Desde Brasil- Valerio Arcary*: Ortega enterró la revolución sandinista

Somos de los que no dudarían ni un minuto en defender a Nicaragua ante un ataque del imperialismo yanqui. Pero para los socialistas no es aceptable ignorar que Nicaragua es un país capitalista con un régimen político dictatorial responsable de asesinatos en masa.

César Pérez/Presidencia de Nicaragua

*Valerio Arcary:

Profesor Titular Retirado de la IFSP. Doctorado en Historia por la USP. Militante trotskista desde la Revolución de los Claveles. Autor de varios libros, entre ellos Nadie dijo que sería fácil (2022), publicado por Boitempo.
1 Mónica Baltodano, 68 años, veterana de la revolución sandinista, una de las tres mujeres comandantes de la guerrilla que derrocó la dictadura de Anastácio Somoza en 1979, ha sido ministra y diputada, primero por el Frente Sandinista de Liberación Nacional y después por el Movimiento por la Recuperación del Sandinismo este en Brasil. Mónica Baltodano, quien ahora vive en Costa Rica, merece ser escuchada.2 El giro dictatorial del régimen Ortega/Murilo aumentó en intensidad. Revocó la ciudadanía a cientos de opositores que sólo expresaban pacíficamente sus ideas. También fueron expulsados ​​del país sin documentos y sin acceso a recursos económicos, porque perdieron sus casas, ahorros y empleos. La propia Mónica, cuando fue detenida durante la dictadura somozista, tenía el elemental derecho a ver a sus hijos, derecho que ahora niega el gobierno de Ortega a los actuales presos políticos.

3 Tierra de lagos y volcanes, y el país más grande de América Central, que se extiende desde el Pacífico hasta el Mar Caribe, la historia de Nicaragua ha sido una saga dramática de conquista y exploración desde la época colonial. El país es el segundo más pobre de América Latina, después de Haití: su PIB se estima en US$ 14 mil millones y el ingreso per cápita en US$ 2.000,00 por año, es decir, cinco veces menos que el de Brasil. La balanza de pagos del país depende del envío de remesas de los emigrantes, lo que corresponde al 15% del PIB. El centro de su economía sigue siendo el cultivo de algodón, café, caña de azúcar y frutas, la minería de oro, plata y cobre, además de la expansión de un sector de servicios embrionario. La gran mayoría de su población de casi 7 millones es todavía de origen campesino y tiene poca educación.

4 Augusto César Sandino mantuvo, entre 1926 y 1933, una resistencia armada contra las tropas estadounidenses que ocupaban Nicaragua desde 1912. La ocupación obedecía a los intereses en la exportación de recursos por parte de empresas estadounidenses. En 1934, Somoza, apoyado por la Guardia Nacional, mató a Sandino. Entre 1936 y 1978, durante más de cuarenta años, Nicaragua vivió bajo una dictadura militar encabezada por Somoza apoyada por la Guardia Nacional, un ejército pretoriano que aseguraba la preservación de un poder dinástico-familiar en el poder. A principios de la década de 1960, las luchas de liberación nacional iban en aumento. En 1959 entraron en La Habana las fuerzas revolucionarias que habían derrotado la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. En Argelia se formó el Frente de Liberación Nacional para luchar por la independencia del país, colonia francesa.

5 En 1979, luego de años de guerra de guerrillas, estalló un proceso revolucionario que sacó a las calles a grandes multitudes, y el FSLN abrió el camino para derrotar a la Guardia Nacional y tomar el poder. Al asumir el control político del país, los sandinistas tuvieron que superar una profunda crisis social. Nacionalizando una parte del sector industrial y posibilitando la reforma agraria, el gobierno sandinista, frente que unía a católicos progresistas, nacionalistas radicales y corrientes de inspiración socialista, inició una transformación social, pero retrocedió ante el desafío de que Nicaragua fuera una nueva Cuba. Aún así, EE. UU. siguió fomentando un levantamiento contrarrevolucionario mercenario conocido como “Los Contras”. El país tuvo que enfrentarse a una guerra civil financiada por Washington durante años.

6 El principal proyecto del gobierno de Ortega es la construcción de un canal que competirá directamente con el Canal de Panamá, controlado por EE.UU. Tres veces más grande, cruzando el lago de Nicaragua, principal fuente de agua potable del país, lo construye el consorcio Hong Kong Nicaragua Canal Development Group, liderado por el empresario chino Wang Jin, que tendría la concesión por 50 años, renovada por otro más. 50, garantizando una tarifa de US$10 millones por año. Es uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos del siglo XXI: además del canal, dos puertos de aguas profundas, un oleoducto y dos aeropuertos.

