Venezuela una recuento de no olvidar- 23 DE ENERO DE 1958: EL PUEBLO DERRIBA LA DICTADURA PETROLERA

 

Por Argimiro Osorio*

 

Quien se arrodilla ante el hecho consumado es incapaz de enfrentar el porvenir“. León Trotsky

 

Durante la dictadura se consolida económica y políticamente la burguesía y la clase media dependiente de la renta petrolera, modelo que se mantuvo durante el resto del siglo, sin importar el paso de la dictadura a la democracia representativa, y que entraría en declive a partir de 1983 después del boom petrolero.

En el esplendor del rentismo petrolero, en los años cincuenta, Caracas deslumbra como ciudad cosmopolita, centro de glamour y vida nocturna que competía con La Habana de Batista. Era centro obligado de convenciones internacionales. En 1954 se realizó la XX Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobiernos, la mayoría militares, que se conoció como la internacional de las espadas, donde Allan Dulles, director de la CIA, fue actor principal obteniendo luz verde para la conspiración para derribar el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala. También sería sede de la Conferencia Americana de la OIT en 1956, pero se suspendió cuando expulsaron del país a un delegado laboral que en el acto de apertura cuestionó que la reunión se hiciera en un país donde estaba prohibida la actividad sindical.

La represión de la dictadura no estaba limitada a la actividad política, era profundamente social. Un fuerte aparato policial confinaba a los pobres a sus barrios impidiendo que afearan la ciudad. Las redadas casi diarias en los barrios detenían a cientos de personas al amparo de una fascista Ley de vagos y maleantes. La pobreza en los barrios era grosera en relación a la opulencia de la ciudad cosmopolita. La apariencia y la propaganda de modernidad y progreso desplegada sobre una clase media consumidora y fatua, llenó de confianza política a la dictadura. En 1957, terminaba el “mandato” de Pérez Jiménez como presidente y se esperaban elecciones controladas y fraudulentas como las de 1952, pero el gobierno prefirió convocar un plebiscito “para prorrogar el mandato por cinco años”.

Previamente los dirigentes de los partidos en clandestinidad, (AD, PCV y URD) que tenían los principales cuadros de dirección en el exilio, conforman un frente con COPEI, único partido legal aparte de la UMP de la dictadura, conformando la Junta Patriótica, un frente único partidista para abordar una política electoral conjunta, que seguramente sería la de respaldar los candidatos de COPEI y mantener una línea de denuncia contra el fraude. Para mediados de 1957, a seis meses de las elecciones, era lo más previsible, todos los sondeos mediáticos, dentro y fuera del país, coincidían en la fortaleza política y económica del gobierno de Pérez Jiménez, a pesar de tener un déficit que lo había llevado a suspender pagos con el sector construcción, eje motor de la economía.

La convocatoria a plebiscito modificó la estrategia electoral y se pasó a una campaña de denuncia con actos públicos relámpagos en barrios y centro de estudios que burlaban la represión de la dictadura. COPEI debió pasar a la clandestinidad y la Junta Patriótica se replicó en barrios, fábricas, entre los estudiantes y gremios profesionales. La juventud obrera y estudiantil es la base de la movilización, pero en cuestión de meses la percepción de solidez de la dictadura cambió. El 21 de noviembre, a tres semanas del plebiscito, la junta patriótica universitaria convoca a una huelga estudiantil contra la dictadura que es duramente reprimida, cientos de estudiantes son detenidos pero los enfrentamientos con la policía se extienden a los barrios. Fue sólo un día, pero fue un aviso.[1]

Las petroleras, a través de fundaciones deportivas y culturales en barrios tenía un sismógrafo social que le permitió advertir el movimiento telúrico que se venía por debajo. Antes del plebiscito ya sabía que el gobierno de Pérez Jiménez hacía aguas. Ya había alarma por el incumplimiento de pagos con los empresarios del concreto armado indicando problemas de caja chica. Una semana antes del plebiscito Nelson Rockefeller[2]auspició en New York una reunión entre los tres líderes de los partidos de oposición, todos en el exilio: Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (COPEI) y Jóvito Villalba (URD). El PCV no fue convocado. La dictadura ya no era conveniente y debía buscarse una salida honrosa al gobierno de Pérez Jiménez para convocar en un plazo corto a elecciones directas. Tan importante como la salida de la dictadura era garantizar la posterior gobernabilidad del país cuya conflictividad política no había permitido un régimen democrático estable en toda su historia. Una fórmula de “gobierno compartido” a imagen del bipartidismo estadounidense, era ideal, pero requería de un pacto de los partidos políticos. La idea fue compartida por los presentes, con la diferencia que planteó Betancourt de separar a los militares del ejercicio político. Debía ser la primera de varias conversaciones, sólo que a la dictadura no le quedaban meses sino días.

