Un día en la vida

Por Raúl Jiménez Lescas

Preparan el asesinato de Emiliano Zapata: abril 9 de 1919

Imagen de portada

Zapata. Museo del Agrarismo Ex Hacienda de Chinameca. Secretaría de Cultura del Estado de Morelos. Lázaro Cárdenas s/n, Centro. CP 62723. Anenecuilco, Ayala, Morelos

 

San Juan Chinameca, Mor. Miércoles 9 de abril de 1919. Hoy, Jesús M. Guajardo y Pablo González, simulan combatir en Jonacatepec, Morelos, pero en realidad preparan el asesinato del jefe revolucionarios sureño, Emiliano Zapata, que con cariño sus seguidores le dicen Miliano. Jonacatepec, voz náhuatl que significa “en el cerro de las cebollas” son herederos de los tlahuicas y está cerca de Cuautla, donde el generalísimo Morelos hizo su hazaña del “Sitio de Cuautla”.

Miliano había estado muy activo en el fatídico 1919: redactó con sus colaboradores diversos manifiestos, circulares y decretos, por ejemplo: “El Manifiesto al pueblo y a los revolucionarios mexicanos, se propone que la jefatura suprema de la Revolución caiga en el Dr. Francisco Vázquez Gómez y se incluye el Programa de la Revolución Mexicana, firmado por Emiliano Zapata, 10 de febrero de 1919 (diez puntos).”

La vida e historia del tamaulipeco doctor Francisco Vázquez Gómez es interesante, pero es harina de otro costal. Sólo recordar, para contextualizar la propuesta zapatista, que fue partidario de Francisco I. Madero en 1910, cuando fue propuesto como candidato a la vicepresidencia de la República; ocupó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores e intervino en las negociaciones de paz con Estados Unidos en el gobierno maderista; durante el gobierno provisional de León de la Barra fue Ministro de Educación Pública. Estuvo exiliado durante la dictadura de Huerta.

El Dr. Vázquez Gómez, el 26 de marzo de 1912, publicó en la prensa de San Antonio, Texas, una carta de Emiliano Zapata, en el que éste lo declaraba Presidente: “Ya Ud. sabe que mis partidarios y yo, proclamamos a Ud. nuestro futuro ‘Presidente de México’, pues tenemos fe en Ud. como el hombre que sabrá cumplir el Plan de San Luis Potosí, reformado en Villa Ayala y en Tacubaya, que de esa manera se hará la felicidad del pueblo mexicano y será cimentada la positiva paz nacional”.

La amistad del doctor y el general estaba fuera de discusión, quizá por ello, Zapata lo proponía para asumir el Ejecutivo Federal.

Pero volvamos a Guajardo. Dice Doracila Carmona que el traidor era un “federal” y que fingió sublevarse contra el supremo gobierno, para emboscar a Miliano, quien le pide que ataque la plaza de Jonacatepec en poder de los federales al mando de Pablo González, fuerzas a las que pertenecía en realidad Guajardo. Pablo y el gober pechocho de Morelos son los autores intelectuales del asesinato del jefe revolucionario sureño y estaban a las órdenes del jefe constitucionalista, Venustiano Carranza o coludidos con él.

Antonio Ríos Zertuche que defendía la plaza de Jonacatepec, simuló un combate. Zapata, al creer en la fidelidad de Guajardo, deja el camino libre para que éste consumara su traición. Fue engañado, afirma Dorocila.

Pablo González, encargado de la campaña militar en el estado de Morelos ha fracasado en sus intentos de pacificar a Zapata. Por eso idea asesinarlo sirviéndose de Guajardo quien simula haberse distanciado de González, dicen los biógrafos de Miliano.

Según Doracila, la traición se fraguó por un incidente de copas de Guajardo. En marzo, a un mes de la traición, se dice que, en Cuautla, Guajardo había sido sorprendido ebrio y escandalizado por el gobernador José G. Aguilar y el general Pablo González o que había desobedecido la orden de atacar Huautla.

