Evolución de las empresas militares privadas: desde la guerra de Angola hasta el Grupo Wagner

¿Cómo y cuándo aparecieron las empresas militares privadas (EMP)? ¿Qué han estado haciendo y dónde han actuado? ¿Qué tienen en común las EMP y el Grupo Wagner? Periodistas del proyecto “Barmaleys/Partisans” indagan en la historia de estos grupos mercenarios.

Los primeros pasos

La primera empresa militar privada del mundo, WatchGuard International, la fundó un oficial escocés del ejército británico, el coronel David Stirling, el mismo que durante la segunda guerra mundial creó la unidad de comandos que se hizo famosa con la sigla SAS (Special Air Service). En la década de 1960, Stirling tuvo la idea de crear una organización de estos soldados de fortuna, registrada oficialmente y controlada por el Estado.

En 1965, Stirling registró WatchGuard International Ltd junto con otro veterano del SAS, John Woodhouse. WatchGuard estableció su cuartel general en Londres y se registró legalmente como empresa extraterritorial con sede en la isla de Jersey. WatchGuard llevó a cabo sus primeros encargos en la península arábiga, concretamente en Yemen, Arabia Saudí y Omán. Especialistas del antiguo SAS asesoraron a los gobiernos de estos países en materia de instrucción militar y la supresión de movimientos insurgentes; también les ayudaron a combatirlos.

Merece la pena señalar que en 1970-1971, WatchGuard planeó una operación encaminada a derrocar al coronel Muamar el Gadafi y restaurar el poder legítimo del rey Idris en Libia. Esto podría haber sido un guion de intriga para una película de espías, pero los planes de aquellos soldados de fortuna acabarían en un cajón: el gobierno exigió que WatchGuard suspendiera la operación porque la implicación de sujetos británicos en semejante aventura habría perjudicado las relaciones del Reino Unido con los países árabes.

En 1972, Stirling dejó de desempeñar una función activa en WatchGuard International. Durante la segunda mitad de la década se dedicó a crear una organización clandestina concebida para socavar el movimiento sindical.

Una extensión internacional

Mientras tanto fueron apareciendo cada vez más nuevas EMP por todo el mundo. En 1974, el gobierno de EE UU firmó un contrato con Vinnell Corporation cuyo importe superó los 500 millones de dólares. El personal de esta EMP debía implicarse en la instrucción de la Guardia Nacional de Arabia Saudí y en la protección de sus yacimientos petroleros.

No solo Stirling, sino también otros excombatientes del SAS se dedicaron a fundar EMP, que facilitaban guardaespaldas, sicarios e instructores en cualquier lugar del mundo. Algunas de estas organizaciones ofrecieron públicamente sus servicios, mientras que otras prefirieron registrarse como consultoras o aseguradoras. Así, por ejemplo, se fundó Control Risks Group en 1975. Originalmente estuvo formado por tan solo tres oficiales del SAS y fue contratado para la búsqueda de individuos secuestrados. Con el tiempo, esta EMP se convirtió en una empresa internacional de consultoría militar.

Los British Security Advisory Services y sus intervenciones en la guerra civil de Angola

Un episodio notable de la historia de las EMP tiene que ver con las actividades de los British Security Advisory Services (Servicios de Consultoría de Seguridad Británicos). Esta empresa, fundada por el traficante de armas Leslie Aspin, el exparacaidista Frank Perrin y el marine retirado  John Banks, reclutó masivamente mercenarios para participar en la guerra civil de Angola.

En noviembre de 1975, después de que Angola se independizara de Portugal, tuvo lugar un episodio significativo de la guerra fría: un conflicto armado entre el prosoviético MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola), un partido de izquierda que tomó el poder en el país desafiando los acuerdos de gobierno de coalición; el proamericano FNLA (Frente Nacional de Liberación de Angola) y UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola).

Norman Hall, asesor de Holden Roberto, el líder del FNLA, vino al Reino Unido y transfirió 25.000 dólares al SAS para que le ayudara a reclutar mercenarios. Más tarde, otro de los asesores de Roberto, Terence Haig, transfirió otros 85.000 dólares al SAS.

Banks reclutó soldados para el frente en bares londinenses, como si estuvieran todavía en el siglo XVIII. Los mercenarios se reunirían en el pub Dirty Dick’s y, después de pasar la noche en la iglesia de St. George-in-the-East, volarían con escalas a Zaire, que linda con Angola. El SAS firmó un contrato de seis meses con los mercenarios y pagó sus gastos de viaje. De acuerdo con Banks, a los hombres se les ofreció una paga de 300 dólares semanales y una gratificación de 10.000 dólares por cada ruso que apresaran. Un total de 90 a 200 soldados, según diversas estimaciones, viajaron a Angola. Algunos de ellos tenían tan solo 17 años de edad y carecían de experiencia militar y de la munición adecuada. Ben Hills, reportero del periódico australiano The Age, calcula que en Angola murieron 59 mercenarios del SAS.

