador del 2018. Las rupturas y “chapulines” brincando pueden ser mayores incluso ahora con el polo del MC y Ebrard. Es cierto que se trata del mayor proceso electoral habido. Se trata de 20 mil 317 cargos a elección. Las ansias de carrerismo político pueden alcanzar hasta el modesto cargo de síndico o regidor si no es que de ayudante del diputado. Pero esta dinámica nuevamente profundiza en un tipo de partido electoralista y de gobierno totalmente alejado de la necesidad de las clases trabajadoras y el pueblo de su propio partido de lucha. La educación deformada sobre lo que es un partido (y por tanto su desprestigio) se profundizará. En el escenario político institucional no hay representación político partidaria de las clases trabajadoras. En estas elecciones no se pueden expresar como clase. Tienen que hacerlo como individuos, como “ciudadanos“, escogiendo o votando por partidos del sistema.
En la coyuntura abierta con la designación de Claudia Scheinbaum hay otra vertiente que complica la dinámica político partidaria. La noche del jueves, AMLO entregó a Claudia el “bastón de mando” en el restaurante “El Mayor“. El discurso de Claudia en la ocasión nuevamente fue de elogios y vivas a López Obrador y el compromiso de continuar su ejemplo. Claudia necesitará seguir contando con el apoyo de AMLO para mantener la unidad de Morena y aliados en torno suyo. La simbólica entrega del “bastón de mando” también robado a tradiciones de pueblos indígenas, puede ser la entrega del bastón, pero no necesariamente el mando.
Ya dijimos que no se repitió el caso de 1940 y Ävila Camacho. Pero la referencia histórica puede parecerse más al “maximato” de Plutarco Elías Calles. Fundó el partido (que terminaría llamándose PRI) unificando a todos los caudillos y partidos locales para asegurar un cambio sexenal y ya no golpes militares y lo cumplió con los siguientes presidente títeres, mientras que Calles siguió siendo el poder tras el trono, el “Jefe Máximo de la Revolución“. El proyecto llamado 4T obviamente está representado centralmente por AMLO como referencia, “el mejor presidente de México” ha repetido Claudia. Finalmente es quien juzgará quién se aparta de su camino o no. Desde su rancho en Palenque puede seguir siendo el jefe máximo, sobre todo ahora que con la ruptura de Ebrard hay un debilitamiento de la autoridad y fuerza de Claudia.
8 de septiembre de 2023.
NOTAS:
(1) PRIAN, se refiere al bloque de los partidos de derecha tradicionales en México representados por el PRI y el PAN. En realidad, la coalición de estos partidos oficialmente se llama Frente Amplio por México y lo integran el PRI, el PAN y el PRD. Su candidata presidencial para el 2024 será Xóchitl Gálvez, actualmente Senadora por el PAN.
(2) “corcholatas” es el término utilizado por el presidente AMLO (Andrés Manuel López Obrador) para referirse a las precandidaturas presidenciales de Morena de donde resultó ganadora por medio de encuestas Claudia Scheinbaum, ex Jefa de Gobierno de la CDMX. Las otras “corcholatas” era Marcelo Ebrard, ex Canciller del gobierno de AMLO, Adán López Hernández ex Secretario de Gobernación de AMLO y ex gobernador de Tabasco, Gerardo Fernández Noroña diputado del PT (partido aliado de Morena), Ricardo Monreal, senador por Morena y Manuel Velasco, senador del Partido Verde (el otro partido aliado de Morena)
*Edgar Sánchez:  Miembro del Comité Político del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) de México.
Imagen destacada: Foto: Marco Peláez (Tomada de La Jornada MAYA)

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