Se señala que Guajardo iba a ser castigado, pero “el gobernador recibió de manos de un fotógrafo espía una carta de Zapata a Guajardo, en la que con motivo de este incidente lo invita a unirse a su causa. Entonces urdieron la traición el propio gobernador, Guajardo y Pablo González: Guajardo intercambia cartas escritas por Aguilar, con Zapata y logra convencerlo de que se unirá a su causa mediante el fusilamiento de algunos exzapatistas que colaboraban con Guajardo y la simulación de un ataque a Jonacatepec con balas de salva. Asimismo, se compromete a entregarle una buena cantidad de municiones, por lo que Zapata acepta una reunión para recogerlas en Chinameca. A su llegada, se le informa que Guajardo lo invita a una comida en el interior de la hacienda.” La comida sería a las 2 de la tarde, como Dios manda.

Guajardo le dijo a Zapata que se pasaría a su bando sureño. Para demostrar confianza, entregó 50 soldados, con armas y municiones (al parecer 20 mil cartuchos). Desconfiado, Zapata le responde que antes, debe entregar a varias decenas de antiguos zapatistas que se habían rendido a Carranza; luego que le son entregados, le ordena que ataque la plaza de Jonacatepec, y es entonces cuando Guajardo, en connivencia con González, simulan el ataque.

Se dice que Pablo González está ya juntando, 24 horas de la emboscada 50 mil pesos para Guajardo, que nació en Candela, Coahuila el 29 de agosto de 1893. Fue hijo de Juan José Guajardo Tijerina y de María Martínez Barreda. Se cuenta en Coahuila que Guajardo emigró a Monterrey para continuar su preparación académica en el Colegio Civil, donde enfocó su futuro en la carrera militar que realizó durante la segunda década del siglo XX, que, por cierto, terminaría muy mal.

En Relatos e Historias de México señala que, en 1915, Guajardo, siguiendo las órdenes de González Garza, fusiló a 180 personas en la localidad de Tlaltizapán. Lo anterior por el delito de no haber saldado un impuesto y simpatizar con los zapatistas.

Como se recordará, el 18 de agosto de 1918, Pablo González emprendió, por órdenes de Venustiano Carranza, una nueva ofensiva contra los zapatistas que obliga a Zapata a trasladar su cuartel general de vuelta a Tochimilco, Morelos, en el occidente del estado de Puebla con límites con los estados de Morelos y México.

Zapata y sus fuerzas ya actúan como grupos guerrilleros; la alianza con las organizaciones obreras de la ciudad, no fructificó; Pancho Villa ha sido derrotado en Celaya por las fuerzas de Álvaro Obregón. Los pueblos que apoyan a Zapata son arrasados y víctimas del pillaje militar de Pablo González, de cuyos sistemáticos latrocinios surgió el verbo “carrancear”.

En octubre de 1918, recuerda Doracila, que Zapata acepta aliarse al obregonismo en su lucha por la presidencia de la República, si reconoce el Plan de Ayala. Al año siguiente Zapata publica un manifiesto acusando de todos los males que padece el país al jefe constitucionalista Venustiano Carranza, quien se ocupa de la sucesión presidencial. Zapata espera los resultados de la contienda.

Por su parte, el intelectual del zapatismo, Antonio Díaz Soto y Gama, contó las cosas de la siguiente forma:

“Para dar a conocer la tragedia de Chinameca y los hechos que inmediatamente la precedieron, me apoyaré en el parte oficial rendido al general Magaña por el mayor Salvador Reyes Avilés, secretario particular que fuera del general Zapata.

Explica dicho parte que este último, al ver que Guajardo tomaba Jonacatepec, aparentemente a sangre y fuego, y que cumplía la promesa de entregarle para su castigo a los subordinados del traidor Victorino Bárcenas, cobró confianza e invitó a Guajardo a que tuvieran una primera entrevista, acompañado cada uno de una escolta de sólo 30 hombres. La entrevista se celebró en Tepalcingo, y allí acudieron ambos, sólo que Guajardo, en lugar de presentarse con sólo la escolta convenida, se hizo acompañar por 600 hombres de caballería y una ametralladora. Al ver Zapata a Guajardo, lo recibió cordialmente y lo felicitó por haberse adherido a la causa del sur.”.

A 24 horas de la emboscada preparada por Guajardo, la Hacienda de San Juan Chinameca luce en el camino de Ayala, Anenecuilco y Chinameca. En el año de 1700 era un rancho con trapiche, propiedad de Felipe Cayetano de Cárdenas. Después fue nombrado como Rancho Nuevo (municipio de Ayala, en el distrito de Morelos, hoy Cuautla).