En junio de 1976 tuvo lugar en Luanda, la capital de Angola, un juicio contra trece mercenarios que habían luchado contra el MPLA. Cuatro de ellos (tres ciudadanos británicos y un estadounidense) fueron condenados a muerte y los otros nueve a penas de cárcel de 16 a 30 años (EE UU consiguió intercambiar a sus nacionales en 1982, mientras que el ministerio de Asuntos Exteriores británico lo hizo con los suyos en 1984). A la vista del juicio celebrado en Luanda, el parlamento británico declaró que las actividades del SAS violaban la ley de 1870 que prohíbe el reclutamiento de mercenarios para la guerra. No obstante, no se aplicaron sanciones a las personas implicadas.

El auge de las EMP con el final de la guerra fría

En 1981, con el apoyo financiero de la banca británica, se fundó la empresa Defense Systems Limited. Amparada en sendos contratos con el Banco Mundial, Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales, esta empresa se dedicó en África a proteger infraestructuras petroleras y energéticas y a la formación de personal. Otra EMP, el Golan Group, apareció en Israel a comienzos de la década de 1980. Fue creada por oficiales retirados de las fuerzas especiales israelíes y envió instructores militares a algunos países latinoamericanos. Otra compañía, Beni Tal, llevó a cabo operaciones contra la Organización por la Liberación de Palestina (OLP).

El auge de las EMP vino con el final de la guerra fría. Su base de reclutamiento pasó a situarse entre los millones de expertos militares que se quedaron sin trabajo a raíz de la reducción de efectivos de los ejércitos de los países de la OTAN y del Pacto de Varsovia. Enormes cantidades de armas baratas, sobre todo de fabricación soviética, entraron en el mercado. Tampoco hubo escasez de clientes, pues ni EE UU ni los Estados que emergieron del colapso de la Unión Soviética tenían entonces muchos motivos para intervenir en las disputas interminables en el continente africano. Debido a ello, los gobernantes africanos tenían que buscar apoyos militares en otros ámbitos.

Nuevos escenarios de intervención: guerra del Golfo, guerra civil de Angola, Sierra Leona

En la guerra del Golfo de 1990-1991, los contratistas civiles ya representaban el 2 % del contingente militar estadounidense, aunque la mayoría de ellos no trabajaban para EMP, sino para empresas privadas convencionales. Como escriben Iván Konoválov y Oleg Valetsky (quien también trabajó para EMP) en su libro, The Evolution of Private Military Companies, “la totalidad del apoyo logístico del ejército saudí corrió a cargo de contratistas privados de EE UU. En el frente, instructores de la empresa militar privada Vinnell acompañaban a las unidades de la Guardia Nacional saudí en el combate contra las tropas iraquíes cerca de Ra’s al-Hafji. Especialistas de DynCorp se encargaban del mantenimiento de las unidades de helicópteros en el frente.”

En 1989, Eeben Barlow y Michael Mullen, exdirectivos de la rama europea occidental de la Civil Cooperation Bureau (CCB), una agencia de inteligencia sudafricana implicada en operaciones secretas y asesinatos de oponentes políticos, fundaron otra EMP, Executive Outcomes (EO). Cuando se inició el colapso del sistema de apartheid a comienzos de la década de 1990 y el líder de la resistencia, Nelson Mandela, exigió que el presidente sudafricano Frederik Willem de Klerk desmantelara las fuerzas especiales implicadas en asesinatos políticos, muchos exmiembros de estas fuerzas especiales perdieron el empleo y pasaron a cubrir muchas vacantes en esta nueva EMP.

El gobierno de Angola, donde estalló la guerra civil en el otoño de 1992, después de que la UNITA se negara a reconocer los resultados de las elecciones, firmó dos contratos con EO por importe de 40 millones de dólares cada uno. A raíz de una serie de operaciones llevadas a cabo por EO, la UNITA sufrió importantes reveses y se vio forzada a negociar. En noviembre de 1994 se firmó un tratado de paz entre UNITA y el gobierno angoleño, que puso fin temporalmente al baño de sangre (aunque pocos años después se reanudó con fuerza).