7 No parece haber dudas sobre la relación discreta pero cercana de Wan Jing con el gobierno de Beijing. Este proyecto está en la raíz de las tensiones entre el gobierno de Ortega/Murilo, su esposa y EE.UU. Las relaciones del régimen con el imperialismo estadounidense fueron buenas durante muchos años, siendo el país incluso parte del CAFTA (Tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos). Pero todo cambió con el proyecto del canal.

8 El canal tendría 273 kilómetros de largo y partiría el país por la mitad, con un costo estimado de entre 40 y 50 mil millones de dólares, cerca de cinco veces el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua. Desplazaría a decenas de miles de nicaragüenses, requeriría una operación de dragado en el lago de Nicaragua y entregaría cientos de kilómetros cuadrados de tierra a la Corporación de Desarrollo de Hong Kong Nicaragua (HKND), una empresa encabezada por Wang, como parte del acuerdo de concesión. A pesar de reconocer los impactos ecológicos potencialmente desastrosos del proyecto, el gobierno de Nicaragua otorgó a HKND un permiso ambiental para comenzar la construcción del canal. Pero los problemas persisten. Wang Jin, que entró en la lista de Forbes de los 400 multimillonarios chinos más ricos en el puesto 94 en 2013, se ha disparado hasta el puesto 12.

9 ¿Qué está pasando en Nicaragua? El Gobierno de Nicaragua reprimió con una violencia sin precedentes, más de 300 muertos, protestas pacíficas de estudiantes, gente popular y hasta jubilados de la tercera edad contra el aumento del 5% en las cotizaciones que determina la reforma previsional impuesta en 2018, una lucha legítima. Ortega siguió las recomendaciones del FMI, pero se vio obligado a rendirse ante la conmoción nacional e internacional. Muchas personas fueron detenidas sin órdenes judiciales. Hay una censura oficial implacable, que llega incluso a la Iglesia católica. Ante esta tragedia espantosa, el silencio es complicidad. ¿Alguien que denuncie los crímenes de Ortega, hasta que se demuestre lo contrario, es un “agente de la CIA”? Nos remontamos a los trágicos años treinta del siglo pasado, ¿Cuándo un alineamiento acrítico con el gobierno de Stalin llevó a la mayoría de la izquierda mundial a hacer la vista gorda ante los crímenes de los juicios de Moscú? ¿Cuál debe ser el lugar de la izquierda brasileña?

10 Los campos de izquierda consideraban, en el siglo pasado, que el destino de la causa socialista estaba indisolublemente asociado al futuro del gobierno de la URSS y sus aliados. Lo que se interpretó como “bueno” para los intereses de la URSS fue justo. El justo defensismo de los logros de la Revolución de Octubre sirvió para justificarlo todo. Este “nacionalismo de la URSS” no merece ser confundido con el internacionalismo marxista. Ya era una nostalgia equivocada, antes del final de la URSS, por los que se decían socialistas. Pero es mucho más grave ahora, en su versión “china”, cuando la restauración capitalista ya se completó hace tres décadas, porque anula la lucha de clases como principal brújula de los socialistas. El peligro de la miopía camper amenaza una percepción digna, respuesta digna y completa a los desafíos planteados por la decadencia del régimen dictatorial de Ortega/Murilo. Nicaragua tiene todo el derecho de seguir un camino de desarrollo independiente. Parece evidente que las tensiones con Washington se explican por el interés estratégico de China en construir un canal que pueda abaratar el movimiento de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico, y aumentar la competitividad de sus exportaciones, acabando con el monopolio del Canal de Panamá. Somos de los que no dudarían ni un minuto en defender a Nicaragua, un pequeño país periférico, ante un ataque del imperialismo norteamericano. Pero para los socialistas, no es aceptable ignorar que Nicaragua es un país capitalista con un régimen político dictatorial responsable de asesinatos en masa para preservar su control del poder. La solidaridad con los perseguidos es una cuestión de principio básico. Un canal no debería callar a nadie. Ortega enterró todas las esperanzas que despertó la revolución sandinista en 1979.

Publicado originalmente en el portal Foro: Ortega enterró la revolución sandinista

 

Tomado de. Esquerda Online

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