En 1889 los terrenos de Chinameca fueron comprados por Vicente Alonso (zona de Zacapalco, El Limón, Santa Rita, Santa Cruz, La Mezquitera, La Era, Nexpa, Cuaxtitlan, Pala, Los Hornos, Chimalacan, Ajuchitán, Huautla, Rancho Viejo y San José de Vázquez). Los morelenses, con el apoyo de Porfirio Díaz se volvieron grandes terratenientes que combatieron el Plan de Ayala de los zapatistas. Al parecer, la Hacienda de Chinameca llegó a contar con 35 mil hectáreas de tierras quebradas, cerros y barrancas, parte del río Cuautla, los llanos de Chinameca, Amatepec y Hornos. Después alcanzó las 64,486 hectáreas de extensión, sin duda, de las más grandes y poderosas del estado de Morelos.

Se cuenta que dicha hacienda tuvo maquinaria de punta para la época y logró producir miel y azúcar en su ingenio azucarero. También pasaba por ahí el ferrocarril.

Contó Gildardo Magaña, sucesor de Miliano y luego gobernador de Michoacán, que Zapata logró salir ileso de una emboscada en la Hacienda de Chinameca cuando comía con el hacendado, que ya estaba en contubernio con el usurpador Victoriano Huerta. La narración dice: “… y ambos estaban sentados a la mesa cuando el guerrillero recibió el aviso de que una considerable fuerza de caballería rodeaba la finca. Al mismo tiempo se oyó un nutrido tiroteo sostenido entre quienes pugnaban por apoderarse de la casa y las fuerzas del general Zapata que trataban de impedirlo. El general escapó a pie, entre los cañaverales y pudo salvarse gracias a su conocimiento del terreno.”. Años después no sería la misma “suerte”.

¿Quieres ir al Museo de Chinameca? Llega a Cuernavaca toma la autopista número 138 con rumbo a Yautepec, luego la carretera estatal número 2, antes de llegar a Tlaltizapán, toma la carretera estatal número 9, y en el km 20 mirarás la ex Hacienda de Chinameca, donde podrás leer la inscripción “Tierra y Libertad”.

El sol muere en los montes sureños y Miliano prepara su cabalgata a Chinameca. Guajardo le regaló un caballo llamado el “As de Oros” y lo citó en la Hacienda de San Juan Chinameca. La suerte había sido arrojada al destino. El “destino” puso hora y lugar: 2 de la tarde en punto en Chinameca para comer tortillas del comal.

Parafraseando a John Womack Jr., Zapata fue un campesino que no quería cambiar ni mudarse de pueblo, por esas mismas razones, encabezó una gran revolución agraria y popular.

Fuentes:

Ávila Espinosa Felipe Arturo. ¿Por qué fue asesinado Emiliano Zapata? A cien años de aquel abril de 1919. Relatos e Historias en México, Núm. 128, abril de 2019.

Doralicia Carmona. Memoria Política de México. Ed. Digital.

La historia de Jesús María Guajardo, el hombre que asesinó a Emiliano Zapata. Vanguardia de Saltillo, recuperado el 9-04-2023 en: https://www.sinembargo.mx/20-11-2021/4065839

INEHRM (2019). Zapatismo. Origen e Historia. México. INEHRM. Ed. Digital.

_, Zapata Vive en Tí. México. INEHRM. Ed. Digital.

_, Antología. INEHRM. Ed. Digital.

_, Antonio Díaz Soto y Gama. La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata. INEHRM. Ed. Digital.

_, Dos visiones del zapatismo. INEHRM. Ed. Digital.

_, Emiliano Zapata y el Agrarismo. INEHRM. Ed. Digital. tomo I y II.

México Desconocido. Hacienda de Chinameca: la hacienda donde cayó Emiliano Zapata. Recuperado el 9-04-2023 en: https://www.mexicodesconocido.com.mx/la-hacienda-de-chinameca-morelos.html

Francisco Vázquez Gómez. EcuRed. Cuba. Recuperado el 9-04-2023 en: https://www.ecured.cu/Francisco_V%C3%A1zquez_G%C3%B3mez

Womack Jr. J. Zapata y la Revolución Mexicana. México. siglo XXI.

Virgilio Rafael Gonzalez Guajardo. Candela “Promesa cumplida que resiste al tiempo”.

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