En enero de 1995, EO fue contratada por el gobierno de Sierra Leona a fin de combatir a los rebeldes del Frente Unido Revolucionario, famoso por utilizar a más de 10.000 niños soldado, en su mayoría en edades comprendidas entre 7 y 12 años. En aquel momento, los rebeldes ya habían penetrado en la capital, Freetown, y habían tomado el control de importantes depósitos de titanio y bauxita. Según el contrato, el gobierno de Sierra Leona se comprometía a pagar a EO 1,8 millones de dólares al mes (aportado en su mayor parte por el Fondo Monetario Internacional). Las fuerzas armadas de EO consistían en 500 asesores militares y 3.000 soldados instruidos y bien equipados, apoyados por helicópteros y vehículos blindados adquiridos por la EMP en África y Europa Oriental.

La unidad, formada por exmiembros del odioso 32º Batallón del ejército sudafricano, que había sido disuelto anteriormente por exigencia del Congreso Nacional Africano en vísperas de las elecciones  parlamentarias, era, según Harper’s Magazine.una banda de espías y asesinos que habían combatido la insurgencia en su país durante 15 a 20 años. Esta EMP fue sumamente eficaz en el campo de batalla, ya que en diez días de combates logró hacer retroceder al Frente Unido Revolucionario sesenta millas tierra adentro. Siete meses después, con el apoyo del ejército sierraleonés, EO expulsó a los rebeldes de la zona de minas de diamantes y después, durante la segunda ofensiva, destruyó su base principal, forzándoles a firmar el acuerdo de paz de Abiyán el 30 de noviembre de 1996.

Blackwater, la EMP protagonista en la guerra de Irak

Tras la invasión de Afganistán en 2001, el gobierno de EE UU contrató los servicios de varias EMP para que entrenaran a las fuerzas policiales y militares locales y controlaran el movimiento de bienes y las actividades de inteligencia. Guardias de seguridad privados se encargaron de la seguridad de posibles objetivos extranjeros, cuyo personal no se fiaba de la policía local. Esto generó un profundo resentimiento entre las autoridades locales, que acusaron a las EMP de comportamientos criminales.

Antes de que el mundo tuviera noticias del grupo Wagner, Blackwater era la EMP más conocida. En septiembre de 2005, el gobierno estadounidense acudió a Blackwater para que le ayudara a eliminar los efectos del huracán Katrina. Alrededor de 200 empleados de esta empresa acudieron a la zona catastrófica en una operación que costó a EE UU 240.000 dólares al día.

Sin embargo, el momento estelar de esta EMP llegó con la guerra de Irak. En diciembre de 2006, el ministerio de Defensa de EE UU empleó por lo menos a 100.000 trabajadores contratados, diez veces más que el número de civiles reclutados durante la guerra del Golfo. Las actividades llevadas a cabo por empresas privadas iban desde servicios de catering hasta la defensa armada de bases militares estadounidenses, el desminado de campos y la destrucción de munición no detonada. Blackwater obtuvo la autorización para trasladar a 1.020 empleados a Irak. Entre otras responsabilidades, asumió la misión de proteger la embajada estadounidense en Bagdad.

Según Andy Bearpark, director general de la Asociación Británica de Empresas de Seguridad Privadas (BAPSC), “en 2003 y 2004, el dinero en Irak no costaba prácticamente nada. Esto significa que se concedían contratos [de seguridad privada] por cantidades increíbles de dinero: millones y millones de dólares entraron en las arcas de las empresas del sector”. Otras empresas británicas, Aegis Defense Services y ArmorGroup entre ellas, se embolsaron cientos de millones de libras tan solo por estar presentes con sus combatientes en Irak. Estas empresas subcontrataron posteriormente las tareas de seguridad que hasta entonces habían corrido a cargo de militares regulares estadounidenses.

Conviene destacar que las EMP en Irak no estaban sujetas al Código Uniforme de Justicia Militar. Antes de abandonar el país, Lewis Paul Bremer III, jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición en Irak entre 2003 y 2004, firmó una orden que garantizaba la inmunidad de todos los ciudadanos estadounidenses que trabajaron para el gobierno de ocupación frente a la legalidad iraquí.

Como era de esperar, la labor de las EMP no careció de excesos sangrientos. Así, el 31 de marzo de 2004, combatientes iraquíes en Faluya, Irak, tendieron una emboscada a un convoy de vehículos de Blackwater que escoltaban un transporte de provisiones. Uno de los vehículos chocó contra un edificio y los demás pasaron de largo sin detenerse, como estipulaban las cláusulas del contrato. Los iraquíes sacaron los cuerpos de los mercenarios de Blackwater del vehículo, los rociaron con gasolina y los quemaron. Acto seguido arrastraron los cadáveres quemados por las calles y los colgaron del puente sobre el Éufrates. Todo esto quedó registrado en un vídeo y las imágenes televisadas soliviantaron la público estadounidense, tras lo cual el ejército lanzó una operación de limpieza en Faluya.