58 años después de la caída de Pérez Jiménez, el 23 de enero quedó para la historia - Efecto Cocuyo

No había una relación efectiva y directa entre los cuadros de dirección partidaria en el exilio y los que estaban dentro del país en la actividad clandestina, principalmente la juventud, sobre todo a partir de la dinámica insurreccional adquirida por la Junta Patriótica. No hubo tiempo para imponer una línea en base a lo conversado en New York que significaba detener lo avanzado y romper la Junta Patriótica para separar al partido comunista, un actor principal. Pero también hubiese sido imposible. La Junta Patriótica paso de ser un frente de partidos a una dirección unitaria de la movilización creciendo en influencia más allá de los límites de la actividad clandestinas de los partidos y para el momento que se hacía la reunión en New York, ya había penetrado cuadros profesionales de las fuerzas armadas, sometidos por la logia militar de la UMP a control y persecución policial.

El plebiscito se hizo el 15 de diciembre y la dictadura anunció su triunfo uniéndola con las festividades a la navidad, pero el 1ro de enero un alzamiento de la aviación y unidades blindadas de Caracas, inauguran un nuevo año de luchas sociales. El alzamiento es sofocado rápidamente, pero empuja la rebelión al hacer evidente la fractura en las Fuerzas Armadas, el sostén principal de la dictadura. Las manifestaciones en los barrios aumentaron, así como los pronunciamientos de organizaciones sociales y gremios. La represión policial llenaba las cárceles, pero no detenía la protesta y el desmoronamiento social de la dictadura. El gobierno intenta remozar la imagen retirando los personajes más odiados vinculados a la seguridad nacional, aparato represivo del régimen dictatorial, pero no logra detener la espiral de movilización.

 

FOTOS | 23 de Enero de 1958, el día que Venezuela recobró su libertad - 800Noticias

La detención de periodistas y dueños de medios por violar la censura que prohibía informar sobre la conflictividad social lleva a la convocatoria de la huelga de prensa por la Junta Patriótica para el 20 de enero. La efectiva respuesta a la convocatoria lleva a convertirla en huelga general a partir del día 21 desencadenando la ofensiva general contra la dictadura. Tras dos días de choques en los barrios de Caracas y las ciudades del interior del país, en la noche del 22 de enero, el Comando General de la Marina se pronuncia contra la dictadura, seguido por varias unidades militares. En la madrugada del 23 de enero, el dictador Pérez Jiménez huye a República Dominicana.

El alto mando militar asumió el control y llamó a la gente a mantenerse en sus casas, pero manifestaciones de los barrios tomaron la ciudad mezclándose con las tropas en la calle. Los últimos focos de resistencia de la dictadura fueron reducidos por la población. La sede de la Seguridad Nacional, fue saqueada, quemada y varios de sus miembros linchados. Altos funcionarios de la dictadura huyeron del país, sus casas saqueadas se usarían luego como sedes de sindicatos y gremios. Las sedes de emisoras de radio y periódicos de la dictadura fueron destruidas por la gente. Las oficinas y letreros de las petroleras, así como comercios con letreros en inglés fueron apedreados y algunos saqueados. Los urbanismos recién terminados fueron invadidos por gente de los barrios. El más grande y famoso, orgullo de la dictadura, el 2 de diciembre, fecha de designación de Pérez Jiménez como presidente, ubicado frente a Miraflores, sede de gobierno, con más de sesenta edificios tenía un letrero de más de treinta metros de ancho en el techo de uno de ellos que decía Nuevo Ideal Nacional, lema de la dictadura, fue invadido por miles de familias la misma noche de la caída de la dictadura derribando el enorme letrero. La urbanización pasó a llamarse 23 de enero siendo la más popular parroquia de Caracas.

Fue una rebelión popular, una revolución, pero su dirección, la Junta Patriótica, no se planteó asumir el gobierno como lo exigía la gente. A pesar de las diferencias entre la dirección partidaria en el país con la del exilio, hubo disciplina para aceptar la junta de gobierno provisional. Incluso de parte del PCV.

 

23 de enero de 1958: Claro ejemplo del triunfo de una sociedad civil organizada

No es que la Junta Patriótica fuese socialista, su gobierno hubiera sido frente populista, con partidos de derecha e izquierda, donde hubiese estado COPEI que apoyó la dictadura y meses antes era un partido legal, pero la Junta Patriótica era la dirección de la rebelión popular que había derribado la dictadura petrolera, no fueron los partidos ni los militares que entraron a último momento. La revolución era democrática, exigía libertades y desconfiaba de los militares, pero sobre todo era antimperialista porque identificaba a EEUU y las petroleras como el punto de apoyo de la dictadura. Un gobierno de los miembros de la Junta Patriótica hubiese marcado un rumbo distinto a la revolución de enero del 58. El mismo 23 de enero, la gente reclamó que en la junta no hubiese civiles cuestionando la presencia de militares reconocidos como figuras de la dictadura. Dos de los cinco militares salieron del gobierno, pero en su lugar no entraron representantes de la Junta Patriótica sino dos empresarios, Mendoza y Lamberti, que eran parte del negocio del concreto armado de la dictadura. Hubo descontento, pero la Junta Patriótica impuso erróneamente la aceptación de la junta.