En septiembre de 2007, empleados de Blackwater abrieron fuego indiscriminadamente en la plaza Nisur de Bagdad, matando a 17 civiles iraquíes e hiriendo a otros 20. Los mercenarios de Blackwater vieron un coche sospechoso que circulaba por el lado indebido de la calzada y que no se detuvo tras los disparos de advertencia. Los hombres de Blackwater abrieron fuego, creyendo que se trataba de una emboscada. Cuando la policía iraquí respondió disparando contra el convoy de Blackwater, los mercenarios pensaron que los agentes colaboraban con los insurgentes. Uno de los mercenarios siguió disparando incluso después de que dieran la orden de alto el fuego, bajando el arma tan solo después de que un colega suyo le apuntara con la pistola.

Una investigación reveló que los mercenarios mataron a 17 iraquíes, 14 de ellos sin motivo aparente. El día después del tiroteo se revocó la licencia de Blackwater para operar en Irak. En diciembrede 2008, empleados de la empresa fueron acusados de asesinato, homicidio e incumplimiento de las normas de legítima defensa. Un año después se archivó el caso debido a vicios de procedimiento, aunque volvió a abrirse en 2011. Finalmente, uno de los participantes en el incidente, Nicholas Slatten, fue declarado culpable de asesinato premeditado y condenado a cadena perpetua en abril de 2015. Otros tres mercenarios fueron sentenciados a 30 años de prisión.

El Grupo Wagner y su actividad en África

En la última década, las EMP se han empleado con creciente profusión en África. Por ejemplo, el mando central de EE UU para África (USAFRICOM) cuenta con los servicios de 21 EMP estadounidenses tan solo en África del Norte y el Sáhara. Estas empresas pueden llevar a cabo misiones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas, la instrucción de combatientes locales, tareas logísticas y de desminado de terrenos, entre otras tareas importantes. China tampoco se queda atrás y utiliza mercenarios, por ejemplo, en los campos petroleros de Sudán que son propiedad de empresas chinas.

En África se muestra particularmente activo el famoso Grupo Wagner. En 2021, el gobierno de Malí se puso en contacto con esta empresa de mercenarios o le ofreció, de acuerdo con algunos informes de prensa, unos 11 millones de dólares al mes para la protección de oficiales locales y la instrucción del ejército maliense. Según el proyecto All Eyes on Wagner, los mercenarios de esta empresa destacados en Malí han participado en toda clase de atrocidades, inclusive el atraco y asesinato de civiles. Así, en septiembre de 2022, el grupo estuvo implicado en un golpe militar en Burkina Faso, que llevó al poder a Ibrahim Traoré.

Una investigación emprendida por los periodistas rusos Orkhan Jemal, Kirill Radchenko y Alexander Rastorguev sobre las actividades de Wagner en la República Centroafricana acabó con el asesinato de los tres, un caso que todavía no se ha resuelto. En mayo de 2022, Human Rights Watch acusó al Grupo Wagner de asesinar y torturar a civiles en este país.

Conviene señalar que de acuerdo con una investigación periodística de The Bell, la idea de crear el Grupo Wagner fue de unos oficiales de alto rango del ministerio de Defensa ruso en 2010, tras una presentación por parte de Eeben Barlow, elfundador de Executive Outcomes.

El ejemplo del grupo Wagner demuestra cómo los gobiernos pueden utilizar las EMP para aplicar políticas sin tener que recurrir al ejército regular y sin temor a mancharse las manos de sangre. A menudo, las EMP son más profesionales y están mejor instruidas que las fuerzas armadas convencionales, además de ser mucho más móviles. Pueden emplearse para las operaciones más sucias sin tener en cuenta la opinión pública, por ejemplo para organizar una revuelta en un país o, a la inversa, para suprimir violentamente una insurrección. Las bajas en las filas de las EMP no provocan tanto la indignación del público como la muerte de soldados del ejército regular.

Las EMP están interesadas en mantener vivas las guerras que hay por el mundo, pues esos conflictos les proporcionan continuos ingresos. Según el periodista Yuri Veselov, “puesto que uno de los principales objetivos de las guerras consiste en capturar recursos naturales, las empresas militares privadas tienen interés se ponerse a las órdenes de compañías multinacionales de los países ricos que aspiran a acceder a dichos recursos. El ingreso anual de algunas EMP es similar al de ciertos países en desarrollo.” No cabe duda de que las EMP seguirán actuando mientras existan las guerras… y el capitalismo.

Tomado de vientosur.info

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