La Junta de Gobierno Provisional cumplió con algunas exigencias de la revolución. Los dirigentes del exilio regresaron, partidos y sindicatos fueron legalizados y se convocó a elecciones ese mismo año en diciembre. Las direcciones sindicales de los partidos conformaron una dirección sindical unitaria para la refundación de la CTV y firmaron un acuerdo de “Concordia Nacional” con el gobierno y los empresarios congelando las exigencias laborales hasta la elección de un nuevo gobierno, postergando las luchas obreras contra los empresarios que sostuvieron la dictadura en aras de la paz laboral para una junta donde no estaban los trabajadores. Un préstamo urgente llegó para cancelar las deudas de la dictadura con la burguesía constructora y financiar un “plan de emergencia” para colocar aceras, escaleras, alumbrado público y tomas de agua en los barrios caraqueños. Resolvió un problema de empleo rápido y las condiciones de marginalidad de los barrios de la capital, crecidos sin control en los últimos años. Se aprobó la autonomía a las universidades que entre otras cosas prohibía la “actividad de la fuerza pública en los recintos universitarios”, petición fundamental de las movilizaciones estudiantiles. Las juventudes estudiantiles y obreras fueron la vanguardia en la lucha contra la dictadura.

Para ayudar a caracterizar la situación abierta por la caída de la dictadura basta comparar las visitas del vicepresidente de EEUU, Richard Nixon y luego de Fidel Castro. La primera ocurrió en mayo, cinco meses después de caer la dictadura. El anuncio de la llegada de Nixon movilizó la gente al aeropuerto, las barreras de seguridad no impidieron la lluvia de salivazos que la multitud arrojó a los visitantes en la pista que requirió que los cubrieran con paraguas en pleno verano. Al entrar a Caracas, estaban obligados a pasar frente a la recién invadida urbanización 23 de enero, símbolo de la lucha contra la dictadura. La gente bajó a la avenida e interrumpió la caravana, rompió los vidrios del carro e intentaron voltearlo con Nixon adentro. El auto logró huir hacia la embajada de EEUU suspendiendo los actos previstos. Las manifestaciones en las calles pedían la salida de Nixon del país. Dos mil marines en un portaviones y ocho destructores salieron hacia Venezuela por si era necesario el rescate del vicepresidente, pero eso hizo enardecer más la población. Al terminar el segundo día Nixon salió cortando una visita prevista para cinco días. Los empresarios de la junta de gobierno y el Ministro de Defensa renunciaron por los sucesos. Dos meses después el ministro renunciante estaría involucrado en un alzamiento militar derrotado por la movilización popular. Otro alzamiento, tres meses después, en pleno proceso electoral, también sería derrotado por la movilización.

La visita de Fidel Castro ocurrió después de las elecciones, al cumplirse un año del 23 de enero y sólo quince días después de haber entrado triunfante en La Habana. El año anterior, los trabajadores depositaron semanalmente de su salario un “bolívar para la sierra maestra” para apoyar la acción contra la dictadura de Batista. Lo promovían estudiantes de AD y URD, pero también comunistas, aunque el PCV no apoyaba al Movimiento 26 de Julio. Un sector del 23 de enero se bautizó como Sierra Maestra en honor a la guerrilla cubana. El triunfo de Fidel fue celebrado en las calles de Caracas como propio y la Federación de Estudiantes lo invitó al primer aniversario de la caída de la dictadura. Mucha gente lo recibió y acompañó desde el aeropuerto hasta un acto en el centro de Caracas en lo que sería por muchos años la mayor concentración política realizada en el país. Allí “agradeció a un pueblo al que no le han dado nada y del que solo han recibido apoyo, cariño y solidaridad”. Hablaría en la Universidad, en el Congreso recién electo y se reuniría dos horas con el presidente electo Rómulo Betancourt. La caída de la dictadura de Pérez Jiménez abriría una situación revolucionaria que se extendería por los siguientes tres años.

 

[1] El 21 de noviembre quedó establecido como día del estudiante en Venezuela.

[2] Nelson Rockefeller, heredero de la Standard Oil, fue director de la Creole en Venezuela durante varios años y trabó amistad con Rómulo Betancourt, líder de AD, desde cuando presidió la Junta de Gobierno después del golpe de 1945 que lo consideraba un empresario modelo y el mecenas de Latinoamérica en EEUU. Gustaba de pasar vacaciones con su familia en un hato en los llanos venezolanos propiedad de la Creole. A Nelson Rockefeller se atribuye el plan de desarrollo aplicado en Venezuela a partir de la creación de la CVF en 1947 y la Alianza para el Progreso, diseñada para contrarrestar la influencia de la revolución cubana en América Latina. Fue vicepresidente de Gerald Ford cuando le tocó sustituir en la presidencia de EEUU al destituido Richard Nixon.

 

*Argimiro Osorio: consecuente militante de la izquierda venezolana, simpatizante de LUCHAS

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